Capítulo 390
Alejandro, al otro lado de la línea, sintió cómo una ola de rabia e impotencia lo abrumaba. ¿Luciana involucrada en un accidente y ella lo invitaba a ignorarlo? ¿Creía que no se preocuparía por su esposa y su bebé?

—Entonces, ¿para qué me llamas? —soltó él, molesto.

Ella quedó desconcertada por esa pregunta:

—Bueno… si regresabas a casa y no me encontrabas, supuse que te preguntarías dónde estaba.

Alejandro soltó una risa seca y silenciosa. Si su esposa desaparecía sin avisar, por supuesto que él preguntaría dónde estaba. Pero, por lo visto, para ella solo era eso.

En ese instante, su enojo se disparó al máximo.

—Luciana, ¿lo hiciste a propósito? —soltó, convencido de que se trataba de una venganza por lo ocurrido la noche anterior.

—¿Qué dices? —repitió ella, sin entender.

Él se dijo que, a estas alturas, fingir desconocer la situación resultaba absurdo. Para Alejandro, estaba claro que Luciana lo hacía para causarle angustia. Aun así, respiró profundo y contuvo su furia, aunque en su
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