Ya estaba desesperado. Lorenzo no quería ceder, y mi padre tampoco estaba haciendo nada por ayudarnos. Necesitaba hablar con Jacob; llevaba tres semanas encerrado aquí y necesitaba un baño con urgencia.— Creo que Silvio murió — me dijo Mariano. Caminé hacia Silvio y le di una bofetada que lo hizo despertarse.— Está vivo, para mi desgracia — le contesté.Silvio no dijo nada. Era obvio que estaba en mal estado; sus heridas parecían cada vez más dolorosas.— Tengo tanta sed. Quiero comer un enorme filete — dijo Mariano. ¿Cómo se le ocurría hablar de comida en estos momentos?— Si quieres, podemos comernos a Silvio. Su carne se está desperdiciando — propuse.Silvio me miró mal, y Mariano con miedo.— Es solo una opción, y creo que es bastante buena — comenté.Miré a mi alrededor, necesitaba encontrar una salida.— ¿Papá nos dejará morir? — preguntó Mariano. Padre quería unir lazos con Greco, pero no estaba dispuesto a ser quien lo ayudara con eso.— No, pero sí quiere que nos desesperem
William me miró mientras yo comía cereal y observaba cómo le suturaba el brazo a un tipo que no había visto jamás. ¿Cuántos matones tenía Fabien?— Seré sincero contigo, yo tengo pareja. Sé que soy muy caliente, pero soy un hombre fiel. Perdón por lo que diré, pero meterse contigo sería una sentencia de muerte — me dijo.Puse mala cara y mastiqué el cereal lentamente.— ¿Y entonces? ¿Qué te pasa? ¿Te sientes mal? ¿Por qué estás tan callada? — preguntó.Me encogí de hombros. Me sentía extraña. Sin Fabien alrededor, todo se sentía vacío y eso me ponía de mal humor.— ¿Cuándo me quitarás esto? — le pregunté, mostrándole la pierna. Necesitaba con urgencia poder moverme con libertad.— Tal vez dentro de dos semanas más — contestó William.Dejé el cereal a un lado e intenté levantarme.— ¡Eso es mucho tiempo! ¿Y si me lo quitas ahora? — pregunté.William levantó ambas cejas y se alejó de mí. Fruncí el ceño.— Terminarás con la pierna fracturada otra vez o con alguna malformación en el hueso
Estaba medio dormida cuando sentí que me levantaron de la cama. Abrí los ojos inmediatamente. Fabien me llevaba en sus brazos.— ¿Adónde me llevas? — Le pregunté a Fabien. Él no me dijo nada, solo me llevó al baño y me sentó en el pequeño banco que estaba en la ducha.— ¿Ahora pretendes ser bueno conmigo? Me secuestraste y me partiste la pierna para que no huyera — le dije.Él se agachó y me miró, puso su cabeza en mi hombro y suspiró pesadamente.— Tú te lanzaste del balcón, y no te secuestré, solo te estoy reteniendo un poco — me dijo.Me sorprendió escuchar esas palabras. ¡Qué descarado era este hombre!— Quiero irme a casa. ¿Por qué no me conquistas de manera convencional? — le dije.Fabien me quitó la camisa y la tiró a un lado del baño. Después empezó a lavar mi cuerpo.— Ya te he dicho que no, y no me gustan las cosas convencionales — me dijo.Yo puse los ojos en blanco.— Al menos dame algo de ropa. No puedo andar por la casa con tus camisas, y creo que ya no tienes limpias —
Varios hombres salieron de la nada. Jacob estaba todo tenso, y yo estaba que me moría de miedo.— Métela al coche, Jacob. Quiero almorzar con ella — le pidió Piero.Yo negué de inmediato con la cabeza.— Almorzaré con Fabien, pero muchas gracias — le dije con una sonrisa. La experiencia pasada me enseñó a no hablar de más.— Métela al coche ya — ordenó.Jacob no se movió ni un centímetro, y yo estaba rezando porque ese hombre se fuera de una vez y por todas. ¿Por qué tenía que ser tan desgraciado? Él sabía que daba miedo.— Solo tengo dos opciones, ser asesinado por ti o ser torturado y asesinado por Fabien, así que prefiero mil veces que me mates tú, pero no puedo dejarte a la niña — dijo Jacob.Escuchar eso de la boca de Jacob era tan aterrador. Yo no veía tan peligroso a Fabien si lo comparaba con Piero.Piero se rió.— Está bien, ven con nosotros, así la cuidas — le propuso.Jacob aún no se movió, y yo le agradecí al señor por eso.— Ni se te ocurra entrar a ese coche — le dije a
Cuando la empleada puso el plato en la mesa, yo desvié la mirada. Era carne roja, y por cómo se veía, estaba prácticamente cruda. Yo miré a Fabien cortando y comiendo como si nada.— Se te va a enfriar — Me dijo Piero sonriendo. Yo corté un trozo de la carne y lo metí en mi boca. Al masticar, las náuseas llegaron. Tomé una servilleta y escupí la carne.— ¿Quieres otra cosa? — Me preguntó Fabien.— Quiero comer fruta — le dije.Piero me miraba con una enorme sonrisa mientras masticaba. Este tipo realmente era un asco de persona.— Está bien, ya regreso — me dijo Fabien.Se levantó y salió del comedor. Piero aún me estaba viendo.— ¿Aún piensas que solo yo soy un monstruo? Tú duermes todos los días con uno mucho más peligroso que yo — me dijo.No entendía por qué hacía eso. Era ridículo. ¿Acaso quería que yo le temiera a Fabien? ¿O qué carajo era lo que quería al mostrarme todo eso?— Si quiere que lo deje, lo está haciendo mal. Fabien es el que me retiene. Hable usted con él, yo me iré
Volvi a la enfermería y me senté. Quería patear a Fabien, era un bastardo infeliz, pero esta sí que me las iba a pagar. Él no podía ponerme cachonda e irse.— Por tu cara, debo suponer que tu encuentro con Fabien no fue nada bueno — me comentó William.Yo voltee y fulminé a William con la mirada.— No menciones a ese desgraciado, lo odio con el alma — le dije.Me crucé de brazos y hice un puchero. Tenía tanta rabia, pero la tenía conmigo. ¿Cómo pude aceptar eso y disfrutarlo? ¿Acaso estaba loca? Yo había visto cómo él cortaba en pedazos a un hombre, con las mismas manos que me tocaron a mí. Me levanté de la silla y me fui de la enfermería.Fabien aún no se había ido, estaba hablando con Jacob y con otros hombres más.— ¿Tu padre no te enseñó que espiar es de mala educación? — Me preguntó él. Yo negué con la cabeza.— Déjame adivinar, tú lo hiciste y tu padre te castigó — le dije.Él se rió.— Deberías dedicarte a eso, porque acabas de adivinarlo — me dijo.¿Por qué me confundía tanto
El hermano de Piero me estaba mirando de más; me hizo sentir incómoda. Su mirada era tan asquerosa. Yo traté de alejarme, pero Piero me detuvo agarrándome del brazo.—Ella es la mujer de Fabien — Le dijo Piero.Él apartó su mirada de mí inmediatamente.—Mucho gusto en conocerte. Déjame presentarte a toda la familia — Me dijo.Piero, su hermano y yo caminamos hacia donde estaban las otras personas. Muchas me miraban con curiosidad y otras con rabia.—Padre, ella es Carolina, la mujer de Fabien — Anunció.Un hombre de ojos duros me miró. Este tipo se veía aún peor que Piero y Fabien.—¿Estás embarazada? — Me preguntó.Todos allí me miraron. Yo negué con la cabeza lentamente.—¿Y Fabien qué está esperando? ¿A que yo muera? ¿Acaso quiere dejar esta familia en las manos inútiles de los demás? — Dijo con rabia.Piero se rió, pero los demás se quedaron en silencio.—¿Dónde está el inútil de Mariano? — Preguntó el hombre de mal humor.—Tú siéntate conmigo, cariño. Tenemos que hablar de muchas
Apenas llegamos a la casa, yo corrí a la habitación, me encerré en el baño y me observé. Mi rostro y cuerpo estaban empapados de la sangre de ese hombre, mi vestido blanco se veía rojo. Toqué mi pelo e igual que mi cuerpo, estaba empapado en ella.— No deberías pensar tanto en lo que pasó — Me dijo Fabien entrando. Yo lo miré, y sí, él también estaba manchado, pero era algo que no le preocupaba. Esa mancha rojo sangre la ha tenido desde pequeño.Fabien se acercó a mí, me metió a la ducha, despojándome de mi vestido.— ¿No piensas en ellos cuando duermes? — Le pregunté, pero Fabien no me contestó. Yo lo abracé y hundí mi rostro en su pecho.— ¿Dime cómo hago para no recordar la mirada aterrorizada de ese hombre? ¿Cómo olvidó que disfruté que me tocaras mientras él estaba a mi lado? — Le pregunté mientras me ahogaba en llanto.Miré arriba para encontrar ese par de ojos color fuego, esos ojos que se volvían cálidos al mirarme.— Enséñame a ya no tener corazón — Le supliqué, pero él no di