TRINITY —Disculpe, salí sin mirar —le dije algo nerviosa, no deseaba problemas, apenas le miré el rostro.— ¿Está bien, Srta. Adele? —Asentí ante sus palabras y me iba a escapar por su lado de regreso al salón.Mi brazo fue tomado por un momento.—¿Esos tipos la están molestando? —me susurró de cerca.Su sombrero tejano proyectaba una sombra sobre su rostro ceñudo.—N-no, no, todo está bien. —Escuché pasos de otros clientes viniendo al baño, me puse aún más nerviosa, zafándome de su agarre de una manera algo brusca.—Gracias, Sr. Dixon —susurré para alejarme enseguida—. ¿La ayudo, señora?Le pregunté a una mujer que venía por el pasillo rezongando por una mancha de tomate en su vestido.Al final me dijo que no, que ella lo hacía sola, todo el tiempo sentía la intensa mirada en mi espalda.Salí casi corriendo de regreso al salón y continué con lo mío.—Oye, vino ese hombre medio raro que se sienta en silencio y siempre pide la mesa oscura de la esquina —Doris me susurra en la barra.—
TRINITYAhora ya no tenía dudas, me estaba siguiendo.Por esta zona no había muchas casas.Mis zapatillas volaban sobre el suelo polvoriento.Metí la mano en el bolso para agarrar el celular, pero justo en ese momento sentí que prácticamente me respiraban en la nuca.Me giré con rapidez a enfrentarlo y, por supuesto, maldit4 sea, era el hijo del alcalde.—¿Qué significa esto? ¿Acaso me está siguiendo? —le pregunté apenas disimulando la ira, mirando a mi alrededor, a las sombras bajo los árboles, por si me estuviesen emboscando sus otros amiguitos.—¿Por qué te desagrado tanto? Dime —me habló, y el tufo a alcohol golpeó mi rostro.Parece que después del restaurante se marchó a algún bar a ponerse como una cuba.—. Soy guapo, joven, rico, me gustas y no solo para follar. Quiero que salgamos a pesar de que eres solo una camarera muerta de hambre, ¿sabes cuántas mujeres de este pueblo matarían por estar en tu lugar?“Ni el señor Narciso le hacía nada a este patán con el ego tan elevado.”
TRINITY¡BAM!Mis manos fueron sujetas por las muñecas sobre mi cabeza, los sonidos eróticos de nuestros besos resonando en mis oídos, así como los latidos erráticos de mi corazón.—Mmm… cariño, espera un momento…—No puedo, no puedo esperar más —su voz lobuna jadea contra mis senos que está chupando vigorosamente, aun por encima de la tela.Siento los tirones de sus labios y el roce de los caninos sobre mis aureolas.—Bájate la braga —me ordena dominante.Me pone a mil verlo tan desesperado, gruñendo como un lobo cachondo. Yo estoy igual de caliente.Me remango la falda y voy a por el elástico de mi ropa interior, mientras lo observo a través de las luces y sombras, cómo se abre a tirones la bragueta y el pantalón con el bóxer caen estancados sobre sus zapatos.No necesito claridad para saber cómo es su polla que ahora me apunta bien erecta, gruesa, deliciosa.Las venas deben estar latiendo hinchadas con la excitación de mi hombre.—¿Estás lista para tu Alfa? ¿Me has extrañado? —me a
TRINITYAmbos metidos en la tina, dándonos un rico baño.Estaba recostada contra el pecho fuerte de mi Alfa.—No te preocupes más por ese idiota. De verdad pensé que no sería un problema real… debí cortarle más manos desde el primer momento —me respondió entre dientes.—Pero, Nathan… —Pero nada, Trinity. Te dije que no trabajaras hasta tan tarde. No me gusta cómo te miran todos los tipos que van a comer ahí —gruñe molesto.—Amor, es la manera que tengo de verte en ocasiones. No puedo, Nathan… si me quitas eso, no resisto esta mierd4 de vida falsa —me giro un poco para encararlo.Sus ojos chocolate intenso me observan de frente, con el ceño fruncido.Se ha quitado esos molestos lentes negros.—¿Falta mucho para darle la embarcación al hijo de puta de tu hermano? —pregunté molesta.Por culpa de los chantajes de ese tipo y las cagadas de mi suegra, es que nos encontramos en esta situación, fingiendo estar peleados y que ya no andamos juntos.Los niños prácticamente viven en el colegio.
TRINITYMe arrojo en sus brazos y lo aprieto contra fuerte queriéndome fundir con su alma.—Ya te extraño y no te has ido —susurro con tristeza.—Y yo a ti, nena… y nosotros a ti, cariño —su voz sale distorsionada, mezcla del animal y el hombre, su rostro en agonía.Me enreda posesivamente, nos quedamos en silencio y estas despedidas cada vez duelen más, son insoportables…Deseo que el tiempo se detenga, pero los segundos implacables nunca hacen un alto para nadie.Nathan se volvió a ir esa noche, dejándome sola, lloré desconsolada contra la almohada, hasta dormirme exhausta. *****FIONAEscucho la voz mecánica de la operadora diciéndome que el móvil al que llamo está apagado o fuera del área de cobertura.—¡Maldit4 sea, Nathan! —enojada, voy a arrojar el teléfono sobre la cama, pero decido calmarme y llamar a la alcahueta de mi hermana.Después de unos cuantos timbres, al fin me sale.—Dime, querida hermanita —responde, y es difícil ocultar el sarcasmo en su voz.—Marie, ¿Nathan est
NARRADORALa mano derecha de Logan condujo en su Ford hasta los límites de la manada, a una casita modesta, que había visto tiempos mejores.Apagó el motor en la entrada y miró las luces a través de las ventanas de cristal.Estaba un poco dudoso, esperaba no arrepentirse de haber venido, que Lauren no le hiciera una escenita como la última vez.La puertecita de madera chirrió al abrirla, el olor intenso de los rosales en el jardín delantero asaltó su nariz, trayéndole como siempre vagos recuerdos del pasado, que ya estaba desechando.Toc, toc, toc.Parado en el porche, tocó la puerta y enseguida escuchó los pasos y la cerradura abriéndose.—Arthur, me alegro de que hayas venido.Arthur vio a la mujer frente a él, su cabello rubio suelto en suaves ondas, ese rostro del que había estado obsesionado alguna vez, la sonrisa fácil y ojos azules coquetos.—Lauren, ¿para qué me llamaste? —le preguntó un poco receloso, mirando hacia el interior, olfateando para comprobar que estaba sola.—No t
NARRADORAEntre los restos de la cena yacía el cuerpo de Arthur, aun luchando contra el desmayo.Ahora un hilo de sangre le bajaba de la sien y la gruesa tabla de cortar temblaba en la mano de la mujer.—¡¿Cómo pudiste hacerle eso a Carl?! ¡Él era tu amigo, cuántas veces no comiste aquí en esta misma mesa con nosotros! —Le gritó con las amargas lágrimas cayendo de sus ojos.—. ¡Él te apreciaba como un hermano y solo porque te encaprichaste con su mujer lo enviaste a morir!Con el dolor lacerante en la cabeza, los párpados pesados y perdiendo el control cada vez más de su cuerpo, Arthur veía a la rubia gritándole, parada frente a él.Todo era verdad. No sabía cómo se había enterado a estas alturas, pero él sí lo hizo.Carl y él eran amigos. Arthur logró caerle en gracia al hijo amargado del Alfa, pero igual era un pez gordo de la manada.Enseguida pidió promover a Carl como uno de los guerreros personales de Logan, pero a pesar de que intentó tanto olvidarla, desde el primer día que vi
NARRADORAEscuchó la voz de respuesta del hombre al otro lado y sintetizó los detalles.—¿Estás hablando en serio?Fiona sonrió al escuchar por primera vez el apremio en su voz.—Sí, sí. Sabe muy bien la eficacia de mi poder, confundí su mente, él no pudo mentirme. Mi hijo creará esa embarcación para Logan, él la quiere entregar al Concilio, a Dean Marshall, de la facción del Anciano Oliver.—Bien, si logras esto para mí, te puedo asegurar un puesto para tu hijo en el Concilio, pero la embarcación estará bajo mi control.Comenzaron a planificar sus próximos pasos.Fiona sonreía siniestramente bajo las sombras de los cipreses.Ese idiota de Logan se las pagaría, su ambición sería su muerte.¿Cómo se atrevía a robarle la idea a su hijo?Si alguien debía mantener el liderazgo de la manada y tener poder en el Concilio, era Nathan.A pesar de su ingratitud, ella lo llevaría a la cima.*****Mientras tanto, de regreso al pueblo de los humanos…El alcalde y su mujer se pasaron la noche en el