Dos meses después.Dentro de la mochila había documentos falsos para mí y para Valentino. El señor Luigi lo tenía todo planeado, y me dolía en el alma que no me dijera nada. Lo extrañaba muchísimo. Era tan injusto todo lo que pasó.Miré atentamente a Vale. Estaba concentrado viendo un libro que le había prestado un vecino. Me acerqué a él y me senté a su lado. Miré el libro y estaba en otro idioma.— ¿Qué haces? — Le pregunté. Él me miró con esa mirada que le das a las personas que hacen preguntas estúpidas.— Leer — me contestó.Volví a mirar y sí, estaba en otro idioma. Valentino era un genio, algo que obviamente no heredó de mí. Él era un mini Fabien, tenía sus gestos, en ocasiones hablaba hasta como él. Estoy segura de que si Fabien lo hubiera criado, no sería tan parecido.— ¿Qué idioma es? — Le pregunté.Él me miró con algo de desesperación. Puse los ojos en blanco. ¡Qué niño tan odioso por Dios!— Alemán. ¿Por qué siempre me distraes? — Me contestó.— Pues porque soy tu mamá y
Me levanté del sofá y caminé de un lado a otro, el niño me estaba viendo. Me detuve y lo miré por milésima vez. ¡Carajo! Volví a caminar. Esto era algo que no podía manejar. Me detuve y lo volví a ver. ¡Maldición! ¿Y qué hacía ahora? ¿Cómo se supone que debo actuar con él? Ni siquiera me gustan los niños. Aún no entiendo por qué Carolina decidió tener a este pequeño ser.— Papi, deja de caminar, me estás mareando — me pidió.¿Papi? Este niño era igual de confiado que su madre. No puedo creer que ella lo esté criando así. ¿Acaso está loca?— ¿Cómo sabes que soy tu papá? — El me miró y después puso los ojos en blanco. Yo me sentí un imbécil. Jamás me había sentido como un imbécil.— Tú te pareces a mí, y te dio miedo cuando me conociste, casi te desmayas cuando me viste, y mi mamá mencionó una vez tu nombre — me contestó.¿Miedo? Carajo, es cierto. Yo le tenía miedo a una cosa de medio metro.— ¿Entonces, es tu papá o no? — Preguntó la chica. El niño la miró, y ella se quedó en silenci
Después de lo que pasó con Luigi, me di a la tarea de investigar sobre Coppola, y para mi suerte, uno de los hombres de confianza de él frecuentaba un bar. De inmediato pedí trabajo y para mi suerte me lo dieron. El hombre de Coppola ya estaba allí, en uno de los privados. Odiaba con el alma hablar con él, pero tenía que hacerlo. Quería averiguar su paradero y asesinarlo. Simone no merecía vivir. Solo pensar en él me revolvía el estómago. — ¿No se cómo puedes hablar con esos tipos como si nada? ¿No te da miedo? — me preguntó una compañera. Yo sonreí. Había tratado con demonios mucho peores. — Dan muy buenas propinas, y esas no me caen nada mal — le respondí. Tomé la bandeja y entré. El infeliz apenas me vio, sonrió. Me acerqué y puse las bebidas en la mesa. — ¿Cómo estás, mi amor? — Me preguntó, dándome una nalgada. Tenía tantas ganas de darle en la cara con la bandeja, pero tenía que aguantar. — Muy bien. ¿Desde cuándo estás aquí? — le pregunté. Él me jaló del brazo y me hizo
Valentino me miraba con sus enormes ojos, y sabía que merecía una explicación. Pero ¿qué le decía? Fui a la cocina y me quedé allí por un momento, pensando en la explicación, pero nada se me ocurría. Valentino entró a la cocina y me quedó mirando.— ¿Puedo comer galletas? — me preguntó.Yo asentí con la cabeza, saqué el paquete de galletas y le di una. Después, me senté en el piso y empecé a comer yo también.— ¿Me das más? — me preguntó.Lo miré mal, pero después asentí y le di un par más. Él se sentó a mi lado y se quedó allí comiendo las galletas. Yo me quedé en silencio. No sé si pasaron horas o solo minutos, pero lo que sí sabía era que necesitaba decirle algo.— Todo lo que dijo ese hombre es mentira — le dije.Valentino me miró y asintió con la cabeza. Yo lo atraje a mi pecho y lo apreté con fuerza.— Él... te quiere. Solo está un poco sorprendido — le dije mientras lo tenía apretado a mí.Valentino se apartó de mí, me miró con una sonrisa.— Lo sé, y tiene mucho dinero, mami —
Después de que padre se fue, yo llamé a Jacob; tenía que buscarle una solución a esto urgentemente. Necesitaba mantener alejado a mi padre hasta que pudiera mandar a Carolina y al niño lejos de aquí.— ¿Qué pasó? — le pregunté.Carolina miró a Valentino y después a mí.— Coppola, uno de sus hombres me siguió, y no sabía a dónde ir, así que pensé en ti — me dijo.Yo asentí con la cabeza.— Aquí estarás bien, solo te pido que no hagas nada estúpido, y mantén al demonio encerrado — le pedí.Ella me miró mal, pero después asintió.*Al día siguiente, Carolina y Valentino bajaron a desayunar. Yo me estaba tomando un café y leía el diario. El pequeño se sentó a mi lado, me miró y después frunció el entrecejo.— ¿Por qué lo mataron? — Me preguntó Valentino. Yo miré el encabezado del diario y después miré a Carolina.— ¿Él sabe leer? — pregunté.Ella asintió y Valentino me sonrió.— Qué interesante — comenté.— Fabien, querido, veo que es verdad. Pequeño mío, ven y abraza a tu bisabuelo.Abue
Había dejado el asunto del hombre de Coppola para último momento, todo este lío, por ese pequeño demonio, se me estaba saliendo de las manos.Carolina entró a mi habitación, luciendo un hermoso y pequeño vestido. Yo miré con demasiada atención su escote, yo no lo recordaba así, se veía mucho más grande.— Te crecieron las tetas — le dije.Ella se tapó el escote con ambas manos.— Eres un cerdo — me contestó.Yo me encogí de hombros, ella era mi mujer, podía decirle este tipo de cosas.— Quiero follarte, hacerte gritar mi nombre, y meterme esos hermosos y grandes pechos a la boca — le dije.La cara de Carolina se puso roja, estaba cabreada.— No vas a volver a tocarme, jamás dejaré que un cerdo como tú, me ponga otra vez las manos encima — me dijo.Yo me acerqué a ella y la arrinconé en la pared, le di media vuelta, y pegué su rico culo en mi muy erecta polla.— Carolina, tú no puedes escapar de mí, eres mía — le dije al oído.Le metí la mano debajo de la falda del vestido, acariciando
Salí de la habitación en busca de Valentino. Él estaba en el jardín jugando con Jacob y Milo, así que me senté en el pasto a mirarlos. Viéndolo así, jugar tan despreocupado, pareciera que todo fuese normal. Ojalá y pronto pueda tener una vida tranquila junto a él. — ¡Que me dejes en paz, pequeño demonio! — gritó Jacob. Jacob ya no sabía qué hacer, o dónde poner a Valentino. Este enorme hombre estaba siendo intimidado por un niño de cuatro años. Esto era increíble de ver y muy gracioso. — Te juro, Carolina, que lo golpearé — me advirtió. Jacob sujetó a Valentino de las piernas; ahora él estaba suspendido en el aire. — ¡Ya me tiene harto! — dijo Jacob. Valentino estaba muerto de la risa, ¡qué niño más malvado! — Le gusta. Si quieres que se comporte, deberías intentar otra cosa — le sugerí. Jacob levantó más a Valentino y lo miró mal. — ¿Puedo tirarlo a la basura? — me preguntó. — No lo sé, creo que eso deberías discutirlo con Fabien — le dije con una sonrisa. Jacob puso mala
Fabien llegó entrada la noche, yo me acerqué a él de inmediato. Él me miró y puso mala cara; yo estaba segura de que algo había pasado.— ¿Todo está bien? — le pregunté.Él asintió con la cabeza.— Solo estoy un poco cansado — me dijo.Yo asentí con la cabeza. Fabien se dio la vuelta y empezó a subir las escaleras; yo me quedé allí mirándolo, indecisa sobre si decirle que Silvio estuvo aquí, ya que él se veía muy estresado. Respiré profundamente y fui tras él. Fabien ya estaba en el cuarto, quitándose algunas prendas.— Silvio estuvo aquí — Le dije. Él asintió y siguió quitándose las prendas.— Jacob ya me lo ha dicho — Me contestó. Yo me acerqué más y lo ayudé a quitarse la camisa; miré sus cicatrices en el pecho y presioné una que nunca había visto, esta estaba en el brazo.— De todas mis cicatrices, esa es la que más quiero — me dijo.Yo aparté la mano. Sabía por qué lo decía, así que no iba a caer.— ¿Qué ha pasado en estos años? ¿Por qué Silvio dijo que él era el líder? — le preg