Kloe se levantaba otra vez con dificultad de su cama, esto parecía normal en ella últimamente, poner un pie en el suelo con mucho cuidado para no sentir tanto dolor, a su lado estaba su esposo, un hombre cuarenta y cinco años mayor que ella y con el cual se tuvo que casar para poder sacar de la quiebra a su padre.
El señor Harper, un poderoso empresario y político, envuelto en infinidades de tramas de corrupción, que fueron sutilmente ocultadas y que hasta ahora, cuarenta años después de estar metido en tipo de negocios sigue siendo, ante los ojos de la sociedad, un tipo inteligente, humilde y un buen cristiano.Kloe entró al baño para ver el daño de anoche, George siempre fue muy cuidadoso de nunca golpearla del cuello para arriba, tampoco lo hacía en sitios en donde ella no pudiera ocultarlo fácilmente y de ser necesario, Kloe debía inventar siempre una muy buena excusa que no levantara ninguna sospecha de lo que realmente le ocurría.“Debo huir de aquí”Ese era su pensamiento cada día, sobretodo después de que su “amado esposo” llegara ebrio en la madrugada y sin mediar palabra, sin importarle que ella simplemente estuviera dormida, la maniataba e inmovilizaba con todas sus fuerzas para prácticamente violarla, además de golpearla por todo el cuerpo sin ningún motivo aparente.Kloe no podía gritar y si lo hacía, ¿Quién iría a ayudarla?La respuesta era nadie, en la casa todos los trabajadores sabían lo que ocurría en la alcoba principal, pero sus contratos de confidencialidad los obligaba a ni siquiera mencionarlo en los pasillos sin correr el riesgo de que los despidieran, arruinándole las vidas de por medio.— Quiero una tasa de café.— gritó George desde la cama, al ser domingo, su único día libre de la semana, podía darse el gusto de emborracharse toda la noche del sábado y poder pasar la resaca sin ningún problema.— Ya se lo traigo.— respondió Kloe desde el baño, a pesar de ser su esposo, ella lo trataba de usted, como si fuera su abuelo.— No debes tratarme de usted, recuerda que soy tu esposo o, ¿Ya lo olvidaste?— gruñó él al verla entrar nuevamente en la habitación, ella temblaba del miedo, pero no podía demostrarlo, esto, especialmente, lo hacía enojar con mucha facilidad.— Respondí rápido, no me di cuenta, lo siento.— se disculpó ella, con la cabeza agachada para que él no se diera cuenta de lo aterrada que estaba.— No te preocupes, ven acá.— la sujetó del brazo para acercarla a la fuerza y darle un beso, ella se quejó del dolor, había sido en ese brazo donde anoche, la había sujetado muy fuerte, estando a punto de partirlo.— Me duele.— dijo Kloe, fue en un tono apenas perceptible, pero esto lo terminó de sacar de sus casilla, provocando que él tirará la bandeja donde ella había traído el café.— ¿Sabes hacer alguna cosa aparte de quejarte? Eres débil, igual que tu padre, viejo infeliz que me hizo quedar ayer un par de horas extras trabajando, todo para solucionar sus cagadas.— explotó él levantándose de la cama para dirigirse al baño, era una imagen desagradable, estaba completamente desnudo y todo le colgaba.— será mejor que hayas limpiando todo esto para cuando salga.Kloe no respondió, hacía varios años que ella había aprendido a no responder, en su lugar se quedó parada al frente de la cama, viendo hacia el piso, como descubrió que podía evitar algún golpe o reacción por parte de él.Con él afuera e su campo visual, se abalanzó sobre la alfombra para recoger todo el desastre que había, ignorando las lagrimas que recorrían su perfecto rostro, como dos cataratas.Ahora comprendía la actitud de George anoche, su padre lo había hecho enojar y él no tenía otra forma de sacar toda su ira que con ella, su estúpida y tonta esposa, la niña hermosa que fue entregada en sus brazos para salvar a su familia de vivir en la ruina.¿A qué costo?¿Vale la pena tener una vida miserable por culpa de tu familia?¿Merece tu familia de tu sacrificio para vivir una vida digna?Eran cinco años ya de este tormento, donde Kloe olvidó lo que era vivir, para dedicarse a estar al lado de un hombre que no solo la despreciaba y odiaba como mujer, si no que también se había encargado de destruir su autoestima y esencia como mujer, con cada día que pasaba.— ¿Dónde estabas? Hace cinco minutos que te estoy esperando para desayunar.— George estaba sentado en la mesa, leyendo una revista de asuntos financieros y Kloe llegaba apresuradamente.— Estaba limpiando.— intentó responder ella, pero él la interrumpió.— No me interesa, debes ser cuidadosa, sabes que no me gusta esperar por nadie y menos por ti, además.— se calló él cuando una de sus muchas sirvientas le servía algunos tocinos y huevos revueltos.A pesar de ser un verdadero hijo de puta, él siempre guardaba las apariencias frente a los demás, no importaba quien fuera y a pesar de que todo el mundo que trabajaba a su lado debía firmar un contrato de confidencialidad muy estricto, él no se fiaba y no se podía permitir que nadie supiera como trata a su segunda esposa.— Debes estar lista en veinte minutos, iremos a almorzar con los Stone en su nuevo yate, sirve de algo y por lo menos arréglate bien.— esto último se lo susurró al oído, habían varios empleados alrededor de ellos, atentos por si se le ofrecía alguna cosa más al señor de la casa.— Está bien.— respondió ella sin mirarlo, provocando un rugido de su parte por romper una de sus reglas, verlo a los ojos cuando le hablaban.Si había algo peor que estar encerrada en esa enorme mansión, era tener que salir junto a él a una reunión de sus amigos, personas igual que su esposo, prepotentes y arrogantes, creyentes de que al ser multimillonarios tenían el derecho de tratar mal a todo el que se le atravesara al frente.Kloe había decidido que si debía vivir esta vida llena de torturas e insultos, por lo menos se vería despampanante, se colocó un hermoso y muy costoso vestido rojo, ideal para la ocasión, acompañado de joyas excéntricas y un sombrero de diseñador de la última colección de verano.Se avecinaba una jornada tormentosa para Kloe, reunirse con personas a las cuales ella no les agradaba, solo para escuchar comentarios hirientes sobre su familia y el como se entregó a un tipo como George solo para salvar a la empresa de su padre de la quiebra. Todo esto lo decían sin la presencia de George, aunque esto a él no le molestaría, en cambio, contribuiría con varios comentarios igual o mucho más picantes que los demás.— Vuelves a tardar, ya veo porqué la empresa de tu familia quebró, seguramente todos son tan inútiles cómo tú.— le susurró George al oído de Kloe, hasta la presencia de un simple chófer lo intimidaba como para hacer notar su verdadera personalidad.Ella trataba de despejar su mente cuando salía de la casa, solo lo podía hacer junto a George, pero al menos estaba tranquila de que él no podría atacarla o insultarla a los gritos mientras estuvieran rodeados de otras personas.— George, amigo, bienvenido a bordo.— lo saludó Erick Stone, el anfitrión de la fiesta.— estás en tu bote, vamos a saludar a los Harrison.La sola presencia de George armó un pequeño alboroto, todos los invitados que estaban a bordo del yate se acercaron uno a uno para saludar al nuevo integrante de la reunión.— George, cuéntanos, ¿Cuándo tendrás un nuevo hijo con tu nueva esposa?— intervino Jade, la señora Stone.— Estamos a punto de conseguirlo, pronto haremos una fiesta para anunciar al nuevo integrante de la familia Harper.— mintió George, él y Kloe no estaban interesados en tener un bebé, pero con sus arrebatos ebrios cualquier cosa podía pasar.A pesar de que George estaba casado con la mujer más hermosa de toda la fiesta, parecía que la odiaba y Kloe no entendía el por qué.— Iré a retocarme cariño, ya vuelvo.— dijo Kloe, apenas habían llegado y ella ya sentía que quería salir corriendo del lugar, aunque en este caso debía irse nadando.Mientras Kloe estaba en el baño, a solas, notó como la puerta del baño de damas se abrió y para su sorpresa era un hombre, a su parecer el más guapo de la fiesta, pero esto no evitó su molestia al verlo entrar donde no debía.— Es el baño de damas debes.— intentó reclamar Kloe, pero él se acercó y le pidió que hiciera silencio, ella estaba sorprendida, aunque no sentía miedo.— No tengo mucho tiempo, soy agente del FBI, su esposo está metido en muchos negocios fraudulentos.— dijo él en un susurró.— No se de qué está hablando, pero por favor retírese de este baño ya o gritaré a seguridad.— respondió ella nerviosa.— Sé todo por lo que estás pasando y lo confirmé desde que llegó, no ha parado de sobarse el brazo, aquí está mi tarjeta, si quieres liberarte de todo eso puedes llamarme.— el hombre hablaba muy cerca de ella, nadie más podía escuchar, haciendo que su piel se pusiera como la de una gallina.Kloe salió del baño dejando al apuesto caballero adentro, ella estaba confundida, ¿Cómo él puede saber algo de lo que a ella le ocurre en su alcoba?— Tardaste mucho en el baño, ¿Con quien estabas?— la sorprendió George al salir del baño.— ¿Ahora también vigilaras cuánto tiempo tardo en el baño?— respondió Kloe, que aunque estaba nerviosa por hablarle así, sabía que en esta situación él no podría hacer nada.El resto de la velada Kloe se la pasó pensando solo en lo que había ocurrido en el baño, ella sabía de los malos pasos que su esposo llevaba, él mismo más de una vez estando ebrio se los había confesado, pero el solo hecho de pensar en traicionarlo hacía que su piel se le volviera a erizara.Suficiente tormento había sido pasar toda la tarde con personas a las que no les agradas ni un poco solo por complacer a tu querido esposo, mientras él apenas y nota tu molestia y sin importarle nada de eso en lo absoluto. Volver al encierro en la mansión era mejor que estar obligada a escuchar extensas conversaciones de negocios y chistes hirientes sobre ti y tu familia, alentados por el hombre que se supone debe estar para cuidarte y protegerte siempre.Bien guardada quedó la tarjeta con el número de aquel agente del FBI, apuesto y atlético agente, ese era el tipo de hombre con el que siempre nuestra quería Kloe había soñado con casarse algún día. Aunque después de esta experiencia nupcial con el desgraciado de George, ella simplemente soñaba con un hombre que la quisiera, la respetara, la tratará como era debido y sobre todo que no la maltratara a su antojo.Pero su vida no sería fácil y con una enfermedad difícil de tratar desde su niñez hizo que su padre se aprovechara de eso y
Capitulo 3Con el corazón en la boca, sintiendo la fuerza con la que le latía, Kloe salió de la terraza, debía distraer a su esposo, nadie podía ver a Tom ahí.— Kloe, ¿Dónde estás metida?— volvió a gritar George, subiendo el tono, enfureciéndose. — Estoy aquí, solo estaba tomando un poco de aire.— respondía Kloe, acercándose hasta su esposo para que este no entrara a la terraza y la encontrara con Tom.— ¿Con quién estás ahí?— la increpó George, por alguna razón él siempre pensaba que ella estaba haciendo las cosas mal.— Con nadie, solo estaba tomando ai…— intentó explicar ella, pero George apenas y la escuchó, salió a la terraza a verificarlo por sí mismo.Kloe no sabía si salir corriendo de ese lugar, aprovechar que todos estaban en la fiesta y escapar, lejos, muy lejos, donde nadie pudiera encontrarla, estar si un hogar y sin dinero sería mejor comparado con lo que ocurriría después que encontrara a Tom en la terraza.— No entiendo.— decía George desde afuera
Sin más remedio, Kloe se levantó de la mesa y se dirigió a la cocina, a nadie le importaba si ella estaba embarazada o no, de igual forma, debía posponer por unos minutos mas su primera comida del día, para buscarle, un jugo de naranja sin hielo a la hija de su esposo, esto era una completa locura. Llena de impotencia, Kloe tiró el jugo con todo y vaso, quebrándose en el suelo y estando a punto cortarse.— Señorita Kloe, cuidado, no debió venir hasta acá, fácilmente me pudo haber llamado.— le dijo Marta, quien corrió a la cocina al escuchar el vaso quebrarse. — Descuida, solo se me resbaló, necesito un vaso con jugo sin hielo por favor.— le pidió amablemente Kloe el jugo a Marta, quien sabía mejor donde estaba, está era una enorme cocina, donde fácilmente, quien no la conoce, puede tardar horas buscando un simple cubierto para postres de plata fina. — Oh, lo olvidé, verdad que el jugo de la señorita Dasha era sin hielo, pero ¿Por qué vino usted a buscarlo?— le preguntó
En un momento de descuido, mientras Kloe eliminaba todos los rastros de que en su teléfono estaba toda esta información, George ya no estaba en el jardín, con el corazón acelerado, salió del baño, nadie podía sospechar nada, todo debía estar en orden.George entró en la habitación, utilizaría el baño, pensando que su esposa estaba haciendo lo mismo que él haría por todo este tiempo que no la había visto. Él pasó directo al inodoro, sin percatarse o simplemente sin darle a importancia a la presencia de su esposa en la habitación. Desesperada, con la adrenalina en su máxima expresión, Kloe se dirigió a la cocina, necesitaba un vaso con agua, tomar aire fresco, liberar toda la presión que sentía en su cuerpo por lo que acababa de hacer, ya no había marcha atrás, le había dado a la justicia lo que necesitaba para encarcelar a su esposo, al padre de su hijo. ¿Está bien lo que hice? ¿Cómo le diré a mi hijo que su padre pasó el resto de su vida en prisión por mi culpa?Pensaba Kloe, a qui
Pasar la primera noche si esa terrible persona al lado para Kloe era un sueño, aunque a mitad de la madrugada se convirtió una pesadilla que la despertó con el corazón acelerado.George vigilaba desde la cárcel a su esposa, incluso podía lastimarla, cosa que Kloe pensaba que no ocurriría mientras él estuviera lejos de ella.Con los primeros rayos del sol, Kloe pudo escuchar como ingresaban a la propiedad de su esposo varios autos, también se oían algunos ruidos afuera de su habitación, personas caminando de un lado a otro, situación que la ponía muy nerviosa y poco decidida de salir a tomar el desayuno, tan importante para ella dado su embarazo.— Señorita, pensé que no saldría de su habitación, aquí está su desayuno.— sorprendió Marta a Kloe, quien había tomado el camino más largo hacía el comedor.— Pensé en no hacerlo, pero mi hijo necesita que yo desayune.— respondió Kloe, viendo en esto la oportunidad de preguntarle a la ama de llaves de como y por qué estaba involucrada en los ac
Ante el juego de miradas que había al borde de la piscina, Oliver no pudo evitar sentir celos, era un hecho, se había enamorado a primera vista de la esposa de su padre, ¿Esto cómo podría terminar bien?Tom, por su parte, tuvo que involucrarse nuevamente en este caso, la evidencia había sido contundente, pero el equipo legal de George movió muy bien sus piezas, sumado a que tenían en sus manos a muchos altos cargos dentro del gobierno, dejando muy difícil que una condena fuese a ser pronunciada por un juez.Esto dejaba en claro la imperfección de este caso al involucrarse y no dejar de pensar ni un segundo en la esposa del acusado, ella estaba muy involucrada en esto, si George descubría la verdad sería muy difícil saber lo que haría con ella.— Entiendo tu punto hermano, pero no quiero hacerte perder más el tiempo, nada de lo que digas o hagas hará que yo cambie de opinión.— dijo Oliver, viendo como Kloe estaba muy incomoda, sin saber el infierno que ella sentía en su interior.— si no
Una semana pasó desde el día de la detención del empresario y futuro candidato político George Harper, era el mayor tiempo que el distinguido líder de su secta de socios multimillonarios había pasado tras las rejas.En la mansión, los ánimos se habían calmado un poco, los verdaderos herederos de la antigua familia se mantuvieron al margen de Kloe quien día tras día veía su vientre crecer poco a poco.— ¿No han encontrado nada aún?— preguntó secamente George, al ver que sus hijos se sentaban en la silla detrás de la ventana de vidrio reforzado de la cárcel de máxima seguridad de la ciudad.— Aún nada papá, ¿Estás seguro que fue ella?— replicó Martial, quien estaba serio, él era igual que su padre y por esta razón solían repelerse. — Por supuesto que fue ella, ¿Cuántas veces se los tengo que decir?— perdía la paciencia George, dándole un golpe a su escritorio, hacía mucho tiempo que no golpeaba a alguien y ya se empezaba a sentir sobrecargado de maldad.— deben apresurarse, sin mí en la
Kloe se encerraba nuevamente en su habitación, esto ya se convertía en una costumbre, pasar horas sentada en su balcón, observando el mundo exterior como un sueño, una ilusión o como una realidad que nunca llegaría a su vida.Esto se convirtió así, desde que sus padres prácticamente la vendieron a George, un trato ilegal por supuesto, pero que muy difícilmente puede ser disuelto por una víctima que estaba completamente sola este mundo, sin acceso a dichos documentos o con pruebas suficientes que puedan confirmar lo contrario.— Kloe, ¿Puedes salir un momento?— tocó la puerta de la habitación Oliver, este se había ausentado un par de días para asiatir a un evento de caridad en la ciudad de Miami.Kloe no respondió, ella odiaba a todo el que llevara apellido Harper, y aunque llegó a pensar que Oliver podía ser diferente, su odio se renovaba con cada día que pasaba encerrada en esa enorme mansión.— Por favor Kloe, debes salir, me dijo Marta que estas encerrada todo el tiempo, es