Emilia trato de mantener la calma durante aquella desagradable reunión, pero basto con que aquella mujer abandonase su oficina para que dejara salir todo el mal humor que le había ocasionado. Golpeo el escritorio con todas sus fuerzas, deseando desahogarse.
La verdad es que si la creía capaz de cumplir con su amenaza, capaz de intentar desbaratar su matrimonio. No porque creyera ni por un momento que Alexander fuera capaz de traicionarla, porque sabía que no era de ese modo. Al igual que también era consciente del resentimiento que le tenía, mismo que no desaparecía con solo una caricia y de eso estaba perfectamente consciente. Sin embargo, si angustiaba el hecho de lo que pudiera hacer para intentarlo, de que tan lejos estaba dispuesta a llegar.
Sabía que la situación en que se encontraban era precaria, que hasta un pequeño desliz podía desboronar el castillo de naipes en
Alexander se sorprendió al darse cuenta de que tan bien lo conocía, de todos los detalles importantes que conocía de su persona; pero en especial le sorprendió lo último que menciono.—No estoy enamorado de ti —se defendió sin demora—Nadie hablo de amor. Solo digo que te sientes atraída por mí, que me deseas sexualmente —aclaro, siendo muy abierta al respecto.Este apenas podía creer lo que estaba escuchado y es que le resultaba una locura.—Yo no... —trato de asegurarle.—No intentes de negar lo que esta tan claro; además descuida y es que no tiene nada de malo. No hay de qué avergonzarse —le tranquilizo, actuando con naturalidad.—¿Estás hablando en serio? —deseo constatar.—Por supuesto; después de todo somos jóvenes, atractivos y al menos en
El anuncio de la fusión entre sus dos empresas estaba a punto de darse a conocer. Los detalles faltantes eran mínimos y como era de esperarse, deseaban hacerlo por todo lo alto y con la algarabía que se merecía.Estaban felices por lo que pasaría; así que organizaron una gran fiesta, misma que tendría lugar en ambas cedes. Por el día se llevaría a cabo una rueda de prensa, en la que darían a conocer su nueva imagen, la estrategia que manejarían en adelante y sus planes a futuro; además de presentar a sus ceos. Esta se realizaría en la sede de la empresa Crawford, quienes tenían instalaciones de punta.En tanto, que por la noche tendría lugar una gala para celebrar la fusión; misma que se realizaría en la sede de la empresa Russell. En esta se festejaría a lo grande la noticia y se entablarían nuevas relaciones para neg
El aroma a flores inundaba La Catedral del Santo Nombre, en Chicago. Era finales de julio, el cielo se encontraba despeado y el clima era cálido; perfecto para la ocasión que estaba a punto de tener lugar.En el interior todo estaba cubierto de rosas blancas, el camino de entrada había sido cubierto por pétalos que daban la bienvenida a una hermosa novia enfundada en un precioso vestido blanco. Era una creación exquisita de encaje y satén, que envolvía la figura de la joven; resaltando su pequeña cintura, sus pechos generosos y caderas estrechas. La cola del vestido de estilo clásico arrastraba tras ella un par de metros, mientras avanzaba tomado del brazo de su padre. Este le veía con una sonrisa, mientras sostenía su mano con cariño, haciéndole saber que estaba a su lado.Avanzaban al ritmo de la marcha nupcial, pasando al lado de toda su familia y amigos; quienes los veían con alegría e incluso algunas lágrimas eran derramadas. En cambio, la atención de ella se encontraba puesta
Un par de meses atrás…Alexander había llamado a Clara, su novia, varias veces a lo largo de la tarde sin respuesta. Deseaba verla, hablar con ella; por lo cual insistió hasta que consiguió que su asistente le dijera donde se encontraba. Ambos había decidió mantener su relación en secreto, por el bien de sus carreras. Ella era una importante modelo, su carrera iba en ascenso. En tanto que él era el Ceo de una de las empresas de construcción más importantes del país.Llevaba varios días sin verla, así que en contra de todos sus acuerdos decidió buscarla en público. Según su asistente se encontraba en el hotel, The Gwen. Tenía una reunión hay con un cliente y pretendía sorprenderla. Por desgracia, al arribar no encontró rastro alguno de ella en el restaurante o el bar; por lo cual dio por hecho que debía encontrarse en alguna de las salas de reuniones. No tenía otra opción más que esperar y no encontró una mejor forma de hacerlo que tomando una copa en el bar. Apto por dirigirse haci
Alexander no tenía idea de lo que estaba pasando y es que no era típico en ella el actuar de ese modo. —¿Qué es lo que te sucede? —le cuestiono extrañado.Por desgracia Emilia no contesto, sino que tan solo se acercó un poco más a él; lo cual le sorprendió de inicio. Sin embargo, pronto se dio cuenta de lo que pretendía y es que se ocultaba tras suyo, mismo que solo causo su mayor desconcierto. No lograba entender lo que pudo hacerla actuar de ese modo. —¿Qué diablos te sucede Emilia? —deseo entenderlo. —Cállate y no te muevas —respondió de forma cortante. —Lo are si no me dices lo que ocurre —advirtió, mientras comenzaba a hacer girar el banco sobre el que se encontraba sentado. Emilia no pretendía dejar que eso ocurriera, así que lo retuvo con firmeza. —Hablo en serio, si te mueve te lastimare —lanzo un ultimátum en su contra.Alexander en cambio le presto poca atención a sus palabras, soltándose de su agarre para comprobar de lo que se trataba. En cambio, a sus espaldas n
Emilia no tenía la menor idea de lo que le ocurría; pues la actitud relajada de antes había desaparecido. Parecía molesto, exaltado y totalmente fuera de sí. Estaba claro que algo había sucedido, solo que no tenía la menor idea de lo que se trataba. Tampoco parecía que él se encontrase dispuesto a revelarlo, por lo cual solo le resto seguirlo al menos hasta el exterior y es que eso era justo lo que deseaba. Una vez se encontró fuera, se liberó de su agarre; aun cuando eso no le resulto nada sencillo. —¡Loco! —lo llamo con desprecio mientras se alejaba.Alexander apenas era consciente de lo que estaba haciendo, al igual del hecho de que Emilia se alejó de él furiosa. Vio entonces como al otro lado de la calle Clara subía a un auto, acompañada de aquel hombre. No podía permitir que se marcharan, necesitaba detenerlos y obtener respuestas de su parte. Por desgracia, el tiempo se terminaba. Ellos se marchaban y no dejaría que eso ocurriera. Infortunadamente su auto se encontraba en e
Cuando Emilia comenzó a despertar, lo hizo sintiéndose confusa y es que no recordaba lo sucedido o al menos fue así en un principio. Pronto observo todo a su alrededor, se encontraba en una habitación pintada en su totalidad de color blanco, lo cual, acompañado aquel característico aroma a alcohol y desinfectante, le hizo dar cuenta del sitio en el que se encontraba. Estaba en una habitación de hospital y ser consciente de eso le hizo recordar los acontecimientos de esa noche, mismos que terminaron en un coque de auto. Apenas fue consciente del todo de si misma, se dio cuenta de que por fortuna no parecía encontrarse gravemente herida. Portaba un collarín, sentía un liguero sabor metálico en su labio inferior y usaba una clase de cabestrillo en una de sus muñecas. Fuera de eso se sentía bien, tan solo se sentia levemente dolorida. Sin embargo, eso no mermaba su furia y es que tenía en claro quién era el culpable de que se encontrara ahí. Su molestia no radicaba tanto en el daño su
—¿De qué están hablando? —trato de entender Emilia, intentando no parecer demasiado alterada ante semejante afirmación. —No finjan más, lo sabemos —declaro su padre con una radiante sonrisa en los labios.—¿Fingir? En verdad, no tenemos idea de a lo que se refieren —le aseguro Alexander, quien de igual manera no había podido evitar preocuparse.—Nos entregaron sus pertenencias cuando llegamos y hemos encontrado esto — explico Martha, la madre de Alexander, mostrándoles de forma orgullosa el anillo de compromiso que se encontraba en su mano.—¿Eso es…? —intento entender Emilia, pues le parecía una locura que algo como eso hubiese aparecido en sus pertenecías; por lo cual solo se podía tratar de una equivocación.—Es claro de lo que se trata —le interrumpió Lucas.—Solo que no entendemos porque no nos lo habían dicho —continuo enseguida Paul, igual de extasiado que el resto.Al escuchar aquello todo cuanto ambos pudieron hacer fue voltear a verse el uno al otro, intentando entender lo q