TRINITYMi voz sonaba como si me hubiese tragado una patata de lo nerviosa que estaba, salía como un pitido ahogado. —Tienes las manos frías como una rana —July, reguindada a mi brazo, me susurraba, riéndose de mí.Le devolvía la risa nerviosa y el estómago retorcido de la ansiedad. Ella estaba acostumbrada a los lujos, pero yo no, y mi mirada vagaba por el alto techo lleno de pinturas clásicas, todo aquí gritaba familias de dinero, poder y gloria. A través del largo pasillo desolado, forrado en una alfombra azul prusia, lleno de repisas de trofeos y altas lámparas colgantes, llegamos hasta unas puertas dobles de madera. —Adelante —la Sra. las abrió y Juliana entró como perro por su casa. Se notaba la confianza por todos lados, yo entré medio cohibida, estirando mi chaqueta corta y tratando de dar una buena imagen. —¡Vero! —¿Ahora soy Vero, mocosa? ¿Desde hace cuánto no vas a mi manada a verme? —una mujer muy elegante de cabello rubio se levantó desde atrás del imponente escrit
LOGAN —Señor, el espía dijo que su hermano le pidió permiso a Haley para rebuscar en las tierras de su manada —Arthur, mi mano derecha, me contaba las novedades.—También uno de nuestros hombres de la naviera dijo que el Sr. Nathan selló el almacén donde está guardada la embarcación “Marie” y se pasó el día en la oficina de monitoreo. —Seguramente estaba buscando el recorrido de esa embarcación —pensé con miles de ideas en la cabeza. Estábamos en mi habitación, en la parte de la casa donde estaba mi alcoba. —Algo me dice que encontrará evidencias y va a sospechar que fui yo —fruncí el ceño lleno de cálculos en mi mente. —Necesito que el hombre que tenemos dentro de la manada de Haley alborote las cosas con el Alfa. El padre de Haley tiene muy malas pulgas, que le dé a entender que Nathan sospecha, de que fue su manada quien secuestró a Luca. —Entonces… —me miró, entendiendo bien mi plan. Era un hombre inteligente, a veces demasiado para mi gusto, pero por ahora me resultaba úti
TRINITY—Me caes muy bien, Trinity por eso te diré algo que te va a parecer raro, pero es la pura verdad. Si de verdad quieres a mi hermano, no va a ser fácil quedarte a su lado, no solo tendrás que pasar las barreras de su corazón, sino superar sus sueños y ambiciones. —No te aceptarán como Luna de nuestra manada. Nathan tendrá que escoger. —Solo es una relación física, nada tan serio como eso —le dije en voz baja, un nudo en mi pecho. Sus orbes se estrecharon escrutadores, no me creía ni media frase. —Claro, si tú lo dices, debe ser así, pero que conste que te lo advertí —suspiró soltándome. —Ahora, si quieres arreglar las cosas con Nathan tengo una solución, pero debes seguir mis arreglos. Le dije que sí, y tomé los riesgos que eso conllevaba. Podía haber dejado así el malentendido y alejarme de una vez de Nathan, pero no, fui como la burra al trigo a seguirme complicando la vida con ese sexy Alfa.***** Cuando esa noche le di la noticia a Mónica de la academia Crown Point,
NATHAN Trinity, Trinity, Trinity… Estaba harto de que mi mente solo pensara en esa humana.Ambos somos adultos; yo le hablé con la verdad, le dije lo que deseaba de ella y simplemente ella me dio su respuesta, un NO rotundo.Por mucho que me disgustara, por muchas ganas que le tuviese, siempre he mantenido algo muy claro con mis amantes: cuando uno de los dos quiera terminar, es el fin.Ya bastantes payasadas hice el domingo, arruinándole la salida con ese idiota humano. De verdad debo dejar de acosarla, ni siquiera yo me reconozco. Toc, toc, toc. Toco la puerta del despacho de papá y escucho que me indica pasar. Me lo encuentro sentado detrás de su escritorio, a pesar de tener esa rara enfermedad del corazón que padecen algunos lobos, todavía le quedan fuerzas para estar controlándonos la vida a todos. —Alfa, me había llamado. —Sí, sí, Nathan, siéntate, necesito preguntarte algunas cosas —me indica y tomo asiento frente a él. Comenzamos a hablar de negocios, conexiones y a é
NATHAN—Pero bueno, que ya no se puede dar un paseo sin que nos estén controlando —July responde de manera teatral— Vamos de compras.Ni siquiera le digo nada, anda rara desde hace días, algo trama y tampoco sé cuál era el misterio de ir a Shelburne.Le seguí el rollo en la reunión porque me dijo: “Hazme ese favor, no te vas a arrepentir”Y a mí me daba lo mismo cualquier localización, de hecho tengo amigos en Shelburne y me gustaba más.—Luca espera —me agacho para abotonarle bien la camisa que se nota se lo ha hecho él mismo.—¿Por qué no le pides a la nana que lo haga por ti? —miro a sus ojos que tanto me recuerdan a su madre, creo por eso he sido tan injusto en ocasiones con mi propio cachorro.—Mam… la Srta. Miller me dijo que tenía que aprender solo a hacerme mis cosas, ya soy un niño grande y la herm… Scarlett hace muchas cosas solita —me dice como un hombrecito y mira de soslayo a mi hermana.Apuesto a que ella fue quien le dijo que no llamase “mamá” ni “hermana” en nuestra ma
TRINITY Aguzaba el oído y nada de los pasos de Nathan, me dio tiempo a sacar la copia como 100 veces. Un poco frustrada y admito que con algo de cabreo, salí con la hoja en la mano hacia su oficina. Las cortinas estaban echadas, toqué la puerta y nadie me mandó a pasar, lo volví a hacer hasta que abrí por mi cuenta. —Lo lamento, Sr. Langford, aquí está la co... — no había nadie en su oficina. Fui a la de mi jefa y tampoco, la mini cafetería y el baño, vacíos. Toda mi emoción y calentura enfriándose de golpe. —¿Qué pretendías, ilusa, que vendría a rogar a tus pies, que se muere por volverte a poseer? — de repente, algunas inseguridades me asaltaron. ¿Y si era pésima idea presentarme hoy en el sitio de encuentro para la reunión? ¿Y si a Nathan eso no le gustaba y me hacía la humillación del siglo? Tal vez me estoy creyendo demasiado importante. —No, no, nadie paga todo ese dineral por la hija de alguien que no le importe y July me dijo que le gustaba, lo sé, se excitó,
TRINITY —Bien, aquí estamos —Mónica apagó el motor del auto cerca de la compañía—. Tomaste esa tanga que ni se te ve entre las t***s de las nalgas. —Cuando te conocí, lucías tan seria, si hubiese sabido lo guarras que eres no sería tu amiga —puse los ojos en blanco mirando a su cara de disfrute. Parecía ella la que se pasaría el fin de semana follando como coneja. —Sé que me amas babe, no lo niegues y cuando uses esto con tu macho, me vas a amar más —se inclina y saca una bolsita negra de la guantera. La voy a abrir con curiosidad, pero me detiene. —No, lo miras luego, te va a encantar, pillina —me guiña un ojo. —Qué pervertida eres —pero me lo guardo en el bolso porque es obvio que Mónica ha tenido siempre más acción y experiencia que yo en cuanto a relaciones sexuales. Nos despedimos, y bajé mi pequeña maleta de cabina del maletero. Eran pocos días, tampoco llevaría un súper equipaje. Agité la mano despidiéndome de Mónica y caminé hacia la entrada de la empresa donde
TRINITY—¿Qué hace aquí, Srta. Miller? —me preguntó fríamente, parado a menos de un metro de mí. —Su secretaria me dijo que hubo un imprevisto y que necesitaba ayuda —respondí, sacando de mi bolso las carpetas.— Aquí tengo todo lo del proyecto de Atlantic Bites. Le enseñé las hojas intentando que no notase el temblor en mis dedos y mi voz contenida.—¿Hay algún problema con que esté aquí? —le pregunté cuando miró a los informes y luego levantó la vista y se me quedó viendo fijamente. No sé qué pasa por su cabeza, su ceño fruncido no me gusta. —Señor, si me permite entrometerme, sabe que soy muy competente, me sé de memoria el proyecto “Nieve” y en el camino puedo estudiarme este de Atlantic Bites, no es necesario dos secretarias. Esa mujer montada en esos zancos gigantes de zapatos se había acercado, haciéndose la más capaz, pero puedo ver sus intenciones de arpía. Yo también me puedo estudiar su maldito proyecto “Nieve”, aunque no tengo ni idea de qué se trata. Me tengo que m