JULIANAMiré hacia arriba, al cartel de la tienda de antigüedades donde Nathan me había mandado.Era una ciudad a varias horas de Halifax y tuve que conducir un buen trecho, así que esperaba hacer rápido esta transacción.Entrando por la puerta de cristal, escuché la campanita que anunciaba al cliente.El olor a maderas, a tiempo y recuerdos, asaltó enseguida mis sentidos.Todo el espacio estaba lleno de muebles de coleccionistas y objetos de antaño, por algo era una tienda de antigüedades.Caminé entonces hacia el recibidor vacío, nadie había venido a pesar de la campana, toqué un timbre que vi al lado.Varias veces, mirando fijamente hacia la puerta que debería llevar al área de servicio.—No puedo creer que haya venido hasta aquí por gusto —rezongué, buscando el móvil en mi bolso para llamar a Nathan.En eso, la puerta se abrió y una persona salió.Enseguida que su olor se coló por mis fosas nasales, recuerdos muy desagradables asaltaron mi mente.—¡Lo lamento, perdón! Es que estab
JULIANAEra su mate, podía sentir su marca sobre ella.—Que le diga su mujer quién soy y le dé las explicaciones. Ya no aguanto un segundo más mirándola a la cara —le dije y me marché sin escuchar razones.Caminé hasta el final de la acera donde había dejado el auto, todo ese tiempo como un autómata, solo avanzando hasta abrir la puerta y sentarme frente al volante.Con los dedos temblándome, coloqué la cajita en la guantera y la cerré.Ya las lágrimas empañaban mi visión.Me llevé la mano a la boca para retener el sollozo que subía por mi garganta, pero me fue imposible contenerlo.Lloré, lloré amargamente como hacía tantos años atrás, cuando cometí el peor error de mi vida.Me incliné sobre el timón y descargué todos los sentimientos reprimidos en mi alma.Pude haber sido tan feliz con el hombre de mi vida y todo lo eché a perder por inmadurez, por juventud e inexperiencia.Solo era una niña mimada.Ese día que descubrí que William no era mi mate y a la vez, lo vi irse con la mujer
TRINITY—¿Nena, falta mucho? —le preguntaba cada vez más angustiada a mi hija.—No sé, pero es por aquí…—¡Espera, Scarlett, no me sueltes la mano! —exclamé entre dientes, persiguiéndola a través de la capa de nieve que cubría el bosque.Esto era una locura, la peor que se me había ocurrido, ya me estaba arrepintiendo y mucho.Nuestros pasos nos llevaban cada vez más lejos de la cabaña, comencé a preocuparme por los animales salvajes de estas tierras y la caída de la noche.Me juré que avanzaría solo un poco más y, si no dábamos con el objetivo, me la llevaría a rastras, así llorara y pataleara.Esperaba que esa magia no le hiciera nada al cuerpo de Scarlett.—¡Es allá adelante! —de repente me dijo, jalándome con todas sus fuerzas, queriendo correr, y eso hicimos.Ambas corrimos con premura, lo mejor que las capas abrigadas nos dejaban movernos.Salimos a los lindes de la arboleda, que se abrió a un inmenso lago semi congelado.—¿Aquí? —murmuré, no muy convencida.Hasta donde mis ojos
TRINITY—Uf —llegué respirando pesado a la orilla, mis pulmones ardían y mis ojos dolían por abrirlos bajo el agua tan fría, apenas unos segundos.El cuerpo entero se sentía como si me hubiesen dado una paliza y tiritando por todos lados.—¡Mamá, pensé que te había pasado algo! —tuve enseguida los brazos de mi hija, rodeándome el cuello y llorando a moco tendido.Esta aventura había resultado demasiado peligrosa.—Ya, ya, estoy bien, nena, estoy bien. ¿Ves por qué no te podías meter al lago? —le palmeé un poco las nalgas, separándola de mi pecho para que no se mojara por completo su ropita.Entonces quedaba el otro asunto, el hombre que había sacado de las aguas mortales.—Scarlett, ¿por qué no te fijas en qué cosas útiles hay dentro de esos restos de la barca? —le señalé la madera encallada en la orilla de donde había extraído el remo.Solo pretendía entretenerla, no deseaba que viese un cadáver comido por los peces.—Bien —me respondió queriendo darle un vistazo al hombre.—¡Pero ve
TRINITY—¿Ves? ¡Te dije que nadie me abría la puerta y no responde el móvil!—¡Maldit4 sea, George fue noqueado por una avalancha durante el recorrido y se creó una brecha en la patrulla! ¡No pudimos haber tenido tan mala suerte!—¡Salgamos a buscar…!—Espera, escucho pasos.Conversaban a gritos y con maldiciones.Me di cuenta de que se preocuparon al llamarme y ni siquiera escuché el teléfono.Abrí la puerta de golpe.—Estoy bien —les dije jadeando, el vaho salía por entre mis labios resecos.—Señora —los dos guerreros enormes de seguridad me miraban con ojos ansiosos y de escrutinio—, la estábamos llamando, tampoco había nadie en la casa. ¿Salió sin avisarnos?—Bueno, sí, di un paseo con mi hija… —les inventé un cuento patatero, esperaba que me creyeran, aunque lo dudaba mucho porque los hombres lobo tenían un sentido agudo del olfato.¿Será que descubren la presencia de ese hombre? Estaba nerviosa pensando en que excusa inventarme.—Señora, hay anunciada una fuerte tormenta de niev
WILLIAMNo podía creer que estuviese viviendo este momento al fin.Que ella hubiese aceptado el reclamo de mi lobo, que estuviese anudándola mientras le daba de beber de mi sangre.Las palabras rituales recitadas, el lazo entre nuestros lobos forjándose.Mis pupilas se estrecharon, miraron la marca de los dientes en su nuca.Saqué la lengua para lamerla con amor, sintiendo el tirón de su boca en mi vena, moviéndome aún dentro de su vagina mientras eyaculaba deliciosamente.Mi mente embotada en pasión y lujuria, en deseo contenido por tanto tiempo.—Mmmm —gemí excitado, sintiendo su cuerpo vibrar debajo del mío.La había tomado en el sofá de cuero marrón de la oficina.Cuando entró por la puerta y me asaltó, suplicando ser mi compañera, que olvidáramos el pasado, yo… simplemente no pude guardarle nada más.También me equivoqué, permití que mi ex mate me embaucara, no debí dejar sola a Juliana y que me malinterpretara tanto.Ambos hemos sufrido demasiado.—Sshh, William, es muy grueso…
TRINITYÉl afirmó.La atmósfera se quedó estancada.Preguntas tenía miles, pero reparé en el plato frente a él con las migajas de pan y mantequilla, parecía que estaba hambriento.No sé, como la tonta compasiva que soy, decidí seguir arriesgando nuestra integridad por un desconocido.—Bueno, me debe algunas respuestas, pero está bien, ahora, vamos a desayunar —suspiré acercándome a la cocina.—. Scarlett, búscame las pantuflas y la bata.Le pedí y la vi irse corriendo, al menos yo iba con un pijama decente.Me acerqué al grifo del fregadero y me lavé la cara, también alisé con mis dedos el cabello.Siempre sentía sus ojos curiosos vigilando mis pasos.No sé quién sea este señor, no puede ni hablar y no tenía identificación.— ¿Tampoco puede escribir? - me giré para preguntarle.También negó y subió las manos, tenía los dedos en posiciones raras y giradas, como engarrotados, rígidos y sin poderlos mover.¿Estaría fingiendo?Entonces pensé en utilizar a Scarlett como intérprete y luego
NARRADORAA muchos kilómetros de allí, en el majestuoso castillo oculto en las montañas y sede del Concilio de Hombres Lobo.¡BAM!Oliver dio golpes sobre su escritorio, frustrado y con algo de temor en las profundidades de su alma.Tocaron a la puerta y sabía muy bien que era ese idiota con aires de suficiencia.—¡Pasa de una vez! —rugió con ira y lo vio entrar al despacho.—¿Me llamaba Anciano Mayor en funciones?—¡Ya deja de decirme la coletilla “en funciones”! Estamos solos y sabes perfectamente que seré pronto el Anciano Mayor. Porque mi hermano está muerto, ¿cierto?Lo interrogó entre dientes, estaba desesperado por deshacerse de esta serpiente de cascabel que solo había utilizado a su conveniencia.—Lo está…—¡¿Entonces, por qué acabo de venir de una sesión de adivinación y me dicen que el poder del Anciano Mayor aún no ha regresado al Monumento?! —le rugió, a pesar de que sabía que debían hablar de esto en voz baja.Grande fue su sorpresa al ir a comprobar y el Anciano que leí