Capítulo26
Al oír esto, Mateo miró por un momento y descubrió que ella se estaba rascando con frenesí las manos, las cuales ya tenían una erupción rojiza. De inmediato le sujetó los brazos para evitar que siguiera rascando de esa manera:

—No te rasques más.

Lucía se sentía muy incómoda:

—Pero es que me pica.

Mateo frunció el ceño y dijo con voz grave:

—Eres alérgica al alcohol y aun así bebiste ese montón.

Lucía estaba un poco confundida, abrió los ojos y parecía ver la silueta de Mateo:

—¿Dónde estoy?

—En casa.

Mateo le quitó los zapatos y la ropa que le molestaba, y la arropó bien.

Lucía se despejó un poco y recordó que estaba en una reunión de exalumnos, donde bebió un poco de alcohol y al parecer surgieron algunos problemas. Y Mateo apareció en un momento crítico.

—¿Fuiste tú quien me trajo de vuelta? —preguntó Lucía.

Mateo trajo una palangana con agua caliente del baño, humedeció una toalla y con cuidado le limpió los brazos. Sus pequeños brazos estaban rojos y con ronchas, con marcas de hab
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