TRINITY—¡Mamá! —la llamada de Luca interrumpió el momento tan incómodo.—Dime, mi vida —me giré para enfrentarlo, sabía que iba a estar decepcionado, pero el mundo de los adultos era mucho más complicado.—Mamá, ¿por qué Scarlett dice que vas a un cumpleaños? ¿No puedes ir con nosotros? —no sabía si reír o llorar.Pero sus ojitos me apachurraban el alma.—Lo lamento, Luquita, pero ya tenía un compromiso y no puedo ir con ustedes, ve y disfruta con tu papi —le revolví un poco el cabello.—No tiene gracia si no van ustedes —bajó la cabeza con los ojos rojos.Esto pintaba a chantaje emocional por todos lados, aun así, por mucho que hubiese preferido mil veces ir al parque con ellos, debía poner distancia con Nathan.—Luca, ya vámonos, la señorita Miller está muy ocupada con su vida personal —Nathan lo tomó de la mano y lo apartó de mi lado.— Espero que no se arrepienta luego de sus decisiones, señorita Miller.El muy troglodita ni siquiera disimulaba su mala hostia.—Nos vemos mañana,
TRINITY—Espérame aquí un momento —me dijo y caminó hacia el frente donde su padre hablaba con el encargado.Los murmullos aumentaron, ellos parecían estar discutiendo, agucé el oído.—… ¿Cómo que cancelaron la reservación? —… Es una falta de respeto hacer esto a última hora… —… Eso fue algún ricachón que necesitaba el salón y pagó el doble, olvídate, que seguro fue algo así… Cuando escuché esto último tuve un mal presentimiento, pero noooo, no podía ser Nathan, no sería capaz de hacer algo así ¿o sí?Al cabo de un rato, no importa cuánto intentaron negociar, el restaurante pagó incluso la indemnización al director, pero la cena se canceló.—Estoy que se me cae la cara, no puedo creer que algo como esto sucediera —Enzo me dijo regresando a mi lado.La gente del hospital un poco desordenada, algunos yéndose y otros haciendo sus grupitos para seguir la juerga en cualquier bar.—No es culpa de ustedes, son cosas que suceden —le respondí y en el fondo de mi mente seguía repitiéndome qu
TRINITY Qué casualidad que esta calle poco transitada hoy estuviese tan movidita. Me quedé perforando con mis ojos achicados el asiento trasero, el auto pasó lento y juraría que alguien me devolvía la mirada desde el interior. —No puede ser que seas tan acosador —negué con la cabeza cuando vi las luces traseras alejarse y entonces entré a la casa. Nathan Langford estaba jugando con mi cordura y autocontrol, si tenía alguna duda, al otro día en la oficina, comprobé cuán cabrón podía ser. ***** —Sí, por supuesto, lo entiendo, bueno, muchas gracias por al menos responderme —colgué suspirando. Me había pasado la mañana, cada vez que tenía un momento, llamando a los posibles colegios para Scarlett, pero ya había comenzado el curso y nadie la quería aceptar. —¿Qué sucede que te has estado la mañana refunfuñada? —July entró a la mini cafetería que teníamos en nuestro piso. —Bueno, no encuentro un colegio bueno para la niña —le dije en lo que tomaba la tetera y echaba agua caliente
TRINITYDio un trago largo, sin dejarme de observar con esos ojos depredadores. No sé qué pretendía, a qué jugaba exactamente, pero como siempre, Nathan removía todas mis emociones.Me llevaba a los extremos de manera brusca, con él era una montaña rusa de pasión y peligro. —¿Ya me puedo ir, Sr. Langford? —¿No hay nada que quieras preguntarme? Comenzó a levantarse de su puesto, mi corazón a bombear frenético, esa deliciosa colonia se filtraba impertinente en mis sentidos.—Nada, señor y tengo muchas cosas que hacer, si no me necesita para otra cosa.—Si te necesito, ¿por qué eres tan testaruda?, ¿estás enojada por lo del otro día? Colocó las dos manos a los lados de mis caderas sobre el escritorio, mi trasero chocando la mesa y su rostro a centímetros del mío. Mis ojos devoraban esa boca sexy y esos ojos chocolates me tenían hipnotizada. Odiaba ser tan débil ante la seducción de este Alfa. —No estoy enojada, solo hago mi trabajo… —Trinity, no vine al otro día por un asunto im
TRINITYTomé mi monedero y di una última mirada hacia Nathan; casualmente me observa también mientras la jefa está hablando por el teléfono de su oficina.Esta vez no desvía esos ojos chocolates intensos, llenos de tormentas y yo soy quien termino por bajar la cabeza. —No sé qué se traen ustedes, pero disimulen un poco mejor, porque solo hay que ser algo perspicaz para darse cuenta de las ganas que se traen —July me susurra cuando entramos al elevador. Siento que mi cara se pone más roja que mi cabello, pero me quedo en silencio y ella sonríe cómplice.Luego comienza a hablar del proyecto de pesca y los restaurantes de mariscos, lo cual agradezco. Salimos al vestíbulo abarrotado de empleados que igual iban como nosotras a almorzar, la mayoría a la cafetería de la compañía.Nos perdemos entre ellos y salimos a la calle. La verdad es que su energía tan positiva siempre me contagia. La nueva cafetería es muy popular y apenas pudimos encontrar una mesita apartada en una esquina. El
TRINITYMi voz sonaba como si me hubiese tragado una patata de lo nerviosa que estaba, salía como un pitido ahogado. —Tienes las manos frías como una rana —July, reguindada a mi brazo, me susurraba, riéndose de mí.Le devolvía la risa nerviosa y el estómago retorcido de la ansiedad. Ella estaba acostumbrada a los lujos, pero yo no, y mi mirada vagaba por el alto techo lleno de pinturas clásicas, todo aquí gritaba familias de dinero, poder y gloria. A través del largo pasillo desolado, forrado en una alfombra azul prusia, lleno de repisas de trofeos y altas lámparas colgantes, llegamos hasta unas puertas dobles de madera. —Adelante —la Sra. las abrió y Juliana entró como perro por su casa. Se notaba la confianza por todos lados, yo entré medio cohibida, estirando mi chaqueta corta y tratando de dar una buena imagen. —¡Vero! —¿Ahora soy Vero, mocosa? ¿Desde hace cuánto no vas a mi manada a verme? —una mujer muy elegante de cabello rubio se levantó desde atrás del imponente escrit
LOGAN —Señor, el espía dijo que su hermano le pidió permiso a Haley para rebuscar en las tierras de su manada —Arthur, mi mano derecha, me contaba las novedades.—También uno de nuestros hombres de la naviera dijo que el Sr. Nathan selló el almacén donde está guardada la embarcación “Marie” y se pasó el día en la oficina de monitoreo. —Seguramente estaba buscando el recorrido de esa embarcación —pensé con miles de ideas en la cabeza. Estábamos en mi habitación, en la parte de la casa donde estaba mi alcoba. —Algo me dice que encontrará evidencias y va a sospechar que fui yo —fruncí el ceño lleno de cálculos en mi mente. —Necesito que el hombre que tenemos dentro de la manada de Haley alborote las cosas con el Alfa. El padre de Haley tiene muy malas pulgas, que le dé a entender que Nathan sospecha, de que fue su manada quien secuestró a Luca. —Entonces… —me miró, entendiendo bien mi plan. Era un hombre inteligente, a veces demasiado para mi gusto, pero por ahora me resultaba úti
TRINITY—Me caes muy bien, Trinity por eso te diré algo que te va a parecer raro, pero es la pura verdad. Si de verdad quieres a mi hermano, no va a ser fácil quedarte a su lado, no solo tendrás que pasar las barreras de su corazón, sino superar sus sueños y ambiciones. —No te aceptarán como Luna de nuestra manada. Nathan tendrá que escoger. —Solo es una relación física, nada tan serio como eso —le dije en voz baja, un nudo en mi pecho. Sus orbes se estrecharon escrutadores, no me creía ni media frase. —Claro, si tú lo dices, debe ser así, pero que conste que te lo advertí —suspiró soltándome. —Ahora, si quieres arreglar las cosas con Nathan tengo una solución, pero debes seguir mis arreglos. Le dije que sí, y tomé los riesgos que eso conllevaba. Podía haber dejado así el malentendido y alejarme de una vez de Nathan, pero no, fui como la burra al trigo a seguirme complicando la vida con ese sexy Alfa.***** Cuando esa noche le di la noticia a Mónica de la academia Crown Point,