HENRY—Cla… claro, nena —le respondí, no muy convencido de que esto fuese una buena idea.Se quedó de pie mirándome, así, desnuda en el torso, y yo tratando de disimular la erección que comenzaba a hacer un pico en la manta.—¿Qué pasa…? Ah, la parte de abajo… —reí un poco raro, mierd4, estaba como un chiquillo que nunca había visto una teta en su vida.“Joder, no te agaches mucho que me da de frente el olor de su intimidad”, Massimo gruñó dando vueltas, excitado.Si esto es una prueba de Mónica, no podíamos fallarla, pero este alumno sudaba frío, a punto de suspender.Metí los dedos por la cinturilla de esos mini shorts, inclinado sobre su cuerpo más pequeño, y tiré hacia abajo hasta con miedo… miedo de saltarle encima como un depredador sexual.—Sube, sube un pie —le pedí mirando hacia el suelo de baldosas, porque era nada más subir los ojos y descubrir esa deliciosa rayita que moría por cogerme.Diosa, dame un camión de maldit4 paciencia.“Mmmm, huele tan rico ggrr”“¡Massimo, ya d
HENRYMe incliné hacia delante y la besé apasionado, mi pecho latía con fuerza.Mi mano fue hacia su nuca, controlando este beso lleno de promesas para ambos, moviendo mis labios sobre los suyos, tan llenos, tan sexis.Jadeamos excitados, nuestros cuerpos expresando el deseo que sentimos.Mónica se aferró a mi cuello. Sostuve sus nalgas y su espalda, me levanté a pura fuerza bruta con ella anclada a mi torso.—Mmm, espera, bebé, o terminaré haciéndote una galletica si me caigo encima de ti —le dije sonriendo como tonto, enamorado de esta pequeña preciosa.Trastabillando, logré salir de la tina. No hagan esto en casa, que es demasiado peligroso.El agua mojó todo el suelo; casi me resbalo con la espuma sobre la baldosa.—¡Henry!—¡A salvo, tranquila, todo está bien! —le dije después de meter un patinazo y casi irme de boca contra el lavabo, agarrándola todo el tiempo contra mí.Uf, las locuras que se hacen por una propuesta indecente.Empujé la puerta del baño con el pie descalzo y seg
HENRYMi boca recorrió sus hombros, la clavícula, la espalda alta.La sentía estremecerse bajo el peso de mi cuerpo.Con una mano apoyada en mi codo, levanté un poco el torso, la otra la llevé hacia mi erección.Pasé el glande arriba y abajo, sacando suspiros de su boca deliciosa.Mónica abrió más las piernas y empinó las nalgas; la invitación estaba hecha y yo deseaba tanto aceptarla.Comencé a penetrarla poco a poco, apretando los dientes, siseando lascivo al sentir la presión carnosa sobre mi miembro, derritiéndome en el calor de su feminidad.—Ahh, mmmm… Henry…—Sshh, bebé, qué mojada estás, mmm, sí, maldición, apriétame más… mi mate, mi hembra… ahhh, ¡joder, qué rico se siente tu coño! —gruñí con los caninos afuera al empalarla centímetro a centímetro en mi falo.Esa funda ardiente, me devoraba y me chupaba hasta la base; enloquecía la mente.Comencé a moverme sobre ella, a embestirla con meneos controlados.Mis garras se aferraban al colchón, respirando agitado; las gotas de sud
NEW YORK TRINITY Mi futuro iba a ser brillante y todo se arruinó en un segundo. Estaba nerviosa, mirando furtivamente en el pasillo a las otras chicas candidatas para el puesto de secretaria de esta gran compañía, todas regias y estiradas. — Celulares apagados y listas, estaremos pasando al primer examen en unos minutos – salió una mujer dando ese anuncio. Mi corazón casi se paralizó de la ansiedad. Abrí mi bolso para comprobar el móvil y vi que había un mensaje. La peor decisión que pude tomar en mi puñetera vida fue revisarlo. «Trinity, lo lamento, de verdad me lo he pensado mucho para enviarte esto, pero creo que mereces saberlo» Silvia, una buena colega de la universidad me escribió. Me levanté de la silla asombrada, no me importó llamar la atención y que todas me miraran. Mi cuerpo entero enfriándose y mis dedos temblorosos hacían zoom a las fotos tomadas desde lejos. Frente a la puerta del Plaza Hotel, un hombre de cabello castaño, abrazaba y besaba apasionadam
TRINITY — ¿Qué pasó? ¡Logró robarte los pocos ahorros que te quedaban! – Mónica, mi compañera de piso y mejor amiga, agarró mi teléfono revisando la app del banco nerviosamente. — No, no, pero vació mi tarjeta de crédito, me dijo ayer que se le prestara para una emergencia, que me lo devolvía luego, ¡y yo como idiota se la di con contraseña y todo! – agarré mi cartera con ira y saqué la tarjeta haciéndola trisas. — Me pasaré meses pagando todos sus caprichitos y perfumes caros, ¡incluso se compró un móvil que ahora ni me responde! Dios, como pude ser tan estúpida e ilusa. — También está la factura del hotel - Mónica agregó, torciendo la boca con una expresión sarcástica - Trinity no te parece que es muy coincidente, digo, hacer esto de la tarjeta lo delataría y luego exhibirse delante de nuestras amigas, como para que te lo dijeran. — Quieres decir… claro… ni los cojones tuvo para cortarme él mismo y dejó que me enterara por otras personas, que cabrón Dios mío. Caí derrotada al
TRINITY Mis labios abiertos eran chupados y lamidos; el sabor amargo y vibrante del whisky invadía mis papilas cada vez que su lengua se colaba en mi boca devorándome. Por todos los cielos, este hombre me estaba enloqueciendo, nuestros cuerpos expresaban los calientes y lujuriosos deseos que sentíamos. Mi centro mojado se molía excitado contra esa dura erección en su entrepierna, mientras mis caderas se movían adelante y atrás sensualmente, montada sobre sus muslos, con las piernas abiertas y el vestido subido indecentemente. —Aaahh —gemí, levantando la cabeza y cerrando los ojos en éxtasis cuando sus manos bajaron el tirante de mi vestido negro por los hombros y su boca se cerró sobre la copa de mi brasier, mordisqueando el duro pico de mi pezón y lamiéndolo. —Más, gime más que quiero escucharte, no te reprimas —me ordenó con esa voz animal y las copas de mi sujetador fueron haladas hacia arriba, dejando expuestos mis senos que cayeron rebotando. —Ssh, joder que calient
TRINITY Mi cráneo entero se estremeció, mareada y viendo solo sombras frentes a mis ojos, aproveché para ponerme de pie, tenía las manos atadas, pero no mis pies. Me dolían las rodillas llenas de raspones, pero forcé mis piernas a una carrera explosiva, repleta de adrenalina y las ganas desesperadas de sobrevivir. No llegué muy lejos, ella lanzó unas órdenes como los ladridos de una perra loca y escuché los pasos de mis captores. No conocía este lugar, miraba a todos lados confundida, mi mente en caos, pero creí ver una estructura a unos metros, quizás si lograba llegar podría esconderme, sin embargo, alguien agarró mis piernas y por mucho que resistí, terminé cayendo al suelo, pesada y dolorosamente. A partir de ahí solo pude recordar los golpes que llovieron sobre mi cuerpo porque ni siquiera tuve la oportunidad de ponerme en pie. Me acosté en posición fetal contra la grava, protegiéndome la cabeza pegada a las rodillas e instintivamente el estómago, apretando los diente
TRINITY Desde la ventana del autobús observo el caos del tráfico en la ciudad, perdida en mis pensamientos. Dada de alta del hospital hace más de una semana y aún convaleciente, me enfrento a una realidad abrumadora: estoy embarazada de Ethan y sigo sin trabajo. A pesar de haberme cuidado siempre, incluso con mi diagnóstico de ovarios poliquísticos que heredé de mi madre, aquí estoy, esperando un bebé híbrido en el peor momento posible. Ethan era un hombre lobo. Cuando supe de su origen, no me alteré porque ya conocía a Mónica y ella también es parte de esa raza. Por razones que desconozco, ambos vivían recluidos en el mundo humano, apartados de sus llamadas “manadas”. La voz mecánica anuncia que mi parada es la próxima, mi estómago se revoluciona con un hambre voraz y los tacones me están matando. Llevo toda la mañana dejando currículos. He ido a varias entrevistas, ocultando los moretones con maquillaje, pero solo encuentro rechazos. Algo no está bien; parece que solo