TRINITY La verdad es que Nathan le dio una mirada mortal. —James, creo que acabo de meterte en problemas, lo lamento —le susurro avergonzada mientras caminamos por las frías calles de Bridgewater. —Tranquila, el Sr. Langford tiene un temperamento difícil como todos los Alfas, pero en realidad no es mala persona —me dice alzando los hombros — Más bien, wow, nunca he visto a ninguna mujer plantarle cara así y menos una humana, las neoyorquinas son peligrosas. — Ni te lo imaginas - intento aligerar la atmósfera y sonreímos un poco. — ¿La Srta. Stone es una mujer loba, cierto? - no puedo evitar interrogarlo un poco. —Sí, es una Omega, ella era la secretaria del Alfa de la manada y ahora parece que trabajará para el Sr. Langford —me responde. —Ah, ok —le dije secamente. Recuerdo que Nathan se irá en algún momento, que solo está de paso en esta empresa. La Srta. Stone será la mujer que estará a su lado todos los días cuando Juliana se canse de jugar a ser la secretaria.
TRINITYMis dientes capturan su labio inferior y lo muerdo hasta probar el sabor a hierro de su poderosa sangre. Lo odio y lo deseo, tengo rabia, alcohol en sangre y fuego en la vagina. Mi mano se cuela dentro de su pantalón para sacar de su bóxer esa gruesa polla que comienzo a zarandear, a menear arriba y abajo.Su presemen se escurre entre mis dedos y me ayuda a masturbarlo con urgencia. Nathan resopla y gruñe ronco, agarra mi cabello por detrás de mi cabeza con furia y me obliga a aceptar sus besos enloquecidos, profundos, a punto de cortarme el aliento. No le importa que le destroce la boca, él se deja y más bien parece que mi rudeza le encanta.—Aaahh —gimo bajo cuando rasga sin miramientos mi panti y jala con brusquedad mi braguita sexy dejando mi sexo al descubierto.—Levanta las piernas abiertas y aguántate las rodillas —me ordena implacable, tomando mis piernas y abriéndome por completo.Las rodillas flexionadas, los tacones negros en el borde de la encimera de mármol.M
TRINITY—Mírame bebé, solo mírame, mmm joder… esos ojos esmeraldas me matan… Comenzó a penetrarme de nuevo sensual mientras calentaba mi oído, sus caderas ondeaban sexis, me tentaban en cada deliciosa penetración y me hechizaban a decir que sí.—Espera, cariño, mmm… quiero hacer algo por ti, sshhh… espera, Nathan… —me incliné hacia su oído, aguantando con todo los deseos crecientes de mi cuerpo.Resistiendo el palpitar de esa cosa jodiéndome bien rico.—Déjame montarte, mi Alfa, muero por ser yo quien te lleve a la cima esta vez.Lamí su oreja y chupé con fuerza su lóbulo, escuchándolo gruñir como un lobo en celo para al fin asentir.Bajé mi mano y tomé la base de su pene, lleno de restos viscosos y pecaminosos, para sacarlo de mi cachonda entrada.Ambos respiramos agitados sobre la boca del otro.Chupó mis labios y le toqueteé la polla, apretando el enrojecido capullo entre mis dedos, formando un círculo apretado para masturbarlo, mientras me ayudaba a bajar de la encimera, sin dej
TRINITYNo sé cómo resultaría esta locura, Nathan me iba a matar en cuanto lograra subirse los pantalones y caminar con la soberana erección que le dejé.Yo obtuve mi orgasmo y lo que le suceda a su polla tiesa, depende de cómo se comporte en el futuro.Si elige a la Srta. Tetona para bajarse la calentura, entonces, este fue mi premio de despedida y chao para siempre.Si se porta bien y a pesar del cabreo que debe tener, me escoge a mí, quizás y solo quizás, le dé su premio de consolación luego.En las cercanías del estacionamiento y entre las sombras de la esquina me limpié un poco las plantas de los pies que las tenía congeladas y me puse los zapatos de tacones.Me cerré mejor la camisa y la falda, el fresquito me entraba entre las piernas, ahora con un hueco en mis partes íntimas, pegajosas y llenas de sustancias.Ni una toallita húmeda me pude pasar y ahora no me atrevo a meterme en otro baño o capaz y Nathan me embosque de nuevo.Aspiré profundo, me ajusté con rapidez una coleta
TRINITY—¡Wow, qué hermoso! —no pude evitar exclamar cuando salí del auto y al fin estuvimos frente a lo que ellos llamaban “la cabaña”.Si esto era una cabaña, mi casa era una pocilga.Parecía la villa privada de un millonario, en la cima de una montaña nevada. Todo el interior del salón se podía observar desde afuera, a través de las paredes de cristal.En el segundo piso, balcones llenos de pequeñas luces colgantes, madera oscura y piedra, era un deleite para los ojos.El auto había subido a través de una carretera escarpada, después de pasar por un portón privado en la base de la montaña.Miraba con curiosidad el espeso bosque de pinos a cada lado, oscuro y exótico.Parecía que una nevada había caído hace poco, y las copas verdes se mecían cargadas de nieve.En cuanto James estacionó, me bajé para salir del ambiente asfixiante del coche.Apreté más el abrigo, porque el clima estaba congelado.Ni qué hablar de los muslos, cada vez que daba un paso, la brisa fría me erizaba hasta l
TRINITY—Mira zorra descarada…— Eso será tu madre, y como me sigas faltando al respeto, adiós a la Srta. Miller decente y me vas a conocer de verdad, desgraciada —estaba que me llevaba la pelona del insulto que estaba cogiendo.Vi crecer hasta sus uñas, a punto de atacarme, y yo miraba de soslayo la lámpara sobre la mesita, esperaba no tener que llegar a una agresión física.De un momento a otro cambió por completo su actitud, tomando un profundo respiro y sopesando sus acciones.Dio un paso atrás, y los labios fruncidos se convirtieron en una sonrisita irónica.Al parecer, determinó mostrarse más fría y elevada, menos arrabalera y visceral.—Eres igual que todas, crees que él te ama, te hace sentir especial, sueñas que puedes llegar a ser más que su amante. Nathan Langford no ama a nadie —de repente, en el fondo de sus ojos turbulentos, cruzó un atisbo de tristeza que ocultó al momento.—Habla por ti misma, no creas que sabes lo que hay entre nosotros, estás equivocada…—Oh, claro q
TRINITYSi me decía que no me metiera en su vida, que no era mi problema, que me estaba pasando, me sentiría muy mal.—¿Quién te dijo que te comparo con otra mujer?—Tu ex amante, me dijo que le hiciste teñirse el cabello y que la comparabas con otra mujer. ¿Por eso te atraje desde el primer momento? —me arriesgué a indagar con un nudo en la garganta.Él solo se quedó mirándome intensamente, podía ver la lucha en sus hermosos orbes. Dios, ya no quería escuchar la respuesta, porque si era afirmativa, sentía que me dolería demasiado.—Mejor olvídalo…—¿Por qué debería ser bueno contigo y aclararte las dudas cuando tú eres tan cruel conmigo?—¿Perdón? —de repente no entendí, pero igual estaba en modo irracional. — Bien, entonces no me aclare nada, Sr. Langford y lárguese también de mi cuarto — bufé con frustración queriendo rodearlo para alejarme, pero él no me dejó. — ¡Espera, qué haces, Alfa Salvaje! —me cargó con un saco de papas y me llevó hasta el sofá, donde se sentó conmigo en
TRINITY— Nathan, yo… sé cuán importante es para ti tu manada, ser Alfa, juntarte conmigo, no te va a hacer ningún bien. El día que ya no quieras seguir, dímelo claro, así como hoy me estás proponiendo esto, no engaños, ni mentiras, ya me hirieron una vez demasiado…—No lo haré nena, todo lo pondré siempre sobre la mesa —tomó mi mano y besó mis dedos.— Lo que sea que dure, eres mi mujer y yo respondo por ti y por tu cachorra. También, firmaremos un contrato.—¿Un contrato? —"¿cómo en las pelis?”—Sí, siempre firmo un contrato legal, espero que no te enojes, es para ambos tener todo claro —responde sin dar muchas explicaciones.Cada vez me voy metiendo más en la boca del lobo.—Bien, Nathan Langford, no sé si esta es la mayor locura de mi vida, pero… acepto —le dije aparentando la seguridad que en realidad no sentía, Mis manos sudadas y mi corazón palpitaba como un tambor en mi pecho.—No te vas a arrepentir, cariño, no te vas a arrepentir — se inclinó y lamió mi labio inferior, chup