TRINITY—¿Nena, falta mucho? —le preguntaba cada vez más angustiada a mi hija.—No sé, pero es por aquí…—¡Espera, Scarlett, no me sueltes la mano! —exclamé entre dientes, persiguiéndola a través de la capa de nieve que cubría el bosque.Esto era una locura, la peor que se me había ocurrido, ya me estaba arrepintiendo y mucho.Nuestros pasos nos llevaban cada vez más lejos de la cabaña, comencé a preocuparme por los animales salvajes de estas tierras y la caída de la noche.Me juré que avanzaría solo un poco más y, si no dábamos con el objetivo, me la llevaría a rastras, así llorara y pataleara.Esperaba que esa magia no le hiciera nada al cuerpo de Scarlett.—¡Es allá adelante! —de repente me dijo, jalándome con todas sus fuerzas, queriendo correr, y eso hicimos.Ambas corrimos con premura, lo mejor que las capas abrigadas nos dejaban movernos.Salimos a los lindes de la arboleda, que se abrió a un inmenso lago semi congelado.—¿Aquí? —murmuré, no muy convencida.Hasta donde mis ojos
TRINITY—Uf —llegué respirando pesado a la orilla, mis pulmones ardían y mis ojos dolían por abrirlos bajo el agua tan fría, apenas unos segundos.El cuerpo entero se sentía como si me hubiesen dado una paliza y tiritando por todos lados.—¡Mamá, pensé que te había pasado algo! —tuve enseguida los brazos de mi hija, rodeándome el cuello y llorando a moco tendido.Esta aventura había resultado demasiado peligrosa.—Ya, ya, estoy bien, nena, estoy bien. ¿Ves por qué no te podías meter al lago? —le palmeé un poco las nalgas, separándola de mi pecho para que no se mojara por completo su ropita.Entonces quedaba el otro asunto, el hombre que había sacado de las aguas mortales.—Scarlett, ¿por qué no te fijas en qué cosas útiles hay dentro de esos restos de la barca? —le señalé la madera encallada en la orilla de donde había extraído el remo.Solo pretendía entretenerla, no deseaba que viese un cadáver comido por los peces.—Bien —me respondió queriendo darle un vistazo al hombre.—¡Pero ve
TRINITY—¿Ves? ¡Te dije que nadie me abría la puerta y no responde el móvil!—¡Maldit4 sea, George fue noqueado por una avalancha durante el recorrido y se creó una brecha en la patrulla! ¡No pudimos haber tenido tan mala suerte!—¡Salgamos a buscar…!—Espera, escucho pasos.Conversaban a gritos y con maldiciones.Me di cuenta de que se preocuparon al llamarme y ni siquiera escuché el teléfono.Abrí la puerta de golpe.—Estoy bien —les dije jadeando, el vaho salía por entre mis labios resecos.—Señora —los dos guerreros enormes de seguridad me miraban con ojos ansiosos y de escrutinio—, la estábamos llamando, tampoco había nadie en la casa. ¿Salió sin avisarnos?—Bueno, sí, di un paseo con mi hija… —les inventé un cuento patatero, esperaba que me creyeran, aunque lo dudaba mucho porque los hombres lobo tenían un sentido agudo del olfato.¿Será que descubren la presencia de ese hombre? Estaba nerviosa pensando en que excusa inventarme.—Señora, hay anunciada una fuerte tormenta de niev
NEW YORK TRINITY Mi futuro iba a ser brillante y todo se arruinó en un segundo. Estaba nerviosa, mirando furtivamente en el pasillo a las otras chicas candidatas para el puesto de secretaria de esta gran compañía, todas regias y estiradas. — Celulares apagados y listas, estaremos pasando al primer examen en unos minutos – salió una mujer dando ese anuncio. Mi corazón casi se paralizó de la ansiedad. Abrí mi bolso para comprobar el móvil y vi que había un mensaje. La peor decisión que pude tomar en mi puñetera vida fue revisarlo. «Trinity, lo lamento, de verdad me lo he pensado mucho para enviarte esto, pero creo que mereces saberlo» Silvia, una buena colega de la universidad me escribió. Me levanté de la silla asombrada, no me importó llamar la atención y que todas me miraran. Mi cuerpo entero enfriándose y mis dedos temblorosos hacían zoom a las fotos tomadas desde lejos. Frente a la puerta del Plaza Hotel, un hombre de cabello castaño, abrazaba y besaba apasionadam
TRINITY — ¿Qué pasó? ¡Logró robarte los pocos ahorros que te quedaban! – Mónica, mi compañera de piso y mejor amiga, agarró mi teléfono revisando la app del banco nerviosamente. — No, no, pero vació mi tarjeta de crédito, me dijo ayer que se le prestara para una emergencia, que me lo devolvía luego, ¡y yo como idiota se la di con contraseña y todo! – agarré mi cartera con ira y saqué la tarjeta haciéndola trisas. — Me pasaré meses pagando todos sus caprichitos y perfumes caros, ¡incluso se compró un móvil que ahora ni me responde! Dios, como pude ser tan estúpida e ilusa. — También está la factura del hotel - Mónica agregó, torciendo la boca con una expresión sarcástica - Trinity no te parece que es muy coincidente, digo, hacer esto de la tarjeta lo delataría y luego exhibirse delante de nuestras amigas, como para que te lo dijeran. — Quieres decir… claro… ni los cojones tuvo para cortarme él mismo y dejó que me enterara por otras personas, que cabrón Dios mío. Caí derrotada al
TRINITY Mis labios abiertos eran chupados y lamidos; el sabor amargo y vibrante del whisky invadía mis papilas cada vez que su lengua se colaba en mi boca devorándome. Por todos los cielos, este hombre me estaba enloqueciendo, nuestros cuerpos expresaban los calientes y lujuriosos deseos que sentíamos. Mi centro mojado se molía excitado contra esa dura erección en su entrepierna, mientras mis caderas se movían adelante y atrás sensualmente, montada sobre sus muslos, con las piernas abiertas y el vestido subido indecentemente. —Aaahh —gemí, levantando la cabeza y cerrando los ojos en éxtasis cuando sus manos bajaron el tirante de mi vestido negro por los hombros y su boca se cerró sobre la copa de mi brasier, mordisqueando el duro pico de mi pezón y lamiéndolo. —Más, gime más que quiero escucharte, no te reprimas —me ordenó con esa voz animal y las copas de mi sujetador fueron haladas hacia arriba, dejando expuestos mis senos que cayeron rebotando. —Ssh, joder que calient
TRINITY Mi cráneo entero se estremeció, mareada y viendo solo sombras frentes a mis ojos, aproveché para ponerme de pie, tenía las manos atadas, pero no mis pies. Me dolían las rodillas llenas de raspones, pero forcé mis piernas a una carrera explosiva, repleta de adrenalina y las ganas desesperadas de sobrevivir. No llegué muy lejos, ella lanzó unas órdenes como los ladridos de una perra loca y escuché los pasos de mis captores. No conocía este lugar, miraba a todos lados confundida, mi mente en caos, pero creí ver una estructura a unos metros, quizás si lograba llegar podría esconderme, sin embargo, alguien agarró mis piernas y por mucho que resistí, terminé cayendo al suelo, pesada y dolorosamente. A partir de ahí solo pude recordar los golpes que llovieron sobre mi cuerpo porque ni siquiera tuve la oportunidad de ponerme en pie. Me acosté en posición fetal contra la grava, protegiéndome la cabeza pegada a las rodillas e instintivamente el estómago, apretando los diente
TRINITY Desde la ventana del autobús observo el caos del tráfico en la ciudad, perdida en mis pensamientos. Dada de alta del hospital hace más de una semana y aún convaleciente, me enfrento a una realidad abrumadora: estoy embarazada de Ethan y sigo sin trabajo. A pesar de haberme cuidado siempre, incluso con mi diagnóstico de ovarios poliquísticos que heredé de mi madre, aquí estoy, esperando un bebé híbrido en el peor momento posible. Ethan era un hombre lobo. Cuando supe de su origen, no me alteré porque ya conocía a Mónica y ella también es parte de esa raza. Por razones que desconozco, ambos vivían recluidos en el mundo humano, apartados de sus llamadas “manadas”. La voz mecánica anuncia que mi parada es la próxima, mi estómago se revoluciona con un hambre voraz y los tacones me están matando. Llevo toda la mañana dejando currículos. He ido a varias entrevistas, ocultando los moretones con maquillaje, pero solo encuentro rechazos. Algo no está bien; parece que solo