NATHAN Trinity, Trinity, Trinity… Estaba harto de que mi mente solo pensara en esa humana.Ambos somos adultos; yo le hablé con la verdad, le dije lo que deseaba de ella y simplemente ella me dio su respuesta, un NO rotundo.Por mucho que me disgustara, por muchas ganas que le tuviese, siempre he mantenido algo muy claro con mis amantes: cuando uno de los dos quiera terminar, es el fin.Ya bastantes payasadas hice el domingo, arruinándole la salida con ese idiota humano. De verdad debo dejar de acosarla, ni siquiera yo me reconozco. Toc, toc, toc. Toco la puerta del despacho de papá y escucho que me indica pasar. Me lo encuentro sentado detrás de su escritorio, a pesar de tener esa rara enfermedad del corazón que padecen algunos lobos, todavía le quedan fuerzas para estar controlándonos la vida a todos. —Alfa, me había llamado. —Sí, sí, Nathan, siéntate, necesito preguntarte algunas cosas —me indica y tomo asiento frente a él. Comenzamos a hablar de negocios, conexiones y a é
NATHAN—Pero bueno, que ya no se puede dar un paseo sin que nos estén controlando —July responde de manera teatral— Vamos de compras.Ni siquiera le digo nada, anda rara desde hace días, algo trama y tampoco sé cuál era el misterio de ir a Shelburne.Le seguí el rollo en la reunión porque me dijo: “Hazme ese favor, no te vas a arrepentir”Y a mí me daba lo mismo cualquier localización, de hecho tengo amigos en Shelburne y me gustaba más.—Luca espera —me agacho para abotonarle bien la camisa que se nota se lo ha hecho él mismo.—¿Por qué no le pides a la nana que lo haga por ti? —miro a sus ojos que tanto me recuerdan a su madre, creo por eso he sido tan injusto en ocasiones con mi propio cachorro.—Mam… la Srta. Miller me dijo que tenía que aprender solo a hacerme mis cosas, ya soy un niño grande y la herm… Scarlett hace muchas cosas solita —me dice como un hombrecito y mira de soslayo a mi hermana.Apuesto a que ella fue quien le dijo que no llamase “mamá” ni “hermana” en nuestra ma
TRINITY Aguzaba el oído y nada de los pasos de Nathan, me dio tiempo a sacar la copia como 100 veces. Un poco frustrada y admito que con algo de cabreo, salí con la hoja en la mano hacia su oficina. Las cortinas estaban echadas, toqué la puerta y nadie me mandó a pasar, lo volví a hacer hasta que abrí por mi cuenta. —Lo lamento, Sr. Langford, aquí está la co... — no había nadie en su oficina. Fui a la de mi jefa y tampoco, la mini cafetería y el baño, vacíos. Toda mi emoción y calentura enfriándose de golpe. —¿Qué pretendías, ilusa, que vendría a rogar a tus pies, que se muere por volverte a poseer? — de repente, algunas inseguridades me asaltaron. ¿Y si era pésima idea presentarme hoy en el sitio de encuentro para la reunión? ¿Y si a Nathan eso no le gustaba y me hacía la humillación del siglo? Tal vez me estoy creyendo demasiado importante. —No, no, nadie paga todo ese dineral por la hija de alguien que no le importe y July me dijo que le gustaba, lo sé, se excitó,
TRINITY —Bien, aquí estamos —Mónica apagó el motor del auto cerca de la compañía—. Tomaste esa tanga que ni se te ve entre las t***s de las nalgas. —Cuando te conocí, lucías tan seria, si hubiese sabido lo guarras que eres no sería tu amiga —puse los ojos en blanco mirando a su cara de disfrute. Parecía ella la que se pasaría el fin de semana follando como coneja. —Sé que me amas babe, no lo niegues y cuando uses esto con tu macho, me vas a amar más —se inclina y saca una bolsita negra de la guantera. La voy a abrir con curiosidad, pero me detiene. —No, lo miras luego, te va a encantar, pillina —me guiña un ojo. —Qué pervertida eres —pero me lo guardo en el bolso porque es obvio que Mónica ha tenido siempre más acción y experiencia que yo en cuanto a relaciones sexuales. Nos despedimos, y bajé mi pequeña maleta de cabina del maletero. Eran pocos días, tampoco llevaría un súper equipaje. Agité la mano despidiéndome de Mónica y caminé hacia la entrada de la empresa donde
TRINITY—¿Qué hace aquí, Srta. Miller? —me preguntó fríamente, parado a menos de un metro de mí. —Su secretaria me dijo que hubo un imprevisto y que necesitaba ayuda —respondí, sacando de mi bolso las carpetas.— Aquí tengo todo lo del proyecto de Atlantic Bites. Le enseñé las hojas intentando que no notase el temblor en mis dedos y mi voz contenida.—¿Hay algún problema con que esté aquí? —le pregunté cuando miró a los informes y luego levantó la vista y se me quedó viendo fijamente. No sé qué pasa por su cabeza, su ceño fruncido no me gusta. —Señor, si me permite entrometerme, sabe que soy muy competente, me sé de memoria el proyecto “Nieve” y en el camino puedo estudiarme este de Atlantic Bites, no es necesario dos secretarias. Esa mujer montada en esos zancos gigantes de zapatos se había acercado, haciéndose la más capaz, pero puedo ver sus intenciones de arpía. Yo también me puedo estudiar su maldito proyecto “Nieve”, aunque no tengo ni idea de qué se trata. Me tengo que m
TRINITYMaldit4 letra, realmente ahora mismo lo que necesitaba era una conga. Me quedé callada de repente y caí en cuenta de que seguro estaba torturando al pobre chofer con mis cantos de vaca loca. —Ay por Dios, perdóneme, me debió haber mandado a callar, es que soy como un loro recargable —me pongo la mano en la boca y lo miro. Él solo está sonriendo divertido. —La verdad es que estuve tentado a ponerme los tapones para los oídos que tengo en la guantera —responde y me mira por un segundo que nos detuvimos en el semáforo. Estoy más roja que un tomate, pero de repente comienza a reírse bajo, sé que me está tomando el pelo y yo también sonrío intentando salir de mi momento depre. —Mi hija dice que canto como una sirena, pero yo creo que es como una sirena de Cuba —agrego y nos echamos unas risas.El hombre me habla también de su hija, que para mi completa sorpresa estudia en “La Guardia”, una escuela de arte en New York. —¡En serio, yo estudié ahí cuando era más joven! —le digo
TRINITY La verdad es que Nathan le dio una mirada mortal. —James, creo que acabo de meterte en problemas, lo lamento —le susurro avergonzada mientras caminamos por las frías calles de Bridgewater. —Tranquila, el Sr. Langford tiene un temperamento difícil como todos los Alfas, pero en realidad no es mala persona —me dice alzando los hombros — Más bien, wow, nunca he visto a ninguna mujer plantarle cara así y menos una humana, las neoyorquinas son peligrosas. — Ni te lo imaginas - intento aligerar la atmósfera y sonreímos un poco. — ¿La Srta. Stone es una mujer loba, cierto? - no puedo evitar interrogarlo un poco. —Sí, es una Omega, ella era la secretaria del Alfa de la manada y ahora parece que trabajará para el Sr. Langford —me responde. —Ah, ok —le dije secamente. Recuerdo que Nathan se irá en algún momento, que solo está de paso en esta empresa. La Srta. Stone será la mujer que estará a su lado todos los días cuando Juliana se canse de jugar a ser la secretaria.
TRINITYMis dientes capturan su labio inferior y lo muerdo hasta probar el sabor a hierro de su poderosa sangre. Lo odio y lo deseo, tengo rabia, alcohol en sangre y fuego en la vagina. Mi mano se cuela dentro de su pantalón para sacar de su bóxer esa gruesa polla que comienzo a zarandear, a menear arriba y abajo.Su presemen se escurre entre mis dedos y me ayuda a masturbarlo con urgencia. Nathan resopla y gruñe ronco, agarra mi cabello por detrás de mi cabeza con furia y me obliga a aceptar sus besos enloquecidos, profundos, a punto de cortarme el aliento. No le importa que le destroce la boca, él se deja y más bien parece que mi rudeza le encanta.—Aaahh —gimo bajo cuando rasga sin miramientos mi panti y jala con brusquedad mi braguita sexy dejando mi sexo al descubierto.—Levanta las piernas abiertas y aguántate las rodillas —me ordena implacable, tomando mis piernas y abriéndome por completo.Las rodillas flexionadas, los tacones negros en el borde de la encimera de mármol.M