Pase de nuevo mi tarjeta- dijo con enojo Anabella a la joven dependienta de la tienda de maquillaje- es imposible que no tenga fondos- la chica se encontraba con una gran cantidad de productos en la caja, había sido un día terrible, había terminado con su novio, su único escape en esos momentos eran las compras.
Lo siento señorita- hablo la joven mujer- su tarjeta fue rechazada nuevamente-dijo mientras le entregaba el plástico-¿tiene alguna otra forma de pago?-
¡VUELVA A PASARLA! - exclamo Anabella con el rostro un tanto enojado y casi roja de la ira, esas empleadas en ocasiones eran unas ineptas penso, con bastante molestia.
señorita, en verdad - la dependiente se mostraba temerosa, otra vez había sido rechazada la tarjeta- su tarjeta dice rechazada, ¿no tiene otra forma de pago? , efectivo, otra tarjeta- la mujer miraba casi con temor a Anabella Conor.
Tome- saco otra de sus tarjetas, era la tarjeta de emergencia, en ella se encontraba un pequeño capital que madre le había dado al inicio del año escolar, tenía que hablar con su padre, ¿acaso le había cancelado las tarjetas?, eso era imposible, pero tenía que preguntar, salió con las compras de la tienda y fue directamente al departamento que se encontraba en uno de los edificios más exclusivos de la ciudad.
Anabella Connor ,se acababa de graduar de su especialidad en derecho corporativo, era una joven común y corriente con cabello castaño claro, mirada gris y piel blanca con mejillas sonrosadas, había sido buena estudiante, y era un tanto frívola, se encontraba disfrutando que se había graduado, no sabía si iba a continuar estudiando, pensaba en viajar con su novio cuando descubrió el engaño del chico con una joven de otra universidad.
Al llegar a su departamento, miro como unos hombres se encontraban subiendo sus muebles en una camioneta, la chica miro desconcertada, que hasta pensó que se trataban de ladrones, pero al ver al abogado de su padre, se imaginó que quizás eso tenía que ver con que su tarjeta no tuviera fondos.
¿Qué sucede, Jacob? - dijo la chica bajándose de su automóvil- ¿por qué se llevan mis muebles?, ¡esperen esa es mi ropa! - exclamo Anabella al ver que su ropa estaba siendo puesta en la calle-
Tú padre se encuentra en grave aprieto,Anabella, está en la bancarrota y están embargando todo, menos la casa del norte, esa está a nombre de tú abuela, así que deberías ir con tus padres, tu abuela se encuentra mal de la impresión.
La joven se encontraba bajo un estado emocional de tipo shock, no sabía que hacer, miraba a los hombres que bajaban sus muebles, sus adornos que ella misma había elegido, no podía creer lo que se encontraba sucediendo, << ¿su padre en bancarrota?>>-pensó con incredulidad, el abogado le dijo que por su ropa no se preocupara, que esa no se encontraba bajo el embargo, solo las joyas.
Manejo con paso lento con dirección a la casa del norte, era bastante lejos, casi una hora y media de camino, el carro que llevaba se lo había regalado su abuelo por el termino de sus estudios de preparatoria, el camino fue largo.
Al llegar a casa de su abuela, el silencio era total, el carro de su padre se encontraba ahí, junto el de su madre y la motocicleta de su hermano mayor, que al parecer había llegado de su viaje, al entrar a su casa, su madre se encontraba en mar de llanto, en sus manos llevaba una copa de martini y en la otra un pañuelo, su maquillaje siempre perfecto se encontraba corrido, con manchas negras en el rostro.
Mamá, ¿Qué sucedió? - pregunto Anabella con aire confundido a su madre,que al parecer se encontraba muy alcoholizada y su abuela tenía el aire de gran enojo- ¿Dónde se encuentra mi papá?- la chica necesitaba saber que se encontraba sucediendo con su familia, era algo ilógico que se encontraran en la bancarrota, su papá siempre había sido muy cauto con los negocios, siempre analizaba las mejores para este,por ese motivo dudaba que estuvieran en la bancarrota.
Tú padre debe de estar en el estudio, o no sé- hablo la madre con voz gravemente tomada- nos quedamos en la ruina, ya no tenemos nada, absolutamente nada, estamos sin dinero, ni nada, solo esta pequeña casa – la mujer señalo con las manos esta propiedad, que en realidad no era pequeña, solo que para los ojos A de Nadine Connor era una nimiedad de casa.
Gerald Connor se encontraba en el estudio de la casa, intentaba salvar lo que más podía de sus bienes, mira las firmas, los pagarés, los cheques, las firmas puestas por donde sea, y en cada uno de esos papeles la firma de Georgia Connor, su esposa.
La chica tocaba la puerta del despacho de su padre sin obtener respuesta, miraba con creciente preocupación la gran puerta de roble del estudio, cuando una de las sirvientes anuncio al señor Andolini, uno de los mejores amigos de su padre, ella dijo que lo recibiría, esperaba que Antonio Andollini hiciera algo, y pudiera ayudar a su padre, pero se llevó una sorpresa al mirar que no era el señor Antonio, sino su hijo mayor Jean Carlo.
Buenas tardes, Anabella — hablo Jean Carlo con amabilidad, al mirar que era la chica quien lo recibía y no Gerald — el hombre que media cerca de 1.90 cm de estatura se acercó a la joven, para saludarla — me alegra que estes aquí y no gastando el dinero de tu padre —dijo en tono burlón el hombre.
La chica sintió como si Jean Carlo, le hubiese dado una bofetada, en verdad era odioso ese italiano de …, y por su mente paso una mala palabra, no iba dejar que Andollini se burlara de ella, ni mucho menos de su familia.
¿Qué buscas?, ¿Que demonios quieres Andollini? — preguntó de manera desagradable la joven Connor, mientras miraba con desagrado al hombre que tenía frente a ella — mi padre se encuentra encerrado en el despacho y no quiere abrir, no tengo idea que sucede realmente — hablo con voz llenas de dudas.
El italiano le dirigió una mirada que ella interpreto de desprecio, algo común en Jean Carlo, desde que recordaba siempre la miraba así y no alcanzaba a comprender los motivos del pelinegro de ojos oscuros — conozco la situación, Anabella, y vengo a realizar un trato con tu padre, es algo que a todos nos conviene — la voz segura de Jean Carlo irrito de sobre manera a la joven Connor.
¿un trato?— cuestiono la chic, mirando casi con odio al hombre que se encontraba frente a ella— ¿que clase de trato? — le dijo la chica al hombre, que la ignoro por completo antes de seguir caminando.
El hombre siguió por el camino que la mucama le señalo y se perdió durante dos largas horas en la biblioteca con Gerald Connor, cuando salieron, en uno se miraba la consternación y en el otro el triunfo, los presentes se les quedaron mirando, la voz afectada de Connor se dirigió a su hija, y en su mirada se podía leer claramente la suplica.
La chica presintió que algo malo sucedía, pero no sabía que era, su corazón comenzó a latir con fuerza, tanta que lo escuchaba en sus oídos, la voz con acento de Charleston de su padre se escuchó.
Estamos en la bancarrota — hablo con voz desganada — Jean Carlo ha venido a proponerme algo y es la única alternativa, sino igual podemos perder esta casa, y demás — el hombre miraba por todos lados — Anabella tendrás que casarte con Jean Carlo.
Anabella, quedó completamente impactada, por las palabras que su padre le había dicho escasos segundos, >> ¿casarse ella con Jean Carlo?, con ese italiano arrogante y prepotente<<, no estaba procesando de manera adecuada, esperaba que lo que su padre le acababa de decir fuese una broma de mal gusto, en verdad lo esperaba. ¿Es una broma de mal gusto verdad? — pregunto de manera incrédula la chica, mirando a su padre con los ojos abiertos como platos, el silencio que reinaba la casa comenzaba a sentirse incomodo y parecía que el ambiente podía ser cortado con un cuchillo. Gerald Connor se encontraba pálido, pero al parecer se encontraba tranquilo y satisfecho por la solución que hace unos instantes le había tocado a la puerta de su biblioteca. No Anabella,no es una broma, Jean Carlo, nos ofrece un buen acuerdo y una solución bastante aceptable, piénsalo — hablo su padre, Gerald —tú te puedes casar con él, por el tiempo que diga el contrato, tendrás dinero y lujos, los lujos a los cu
La noticia le habia caído como un golpe en el estomago , su cerebro trataba de procesar lo que había escuchado,pero no, se sentía completamente embotada por lo cual no sabía que hacer. Las lágrimas comenzaron a correr por el rostro de Anabella, sentía impotencia, no iba casarse con el imbécil de Jean Carlo; claro que no lo iba hacer, mañana temprano tenía dos entrevistas de trabajo, ambas como abogado corporativo, no necesitaría casarse con el engreído y arrogante de Jean Carlo, pensó en su rostro perfecto y esa sonrisa tan arrogante que siempre lo había caracterizado, en verdad si antes le parecía odioso y arrogante, ahora lo era mucho más. ¡En verdad te odio! —exclamó con fuerza la chica con furia, no se dejaría manipular por su padre, ni mucho menos por Jean Carlo Andollini; desde que era niña y adolescente, siempre sintió una admiración fuerte por ese hombre, pero un día Andollini le había roto esa admiración y fue cuando se decepciono por completo de él. ¿Con qué aquí te enco
Era el día de la entrevista, la joven Anabella se encontraba ya en la oficina de recursos humanos de la empresa, en ese lugar el jefe del departamento le dio muchas explicaciones ,pero sobretodo disculpas del por lo cual no había aceptada, que la empresa no se encontraba contratanto, que todo había sido un error, que en cuanto las cosas mejoraran la volverían a buscar, pero ella sabía qu era mentira, una sucia y vulgar mentira.Anabella salió del gran edificio de cristal con el rostro crispado entre en el enojo y la frustración, en la entrevista habían sido claros, no tenían trabajo para ella por el momento, era algo muy odioso para ella, días antes en la entrevista vía videollamada le
Anabella regreso a su casa con cara de fastidio, en verdad el sentimiento de frustración era bastante grande y se comenzaba a sentir desgastada, las inmensas ganas de llorar se estaban acumulando, pero casi suelta más lágrimas en el momento en el cual vio que su madre se encontraba quejándose de no poder salir, ella quería jugar, ir a apostar a Atlantic city o jugar en el sitio web de apuestas.Ahora por culpa de los errores de tú padre, no puedo divertirme, es más creo que no tenemos dinero para comprar cosas, caeremos en desgracia — se quejaba amargamente la mujer mientras bebía de su copa de vino tinto, era tal el grado de embriaguez que tenía que no l
Jean Carlo miro el celular, en verdad se encontraba enamorado de esa chica, amaba a Anabella, o a su pequeña Annie, cuando la miro en el centro comercial sintió deseos acercarse a ella de inmediato, la buena fortuna hizo que Anabella tropezara con él. Recordaba a Anabella cuando era una niña, luego una puberta,adolescente,ahora que se había convertido en una hermosa mujer, culta, inteligente, preparada, su padre se encontraba en su habitación, padecia fuertes dolores, y muy medicado; entro en la habitación y lo miro con dolor en los ojos, en verdad no quería verlo sufrir. Jean Carlo, hijo mío, acércate por favor — hablo el señor Andollini — te vez cansado y un poco ojeroso — el hombre tomo asiento en la cama, para poder ver a su hijo de una mejor manera. Pasaron aproximadas dos semanas y la bebé se encontraba creciendo, era el amor de toda la casa,desde sus padres hasta de la cocinera, la beba cada día tomaba el color de cabello de Jean Carlo. Era bastante bonita, por su part
Anabella corrió hacía donde se encontraba su padre, e intento despertarlo, pero no podía, se encontraba inconsciente y casi sin pulso, ya que le toco el cuello, mientras le quitaba la corbata y zapatos. ¡Madre!, ¡madre! -llamo con desesperación a su madre, necesitaba que alguien la escuchara y ayudara, tomo el teléfono y marco al número de emergencia ---¡por favor, necesito una ambulancia!, se trata de mi papá, se encuentra desmayado, si, en las afueras, por favor, dense prisa, mi papá se encuentra muy mal e inconsciente — la voz de Anabella se escuchaba al borde del llanto y la desesperación, en esos momentos su padre entreabrió los ojos y una lagrima escurrió por la mejilla, tenía una mueca de dolor y de no saber que se encontraba sucediendo. ¡No te preocupes, papá!, todo se encontrará bien, todo estará bien —la chica tomo la mano de su padre en ademán tranquilizador — la ayuda viene en camino, no te angusties, yo estoy aquí, nada malo te pasara — su tono de voz intentaba sonar t
las palabras salieron de su boca de una manera tan fácil, fue producto de su desesperación y que su padre estuviera lo mejor atendido posible, sabía que la decisión que había tomado cambiaria por completo su vida, pero su padre valía la pena.¿estás segura, Annie? — le cuestiono Jean Carlo —quiero que estes completamente segura de esto y el contrato será solo por un año, así que por el momento solo preocúpate por cuidar a tu padre, todo saldrá bien, aunque
Entraron a la cafetería del hospital, Anabella iba sumamente enojada, en verdad no podía creer lo que su madre acababa de decirle, estaba completamente sacada de balance, en verdad su madre se encontraba realmente trastornada y enferma.La rabia que sentía en contra de la mujer, era bastante alta, era un sentimiento que tenía años que no sentía en contra de su propia madre, la joven tomo asiento en una de las mesas mas alejas dela cafería, respiro hondo para comenzar su platica con el atractivo que ya se encontraba sentado frente a ella,Graci