Capítulo 131
El silencio en el auto era frío. Alejandro mantenía su mirada fija en Luciana, su rostro completamente inexpresivo, pero sus ojos hablaban de una tormenta contenida.

Esta mujer... parecía haber nacido solo para complicarle la vida. Antes, cuando él se negaba a casarse con ella, ella se enfadaba. Ahora que él había aceptado, seguía enojada. ¡Nada la complacía!

Luciana, por su parte, no entendía qué había hecho mal. ¿No era suficiente con que ya no le guardara rencor? ¿Por qué él seguía insatisfecho?

—Luciana —murmuró Alejandro, luchando por controlar la ira que hervía en su interior.

Antes de que pudiera decir algo más, su celular sonó. Era Miguel, su abuelo, llamando para apurarlos.

—¿Dónde están? Dijeron que regresarían a cenar.

—Abuelo, ya estamos llegando —respondió Alejandro, su tono un poco más suave.

Colgó el teléfono mientras el auto cruzaba las puertas de Rinconada. La entrada a Casa Guzmán estaba a la vista.

—Primero cenaremos con el abuelo —dijo Alejandro, su voz fría, casi d
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