Apenas llegamos a la casa, yo corrí a la habitación, me encerré en el baño y me observé. Mi rostro y cuerpo estaban empapados de la sangre de ese hombre, mi vestido blanco se veía rojo. Toqué mi pelo e igual que mi cuerpo, estaba empapado en ella.— No deberías pensar tanto en lo que pasó — Me dijo Fabien entrando. Yo lo miré, y sí, él también estaba manchado, pero era algo que no le preocupaba. Esa mancha rojo sangre la ha tenido desde pequeño.Fabien se acercó a mí, me metió a la ducha, despojándome de mi vestido.— ¿No piensas en ellos cuando duermes? — Le pregunté, pero Fabien no me contestó. Yo lo abracé y hundí mi rostro en su pecho.— ¿Dime cómo hago para no recordar la mirada aterrorizada de ese hombre? ¿Cómo olvidó que disfruté que me tocaras mientras él estaba a mi lado? — Le pregunté mientras me ahogaba en llanto.Miré arriba para encontrar ese par de ojos color fuego, esos ojos que se volvían cálidos al mirarme.— Enséñame a ya no tener corazón — Le supliqué, pero él no di
Regresé a casa de Fabien feliz. Hacía tanto que no me sentía así. Fue liberador para mí salir otra vez, ver a mi padre y a mi familia me hizo volver a ser yo, volví a sentirme como antes. Apenas entré a la casa de Fabien, sentí cómo un velo negro se posó en mí.— Hola — me saludó Jacob.Yo lo quedé mirando.— ¿Jacob, Fabien está aquí? — Le pregunté, necesitaba hablar con él sobre volver a trabajar con mi papá.— En la oficina — Me dijo, y yo salí corriendo al lugar. Cuando abrí, me quedé de piedra. Fabien estaba frente a un tipo arrodillado, llorando y suplicando. En el sofá estaba el hermano de Piero, y Piero estaba detrás de Fabien.— Cierra la puerta — Me ordenó Fabien, yo la cerré y caminé hacia él.— ¿Te fue bien con tu papá? — Me preguntó él, ignorando al tipo llorando en el suelo.— Sí, yo... quería hablar contigo de eso, pero puedo esperar fuera — le dije.Fabien negó con la cabeza.— Dímelo aquí, no pasa nada — me dijo.Yo miré al tipo llorando y tragué en seco. El tipo estab
El día estaba precioso, el sol estaba en lo más alto, el cielo estaba completamente azul; era casi perfecto, todo se veía tan irreal. — ¿El día está precioso, no? — preguntó alguien a mis espaldas.Yo me di la vuelta y le sonreí a Stephano. Él hoy se veía tan bien, era como un ángel.— Está como para ir a la playa. Hace tanto que no voy, me hace mucha falta — le dije.Él sonrió y me tendió la mano.— Tenemos una entrega cerca a la playa. Si quieres, me puedes acompañar — me propuso.Yo no lo dudé y de inmediato le dije que sí. Estaba tan cansada de todo; solo quería relajarme un poco. ¿Acaso eso era pecado? — Ve subiendo a la camioneta — me dijo.Yo me subí a la camioneta y esperé. Miré por la ventanilla y observé a Stephano mientras papá le entregaba el arreglo. Él era un chico realmente lindo, buena persona. Podría ser feliz con él sin pensarlo. — ¿Estás lista? — Me preguntó él, metiendo el arreglo en la parte de atrás.Después, él se subió al asiento del piloto y volvió a sonre
Stephano estaba prácticamente encima de mí. Quería darle una patada y tirarlo lejos. ¿Acaso no había visto bien a Piero? Dios mío, Stephano solo quiere mortificarme. — ¿Puedes dejarme en paz? De verdad, no quiero problemas — le dije.Él se rió un poco. ¡Cómo me estresaba este hombre! — Entonces, denuncia lo que te pasó. Mi tío es policía, puede ayudarte. No es normal lo que ese tipo te hizo. Casi te orinas en los pantalones cuando lo viste — me dijo.Yo me mordí la uña, lo miré y después lo jale a un lugar más privado. — No vuelvas a mencionar algo así, y menos en voz alta. ¿Acaso eres loco? — le pregunté.Yo quería salir de ese infierno, pero quería hacerlo con vida. — Mira, sé que no nos conocemos bien, pero nadie tiene el derecho de maltratarte — me dijo.Yo me acerqué a él, un poco demasiado cerca, y después me alejé. — Ese no es tu problema. Solo te pido que no le digas nada a mi papá. No quiero preocuparlo — le pedí.Yo iba a salir cuando él me detuvo agarrándome de la mano
Me quedé allí, mirando cómo corría lejos de mí. ¿Por qué no podía ser gentil con ella? Tenía rabia conmigo. Yo quería cambiar, pero dejar de lado toda mi crianza era tan difícil, y ella solo me provocaba. — Deberías ir a buscarla. Sería un problema si termina en una de esas habitaciones — me dijo padre.Respiré profundo y caminé en la dirección por donde ella corrió. A lo lejos la vi sentada en la hierba, aún llorando. Me acerqué e intenté tocarla, pero ella me apartó de inmediato. — ¿Para qué me quieres tener contigo si me tratas peor que a un animal? Déjame ir de una vez por todas. Ya estoy cansada. Ni siquiera puedo dormir bien. En mis sueños estás tú, rodeado de sangre, Fabien... Yo te tengo tanto miedo, tanto que prefiero morir mil veces a manos de tu padre que en las tuyas. Por favor, déjame ir — me suplicó.La jale a mi pecho y la apreté allí. Quería decirle algo para reconfortarla, pero no sabía qué decir. Esto era tan nuevo para mí. Yo... quería saber cómo amarla, pero el ú
Jacob me miró y negó con la cabeza, se veía un poco molesto pero me daba igual. Yo estaba comprando de todo, quería hacerle una linda fiesta de cumpleaños, quería que fuera muy colorida y brillante, algo que nunca olvidara. — ¿Es en serio? — Me preguntó Jacob cuando compré muchas serpentinas. — Si vas a estar juzgándome entonces ve a otro lado — le pedí. Jacob se cruzó de brazos. — Cuando dijiste que le ibas a comprar algo para su cumpleaños pensé que sería una torta, no todo eso. ¿No crees que es una exageración? — me preguntó. Yo negué con la cabeza, saqué un gorrito de papel y se lo puse a Jacob. — Ahora sí estás listo para el evento — le dije. Jacob se lo quitó y lo arrugó en su mano. — Relájate, solo serán un par de cosas — le aseguré. Él puso los ojos en blanco y salió de la tienda, yo sonreí y seguí comprando. * Jacob estaba arriba de una escalera tratando de poner las letras de "Feliz Cumpleaños" sobre la puerta de entrada. — Jacob, sube eso más alto, quiero que lo
Subí a la habitación, y Carolina estaba despierta. Apenas me vio entrar, se arrinconó en la cabecera de la cama. Ella me miró desde allí, sus grandes ojos estaban brillantes por las lágrimas. Odiaba verla de esa manera.— No tengas miedo, he reforzado la seguridad. Nadie podrá entrar o salir de aquí — le aseguré.Ella me miró con terror y empezó a llorar mucho más fuerte.— Tengo miedo — me dijo.Yo le sonreí un poco, quería que se tranquilizara.— No lo tengas, cariño. Sé que esto fue traumático para ti, pero te juro que encontraré a la persona que está detrás de esto y la haré pagar. Te juro que la mataré hasta la mascota — le dije.Carolina se bajó de la cama y caminó hacia mí.— ¿Estás bien? — Me preguntó de la nada. Yo sonreí.— Muy bien, ¿y tú? — le pregunté.Ella asintió.— Yo quería hacerte una fiesta de cumpleaños, te lo juro — me dijo.Levanté una ceja y recordé los globos esparcidos por la casa.— ¿Para qué? — le pregunté.Ella me abrazó con fuerza.— Quería que este fuera
Sentí como mi espíritu salía de mi cuerpo. Quería correr y gritar. Mis manos temblaban. Era horrible todas las sensaciones que estaba experimentando. — ¿Son estas las flores que quiere tu papá? — preguntó Stephano. Me di la vuelta y asentí, ese infeliz iba a matarme. — Se las llevaré rápido — dijo. Pasó sobre Fabien como si nada. Fabien lo miró por un segundo y luego me miró a mí. — ¿Qué haces aquí? — le pregunté, tratando de sonar lo más tranquila posible. — Quería asegurarme de que llegaste bien — contestó. Me mordí el labio inferior. Estoy segura de que Fabien sospecha algo. — ¿Cómo entraste aquí? — le pregunté. Él me sonrió. — Le dije a tu papá que yo era tu pareja. De hecho, hablamos un par de minutos — dijo. Esto era lo que no quería. Ahora mi papá estaba más involucrado en esto. — ¿Ese chico que salió, quién es? — preguntó Fabien. Forcé una sonrisa. — Es el nuevo empleado. Papá lo contrató cuando me secuestraste, y ahora él se encarga de las entregas — respondí.