Cuando la empleada puso el plato en la mesa, yo desvié la mirada. Era carne roja, y por cómo se veía, estaba prácticamente cruda. Yo miré a Fabien cortando y comiendo como si nada.— Se te va a enfriar — Me dijo Piero sonriendo. Yo corté un trozo de la carne y lo metí en mi boca. Al masticar, las náuseas llegaron. Tomé una servilleta y escupí la carne.— ¿Quieres otra cosa? — Me preguntó Fabien.— Quiero comer fruta — le dije.Piero me miraba con una enorme sonrisa mientras masticaba. Este tipo realmente era un asco de persona.— Está bien, ya regreso — me dijo Fabien.Se levantó y salió del comedor. Piero aún me estaba viendo.— ¿Aún piensas que solo yo soy un monstruo? Tú duermes todos los días con uno mucho más peligroso que yo — me dijo.No entendía por qué hacía eso. Era ridículo. ¿Acaso quería que yo le temiera a Fabien? ¿O qué carajo era lo que quería al mostrarme todo eso?— Si quiere que lo deje, lo está haciendo mal. Fabien es el que me retiene. Hable usted con él, yo me iré
Volvi a la enfermería y me senté. Quería patear a Fabien, era un bastardo infeliz, pero esta sí que me las iba a pagar. Él no podía ponerme cachonda e irse.— Por tu cara, debo suponer que tu encuentro con Fabien no fue nada bueno — me comentó William.Yo voltee y fulminé a William con la mirada.— No menciones a ese desgraciado, lo odio con el alma — le dije.Me crucé de brazos y hice un puchero. Tenía tanta rabia, pero la tenía conmigo. ¿Cómo pude aceptar eso y disfrutarlo? ¿Acaso estaba loca? Yo había visto cómo él cortaba en pedazos a un hombre, con las mismas manos que me tocaron a mí. Me levanté de la silla y me fui de la enfermería.Fabien aún no se había ido, estaba hablando con Jacob y con otros hombres más.— ¿Tu padre no te enseñó que espiar es de mala educación? — Me preguntó él. Yo negué con la cabeza.— Déjame adivinar, tú lo hiciste y tu padre te castigó — le dije.Él se rió.— Deberías dedicarte a eso, porque acabas de adivinarlo — me dijo.¿Por qué me confundía tanto
El hermano de Piero me estaba mirando de más; me hizo sentir incómoda. Su mirada era tan asquerosa. Yo traté de alejarme, pero Piero me detuvo agarrándome del brazo.—Ella es la mujer de Fabien — Le dijo Piero.Él apartó su mirada de mí inmediatamente.—Mucho gusto en conocerte. Déjame presentarte a toda la familia — Me dijo.Piero, su hermano y yo caminamos hacia donde estaban las otras personas. Muchas me miraban con curiosidad y otras con rabia.—Padre, ella es Carolina, la mujer de Fabien — Anunció.Un hombre de ojos duros me miró. Este tipo se veía aún peor que Piero y Fabien.—¿Estás embarazada? — Me preguntó.Todos allí me miraron. Yo negué con la cabeza lentamente.—¿Y Fabien qué está esperando? ¿A que yo muera? ¿Acaso quiere dejar esta familia en las manos inútiles de los demás? — Dijo con rabia.Piero se rió, pero los demás se quedaron en silencio.—¿Dónde está el inútil de Mariano? — Preguntó el hombre de mal humor.—Tú siéntate conmigo, cariño. Tenemos que hablar de muchas
Apenas llegamos a la casa, yo corrí a la habitación, me encerré en el baño y me observé. Mi rostro y cuerpo estaban empapados de la sangre de ese hombre, mi vestido blanco se veía rojo. Toqué mi pelo e igual que mi cuerpo, estaba empapado en ella.— No deberías pensar tanto en lo que pasó — Me dijo Fabien entrando. Yo lo miré, y sí, él también estaba manchado, pero era algo que no le preocupaba. Esa mancha rojo sangre la ha tenido desde pequeño.Fabien se acercó a mí, me metió a la ducha, despojándome de mi vestido.— ¿No piensas en ellos cuando duermes? — Le pregunté, pero Fabien no me contestó. Yo lo abracé y hundí mi rostro en su pecho.— ¿Dime cómo hago para no recordar la mirada aterrorizada de ese hombre? ¿Cómo olvidó que disfruté que me tocaras mientras él estaba a mi lado? — Le pregunté mientras me ahogaba en llanto.Miré arriba para encontrar ese par de ojos color fuego, esos ojos que se volvían cálidos al mirarme.— Enséñame a ya no tener corazón — Le supliqué, pero él no di
Regresé a casa de Fabien feliz. Hacía tanto que no me sentía así. Fue liberador para mí salir otra vez, ver a mi padre y a mi familia me hizo volver a ser yo, volví a sentirme como antes. Apenas entré a la casa de Fabien, sentí cómo un velo negro se posó en mí.— Hola — me saludó Jacob.Yo lo quedé mirando.— ¿Jacob, Fabien está aquí? — Le pregunté, necesitaba hablar con él sobre volver a trabajar con mi papá.— En la oficina — Me dijo, y yo salí corriendo al lugar. Cuando abrí, me quedé de piedra. Fabien estaba frente a un tipo arrodillado, llorando y suplicando. En el sofá estaba el hermano de Piero, y Piero estaba detrás de Fabien.— Cierra la puerta — Me ordenó Fabien, yo la cerré y caminé hacia él.— ¿Te fue bien con tu papá? — Me preguntó él, ignorando al tipo llorando en el suelo.— Sí, yo... quería hablar contigo de eso, pero puedo esperar fuera — le dije.Fabien negó con la cabeza.— Dímelo aquí, no pasa nada — me dijo.Yo miré al tipo llorando y tragué en seco. El tipo estab
El día estaba precioso, el sol estaba en lo más alto, el cielo estaba completamente azul; era casi perfecto, todo se veía tan irreal. — ¿El día está precioso, no? — preguntó alguien a mis espaldas.Yo me di la vuelta y le sonreí a Stephano. Él hoy se veía tan bien, era como un ángel.— Está como para ir a la playa. Hace tanto que no voy, me hace mucha falta — le dije.Él sonrió y me tendió la mano.— Tenemos una entrega cerca a la playa. Si quieres, me puedes acompañar — me propuso.Yo no lo dudé y de inmediato le dije que sí. Estaba tan cansada de todo; solo quería relajarme un poco. ¿Acaso eso era pecado? — Ve subiendo a la camioneta — me dijo.Yo me subí a la camioneta y esperé. Miré por la ventanilla y observé a Stephano mientras papá le entregaba el arreglo. Él era un chico realmente lindo, buena persona. Podría ser feliz con él sin pensarlo. — ¿Estás lista? — Me preguntó él, metiendo el arreglo en la parte de atrás.Después, él se subió al asiento del piloto y volvió a sonre
Stephano estaba prácticamente encima de mí. Quería darle una patada y tirarlo lejos. ¿Acaso no había visto bien a Piero? Dios mío, Stephano solo quiere mortificarme. — ¿Puedes dejarme en paz? De verdad, no quiero problemas — le dije.Él se rió un poco. ¡Cómo me estresaba este hombre! — Entonces, denuncia lo que te pasó. Mi tío es policía, puede ayudarte. No es normal lo que ese tipo te hizo. Casi te orinas en los pantalones cuando lo viste — me dijo.Yo me mordí la uña, lo miré y después lo jale a un lugar más privado. — No vuelvas a mencionar algo así, y menos en voz alta. ¿Acaso eres loco? — le pregunté.Yo quería salir de ese infierno, pero quería hacerlo con vida. — Mira, sé que no nos conocemos bien, pero nadie tiene el derecho de maltratarte — me dijo.Yo me acerqué a él, un poco demasiado cerca, y después me alejé. — Ese no es tu problema. Solo te pido que no le digas nada a mi papá. No quiero preocuparlo — le pedí.Yo iba a salir cuando él me detuvo agarrándome de la mano
Me quedé allí, mirando cómo corría lejos de mí. ¿Por qué no podía ser gentil con ella? Tenía rabia conmigo. Yo quería cambiar, pero dejar de lado toda mi crianza era tan difícil, y ella solo me provocaba. — Deberías ir a buscarla. Sería un problema si termina en una de esas habitaciones — me dijo padre.Respiré profundo y caminé en la dirección por donde ella corrió. A lo lejos la vi sentada en la hierba, aún llorando. Me acerqué e intenté tocarla, pero ella me apartó de inmediato. — ¿Para qué me quieres tener contigo si me tratas peor que a un animal? Déjame ir de una vez por todas. Ya estoy cansada. Ni siquiera puedo dormir bien. En mis sueños estás tú, rodeado de sangre, Fabien... Yo te tengo tanto miedo, tanto que prefiero morir mil veces a manos de tu padre que en las tuyas. Por favor, déjame ir — me suplicó.La jale a mi pecho y la apreté allí. Quería decirle algo para reconfortarla, pero no sabía qué decir. Esto era tan nuevo para mí. Yo... quería saber cómo amarla, pero el ú