C75 - EL ÚNICO SABOR QUE PODÍA RECORDAR.Su lobo gruñó bajo su piel, con una furia instintiva, reaccionando a la loba que estaba delante de él.Bajó la mirada al escote de Nina, luego a sus labios, y en su mente solo vio a Willow. La forma en que había temblado bajo su toque. La forma en que su cuerpo había respondido aunque su boca negara. La manera en que sus ojos se habían nublado al sentirlo cerca.Su mandíbula se tensó.Nina no era Willow.Nunca lo sería.Y en ese momento, lo supo con una certeza cruel: podía tener cualquier cuerpo y que su lobo ansiaba a esta mujer, pero su alma ya no respondía a nadie más que a ella.Y eso lo estaba destruyendo.Desvió la mirada de Nina y dio un paso atrás, alejando la mano de ella que aún reposaba en su pecho. Caminó hacia una silla junto al tocador y tomó su bata de lino oscuro. Se la puso con movimientos lentos, casi mecánicos, como si el simple acto de cubrirse pudiera alejar lo que estaba sintiendo.—Vuelve a tu habitación —dijo, sin mirar
C76 - ES UNA FARSA.1 MES DESPUÉS...Había pasado un mes desde que la flor fue traída a la manada.Los días oscuros y los suspiros cargados de miedo parecían cosa del pasado. Gracias a las propiedades curativas, varios lobos se habían salvado de la enfermedad. Entre ellos, Odette y Ryland. Sus cuerpos, antes frágiles y envueltos en sudor febril, ahora se movían con fuerza renovada.La manada entera parecía respirar con alivio.También el ambiente era festivo. Las hembras preparaban telas, los niños corrían con coronas de flores, y algunos machos ya comenzaban a cargar barriles de hidromiel para la gran celebración del día siguiente. No solo se celebraría el final de la enfermedad, sino dos uniones importantes: Noah con Nina... y Willow con Ryland.La música ya comenzaba a ensayarse en el claro central, pero a Zayden no le importaba nada de eso.Estaba de pie en el límite del bosque, con el ceño fruncido y una rama rota aún crujiente bajo su bota. Frente a él, un centinela sudaba frío,
C77 - LLEVAS VIDA DENTRO, PEQUEÑA.Sus palabras fueron como un golpe. Y dolieron. Más de lo que quería admitir.Porque sí, Zayden había estado con ella. Una y muchas veces. Con besos, caricias, promesas de protección. Pero jamás... jamás le dio su marca.Luego recordó a Kendra. Sus burlas. Su rostro lleno de suficiencia.Y recordó también la realidad más hiriente: él no había ido a verla ni una sola vez desde que despertó.Mientras su mente era un torbellino, sintió la mano de Leonard sobre la suya.Gentil. Cálida.—Me gustas, Odette. —confesó él, firme—. Desde que te vi... me gustaste.Ella parpadeó incómoda, y apartó la mano con suavidad. Abrió la boca para responder, pero Leonard no se detuvo.—No creo en los vínculos predestinados. —dijo, triste—. Aunque mi hermana haya encontrado el suyo... yo no lo espero.Odette frunció el ceño, confundida. ¿Por qué diría eso?Leonard la miró con una calma extraña.—Los Alfas de Corazón de Plata no nacimos para el amor. Sobre nosotros pesa un a
C78- HABÍA HECHO LO CORRECTO.Willow sentía el latido acelerado de su corazón, un ritmo agitado que no podía controlar. Y Ryland se acercó con una sonrisa suave, no parecía notar la tormenta interna que la azotaba.—¿Qué pasa? —dijo, con una ligera diversión en sus palabras—. ¿Por qué esa cara? ¿Estás nerviosa por la ceremonia?Willow tragó con dificultad y se dio valor.—No —murmuró—. No es eso.Ryland la observó un momento, su mirada fija, escrutadora. Y entonces, con una sonrisa aún más amplia, dio un paso más hacia ella y tomó sus manos, suavemente, como si fuera un gesto de consuelo.—Entonces, ¿qué es?El corazón de Willow latía a toda velocidad, casi ensordeciéndola. A su lado, su loba quería acurrucarse con él, disfrutar del toque, la cercanía. Pero sabía que no podía ocultarlo por mucho más tiempo. En su tercer mes, sería evidente. El olor... El aroma de su hijo, el que no pertenecía a Ryland.Tenía que decírselo, ahora.Apartó sus manos de las de él y dio un paso atrás; el a
C79 - LA MARCA DEL ALFA.Esa noche, el cielo se oscureció de repente, como si un manto pesado se hubiera desplegado sobre la Manada Luna Roja. Los primeros truenos retumbaron a lo lejos, anunciando una tormenta que ya se sentía en el aire.Odette se quedó de pie frente a la puerta, las palabras de Leonard aún resonando en su mente. Era la salida fácil, lo sabía. Aceptar su oferta, huir con él y dejar todo atrás.Pero no podía. No iba a dejarse llevar por la comodidad. No era esa la mujer que quería ser.Así que había tomado su propia decisión.Hablaría con Zayden.Pondría fin al acuerdo, al menos por su parte. Luego, iría con su prima Seraphina, se quedaría en su manada, y con el tiempo, olvidaría todo.Lo olvidaría a él.Sin embargo, apenas abrió la puerta, un estremecimiento recorrió su cuerpo, porque cierto alfa de cabello oscuro y ojos azules la estaba esperando.Creyó que era una señal del destino y que mejor era hablar cuanto antes.—Qué bueno que estás aquí —dijo, forzando una
C1- NACIÓ MUERTO.—¡Ya viene, Luna, ya viene! —dijo la sanadora—. El cachorro ya pronto estará en tus brazos. ¡Puja, puja con todas tus fuerzas!Odette obedeció. Su cuerpo, tembloroso y empapado en sudor, jadeaba mientras otra ola de dolor la atravesaba. Apretó los dientes, sus manos se aferraron con fuerza a las sábanas empapadas y dejó que su cuerpo se desgarrara desde dentro. De repente, llegó el alivio. Y con él, un vacío abrumador.—Ya está —anunció la sanadora. Pero su tono no era de triunfo, sino de tristeza.Odette levantó la mirada, con los labios temblorosos.—No escucho llanto. No escucho nada. ¿Cómo está? —preguntó, apenas sosteniendo sus palabras—. ¿Por qué no llora? ¡¿Por qué no lo escucho?!La sanadora no respondió al instante. Miró al pequeño cuerpo inerte en sus brazos y luego a ella. Sus ojos lo dijeron todo antes de que hablara.—Fue un niño, Luna... pero... nació muerto.Odette parpadeó, como si no pudiera procesar las palabras.—No... —susurró, su voz quebrándose—
C2- VÍNCULO ROTO.A la mañana siguiente, Odette se levantó de la cama con movimientos lentos; su cuerpo aún estaba débil y adolorido. Kilye, su doncella, la miraba con preocupación.—Mi señora... es muy pronto para levantarse. Está muy débil —dijo la joven loba.Pero Odette negó, ignorando el ardor que aún sentía en su vientre.—No, Kilye. Tengo que verlo. Necesito solucionar esto con Ragnar.La chica suspiró, resignada. Sabía que no había forma de detenerla. Todo el mundo conocía el amor que Odette le tenía a Ragnar, un amor que había nacido desde que eran cachorros. Su unión había sido bendecida por la Diosa cuando sus lobos despertaron, y ese día había sido el más feliz de su vida.Pero esa felicidad se había desmoronado con el tiempo, con cada embarazo fallido, con cada pérdida. Y ahora, su relación pendía de un hilo, pero Odette no estaba dispuesta a dejar que se rompiera.Estaba segura de que lo que Ragnar había dicho la noche anterior era producto del dolor y la ira.Tenía que
C3 - ELLA ME OBLIGÓ.1 MES DESPUÉS…Durante los días siguientes, el vínculo de Odette con Ragnar comenzó a desintegrarse. La atracción que alguna vez sintió por él se desvanecía poco a poco, y con ella, su fuerza. Pero tanto ella como Lía estaban en peligro. La falta de energía la debilitaba cada vez más.Afortunadamente, Kylie, su criada personal, no permitía que se derrumbara por completo. Todos los días le llevaba jugos y comida exótica, y cuando Odette se negaba a comer, la obligaba, como en ese momento.—Mi señora… tiene que comer. Está muy débil —insistió la joven, colocando un plato frente a ella.Odette suspiró y tomó el cubierto con lentitud. Kylie sonrió, satisfecha.—No puede darle el gusto de verla destruida. Esa Briella no es nada comparada con usted, mi señora.Odette entendió a qué se refería.Porque, aunque ya no era la compañera de Ragnar, seguía siendo la hija de Alistair Silvermoon, uno de los antiguos alfas de los siete reinos.—Gracias, Kylie —dijo, tomando la man