NARRADORAEntre los restos de la cena yacía el cuerpo de Arthur, aun luchando contra el desmayo.Ahora un hilo de sangre le bajaba de la sien y la gruesa tabla de cortar temblaba en la mano de la mujer.—¡¿Cómo pudiste hacerle eso a Carl?! ¡Él era tu amigo, cuántas veces no comiste aquí en esta misma mesa con nosotros! —Le gritó con las amargas lágrimas cayendo de sus ojos.—. ¡Él te apreciaba como un hermano y solo porque te encaprichaste con su mujer lo enviaste a morir!Con el dolor lacerante en la cabeza, los párpados pesados y perdiendo el control cada vez más de su cuerpo, Arthur veía a la rubia gritándole, parada frente a él.Todo era verdad. No sabía cómo se había enterado a estas alturas, pero él sí lo hizo.Carl y él eran amigos. Arthur logró caerle en gracia al hijo amargado del Alfa, pero igual era un pez gordo de la manada.Enseguida pidió promover a Carl como uno de los guerreros personales de Logan, pero a pesar de que intentó tanto olvidarla, desde el primer día que vi
NARRADORAEscuchó la voz de respuesta del hombre al otro lado y sintetizó los detalles.—¿Estás hablando en serio?Fiona sonrió al escuchar por primera vez el apremio en su voz.—Sí, sí. Sabe muy bien la eficacia de mi poder, confundí su mente, él no pudo mentirme. Mi hijo creará esa embarcación para Logan, él la quiere entregar al Concilio, a Dean Marshall, de la facción del Anciano Oliver.—Bien, si logras esto para mí, te puedo asegurar un puesto para tu hijo en el Concilio, pero la embarcación estará bajo mi control.Comenzaron a planificar sus próximos pasos.Fiona sonreía siniestramente bajo las sombras de los cipreses.Ese idiota de Logan se las pagaría, su ambición sería su muerte.¿Cómo se atrevía a robarle la idea a su hijo?Si alguien debía mantener el liderazgo de la manada y tener poder en el Concilio, era Nathan.A pesar de su ingratitud, ella lo llevaría a la cima.*****Mientras tanto, de regreso al pueblo de los humanos…El alcalde y su mujer se pasaron la noche en el
JULIANAMiré hacia arriba, al cartel de la tienda de antigüedades donde Nathan me había mandado.Era una ciudad a varias horas de Halifax y tuve que conducir un buen trecho, así que esperaba hacer rápido esta transacción.Entrando por la puerta de cristal, escuché la campanita que anunciaba al cliente.El olor a maderas, a tiempo y recuerdos, asaltó enseguida mis sentidos.Todo el espacio estaba lleno de muebles de coleccionistas y objetos de antaño, por algo era una tienda de antigüedades.Caminé entonces hacia el recibidor vacío, nadie había venido a pesar de la campana, toqué un timbre que vi al lado.Varias veces, mirando fijamente hacia la puerta que debería llevar al área de servicio.—No puedo creer que haya venido hasta aquí por gusto —rezongué, buscando el móvil en mi bolso para llamar a Nathan.En eso, la puerta se abrió y una persona salió.Enseguida que su olor se coló por mis fosas nasales, recuerdos muy desagradables asaltaron mi mente.—¡Lo lamento, perdón! Es que estab
JULIANAEra su mate, podía sentir su marca sobre ella.—Que le diga su mujer quién soy y le dé las explicaciones. Ya no aguanto un segundo más mirándola a la cara —le dije y me marché sin escuchar razones.Caminé hasta el final de la acera donde había dejado el auto, todo ese tiempo como un autómata, solo avanzando hasta abrir la puerta y sentarme frente al volante.Con los dedos temblándome, coloqué la cajita en la guantera y la cerré.Ya las lágrimas empañaban mi visión.Me llevé la mano a la boca para retener el sollozo que subía por mi garganta, pero me fue imposible contenerlo.Lloré, lloré amargamente como hacía tantos años atrás, cuando cometí el peor error de mi vida.Me incliné sobre el timón y descargué todos los sentimientos reprimidos en mi alma.Pude haber sido tan feliz con el hombre de mi vida y todo lo eché a perder por inmadurez, por juventud e inexperiencia.Solo era una niña mimada.Ese día que descubrí que William no era mi mate y a la vez, lo vi irse con la mujer
TRINITY—¿Nena, falta mucho? —le preguntaba cada vez más angustiada a mi hija.—No sé, pero es por aquí…—¡Espera, Scarlett, no me sueltes la mano! —exclamé entre dientes, persiguiéndola a través de la capa de nieve que cubría el bosque.Esto era una locura, la peor que se me había ocurrido, ya me estaba arrepintiendo y mucho.Nuestros pasos nos llevaban cada vez más lejos de la cabaña, comencé a preocuparme por los animales salvajes de estas tierras y la caída de la noche.Me juré que avanzaría solo un poco más y, si no dábamos con el objetivo, me la llevaría a rastras, así llorara y pataleara.Esperaba que esa magia no le hiciera nada al cuerpo de Scarlett.—¡Es allá adelante! —de repente me dijo, jalándome con todas sus fuerzas, queriendo correr, y eso hicimos.Ambas corrimos con premura, lo mejor que las capas abrigadas nos dejaban movernos.Salimos a los lindes de la arboleda, que se abrió a un inmenso lago semi congelado.—¿Aquí? —murmuré, no muy convencida.Hasta donde mis ojos
TRINITY—Uf —llegué respirando pesado a la orilla, mis pulmones ardían y mis ojos dolían por abrirlos bajo el agua tan fría, apenas unos segundos.El cuerpo entero se sentía como si me hubiesen dado una paliza y tiritando por todos lados.—¡Mamá, pensé que te había pasado algo! —tuve enseguida los brazos de mi hija, rodeándome el cuello y llorando a moco tendido.Esta aventura había resultado demasiado peligrosa.—Ya, ya, estoy bien, nena, estoy bien. ¿Ves por qué no te podías meter al lago? —le palmeé un poco las nalgas, separándola de mi pecho para que no se mojara por completo su ropita.Entonces quedaba el otro asunto, el hombre que había sacado de las aguas mortales.—Scarlett, ¿por qué no te fijas en qué cosas útiles hay dentro de esos restos de la barca? —le señalé la madera encallada en la orilla de donde había extraído el remo.Solo pretendía entretenerla, no deseaba que viese un cadáver comido por los peces.—Bien —me respondió queriendo darle un vistazo al hombre.—¡Pero ve
TRINITY—¿Ves? ¡Te dije que nadie me abría la puerta y no responde el móvil!—¡Maldit4 sea, George fue noqueado por una avalancha durante el recorrido y se creó una brecha en la patrulla! ¡No pudimos haber tenido tan mala suerte!—¡Salgamos a buscar…!—Espera, escucho pasos.Conversaban a gritos y con maldiciones.Me di cuenta de que se preocuparon al llamarme y ni siquiera escuché el teléfono.Abrí la puerta de golpe.—Estoy bien —les dije jadeando, el vaho salía por entre mis labios resecos.—Señora —los dos guerreros enormes de seguridad me miraban con ojos ansiosos y de escrutinio—, la estábamos llamando, tampoco había nadie en la casa. ¿Salió sin avisarnos?—Bueno, sí, di un paseo con mi hija… —les inventé un cuento patatero, esperaba que me creyeran, aunque lo dudaba mucho porque los hombres lobo tenían un sentido agudo del olfato.¿Será que descubren la presencia de ese hombre? Estaba nerviosa pensando en que excusa inventarme.—Señora, hay anunciada una fuerte tormenta de niev
NEW YORK TRINITY Mi futuro iba a ser brillante y todo se arruinó en un segundo. Estaba nerviosa, mirando furtivamente en el pasillo a las otras chicas candidatas para el puesto de secretaria de esta gran compañía, todas regias y estiradas. — Celulares apagados y listas, estaremos pasando al primer examen en unos minutos – salió una mujer dando ese anuncio. Mi corazón casi se paralizó de la ansiedad. Abrí mi bolso para comprobar el móvil y vi que había un mensaje. La peor decisión que pude tomar en mi puñetera vida fue revisarlo. «Trinity, lo lamento, de verdad me lo he pensado mucho para enviarte esto, pero creo que mereces saberlo» Silvia, una buena colega de la universidad me escribió. Me levanté de la silla asombrada, no me importó llamar la atención y que todas me miraran. Mi cuerpo entero enfriándose y mis dedos temblorosos hacían zoom a las fotos tomadas desde lejos. Frente a la puerta del Plaza Hotel, un hombre de cabello castaño, abrazaba y besaba apasionadam