Ángela…
— ¿Pasa algo, señorita? —me preguntó el muy idiota, al ver que yo me he quedado paralizada por la impresión de volver a verle después de muchos años y haber jurado que jamás en la vida me acercaría a él.
—Pero no, aquí estoy frente a aquel estudiante que un día me avergonzó ante todo el instituto, porque sí, el mismo día que él me confesó de que yo solo era parte de su juego, todos se dieron cuenta de eso porque sus amigos se encargaron de hacerlo público, con el objetivo de humillarme a mí y engrandecerlo a él.
Después de eso, me tocó lidiar sola con las burlas que a diario recibí en la semana siguiente que me restaba para acabar el año.
— No me pasa nada jefe, bueno, en realidad si pasa, lamento esta noticia, pero tengo que renunciar a mi trabajo, por la razón que debo de viajar ahora mismo hasta mi ciudad.
— ¿Cómo así que va a renunciar? ¿Acaso usted cree que aquí está en un potrero y que a la hora que se le antoje puede entrar y salir como si nada? Pues no señorita, usted ya firmó un contrato con duración de tres años en esta empresa, y ahora lo cumple porque lo cumple.
A menos que quiera y tenga el dinero suficiente para pagarme una indemnización por veinte millones de dólares. —dijo el muy idiota, hablando con superioridad solo porque es el jefe.
— ¿Acaso usted está loco? Yo no le voy a pagar esa semejante cantidad de dinero que me pide, además ¿de dónde saca eso de la indemnización mentada?
— Son reglas y normas de mis empresas, señorita. En el contrato tuvo que haber visto esa cláusula.
— Pues no, no la vi porque allí no mencionaba nada sobre eso.
— Es obvio que no la vio, si está escrita con letra sobresaltada en color negro sombreado, que solo al colocar el papel en la claridad se puede leer. —Él ha dicho eso con una sonrisa ladeada en sus labios, él sigue siendo un pinche burlesco de pacotilla.
— Eres un maldito tramposo. Eso que tú haces es abuso de poder, y por si no lo sabes, ese delito es penado por la ley. —De lo molesta que estoy, las palabras casi se han salido por sí solas.
— ¿Eres? —Más respeto para su jefe, señorita mal educada, usted y yo no nos conocemos así es que mejor empiece por respetar a sus superiores.
— Está bien jefe, me quedaré a trabajar.
En fin, ya estoy aquí. Ahora dígame para qué me necesita. —afortunadamente, este baboso no me reconoce, ¿será que aún no ha visto mis documentos personales en donde aparece mi vida resumida?
— Acepte que se queda porque no tiene el dinero suficiente para pagarme. Bueno, en primer lugar, dígame cuál es su nombre.
— Señorita Hernández, así me puede llamar, jefe. —¡Ah! Y para su mayor información, puedo pagarle hasta el doble de lo que me pide si yo quisiera, pero como no se me da la gana de regalarle a usted lo que a mí me pertenece, entonces comenzaré a trabajar.
—ese hombre se me ha quedado viendo con furia, pero a mí no me importa, porque ahora ya no me pienso dejar humillar por él ni por nadie. —Supongo que mi apellido no lo sabe, porque cuando estábamos en el instituto, nunca me lo preguntó, él solo me conoció por Ángela.
—Trabajaré junto a este hombre, pero que ni crea que yo voy a ser su borrega, si yo quiero haré las cosas que él me ordene, y si no, pues que se joda. Total, si me despide será mucho mejor para mí porque no tendré que pagar por ninguna estúpida cláusula de ese contrato.
MARIO JOSÉ
La nueva empleada me recuerda a una chica del instituto, a la cual le hice mucho daño, pero que al final yo también terminé dañado porque me enamoré de ella.
Pero no se lo hice saber por miedo al qué dirán los demás, al ver que yo, el chico guapo, apuesto e inalcanzable, estaba enamorado de la chica más fea y mal arreglada del instituto, claro que para mí, ella es la nena más hermosa que mis ojos hayan visto, pero lástima que no me di cuenta a tiempo, o quizá fui un cobarde al no reconocerlo en ese momento.
La hice mía, ella fue toda mía, porque yo fui el dueño de su virginidad. Ella vestía muy raro y no se le notaba su figura, pero cuando se entregó a mí, me di cuenta de que detrás de ese disfraz tan horrible que ella usaba, se escondía la chica más linda del universo, tenía un cuerpo perfecto, el mismo con el cual yo había soñado en muchas ocasiones.
Flashback
— Ángela, ¿por qué te vistes de esa forma? —le pregunté minutos después de que habíamos hecho el amor.
— Lo hago porque me da pena vestir provocativa como las otras chicas, yo soy muy tímida y pienso que se van a reír de mi cuerpo y de mi cabello.
— Pero si te da pena tu color de cabello, entonces no entiendo para qué te lo tiñes de ese color, aunque déjame decirte que te queda superbién y contrasta de maravilla con tu piel clara.
— Muchas gracias por tu halago, me alegra escucharlo de tu boca. Pero, yo no me lo he pintado nunca, este es mi tono natural.
—me respondió ella con una sonrisa tímida, una sonrisa que a estas alturas ya me estaba volviendo loco, y sí, yo sé que solo se trata de una apuesta, pero como todas las tardes he compartido tiempo con ella, para ser específicos un mes casi por completo llevamos hablando y saliendo a la playa.
No sé en qué momento es que comencé a verla con ojos diferentes, con ojos de enamorado, y por esa razón es que una semana antes de cumplir el mes, yo le pedí a mis amigos que me levantaran el castigo.
Lo hice porque si yo seguía con ella, pronto se darían cuenta de que me había enamorado y se burlarían de mí.
No lo voy a negar, me dolió el alma cuando ella me enfrentó para que le dijera la verdad sobre lo que mi exnovia le había comentado, tuve que decirle que lo que le habían dicho era totalmente cierto, ella solo formó parte de un juego.
Ella apenas tenía cumplidos los dieciocho años, según me comentó, y yo ya rondaba los veintitrés años de edad, pero ella era como una niña, inocente, hermosa, además muy bajita.
Fin del flashback
La chica que ha entrado a trabajar este día, tiene el mismo color de cabello que mi Ángela tenía.
Pero esta chica es más alta y un poco más rellenita, aunque tenga un fuerte parecido a mi amor de memoria, no creo que sea ella, tendré que sacarme de la cabeza esa idea de que algún día ella aparecerá.
En todo el día de trabajo, Ángela, se lo pasó recordando lo que había sucedido siete años atrás, ella siempre está con el temor de que ese hombre se dé cuenta de que ella es la misma chica a la que humilló en el instituto. Ella teme que le vuelva a hacer otra humillación dentro de la empresa. Ella no sabe que ese hombre se enamoró de ella sin querer.Terminó con el trabajo que se le asignó, pasó por la oficina de Mario José, y se despidió de él, por ser su primer día de trabajo cumplirá a cabalidad con lo pedido. Luego se fue a la oficina de Juan Pablo, así se llama el novio de su amigo Ariel. Por el momento ella se está hospedando en su misma casa, entonces han quedado de acuerdo en irse juntos cada vez que se pueda.Ángela no le comentó a Juan Pablo, que ella desde hace mucho tiempo conoce a su jefe, al CEO de esa gran empresa, decidió no contarle nada porque le da pena que alguien más, aparte de su amigo Ariel, se dé cuenta de lo que pasó entre ellos y lo vergonzoso que fue el día
El fin de semana se terminó, y es momento de volver al trabajo. Tal y como su jefe se lo pidió a Juan Pablo, él no le ha comentado a Ángela, acerca de la conversación que tuvieron el día sábado. Sin embargo, él tiene la curiosidad por saber qué es lo que ellos dos esconden, y no se lo preguntó a su novio Ariel, porque es como si se lo estuviese preguntando a la chica, conoce muy bien a su pareja y sabe que no se lo dirá.— Buenos días, jefe. —Saludó Ángela, muy sorprendida al entrar a su oficina y ver a Mario José, sentado en el lugar donde ella debería de estar.— Buenos días, señorita Hernández. —Tome siento por favor, necesito hablar con usted. —Ordenó el jefe imponente. Él ha llegado más temprano de lo habitual y la ha esperado en su oficina porque no se aguanta las ganas de saber si en realidad ella es su chica del instituto, aunque su corazón le diga que sí, desde el principio y lata desbocado cada vez que ella se le acerca. Aun así, él tiene ciertas dudas y prefiere salir de e
Ángela se quedó en el pasillo esperando a que le los intrusos desocuparan su oficina. Su teléfono comenzó a vibrar con desesperación, ella lo sacó de su bolso y al ver que se trata de una llamada de parte de la escuela donde sus hijos asisten, de inmediato lo respondió y se retiró del pasillo, por si Mario sale que no la escuche hablar sobre ellos.Mario José le pidió a su prometida que por favor se retire de la empresa porque este día debe de atender un asunto muy importante y estaba planificándolo con su asistente. Y claro que es un asunto muy importante y urgente para él, pues desde ya se ha propuesto a reconquistar a su amor del pasado.La muchacha, como no tiene idea de que la nueva asistente es el amor de su prometido, después de darle un casto y forzado beso en los labios, aceptó retirarse de forma pacífica.El gran jefe salió de esa oficina e ingresó a la suya, él pensó encontrarse a su asistente allí, pero ella no estaba. Se asustó un poco, pues se le vino a la mente que quizá
El jovencito se alejó, pero su hermano salió detrás de él, ahora está dispuesto a rogarle a cualquier persona con tal de que le ayuden a que su chica le dé una segunda oportunidad. Lo alcanzó antes de cerrar la puerta del ascensor, listo para bajar a la primera planta y retirarse de la empresa, pues él ya cumplió con lo que Mario José, le pidió y no tuvo éxito. — ¡Por favor, hermano, tienes que ayudarme! El tiempo va de prisa y cada vez se acerca más el día de mi boda con aquella mujer. —suplicó el hermano mayor. — Bueno, pero tu solito te lo buscaste, ahora no tienes más remedio que aguantarte. — Pero es que yo no siento nada por ella, ni siquiera como a una amiga la considero. —el muchacho está desesperado, antes no le importaba mucho tener que casarse con ella, aunque no la amara, pero ahora que su Ángela, ha regresado, él quiere impedir a como dé lugar esa unión. — Pero bien que te la follaste cuando ella te daba clases, verdad. —recriminó el hermano menor. — Shh, calla herm
Ángela Rosibel ya lleva tres semanas consecutivas de estar trabajando en las empresas de la familia de Mario, cada día que ella llega a su oficina, siempre se encuentra con un hermoso ramillete de flores y una caja de chocolates blancos sobre el escritorio de madera, junto a ellos una nota con un poema, firmado por el mismo Mario José.Tal como él lo dijo, está dispuesto a hacer todo lo que sea para lograr que ella le dé esa segunda oportunidad que tanto le pide. Y por eso es que durante estos días, ha estado llegando más temprano, para él mismo colocar el presente en el escritorio de ella.— ¡Ja!, ni creas que con flores y chocolates me vas a conquistar, yo no necesito un hombre a mi lado para que me humille. —le escribió esta vez en la tarjeta que acompaña a las flores, tomó un sobre de papel manila y en él guardó la tarjeta para que nadie más viera su contenido. Luego llamó a la secretaria y le pidió que le llevara el sobre, al presidente.Mario José sonrió cuando la secretaria se l
Al salir de la oficina de su amor, Mario José se fue a su casa, tomó una maleta de color negro que tenía guardada en un porta maletero y en ella guardó algunas de sus pertenencias, lo más esencial que necesitará para los días que dure su viaje. Su madre, que en ese momento estaba en casa, le preguntó que para donde iba. Él le mintió, le comentó que se le presentó una emergencia y que tendría que viajar de inmediato fuera de la ciudad B.— Yo sé que no hay ninguna emergencia, hijo. Mi corazón de madre me dice que lo que tú estás tratado de hacer es escapar de la soga que tu padre está a punto de ponerte en el cuello. ¿Cuéntame, que pretendes hacer? —Le consultó su madre. —Ella conoce muy bien a sus dos hijos y sabe que su tesoro mayor está atravesando una difícil situación.— Mamá, tengo que irme. No encuentro otra cosa más que hacer para impedir que ese matrimonio se lleve a cabo.— Y si contratas a una chica para que se haga pasar por tu ex pareja y que diga que está esperando un hijo
Ángela se comunicó con la niñera de sus hijos y le preguntó que si se siente capaz de cuidar de ellos durante la noche, ella le explicó que tiene que viajar con urgencia por órdenes de… del abuelo de sus hijos.— Claro que sí, hija mía. Si de parte de la empresa te envían, tú tienes que cumplir porque te debes a ellos. —Reconoció la señora. —Ella es muy amable y le tiene mucho aprecio tanto a Ángela Rosibel como a los pequeños vándalos que tiene como hijos.Ángela le pidió que le vaya preparando su maleta, llegó a recogerla cuando sus hijos aún no habían llegado de la escuela. A ella se le hizo muy difícil irse y no despedirse de ellos, pero ni modo, el deber llama a la puerta y ella deberá de atenderlo.Ya con su maleta en mano llegó de nuevo a la empresa y se dirigió a su oficina para llevar algunos documentos que considera que serán necesarios para llevar a cabo la dichosa reunión.Subió a la terraza y allí estaba el joven Owen, ya listo esperando por su llegada. Pero, de pronto, él
A la mañana siguiente, Mario se despertó y al recordar que su amada duerme a su lado la quiso abrazar, pero no la encontró, en la cama solo está él y las sábanas, buscó en cada rincón, pero ella no está, ni su maleta. Ella se ha marchado, y su corazón se entristeció porque sabe que ella se ha arrepentido de haber tenido relaciones sexuales con él, aunque ella se mostró muy feliz la noche anterior, hasta pareció que lo estaba disfrutando. — No entiendo que es lo que ha pasado, ¿cómo es que ella se aparece en mi habitación y luego desaparece? —¿Cómo es que ella supo que yo estaba en esta ciudad y más en este hotel y habitación? —Será que, ¡sí, el autor de todo esto debe de ser mi hermanito! Él fue quien planificó este encuentro porque solo él sabe en donde yo me estoy hospedando. — Gracias por echarme la mano hermanito, pero mi chica se ha marchado. —Él le envió un mensaje de texto para agradecerle su buen gesto. — ¿Cómo así? Se supone que no la tendrías que dejar salir de esa habit