C3 - ELLA ME OBLIGÓ.
1 MES DESPUÉS…Durante los días siguientes, el vínculo de Odette con Ragnar comenzó a desintegrarse. La atracción que alguna vez sintió por él se desvanecía poco a poco, y con ella, su fuerza. Pero tanto ella como Lía estaban en peligro. La falta de energía la debilitaba cada vez más.
Afortunadamente, Kylie, su criada personal, no permitía que se derrumbara por completo. Todos los días le llevaba jugos y comida exótica, y cuando Odette se negaba a comer, la obligaba, como en ese momento.
—Mi señora… tiene que comer. Está muy débil —insistió la joven, colocando un plato frente a ella.
Odette suspiró y tomó el cubierto con lentitud. Kylie sonrió, satisfecha.
—No puede darle el gusto de verla destruida. Esa Briella no es nada comparada con usted, mi señora.
Odette entendió a qué se refería.
Porque, aunque ya no era la compañera de Ragnar, seguía siendo la hija de Alistair Silvermoon, uno de los antiguos alfas de los siete reinos.
—Gracias, Kylie —dijo, tomando la mano de la criada—. Gracias por estar de mi lado.
—No tiene que agradecerme, mi señora. Le debo mucho a usted y a su padre. Mi lealtad les pertenece.
Odette le devolvió la sonrisa, aunque su mente era un caos. Había pasado un mes desde que Ragnar tomó oficialmente a Briella, y durante ese tiempo había buscado todas las opciones posibles.
Abandonar a Ragnar voluntariamente no era una opción. Si lo hacía, él la capturaría y la encerraría en las mazmorras… o, peor aún, podría enviarla a las minas de plata. Allí no sobreviviría ni un día.
Mientras sopesaba sus posibilidades, Kylie la interrumpió.
—Mi señora, no sé si ya lo sabe, pero… habrá una gran celebración.
Odette dejó el tenedor a un lado.
—¿Celebración?
La joven asintió.
—Sí, el Festival Lunar está cerca, y el Alfa ha ordenado que el castillo se prepare para recibir a un invitado.
Odette frunció el ceño.
Ragnar no le había mencionado nada antes de que Briella se interpusiera entre ellos, pero supuso que ya había empezado a apartarla de sus asuntos. Volvió a tomar el tenedor, pinchó el corazón de un draknar y se lo llevó a la boca.
—¿Quién es el invitado?
Kylie bajó la voz, inclinándose hacia ella como si lo que iba a decir fuera un secreto.
—Dicen que el Alfa Zayden Blackwood.
—¿Zayden…?
La criada asintió con emoción contenida.
—Sí, dicen que es un alfa poderoso y que tiene una manada temible.
Odette había escuchado de Zayden Blackwood. Era el líder del Clan Luna Roja, un grupo de lobos rojos poderosos y supuestamente bestiales. Aunque nunca se había comprobado, el rumor de su naturaleza salvaje se había extendido por los siete reinos. Pocos se atrevían a desafiar al temido Alfa.
Además, se decía que era una abominación, una bestia capaz de provocar pesadillas eternas a quien osara mirarlo a los ojos.
Su curiosidad creció.
—Bueno, no veo para qué Ragnar recibiría a ese alfa aquí.
Kylie bajó la cabeza, titubeando antes de hablar.
—Ha habido más muertes, mi señora… y todas parecen ser obra de una bestia cruel. Solo que esto es… más despiadado. Supongo que los alfas unirán fuerzas.
Odette suspiró.
Sabía de los problemas que acechaban a la manada, pero decidió dejar el tema y concentrarse en terminar su comida.
—Kylie, ¿tienes mi ropa de entrenamiento lista?
—Sí, mi señora —respondió la criada, levantándose y trayendo un conjunto de prendas ajustadas—. La planché y arreglé; hace mucho que no la usa.
Odette terminó el último bocado y se puso de pie.
—Tienes razón, pero ahora quiero hacer un poco de ejercicio. Le servirá a Lía para recuperarse… y a mí también.
Kylie asintió, feliz de ver a su ama retomar su determinación.
Odette no solo era la hija de un Alfa, sino también una guerrera superior. Antes de unirse a Ragnar, entrenaba todos los días y se preparaba para liderar. Pero por él, lo dejó todo. Se convirtió en lo que él quería: una compañera perfecta.
Y al final, no valió la pena.
Mientras ajustaba las vendas de sus muñecas y respiraba hondo, Odette se prometió que su vida iba a cambiar. Y que esta vez, no habría marcha atrás. Y cuando entró al campo de entrenamiento, todos los lobos se quedaron en silencio. Su ropa se ajustaba perfectamente a su cuerpo, resaltando cada músculo trabajado. Su cabello negro estaba trenzado, y sus ojos azules parecían más intensos que nunca.
Seimur, el líder de los guerreros, se acercó con una reverencia. Si no se hubiera unido a Ragnar, probablemente él habría sido su beta.
—Qué gusto tenerla por aquí, luna.
Odette sonrió con diversión. Sabía que para él solo había una luna. Pero ese título ya no le pertenecía.
—Sabes que ese puesto ya no es mío, y estoy bien así. Mejor tengamos una buena lucha, ¿qué dices?
Seimur la miró con duda.
—Señora…
—Estoy bien. Recuerdo cómo defenderme, solo tengo que desempolvarme. Reanudaré mi entrenamiento a partir de hoy. Y…
De repente, una voz fingidamente dulce la interrumpió.
—Odette.
No necesitó girarse para saber quién era.
—Siempre supe que eras una excelente guerrera. Y ya que estás aquí… sería genial si me ayudaras con mi entrenamiento.
Se giró y clavó su mirada helada en Briella.
—No, gracias —dijo con indiferencia—. No entreno a zorras.
Briella sollozó, su voz quebradiza buscaba conmover.
—Odette, no te enojes conmigo... Solo estoy haciendo lo que me pidió Ragnar. Él dijo que serías la mejor para entrenarme, así que... aquí estoy.
La furia ardió en su interior.
«¿Esta perra en serio tiene el descaro de pedirme ayuda después de arrebatarme todo? ¿No tiene vergüenza?»
Pero respiró hondo y dominó sus emociones. No le daría el placer de verla perder el control.
—¿Ragnar te lo pidió?
—Sí —asintió Briella, entornando los ojos con un aire de dulzura fingida.
—Pero… hasta donde sé, eres hija de un beta. ¿No deberías estar entrenada?
Briella frunció los labios antes de suavizar su expresión.
—He perdido mi toque, pero sé que… tú me ayudarás a recuperarlo. —Odette… —continuó Briella, juntando las manos en un gesto suplicante—. Sé que estás enojada conmigo, pero… ni tú puedes desobedecer las órdenes del Alfa. Por lo que… estás obligada a entrenarme.
Poco después, Odette y Briella se pararon una frente a la otra, en posición de pelea. Ambas caminaban en círculos, midiéndose, y Odette no pudo evitar notar que la supuesta necesidad de entrenamiento de Briella era una farsa. Sus movimientos eran precisos. No necesitaba mejorar.
Estaba ahí por otra razón.
Sin previo aviso, Briella se lanzó hacia Odette con una patada brutal al vientre. Odette retrocedió, sorprendida, y apenas tuvo tiempo de recuperar el equilibrio cuando otra patada impactó en su costado. Los golpes no se detuvieron; Briella encadenó una ráfaga de puñetazos que Odette bloqueó con su antebrazo.
—¿No que necesitabas entrenamiento? —gruñó Odette entre dientes, esquivando otro golpe—. Veo que no estás tan oxidada, ¿eh, Briella?
Con un rápido movimiento, Odette se agachó y golpeó la rodilla de Briella con fuerza. Un grito de dolor escapó de los labios de la mujer cuando cayó al suelo. Pero no se detuvo. Con un gruñido feroz, se impulsó en el aire, lanzándose directo a la cara de Odette.
Ya el enfrentamiento no parecía un entrenamiento.
Era un ataque.
Odette esquivó el golpe y se lanzó hacia adelante, conectando un codazo directo a la nariz de Briella. Ella gritó, y la sangre brotó a borbotones de su nariz, manchándole el rostro.
El campo de entrenamiento quedó en silencio por un segundo, hasta que un grito aterrorizado rompió la tensión.
—¡Briella! ¡Briella! ¡¿Qué pasa, mi amor?!
Odette sintió su estómago retorcerse cuando vio a Ragnar corriendo hacia ellas. Al llegar, sus ojos se entrecerraron al ver a Briella en el suelo.
—¡¿Qué carajos está pasando aquí?!
Pero antes de que Odette pudiera decir algo, Briella sollozó y, con una lentitud calculada, se puso de pie. Sus ojos brillaban con lágrimas falsas cuando se giró hacia Ragnar.
—Ella… ella… me obligó a pelear… —su voz tembló, aferrándose al pecho de Ragnar como si su vida dependiera de ello.
Odette dio un paso al frente, indignada.
—¡¿Qué?!
Pero Ragnar ni siquiera la miró. Su atención estaba completamente en Briella, quien continuó con su patética actuación.
—Me obligó, mi amor… —su voz se quebró—. Lo hizo para… para hacerle daño a nuestro bebé.
C4-RECUPERARLO TODO.«¿Bebé?»El pecho de Odette se contrajo. —¿Cómo pudiste, Odette? —gruñó Ragnar, su mano rodeando su garganta, su agarre era despiadado —. ¡¿Cómo te atreves a intentar matar a mi hijo?! ¡¿Tan resentida estás que serías capaz de hacer algo tan bajo?!Ella agarró su muñeca, luchando por respirar.—¡Ragnar! —exclamó con dificultad—. ¡Suéltame!Pero, en lugar de soltarla, la arrojó al suelo, ella cayó sobre sus manos y rodillas. Y cuando levantó la vista, se encontró con la mirada fría y acusadora de su excompañero.—Mantente lejos de ella —la amenazó—. Es mi última advertencia. Briella está embarazada de mi heredero. Y si tengo que sacarte del medio para que él viva, ten la seguridad de que lo haré, Odette. ¡No me pongas a prueba!La ira y el dolor perforaron su pecho, pero no dijo nada. Solo lo observó girarse hacia Briella y levantarla en sus brazos, como si fuera su tesoro más preciado, mientras la llevaba de regreso al castillo.Horas más tarde, se abrazaba a sí
C5-ALFA ZAYDEN.Zayden entró al gran salón imponente de un verdadero alfa. Su cabello negro caía desordenado y sus ojos de un azul profundo se movieron con astucia sobre la multitud. Alto, musculoso y con la energía dominante de un lobo nato, su sola presencia silenció la habitación.Odette lo miró y sintió una atracción inmediata, un magnetismo innegable. No era solo su apariencia, era su poder, la seguridad con la que se movía. Por otra parte, Briella también lo observaba con interés. Sus labios se entreabrieron sutilmente, como si ya imaginara lo que sería estar bajo el dominio de un alfa como él.Zayden avanzó, y todos se acercaron, ansiosos por saludarlo. Las palabras de bienvenida y las reverencias eran inevitables, sin embargo, de la nada su mirada se cruzó con la de Odette. Ella respiró hondo, armándose de valor, y comenzó a caminar hacia él con seguridad. Y cuando llegó, le entregó una copa con una sonrisa seductora.—Bienvenido, Alfa Zayden —dijo, con un toque de coquetería
C6- QUIERO UN HIJO.En la habitación, Odette sentía el peso de su decisión, pero sabía que no podía retroceder si quería recuperar su manada.—Siéntate —le indicó.Zayden obedeció, aunque su mirada la recorrió sin disimulo. Observaba cada detalle, cada gesto. Le gustaba lo que veía, pero la curiosidad lo invadía: ¿cómo era posible que Ragnar la hubiera cambiado por Briella? Para él, aquella mujer no tenía nada de especial.Odette desapareció en el baño y, cuando regresó, llevaba puesta solo una bata que se ceñía a su figura. Sus piernas quedaron al descubierto, y el apretó los puños, esforzándose por mantener el control.—Gracias por la chaqueta —dijo ella, extendiéndosela.«Hermano... esta mujer es sexy como el infierno», gruñó Vin en su mente. «Mira esas piernas. Nos haría olvidar que no hemos tenido una mujer en mucho tiempo».«Cállate», gruñó Zayden en respuesta mental.Él asintió con un leve movimiento, pero no dejó de mirarla. Odette sintió su escrutinio como una caricia ardient
C7 - SOLO DOS DÍASZayden se apartó de ella con calma.—Eres rápida para tomar decisiones —comentó.Odette soltó el aire que, sin darse cuenta, había estado conteniendo. Se sintió aliviada, aunque la presencia del alfa seguía revolviendo su interior.—Entonces, ya que estamos de acuerdo —continuó él—, firmaremos un contrato.—¿Un contrato?—¿Pensaste que un trato tan importante sería solo de palabra?Ella abrió la boca para responder, pero la cerró sin encontrar qué decir.No había esperado eso. Él no dijo nada más, tomó su chaqueta y sin querer aspiró el aroma de Odette en la prenda, pero al darse cuenta de lo que hacía, se recompuso rápidamente. Caminó hacia la puerta y justo antes de salir, se detuvo.—Me iré en dos días. Para entonces, ten tus maletas listas —su voz era firme, sin dejar espacio para discusiones—. El contrato se firmará en mi manada.Odette intento decir algo, pero él ya se había ido. Se quedó mirándolo desaparecer, perpleja por la velocidad con la que todo había s
C8 - EL CORAZÓN INTACTO.La noche siguiente, el segundo baile del festival se celebraba con aún más esplendor. Odette hizo su entrada con una presencia deslumbrante, más radiante que la noche anterior. Su vestido acentuaba cada movimiento, y su sonrisa, ahora más segura y encantadora, atrajo la atención de todos.Especialmente la de los hombres.Ahora que el rumor de que era libre, se había extendido, los lobos solteros la miraban con interés. No pasó mucho tiempo antes de que el alfa de una manada cercana se acercara con una copa en la mano y una sonrisa confiada.—Odette, estás hermosa esta noche.—Muchas gracias, Alfa Xander.El lobo de cabello castaño se acercó más y le tendió una copa.—Deberías considerar visitar nuestra manada. Un cambio de aire te haría bien —dijo, inclinándose ligeramente hacia ella.Odette sonrió con cortesía, pero en ese preciso momento, sintió la intensidad de una mirada. Giró el rostro y se encontró con Zayden, el estaba de pie, observándola con una expre
C9- NO PUEDO TENER SENTIMIENTOS POR ELLA.Más tarde esa noche, Odette encontró a Seamus en los límites del bosque. —¿Estás dispuesto a estar de mi lado? —le preguntó, sin rodeos.Seamus no respondió de inmediato. Su mirada se perdió un instante en el suelo, como si buscara algo en la tierra húmeda bajo sus pies. Luego levantó la cabeza y asintió, despacio pero con decisión.—Tienes toda mi lealtad, Odette —dijo con voz grave —. Y no soy el único. Hay más hombres que no están de acuerdo con cómo Ragnar lleva la manada. Estamos dispuestos a apoyarte.Odette no dejó que su rostro reflejara más de lo necesario, pero una chispa de satisfacción cruzó por sus ojos. Había sospechado que no estaba sola, pero escucharlo de boca de Seamus lo hacía tangible, real. Una sonrisa breve, casi imperceptible, se dibujó en sus labios.—Entonces mantente atento —le advirtió —. Cuando llegue el momento, te avisaré. Planeo recuperar la manada de mi padre.Seamus asintió de nuevo, esta vez con una inclinaci
C10-NECESITO PROBARTE.Zayden arrugó la nariz ante el hedor que Briella le causaba. Su lobo gruñó con desprecio en su mente.«Zorra.»La palabra resonó con un tono gélido y repulsivo.Briella, sin embargo, no se inmutó.Se deslizó un paso hacia él, con una sonrisa insinuante y una mirada que recorrió su torso desnudo. Trazó con los ojos cada línea de los tatuajes sobre su piel, la forma firme de sus músculos.Ragnar era fuerte, sí, pero Zayden... Zayden era otra cosa. Era más letal. Más dominante. Más... tentador.—Solo quiero que te sientas bien —dijo en un susurro meloso, cargado de intenciones—. ¿Qué puedo hacer por ti?Zayden apenas la miró.Su expresión era de puro desdén. Su lobo quería alejarse, al igual que él, pero se quedó inmóvil, dejándola desnudarlo con la mirada. Le acababa de quedar más que claro que Briella era una put4 descarada.—¿Ragnar te envió a mi cama? —preguntó cortante.Ella parpadeó, sorprendida, y el color en su rostro vaciló por un segundo.—No… no es así…
C11- NO SOY COMO TU EX.Zayden no le dio oportunidad de retroceder. En un solo movimiento la atrajo contra su cuerpo, sujeta, atrapada, su boca reclamando la de ella con una intensidad que hizo que el mundo se difuminara. Su lobo interior rugió, satisfecho. Y Odette se quedó inmóvil un segundo antes de ceder, su cuerpo respondiendo con una necesidad que ni siquiera sabía que podía sentir.El beso se volvió más profundo, más hambriento. Zayden la giró con facilidad, presionándola contra la pared, acunando su rostro entre sus manos grandes y firmes. Su pulgar acarició su mejilla, y su otra mano descendió por su espalda, atrayéndola más, asegurándose de que no quedara ni un centímetro de distancia entre ellos. Odette sintió el calor recorrerla como un incendio, cada fibra de su ser gritando que esto era correcto, que lo quería.Pero de repente el nombre de Ragnar cruzó su mente, y con él llegaron los recuerdos. La traición. El dolor. La sensación de haber perdido algo que nunca podr