Capítulo 130
Se sentó en el borde de la cama, observando cómo las pestañas de Luciana temblaban ligeramente. Fingía estar dormida.

—Luci, despierta.

—Mm... —murmuró, fingiendo que apenas despertaba, abriendo los ojos lentamente. Su mirada evitaba la de él, incapaz de enfrentarlo directamente.

Apretó los labios, pero no dijo nada.

—Ya que estás despierta, levántate. El abuelo nos espera para almorzar.

—Ah… —asintió Luciana, mirándolo de reojo. Como él no se movía, lo apresuró—. Necesito vestirme. ¡Sal!

Su rostro se enrojeció al instante. Alejandro no pudo evitar sonreír. ¿Le daba vergüenza que la viera? Después de lo que pasó anoche, ¿qué parte de su cuerpo no había visto ya?

No solo la había visto…

También la había besado.

Y… también…

Pero respetando su incomodidad, se levantó.

—Está bien, me voy.

Cerró la puerta tras de sí, pero dejó un pequeño espacio entre el marco y la puerta, por donde pudo verla levantarse y quitar las sábanas.

Soltó una pequeña risa. ¿Tan tímida?

De repente, una sombra oscur
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