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Pase de nuevo mi tarjeta- dijo con enojo Anabella a la joven dependienta de la tienda de maquillaje- es imposible que no tenga fondos- la chica se encontraba con una gran cantidad de productos en la caja, había sido un día terrible, había terminado con su novio, su único escape en esos momentos eran las compras. Lo siento señorita- hablo la joven mujer- su tarjeta fue rechazada nuevamente-dijo mientras le entregaba el plástico-¿tiene alguna otra forma de pago?- ¡VUELVA A PASARLA! - exclamo Anabella con el rostro un tanto enojado y casi roja de la ira, esas empleadas en ocasiones eran unas ineptas penso, con bastante molestia. señorita, en verdad - la dependiente se mostraba temerosa, otra vez había sido rechazada la tarjeta- su tarjeta dice rechazada, ¿no tiene otra forma de pago? , efectivo, otra tarjeta- la mujer miraba casi con temor a Anabella Conor. Tome- saco otra de sus tarjetas, era la tarjeta de emergencia, en ella se encontraba un pequeño capital que madre le había da
Anabella, quedó completamente impactada, por las palabras que su padre le había dicho escasos segundos, >> ¿casarse ella con Jean Carlo?, con ese italiano arrogante y prepotente<<, no estaba procesando de manera adecuada, esperaba que lo que su padre le acababa de decir fuese una broma de mal gusto, en verdad lo esperaba. ¿Es una broma de mal gusto verdad? — pregunto de manera incrédula la chica, mirando a su padre con los ojos abiertos como platos, el silencio que reinaba la casa comenzaba a sentirse incomodo y parecía que el ambiente podía ser cortado con un cuchillo. Gerald Connor se encontraba pálido, pero al parecer se encontraba tranquilo y satisfecho por la solución que hace unos instantes le había tocado a la puerta de su biblioteca. No Anabella,no es una broma, Jean Carlo, nos ofrece un buen acuerdo y una solución bastante aceptable, piénsalo — hablo su padre, Gerald —tú te puedes casar con él, por el tiempo que diga el contrato, tendrás dinero y lujos, los lujos a los cu
La noticia le habia caído como un golpe en el estomago , su cerebro trataba de procesar lo que había escuchado,pero no, se sentía completamente embotada por lo cual no sabía que hacer. Las lágrimas comenzaron a correr por el rostro de Anabella, sentía impotencia, no iba casarse con el imbécil de Jean Carlo; claro que no lo iba hacer, mañana temprano tenía dos entrevistas de trabajo, ambas como abogado corporativo, no necesitaría casarse con el engreído y arrogante de Jean Carlo, pensó en su rostro perfecto y esa sonrisa tan arrogante que siempre lo había caracterizado, en verdad si antes le parecía odioso y arrogante, ahora lo era mucho más. ¡En verdad te odio! —exclamó con fuerza la chica con furia, no se dejaría manipular por su padre, ni mucho menos por Jean Carlo Andollini; desde que era niña y adolescente, siempre sintió una admiración fuerte por ese hombre, pero un día Andollini le había roto esa admiración y fue cuando se decepciono por completo de él. ¿Con qué aquí te enco
Era el día de la entrevista, la joven Anabella se encontraba ya en la oficina de recursos humanos de la empresa, en ese lugar el jefe del departamento le dio muchas explicaciones ,pero sobretodo disculpas del por lo cual no había aceptada, que la empresa no se encontraba contratanto, que todo había sido un error, que en cuanto las cosas mejoraran la volverían a buscar, pero ella sabía qu era mentira, una sucia y vulgar mentira.Anabella salió del gran edificio de cristal con el rostro crispado entre en el enojo y la frustración, en la entrevista habían sido claros, no tenían trabajo para ella por el momento, era algo muy odioso para ella, días antes en la entrevista vía videollamada le
Anabella regreso a su casa con cara de fastidio, en verdad el sentimiento de frustración era bastante grande y se comenzaba a sentir desgastada, las inmensas ganas de llorar se estaban acumulando, pero casi suelta más lágrimas en el momento en el cual vio que su madre se encontraba quejándose de no poder salir, ella quería jugar, ir a apostar a Atlantic city o jugar en el sitio web de apuestas.Ahora por culpa de los errores de tú padre, no puedo divertirme, es más creo que no tenemos dinero para comprar cosas, caeremos en desgracia — se quejaba amargamente la mujer mientras bebía de su copa de vino tinto, era tal el grado de embriaguez que tenía que no l
Jean Carlo miro el celular, en verdad se encontraba enamorado de esa chica, amaba a Anabella, o a su pequeña Annie, cuando la miro en el centro comercial sintió deseos acercarse a ella de inmediato, la buena fortuna hizo que Anabella tropezara con él. Recordaba a Anabella cuando era una niña, luego una puberta,adolescente,ahora que se había convertido en una hermosa mujer, culta, inteligente, preparada, su padre se encontraba en su habitación, padecia fuertes dolores, y muy medicado; entro en la habitación y lo miro con dolor en los ojos, en verdad no quería verlo sufrir. Jean Carlo, hijo mío, acércate por favor — hablo el señor Andollini — te vez cansado y un poco ojeroso — el hombre tomo asiento en la cama, para poder ver a su hijo de una mejor manera. Pasaron aproximadas dos semanas y la bebé se encontraba creciendo, era el amor de toda la casa,desde sus padres hasta de la cocinera, la beba cada día tomaba el color de cabello de Jean Carlo. Era bastante bonita, por su part
Anabella corrió hacía donde se encontraba su padre, e intento despertarlo, pero no podía, se encontraba inconsciente y casi sin pulso, ya que le toco el cuello, mientras le quitaba la corbata y zapatos. ¡Madre!, ¡madre! -llamo con desesperación a su madre, necesitaba que alguien la escuchara y ayudara, tomo el teléfono y marco al número de emergencia ---¡por favor, necesito una ambulancia!, se trata de mi papá, se encuentra desmayado, si, en las afueras, por favor, dense prisa, mi papá se encuentra muy mal e inconsciente — la voz de Anabella se escuchaba al borde del llanto y la desesperación, en esos momentos su padre entreabrió los ojos y una lagrima escurrió por la mejilla, tenía una mueca de dolor y de no saber que se encontraba sucediendo. ¡No te preocupes, papá!, todo se encontrará bien, todo estará bien —la chica tomo la mano de su padre en ademán tranquilizador — la ayuda viene en camino, no te angusties, yo estoy aquí, nada malo te pasara — su tono de voz intentaba sonar t