Estaba medio dormida cuando sentí que me levantaron de la cama. Abrí los ojos inmediatamente. Fabien me llevaba en sus brazos.— ¿Adónde me llevas? — Le pregunté a Fabien. Él no me dijo nada, solo me llevó al baño y me sentó en el pequeño banco que estaba en la ducha.— ¿Ahora pretendes ser bueno conmigo? Me secuestraste y me partiste la pierna para que no huyera — le dije.Él se agachó y me miró, puso su cabeza en mi hombro y suspiró pesadamente.— Tú te lanzaste del balcón, y no te secuestré, solo te estoy reteniendo un poco — me dijo.Me sorprendió escuchar esas palabras. ¡Qué descarado era este hombre!— Quiero irme a casa. ¿Por qué no me conquistas de manera convencional? — le dije.Fabien me quitó la camisa y la tiró a un lado del baño. Después empezó a lavar mi cuerpo.— Ya te he dicho que no, y no me gustan las cosas convencionales — me dijo.Yo puse los ojos en blanco.— Al menos dame algo de ropa. No puedo andar por la casa con tus camisas, y creo que ya no tienes limpias —
Varios hombres salieron de la nada. Jacob estaba todo tenso, y yo estaba que me moría de miedo.— Métela al coche, Jacob. Quiero almorzar con ella — le pidió Piero.Yo negué de inmediato con la cabeza.— Almorzaré con Fabien, pero muchas gracias — le dije con una sonrisa. La experiencia pasada me enseñó a no hablar de más.— Métela al coche ya — ordenó.Jacob no se movió ni un centímetro, y yo estaba rezando porque ese hombre se fuera de una vez y por todas. ¿Por qué tenía que ser tan desgraciado? Él sabía que daba miedo.— Solo tengo dos opciones, ser asesinado por ti o ser torturado y asesinado por Fabien, así que prefiero mil veces que me mates tú, pero no puedo dejarte a la niña — dijo Jacob.Escuchar eso de la boca de Jacob era tan aterrador. Yo no veía tan peligroso a Fabien si lo comparaba con Piero.Piero se rió.— Está bien, ven con nosotros, así la cuidas — le propuso.Jacob aún no se movió, y yo le agradecí al señor por eso.— Ni se te ocurra entrar a ese coche — le dije a
Cuando la empleada puso el plato en la mesa, yo desvié la mirada. Era carne roja, y por cómo se veía, estaba prácticamente cruda. Yo miré a Fabien cortando y comiendo como si nada.— Se te va a enfriar — Me dijo Piero sonriendo. Yo corté un trozo de la carne y lo metí en mi boca. Al masticar, las náuseas llegaron. Tomé una servilleta y escupí la carne.— ¿Quieres otra cosa? — Me preguntó Fabien.— Quiero comer fruta — le dije.Piero me miraba con una enorme sonrisa mientras masticaba. Este tipo realmente era un asco de persona.— Está bien, ya regreso — me dijo Fabien.Se levantó y salió del comedor. Piero aún me estaba viendo.— ¿Aún piensas que solo yo soy un monstruo? Tú duermes todos los días con uno mucho más peligroso que yo — me dijo.No entendía por qué hacía eso. Era ridículo. ¿Acaso quería que yo le temiera a Fabien? ¿O qué carajo era lo que quería al mostrarme todo eso?— Si quiere que lo deje, lo está haciendo mal. Fabien es el que me retiene. Hable usted con él, yo me iré
Volvi a la enfermería y me senté. Quería patear a Fabien, era un bastardo infeliz, pero esta sí que me las iba a pagar. Él no podía ponerme cachonda e irse.— Por tu cara, debo suponer que tu encuentro con Fabien no fue nada bueno — me comentó William.Yo voltee y fulminé a William con la mirada.— No menciones a ese desgraciado, lo odio con el alma — le dije.Me crucé de brazos y hice un puchero. Tenía tanta rabia, pero la tenía conmigo. ¿Cómo pude aceptar eso y disfrutarlo? ¿Acaso estaba loca? Yo había visto cómo él cortaba en pedazos a un hombre, con las mismas manos que me tocaron a mí. Me levanté de la silla y me fui de la enfermería.Fabien aún no se había ido, estaba hablando con Jacob y con otros hombres más.— ¿Tu padre no te enseñó que espiar es de mala educación? — Me preguntó él. Yo negué con la cabeza.— Déjame adivinar, tú lo hiciste y tu padre te castigó — le dije.Él se rió.— Deberías dedicarte a eso, porque acabas de adivinarlo — me dijo.¿Por qué me confundía tanto
El hermano de Piero me estaba mirando de más; me hizo sentir incómoda. Su mirada era tan asquerosa. Yo traté de alejarme, pero Piero me detuvo agarrándome del brazo.—Ella es la mujer de Fabien — Le dijo Piero.Él apartó su mirada de mí inmediatamente.—Mucho gusto en conocerte. Déjame presentarte a toda la familia — Me dijo.Piero, su hermano y yo caminamos hacia donde estaban las otras personas. Muchas me miraban con curiosidad y otras con rabia.—Padre, ella es Carolina, la mujer de Fabien — Anunció.Un hombre de ojos duros me miró. Este tipo se veía aún peor que Piero y Fabien.—¿Estás embarazada? — Me preguntó.Todos allí me miraron. Yo negué con la cabeza lentamente.—¿Y Fabien qué está esperando? ¿A que yo muera? ¿Acaso quiere dejar esta familia en las manos inútiles de los demás? — Dijo con rabia.Piero se rió, pero los demás se quedaron en silencio.—¿Dónde está el inútil de Mariano? — Preguntó el hombre de mal humor.—Tú siéntate conmigo, cariño. Tenemos que hablar de muchas
Apenas llegamos a la casa, yo corrí a la habitación, me encerré en el baño y me observé. Mi rostro y cuerpo estaban empapados de la sangre de ese hombre, mi vestido blanco se veía rojo. Toqué mi pelo e igual que mi cuerpo, estaba empapado en ella.— No deberías pensar tanto en lo que pasó — Me dijo Fabien entrando. Yo lo miré, y sí, él también estaba manchado, pero era algo que no le preocupaba. Esa mancha rojo sangre la ha tenido desde pequeño.Fabien se acercó a mí, me metió a la ducha, despojándome de mi vestido.— ¿No piensas en ellos cuando duermes? — Le pregunté, pero Fabien no me contestó. Yo lo abracé y hundí mi rostro en su pecho.— ¿Dime cómo hago para no recordar la mirada aterrorizada de ese hombre? ¿Cómo olvidó que disfruté que me tocaras mientras él estaba a mi lado? — Le pregunté mientras me ahogaba en llanto.Miré arriba para encontrar ese par de ojos color fuego, esos ojos que se volvían cálidos al mirarme.— Enséñame a ya no tener corazón — Le supliqué, pero él no di
Regresé a casa de Fabien feliz. Hacía tanto que no me sentía así. Fue liberador para mí salir otra vez, ver a mi padre y a mi familia me hizo volver a ser yo, volví a sentirme como antes. Apenas entré a la casa de Fabien, sentí cómo un velo negro se posó en mí.— Hola — me saludó Jacob.Yo lo quedé mirando.— ¿Jacob, Fabien está aquí? — Le pregunté, necesitaba hablar con él sobre volver a trabajar con mi papá.— En la oficina — Me dijo, y yo salí corriendo al lugar. Cuando abrí, me quedé de piedra. Fabien estaba frente a un tipo arrodillado, llorando y suplicando. En el sofá estaba el hermano de Piero, y Piero estaba detrás de Fabien.— Cierra la puerta — Me ordenó Fabien, yo la cerré y caminé hacia él.— ¿Te fue bien con tu papá? — Me preguntó él, ignorando al tipo llorando en el suelo.— Sí, yo... quería hablar contigo de eso, pero puedo esperar fuera — le dije.Fabien negó con la cabeza.— Dímelo aquí, no pasa nada — me dijo.Yo miré al tipo llorando y tragué en seco. El tipo estab
El día estaba precioso, el sol estaba en lo más alto, el cielo estaba completamente azul; era casi perfecto, todo se veía tan irreal. — ¿El día está precioso, no? — preguntó alguien a mis espaldas.Yo me di la vuelta y le sonreí a Stephano. Él hoy se veía tan bien, era como un ángel.— Está como para ir a la playa. Hace tanto que no voy, me hace mucha falta — le dije.Él sonrió y me tendió la mano.— Tenemos una entrega cerca a la playa. Si quieres, me puedes acompañar — me propuso.Yo no lo dudé y de inmediato le dije que sí. Estaba tan cansada de todo; solo quería relajarme un poco. ¿Acaso eso era pecado? — Ve subiendo a la camioneta — me dijo.Yo me subí a la camioneta y esperé. Miré por la ventanilla y observé a Stephano mientras papá le entregaba el arreglo. Él era un chico realmente lindo, buena persona. Podría ser feliz con él sin pensarlo. — ¿Estás lista? — Me preguntó él, metiendo el arreglo en la parte de atrás.Después, él se subió al asiento del piloto y volvió a sonre