Finalmente, tras conversar con prácticamente todos los empleados, cada uno de ellos mostrándose a la defensiva y cautelosos en sus respuestas, llego al último de la lista. Y como si fuera un acto teatral, doy un giro para encontrarme cara a cara con el hombre que, en teoría, tiene la crucial responsabilidad de velar por mi seguridad.–Que sea la última vez que te permitas ese comportamiento mientras estoy hablando con un empleado. No te conviene que informe a mi padre sobre tus acciones y que te desvincule de forma inminente– lo amenazo, sintiendo una oleada de ira que hierve dentro de mí al recordar su risa desafiante resonando en mi mente.–Lo siento, señorita Amara. Reconozco que he sido muy poco profesional. La verdad es que me arrepiento sinceramente, y le prometo que no volverá a ocurrir. Para evitar escuchar más de sus palabras, comienzo a dirigirme hacia el ascensor, y obviamente el me sigue, pero en ese momento, me encuentro de nuevo con Cristóbal, quien al verme, muestr
Narra Amara –Realmente le pido disculpas por haberle dicho todas esas cosas horribles. No soy nadie para hablarle de esa manera– continúa, y sus palabras atraviesan mi incredulidad como un rayo. Su arrepentimiento genuino me toca de manera inesperada, sacudiendo la imagen que tenía de él hasta ahora. –Voy a pasar por alto todo lo que me has dicho solamente porque tus palabras no tienen el poder de afectarme– miento descaradamente, tratando de mantener una fachada de indiferencia que oculta la turbulencia en mi interior. –Pero voy a exigirte que hagas tu trabajo y dejes de entrometerte en asuntos que no te incumben.–Está bien, señorita– acepta con humildad, y finalmente, con un clic, libera el seguro del auto. Baja del vehículo, siguiendo el mismo protocolo de cortesía, abre mi puerta y yo desciendo.Camino sin prestar atención a mi alrededor, absorta en la pantalla de mi celular, devorando cada crítica despiadada sobre mi último desfile. Las palabras crueles arden en mis retin
Narra LiamCamino con extrema cautela hacia afuera de la habitación, mis sentidos en alerta máxima, agudizados por años de entrenamiento y experiencia. El silencio que envuelve la mansión es ominoso, como si presagiara el peligro que se avecina. Las sombras proyectadas por la tenue luz de la luna a través de las ventanas parecen danzar, creando figuras inquietantes en las paredes que se ciernen sobre mí.Ingreso sigilosamente a la habitación principal, mis pasos apenas perceptibles sobre la alfombra. Escudriño cada rincón con atención, pero no hay señales de presencia humana. La tensión crece a medida que avanzo hacia las habitaciones de huéspedes, y luego hacia la escalera. Cada músculo de mi cuerpo está en tensión, preparado para actuar en un instante si la situación lo requiere.Bajo las escaleras con el mismo sigilo y disciplina que siempre me han caracterizado. Cada escalón es un desafío, cada rincón un posible escondite para aquellos que amenazan la seguridad de este lugar. M
Narrador omnisciente Amara, una mujer que hasta hace unas horas parecía inquebrantable, yacía acurrucada en el suelo del baño, con su brazos rodeando sus piernas mientras lágrimas desconsoladas inundan sus ojos. La angustia y la vulnerabilidad se reflejaban en su rostro.Liam, sin detenerse a pensar, consciente de que Amara está atravesando un momento similar al que él experimento cuando fue dado de baja, se arrodilla frente a ella y la abraza con fuerza. Su abrazo es un intento desesperado de proporcionar consuelo y seguridad en medio de la tormenta emocional que la envuelve, una muestra de que están juntos en este momento de fragilidad. Poco a poco, percibe cómo su respiración se va tornando más tranquila, sus sollozos, aunque persistentes, comienzan a ceder ante el apoyo inquebrantable que Liam le ofrece . La calidez de su presencia parece disolver, al menos momentáneamente, las sombras que oscurecen su alma.–Estamos juntos en esto. No estás sola– susurra Liam, intentando t
NARRA AMARAEstoy agotada de dar vueltas en esta habitación mientras mi cabeza se enreda en un torbellino de emociones. La culpa me carcome el corazón, ya que no puedo evitar sentir que mi propio padre, el hombre que debería protegerme, es quien secretamente desea mi muerte si no cumplo su mandato de casarme.–¿Con quién me casaré si apenas conozco a algún hombre al que pueda dominar, además de Cristóbal?– me pregunto a mi misma en voz alta, mientras me observo en el espejo. Mis ojos reflejan la confusión y el enojo que siento. No comprendo por qué debo someterme a esta farsa cuando sé que soy lo suficientemente capaz de tomar mis propias decisiones y forjar mi destino por mí misma.Necesito aire, necesito claridad. Me dirijo hacia la ventana y la abro, sin pensar en las posibles consecuencias, sin importarme que un disparo podría acabar con mi vida, estoy dispuesta a cualquier riesgo. Salgo al balcón y me quedo observando detenidamente a Liam y a su compañera, tratando de entende
NARRA LIAMCada fibra de mi ser vibra con la propuesta tentadora de Amara. Desde hace horas, un inquietante presentimiento ha estado creciendo en mí, clamando que la proteja de los tormentos que puedan acecharla. Esta oferta también resuena en lo más profundo de mi alma porque vislumbro cómo podría beneficiar a mi amada hija, Lucero. Sin embargo, un obstáculo monumental se interpone en nuestro camino: Aislyn. Ella, con su sombra oscura y posesiva, nunca permitirá que mi corazón vuelva a latir por otra persona. –Me encantaría aceptar, pero mi vida es un auténtico laberinto de complicaciones– confieso con una sinceridad que pesa en cada palabra que pronuncio. Mis ojos reflejan la tormenta de conflictos internos que me aquejan mientras hablo. –Si mi ex mujer llega a enterarse de que estoy a punto de rehacer mi vida, no dudaría en arrebatarme el derecho de ver a mi hija– le explico a Amara, con la pesada conciencia de que Aislyn es una experta en manipular mis debilidades y usarlas en
–Lo que escuchaste– respondo con simpleza, sintiendo el peso de lo que acabo de compartir . Mi corazón late con fuerza, consciente de que acabo de adentrarme en un territorio peligroso. –Y quiero que sepas que eres la primera en saberlo. Así que te pido que guardes el secreto hasta que ella decida que sea hora de que todos lo sepan– le imploro, sabiendo que aún no me he comprometido completamente a aceptar la propuesta que se me ha hecho.Kate me observa con incredulidad y su rostro refleja la duda que danza en su mente. –¿Liam , estás bromeando conmigo?– pregunta, buscando cualquier indicio de que esto pueda ser una farsa. Pero no cedo y mantengo mi expresión seria –Nunca en mi vida he sido más sincero de lo que estoy siendo ahora mismo– miento audazmente, sintiendo la carga de la culpa asentándose en mi pecho. –Si esto es una broma te pido que te detengas porque es de muy mal gusto– Me ordena, observándome con furia. –Kate no es una broma, entiéndelo– Aseguro, pero la amista
–Señorita Amara, vengo a decirle que acepto su propuesta, pero tengo un par de condiciones que me gustaría discutir– informo, sin permitir que la urgencia sea eclipsada por formalidades innecesarias. –Habla, te escucho– me ordena. Ella se sienta con una elegancia que parece sacada de otro mundo, como si su presencia misma dominara el aire. Sus ojos, oscuros y calculadores, me atraviesan con una mirada tan penetrante que siento como si estuviera desnudo ante ella. Con un movimiento lento y deliberado, cruza sus piernas, una acción cargada de seducción, pero también de desafío.Cada fibra de mi ser reacciona ante su proximidad, pero a pesar de la atracción y la confusión que me consume, sé que no estoy aquí para ceder a sus encantos. Estoy aquí para imponer mis condiciones, para establecer un límite que, aunque fundamental para mi paz mental y el bienestar de todos los involucrados, es un paso arriesgado, un salto hacia lo incierto. Estoy pisando terreno desconocido, y cada palabra