Capítulo 371
Mientras tanto, Luciana y Alejandro fueron los últimos en llegar, lo cual dio pie a las típicas bromas.

—¿No se habrán desvelado mucho anoche, cierto, Alex? —bromeó uno.

—¡Pobre de ti, Luciana, menudo trajín!

—¿Ustedes no piensan casarse nunca o quieren quedarse de solterones? —replicó Alejandro, fingiendo enojo.

Sergio, Salvador y los demás, que ya rebasaban la edad para juegos infantiles, se comportaban, sin embargo, como si fuesen un grupo de adolescentes, dándose picones y burlas constantes. Luciana, por su parte, prefirió centrarse en Pedro. El chico estaba sentado junto a Miguel, jugando una partida de ajedrez en un silencio casi solemne.

Martina se le acercó y le habló en voz baja:

—Ya llevan rato en eso. Al principio, don Miguel le explicaba las jugadas, pero luego se quedaron en silencio.

¿Se habría vuelto todo muy serio? Luciana observó el semblante de Miguel, que mostraba cierta tensión. El anciano parecía casi atormentado por la partida. A Miguel siempre le había fascinado
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