El casamiento civil fue algo sencillo como había planeado Hasan. De hecho, literalmente solo firmaron unos papeles y listo. Habían regresado al piso legalmente casados, en cuanto todo eso pasó, el hombre se puso en contacto con el abogado para preguntarle sobre cómo iba el proceso del testamento y la herencia. Aún faltaba que pasara el año, y convertirse en padre para poder finalmente acceder a toda la fortuna que su abuelo paterno le había dejado. Cuatro semanas después... Los resultados arrojaron un gigantesco positivo. Aunque no era su sueño ser madre y no lo veía como algo para alcanzar, y solo era el objetivo de Hasan. Al recibir la noticia se sintió contenta, era extraño que dentro de ella estuviera habitando otra personita. Dada la circunstancia, podría ser un poco conflictivo pensar de esa forma respecto al bebé, pero no lo puedo evitar. Regresaron al piso, una vez en el living, la muchacha se sentó en el sofá para observar la ecografía. Aunque no podía entender o ver con c
En el exterior, Steven se quedó pensativo respecto a lo que le mencionó Camila. Le gustaría saber de quién estaba enamorada. Pero no habría forma de saberlo si ella misma no se atrevía a confesar su nombre y toda la verdad. Tal vez sí le había comentado a Sarah sobre ese tema o era probable que no. Sinceramente no iba a seguir pensando en todo ese tema, ni le preguntaría a Sarah sobre eso. Al rato, Camila salió ya arreglada y con su mochila a cuestas. Se notaba mucho mejor incluso más animada que otras mañanas. Steven sabía que poco a poco ella volvería a ser la misma chica de antes. Eso esperaba, no sabía cómo seguir lidiando con una chica rebelde. —¿Estás bien? —Sí, y voy a tomar el desayuno en la cafetería de la escuela ya que no me dará tiempo de comer aquí. —Sí, aún podemos esperar unos minutos más aquí, estaré más tranquilo si te vas tras haber comido. —Vale. Es así como se quedaron aproximadamente otros ocho minutos hasta que Camila terminó de comer. Después de eso, ambo
Cinco meses después...Aquel día, Sarah se despertó aún más temprano, sabiendo que tenían que ir a la cita con el doctor. Todo en su embarazo estaba en perfecto orden, no había ninguna irregularidad y todo marchaba tal como Hasan había planeado.Durante toda esta etapa, Sarah había experimentado cambios a los que no estaba acostumbrada, pero cada cosa que se presentaba dejaba de ser desconocida en cuestión de segundos. Y de alguna manera, sabía cómo adaptarse a la situación e incluso admitía estar disfrutando de todo el proceso. ¿Era acaso correcto sentirse satisfecha por tener una vida dentro de ella? En otras circunstancias no habría de qué preocuparse, pero Sarah no era más que un instrumento para traer al mundo a esa vida que permitiría a Hasan conseguir lo que quería.Se encontraba sentada en el sofá de la sala, mientras revisaba su teléfono. Hace menos de dos minutos se había comunicado con Camila y había conseguido que le informara sobre cómo le iba en la secundaria. Afortunada
Sarah tragó en seco. Aquel hombre seguía teniendo un efecto poderoso en ella, especialmente cuando se le aparecía semidesnudo. Tenía un cuerpo espectacular y musculoso que era imposible no mirar. Verlo así le sacaba suspiros, pero aún era capaz de reprimir lo que él le provocaba, aunque la sensación de hormigueo ya recorría su cuerpo involuntariamente.—Me sorprende que seas tú quien termine de vestirse primero. ¿Qué sucede? —le preguntó él.—Tengo un problema con el vestido. Me es imposible subir la cremallera, necesito tu ayuda, por favor —le explicó, deslizando una tímida sonrisa.—Vale, date la vuelta.Le pidió que se diera la vuelta y ella lo hizo. Sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo cuando los dedos de Hasan rozaron su suave piel tersa. Era como si tuviera electricidad, ahora podía disfrutar de esa sensación de caricia. Incluso durante los pocos segundos que estuvieron así, pero que se sintieron eternos, la joven apretó los párpados y ahogó un pequeño suspiro. Definitiv
Más allá de eso, seguía siendo solo su opinión y respetaba todas las decisiones de la muchacha, porque ese asunto no le concernía en lo absoluto.—¿Has comprado los ingredientes para preparar una tarta de chocolate?—Pensé que te gustaría hornear un pastel. A mí se me complican esas cosas, pero sé que tú eres muy buena en repostería —comentó.La chica sonrió halagada de que le expresara aquello.—Vale, voy a hacerlo por ti. Pero ahora mismo, ¿te dije que Albert me invitó a salir?—Sí, de hecho me hablas muy seguido de Albert.—Lo admito, es que es un chico muy irresistible y además atento. Creo que vamos por un buen camino y tengo la sensación de que podamos formalizar esta relación —soltó ilusionada.Candace se alegraba por ella. Aunque cuando le hablaba sobre lo mucho que estaba enamorada de ese chico, sentía celos. ¿Por qué todos a su alrededor eran felices y ella no?Esa pregunta no tenía una respuesta clara y convincente en ese momento. Tal vez la felicidad no estaba hecha para e
El restaurante donde Hasan había reservado la mesa, se encontraba ligeramente concurrido para fortuna de ambos ya que de esa manera iba a lograr encontrar un ambiente más calmado y privado. Se sentía satisfecha por estar allí junto a él, definitivamente sería una noche diferente a las anteriores, además de que Hasan se veía más relajado. Un mesero se les acercó para tomar sus órdenes, ella se decidió por la misma elección que hizo Hasan. Sinceramente el platillo qué objeto era una elección acertada. Aunque estando embarazada cualquier cosa de aquel menú, era apetecible. —Este lugar me encanta, incluso puedo respirar tranquilidad. —Por eso no le elegí, suele ser también un sitio en dónde hago negocios. Pero esta noche no tiene nada que ver con el trabajo Sarah. —Yo creo que sí. Él arrugó el entrecejo, no entendía por qué le decía eso. —¿Esto es trabajo? —¿Acaso tiene algún otro significado? Al final solo estoy aquí haciendo mi trabajo y desempeñando un papel que no es cierto.
Por petición de ella se quedaron también para el postre y luego de eso caminaron un rato por las calles de Nueva York, el clima ayudaba un poco, los transeúntes pasaban de un lado al otro. Cuando menos se lo pensó, Sarah sintió el roce de los dedos de Hasan, entonces, por primera vez el árabe le tomó la mano. Ella sintió que aquella sensación extraordinaria la embargó de los pies a la cabeza. Más que extraordinario, se sentía mágico estar así con él. —Hasan, ¿por qué me tomas de la mano?Ambos se detuvieron, bajo la oscuridad de los faroles, en medio de la multitud al paso ligero. A Sarah le brillaban los ojos. —¿Por qué no podría hacerlo? —Vale, solo fingimos. ¿No es así? —emitió bajito. Él suspiró y acarició su mejilla. —No todo se trata de eso, Sarah —le dejó saber mientras se le quedaba mirando a los ojos y también a sus labios, indicando que en cualquier momento ocurriría un beso. Eso esperaba Sarah. —¿Por qué dices todo eso? Creo que solo buscas confundirme y jugar conmigo
En toda esa situación, el hombre la veía muy preocupada, él estaba profundamente angustiado por Sarah, qué aún no dejaba de llorar, se encontraba sobre la cama y seguía sufriendo, pero Hasan no sabía la razón de aquel dolor. No la dejaría sola y seguiría intentando hasta que le expresara por qué estaba así. —Sarah. No me gusta verte de esta manera. Por favor, dime qué es lo que ha sucedido, no entiendo la razón por la que de pronto te has puesto así. ¿Acaso has recibido alguna amenaza y no me lo has comentado? —averiguó sentado al borde de la cama. Ella negó con la cabeza y luego al fin, después de tanto tiempo de estar, evadiendo sus ojos, se atrevió a mirarlo. —Lo que sucede es que acabo de recibir una llamada y me han informado que mi padre ha muerto. El magnate abrió los ojos de par en par, era increíble que le estuviera comentando sobre fallecimiento de su progenitor cuando meses atrás de había mencionado que no le conocía. Por lo que entró en un estado de confusión e incredu