Será real...?
Capítulo 65 —No aguanto másNarrador:Apenas se separaron, un tumulto de invitados se arremolinó a su alrededor en cuestión de segundos. Nadia apenas tuvo tiempo de procesar el beso cuando sintió una oleada de felicitaciones, copas alzadas y palmadas en la espalda. Isabella se acercó con su elegancia impenetrable, asintiendo con aprobación mientras tomaba la mano de Nadia entre las suyas y deslizaba su mirada analítica sobre el anillo.—Finalmente, las cosas están en su sitio —sentenció con una leve sonrisa de satisfacción.Nadia apenas pudo reaccionar antes de que alguien más la jalara hacia un abrazo improvisado, seguido de otro, y otro más. Los flashes de las cámaras iluminaban el salón a medida que los fotógrafos oficiales capturaban cada momento, inmortalizando su compromiso ante los ojos de toda la alta sociedad.El brindis se llevó a cabo en la mesa principal, donde las copas de cristal chocaron con un tintineo armonioso. Massimo mantenía su brazo en la cintura de Nadia, sus ded
Capítulo 66 —No quiero excusasNarrador:Massimo condujo a toda prisa, con la misma determinación con la que hacía todo en su vida. Sus manos firmes sobre el volante, su mirada fija en la carretera, su mandíbula tensa como si estuviera conteniendo algo demasiado peligroso para soltarlo en ese momento.Nadia lo miraba de reojo, con el pecho subiendo y bajando con la respiración aún alterada. No preguntó a dónde iban, no intentó detenerlo. Sabía que, aunque lo hiciera, no serviría de nada.El paisaje cambió lentamente. Las luces de la ciudad quedaron atrás, los edificios fueron reemplazados por espacios abiertos y la oscuridad de la noche se hizo más densa. Massimo tomó un camino estrecho, bordeado por árboles altos que parecían devorar la carretera en sombras alargadas.Su corazón latió más fuerte, no por miedo, por expectativa.Finalmente, el coche se detuvo frente a una construcción de madera, una cabaña discreta, sin demasiadas pretensiones, pero lo suficientemente apartada como para
Capítulo 67 —Voy a volverme loco contigoNarrador:El sonido que salió de la garganta de Massimo fue casi un gruñido animal, bajo y gutural.Y entonces, la besó.Pero no fue un beso tierno, no fue un roce suave o una caricia inocente. Fue hambre, fue desesperación, fue una toma de poder absoluta.Sus labios se estrellaron contra los de Nadia con una fuerza que la dejó sin aliento. Su boca exigente, sus manos firmes en su cintura, su cuerpo presionándola contra la pared sin dejarle escapatoria.Y luego, su lengua. Entrando en su boca sin pedir permiso, deslizándose con una lentitud exasperante al principio, explorando cada rincón, cada curva de su boca como si le perteneciera.Nadia jadeó contra sus labios, su cuerpo reaccionando antes que su mente, su lengua encontrando la suya en un duelo peligroso, en una entrega que no podía detener.Massimo gruñó de nuevo, esta vez más profundo, más oscuro. La devoraba.Sus dedos se enredaron en su cabello, inclinando su rostro justo como quería,
Capítulo 1 —Completa y jodidamente, atractivoNarrador:La sala de la ONG estaba tranquila, con las sillas acomodadas en círculo mientras algunos de los asistentes iban llegando poco a poco. Nadia estaba allí, sentada en una de las sillas, con los dedos entrelazados sobre su regazo. No tenía idea de por qué había aceptado quedarse a la reunión cuando lo único que necesitaba era un trabajo, pero algo en la calidez de Ismael la había convencido. A su alrededor, los jóvenes iban tomando asiento, cada uno con sus propias historias, con sus propias cargas. Había una sensación de comunidad, de entendimiento tácito entre ellos, aunque Nadia aún no se sintiera parte de eso. Y entonces, la puerta se abrió de golpe. El impacto resonó en toda la sala, haciendo que todos giraran la cabeza al mismo tiempo. Dos hombres entraron. El primero, joven, con el cabello despeinado y la ropa desarreglada, forcejeaba inútilmente contra el agarre de quien lo traía a rastras. El segundo… Nadia sintió su estóma
Capítulo 2 — Sin hogar, sin destinoNarrador:La noche era espesa, el aire cargado de humedad y el asfalto aún retenía el calor del día. Nadia caminaba con pasos erráticos, su bolso colgando del hombro como un lastre, su ropa pegándose a su piel por el sudor frío que la cubría. No miraba atrás, no quería hacerlo. Si miraba atrás, tal vez se derrumbaría. No tenía a dónde ir. No tenía a quién llamar. No tenía nada. Solo el eco de aquella voz repugnante resonando en su cabeza.—Anda, bonita… ven a sentarte en la falda de papi, que quiere hacerte unos cariños…La bilis le subió a la garganta, pero la tragó de vuelta. No podía permitirse flaquear. No ahora. No cuando por fin había escapado.Había pasado toda su vida encerrada en un infierno del que parecía imposible huir. Una madre que no era más que una sombra vacía, con el aliento apestando a alcohol y los ojos nublados por la dependencia. Y él… ese asqueroso bastardo que la acechaba como un lobo esperando el momento perfecto para saltar
Capítulo 3 —Cincuenta por la tarde enteraNarrador:El amanecer pintaba el cielo de tonos naranjas y rosados mientras Nadia se incorporaba lentamente de la banca. Sus músculos protestaron con cada movimiento, su espalda rígida por haber dormido en una posición incómoda.—Bien, Nadia… sigues viva —susurró para sí misma, frotándose el rostro con las manos.Se enderezó y miró a su alrededor. La plaza todavía estaba tranquila, con algunos indigentes removiéndose bajo sus mantas improvisadas. El estómago le rugió con un vacío punzante. Tenía hambre. Y, más urgente aún, necesitaba un baño. Se puso en pie y comenzó a caminar. Tal vez encontraría algún lugar donde pudiera entrar al menos a lavarse la cara. Pero cada intento fue peor que el anterior.—No damos caridad aquí.—No puedes usar este baño.—Largo.Cada rechazo se sentía como un golpe directo a su dignidad. Finalmente, con la desesperación mordiéndole los talones, encontró una zona con arbustos altos y, con el rostro ardiendo de verg
Capítulo 4 — Cosas de chicasNarrador:El teléfono comenzó a vibrar en su mano, pero Nadia se quedó mirando la pantalla un instante antes de contestar. Sabía que era Ismael, y sabía que no dejaría de llamar hasta obtener una respuesta. Exhaló con resignación y deslizó el dedo por la pantalla.—¿Hola?—¿Dónde estás? —La voz de Ismael sonaba preocupada, casi exigiendo una respuesta inmediata —Te busqué en la ONG y desapareciste.Nadia cerró los ojos y apoyó la cabeza en el respaldo del sofá, sintiendo el peso de la culpa mezclado con el alivio de haber logrado escapar.—Tuve que irme —murmuró, sin muchas ganas de dar explicaciones.—¿Pero qué pasó? —insistió él —¿Estás bien?Podía imaginarlo con el ceño fruncido, mirando el móvil con esa expresión de desconcierto que ponía cuando algo no encajaba en su lógica.—Me descompuse.Hubo un silencio breve al otro lado de la línea.—¿Cómo que te descompusiste?Nadia giró la cabeza hacia la ventana, observando la calle silenciosa desde su escond
Capítulo 5 —EjecutivosNarrador:Nadia llegó temprano a la cafetería, con el cabello recogido en una coleta alta y la camisa blanca que Angelina le había dado la noche anterior. Se sentía extrañamente cómoda en ese lugar, como si poco a poco estuviera construyendo una rutina que no la hacía sentir tan perdida. Angelina la recibió con una taza de café caliente y una sonrisa breve antes de ponerla en marcha.—Hoy va a ser un día agitado —dijo mientras pasaba un paño por la barra —El salón privado está reservado para el almuerzo, así que necesito que lo dejes impecable.Nadia frunció el ceño.—¿Reservado?—Sí, un grupo de ejecutivos. Siempre vienen en plan de negocios, pero dejan buenas propinas si están contentos.Nadia asintió, tomando un trapo y un balde con agua.—Entendido.Caminó hasta el salón privado, un espacio más elegante dentro de la cafetería, con una gran mesa de madera y sillas acolchonadas. Las ventanas dejaban entrar la luz del sol, y el aire olía a madera pulida y café