TRINITYCamino hacia ella deprisa, casi corriendo, temiendo que ese loco salga gritándome en cualquier momento. —¡Siiiii! —le digo dando gritico bajo y moviendo la carpeta delante de mi cara, ambas con risas de desquiciadas mentales.— ¡Vamos, vámonos corriendo! La empujo y enseguida nos subimos para ponernos en marcha. —¡Cuéntamelo todo mi extorsionadora favorita! —me grita incorporándonos al tráfico.—Joder, espera, que creía que me iba a dar un patatús —no es broma, mis manos están temblando y mi corazón aún late errático. Entonces le cuento todo lo sucedido en la oficina de ese cerdo. —¡¡Toma!!, ¡en la cara de ese idiota! Diosa que bien se siente al fin podernos desquitar —exclama como si fuese ella la protagonista de todo. —No te creas, aún tengo miedo, ¿y si se venga después de que se le pase el susto? —le digo mis miedos, suspirando, la adrenalina bajando y mis temores aflorando.— Creo que hasta que no consiga un nuevo trabajo, no voy a estar segura de que ese desgraciad
TRINITY—¿Qué hace aquí, Sr. Langford? —intento recuperar algo de dignidad y hacerme la enojada. Mis ojos van a la carpeta blanca que lleva en la mano y mi cabeza de chorlito solo piensa en una explicación lógica. —Si vino de nuevo por lo del dinero, le dije que no quería nada suyo, así que no me esté acosando en mi trabajo… —¿Eso es lo que cree que estoy haciendo? —de repente comienza a dar poderosas zancadas, acercándose. Me tiene de un momento a otro acorralada contra la máquina. —¿Piensa que vine hasta aquí solo para acosarla? Me cuestiona, bajo y ronco, tan sexy, que mi mente no puede procesar tantas preguntas seguidas. —Yo… yo… pues sí, porque si no es el caso, ¿qué hace aquí? —levanto el mentón e intento inclinarme hacia atrás. No dejo que su presencia opresiva me intimide, pero cuando se inclina sobre mi cuerpo más pequeño, encerrándome entre sus brazos, que apoya en la fotocopiadora y tengo ese rostro masculino y peligroso a solo centímetros del mío, me entra temblequ
NATHAN Admito que estoy disfrutando demasiado de esta situación. Por supuesto, llegué antes a propósito sabiendo que se había quedado sola, deseaba sorprenderla, pero como siempre, ella terminaba por enloquecerme a mí.Cuando entré a la oficina siguiendo su delicioso aroma y vi ese sensual culo moviéndose justo delante de mis ojos, mi pene se estremeció con la sangre bombeando fuerte hacia mi entrepierna. Cantaba fatal, Diosa, esos acordes hicieron que mi lobo se arrojara al suelo tapándose las orejas, pero el movimiento de su cuerpo y lo espontánea que era en todo, me sacó una sonrisa sin poder evitarlo. Me he rodeado de muchas mujeres toda mi vida, pero Trinity tiene algo tan auténtico y natural que me atrae físicamente hacia ella. *****—Entonces, Srta. Miller, soy todo suyo.Me acerqué hasta donde recogía el desastre y cuando miró hacia arriba con esos ojos verdes esmeralda tan provocadores, la imaginé en esa misma posición pero con esos sensuales labios abiertos chupando mi
NATHAN Nadie habló mientras el ascensor personal de la dirección comenzó a descender. Admitía que moría por interrogarla, preguntar todas las dudas en mi mente, pero no sería yo quien pareciera desesperado. Llegamos al estacionamiento subterráneo y caminé hasta mi auto, porque vine hasta sin mi chofer. Seguido siempre por su presencia, aunque toda la situación se había tornado un poco incómoda. Creo que hubiese sido mejor no adelantarme y venir con Juliana. Al final, nunca puedo predecir cómo terminarán las cosas cada vez que mi mundo colisiona con el de la Srta. Miller. ***** TRINITY No puedo creer que por un segundo dejé que mi atracción sexual volviera a vendarme los ojos con este hombre arrogante. Subimos a su coche y me pasé todo el camino mirando por la ventana, tantas cosas pendientes y yo aquí perdiendo el tiempo en sus caprichitos. Pensaba constantemente en decirle qué me sucedió aquella noche en el club, parece que le dolió en su orgullo, pero si é
TRINITY —¡Espere, señorita Miller! —¡Yo me voy adelantando! Me arrojé prácticamente del auto en marcha y comencé a correr lo más rápido que pude. Llegué a la recepción y pregunté por mi hija, buscando a Mónica por todos lados.Subí hasta el tercer piso como me indicaron y ya estaba sacando el móvil para marcarle cuando escuché la algarabía. —¡No quiero una disculpa o que paguen las facturas, quiero que expulsen a esa niña salvaje! Los gritos alterados de una mujer me guiaron por el pasillo vacío hasta una de las consultas.Los reclamos se filtraban por los resquicios de la puerta. —Señora Brown, no puede referirse así a una niña pequeña, ya le dije que fue un accidente, su madre… — era la voz de Mónica. —¡Su madre!, a saber cómo debe ser la madre de una niña con esos instintos tan violentos… — Mónica, ya estoy aquí —abrí la puerta sin pararme a escuchar más.Me encontré con un hombre, un niño medio oculto y esa mujer despotricando e insultándonos sin control. —¿Qué sucedió?
TRINITYSu mano apretó mi cadera y la otra dominante, sobre mi nuca, controlando mis movimientos, obligándome a recibir sin resistencia el saqueo ardiente de su boca. Abracé su espalda y lo pegué más a mí, sus fuertes músculos contraídos en tensión, contra mi abdomen ya podía sentir la dureza de su erección y esa colonia embriagante me tenía con la cabeza dando vueltas. — Nena no te imaginas cuando te deseo, mmnn… — apretó con fuerzas mis nalgas, pegándonos como si quisiera fundir nuestras pieles, rozando eróticamente su duro miembro contra mi pelvis.— Muero por montarte mi ardiente pelirroja … ver tu rostro mientras te corres con mi polla adentro jodiéndote bien duro… — lamía mi oído y susurraba oscuras seducciones.Joder, me estaba encendiendo en llamas, mis bragas por completo humedecidas. Sonidos lascivos, húmedos y gemidos reprimidos se escapaban de entre nuestros labios, pero en medio del mayor recalentamiento de mi vida, el rechinar de una cama me trajo de vuelta a la reali
NATHANTratar con esos pelagatos en busca de más dinero fue pan comido para mí y me aseguraré de que esto no se quede así. No después de entrar y ver cómo la estaban haciendo trizas y a esa pelirroja, solo puedo torturarla yo. —Juliana, no vayas a Atlantic Bites, pasa a buscar a Luca y tráelo al hospital Moonlight… no, no es para una consulta, es para visitar a una persona que él quiere mucho —llamo a mi hermana y le doy instrucciones. Este día ha sido de locos. Había ordenado a la enfermera prepararle una habitación a la pequeña, que la miraran bien y hacia allí me dirigía. De repente, William llamando a mi móvil, pero juro que entré y al ver a Trinity, todo quedó en un segundo plano. Recordé cómo me había llamado por mi nombre, con esa boca hechicera y sus hermosos ojos, que por un segundo dependían de mí.Siempre la he visto fuerte, orgullosa, esa parte vulnerable y necesitándome, encendió algo dentro de mi pecho. Cuando reaccioné, ya la tenía acorralada contra la pared, peg
TRINITY —Trini, buenos días —escuché la voz cantarina de Juliana. —Buenos días, Srta. Langford —le respondí con respeto, observándola mientras caminaba hacia mi escritorio. Ella podía llamarme como quisiera y jugar a ser la secretaria, pero no debía olvidar que era la hermana del jefe y una heredera millonaria. —Buenos días, Srta. Miller —la voz masculina me saludó detrás de ella. —Buenos días, Sr. Langford —ni siquiera lo miré y volví a concentrarme en el computador. Sentía su mirada fija sobre mi rostro, pero me hice la que no era conmigo y luego escuché sus fuertes pisadas yendo hacia su oficina, justo delante de mi escritorio. Solo tenía que alzar la vista y observarlo a través de ese cubículo de paredes acristaladas, que ahora por suerte tenía las cortinas bajadas y no se veía hacia el interior. —¿Está bien la niña? Luca hoy estaba queriendo ir a jugar a tu casa —Juliana se acercó, sentándose en la esquina de mi escritorio y comenzó a hablar sin cesar. La verdad e