El timbre suena, haciendo así que abra los ojos con pesadez. Aiden aún sigue sobre mí, sus caderas reposan contra las mías mientras le acaricio el cabello con suavidad.
Levanto la cabeza, intentando mantener los ojos abiertos.
—Joder —farfulla.
—Normas sociales —lo pincho.
Exhala un largo suspiro mientras me río con pesadez. No tengo fuerzas ni para reírme. Sin embargo, su cara de irritación es tan cómica que no puedo evitarlo. Frunzo los labios y lo miro con superioridad. Pone los ojos en blanco cuando se levanta, se viste a toda prisa antes de salir de la habitación con rapidez.
No tengo ni idea de lo que acaba de pasar, pero tengo que admitir que lo deseaba mucho más de lo que debería, y lo he disfrutado demasiado. No obstante, hay una pequeña punzada de dolor que atraviesa mi caja torácica al saber que he vuelto a cagarla con respecto a Sam.
Mi problema es... que realmente no me comprendo. Estoy segura de amar a Sam, pero pierdo la razón cuand
Conduce demasiado rápido y tengo la sensación de que nos vamos a chocar contra algún otro coche. No me atrevo a hablar con por miedo a su reacción y estoy empezando a acojonarme de verdad. Tiene los nudillos blancos de apretar el volante y la mirada clavada en la carretera.Me paso las manos por la cara e intento no saltar y empezar a gritarle por su forma temeraria de conducir. Comienzo a morderme las cutículas de las uñas cuando se salta un par de semáforos y algunos flashes brillan; este mes tendrá un par de multas en el buzón por exceso de velocidad.Pero pierdo los estribos por completo cuando empieza a maldecir entre dientes.—¡¿Pero a ti qué te pasa?! —le espeto.Me mira de reojo y me fulmina con la mirada. Su respiración aún está agitada por la pelea con Aiden y su mirada es fría y agresiva a la vez. Aiden se llevó la peor parte y Sam sólo un labio partido. Estoy muy enfadada con Sam por haberle pegado a Aiden, pero aún estoy más enfadada con este últ
¿Por qué decir que mi vida era perfecta si no diría más que mentiras? A diferencia de los demás, tuve una infancia más difícil, como yo diría, más jodida.No creo que me lo mereciera, pero no se elige donde se nace. Supongo que tendré que vivir con las decisiones de mis padres; dado que con cinco años no está en tus planes que la alcohólica de tu madre decida desaparecer de tu vida.Todo lo que ocurre en la infancia te deja una huella imborrable, te define como persona, para bien o para mal. Buscas siempre la aceptación de los demás y por ello mientes, mientes una y otra vez con tal de no ser juzgada por los errores de otros.Y a pesar de tus esfuerzos, la vida vuelve a darte en la cara con su mejor golpe, haciendo que pierdas a la única persona que te quedaba en el mundo.Ese fue mi caso, y, cuando descubrí que ser una chica buena no servía para nada.Los cambios siempre dicen que son para bien, sin embargo, tuve que regresar a Londres, con mi abuela.
Contemplo por última vez las calles de la ciudad que me ha visto nacer. Londres, como siempre, cargada de transeúntes y turistas mientras por mi mente paseam recuerdos de los mejores y peores años de mi vida. He recorrido cada calle medio millar de veces y estoy segura de que no hay ningún rincón que no conozca de esta gran ciudad. Es extraño lo mucho que voy a echar de menos meterme en líos por estas mismas calles que voy dejando atrás; mis paseos matutinos por Hyde Park, los jardines de Kensington, coger todos los días el metro para ir al instituto con Natalie...Eso me hizo recordar que no me he despedido de Natalie, mi mejor amiga desde que tengo catorce años; la única persona que merece mi atención..., la mayoría de las veces.Y pensar que cuando la conocí no me caía bien... Me parecía la típica niña mimada que lo ha tenido todo en la vida,
Divido la atención entre la música en mis oídos y los altavoces que resuenan por todo el aeropuerto. A pesar de que son las siete de la mañana el lugar está abarrotado y se escuchan voces y gritos de un lado a otro.No me permito lágrimas en ningún momento: es un gasto de energía y la situación no las merece. Supongo que esto acabaría pasando, yo solita me lo he buscado y en el fondo sé que me lo merezco.Me pican los ojos por el sueño y parpadeo para contener las lágrimas mientras le doy pequeños sorbos al café e intento concentrarme en la música. El hombre a mi lado lee el periódico, concretamente,The Daily Mail,donde observo por encima la noticia de un nuevo caso de asesinato de una adolescente. Aparto la mirada cuando leo que fue violada.Cierro los ojos cuando el corazón se me detiene por un nano segundo mientras
Chicago, conocida coloquialmente como «la Segunda Ciudad» o «la Ciudad de los Vientos», es la segunda ciudad más poblada de Estados Unidos. Se encuentra en el estado de Illinois, a lo largo de la costa suroeste del lago Michigan, y es la sede del condado de Cook. Forma parte del área metropolitana de Chicago, una conurbación integrada además por los condados periféricos... O eso fue lo que leí en la Wikipedia cuando estaba informándome un poco sobre la ciudad y las zonas que mejor debía conocer para moverme; vengo con los deberes hechos desde hace un par de semanas.Camino por los pasillos del aeropuerto O' Hare distraída..., hasta que un sudor frío me recorre la espalda cuando mis ojos la encuentran a través de la multitud.Aunque no la he visto en años, sé que la reconocería en cualquier lugar.Ni siquiera parece ser la misma mujer que albe
Cuando vuelvo a mirar a través de la ventanilla entramos en un barrio residencial. Parece elegante y muy sofisticado. Pasamos por hileras de casas modernas, hasta que aparca frente a una de las más grandes que he visto hasta el momento; se asemeja a un palacio de corte sureño.Bajo del coche aún un poco aturdida y muy muy irritada. No voy a acostumbrarme a esto, ni aunque lo intenté.Saco el equipaje del maletero mientras espero a que Elizabeth abra la verja principal y me dirija hacia la gran puerta de entrada; el recibidor es enorme con un estilo clásico victoriano que me arranca una pequeña sonrisa de incredulidad.La sigo por las escaleras de caracol con una barandilla negra con motivos silvestres barnizados con llamativos dorados. Alzo la mirada, investigando lo que me rodea, pero solo diviso infinitas escaleras hacia arriba. Subimos hasta el segundo piso y me dirije por el pasillo de la derecha hasta el fond
Caminar siempre me despeja cuando siento que en cualquier momento puedo llegar a explotar. No sé por dónde tengo que ir, así que sencillamente, comienzo a caminar por la acera caliente. Hace un calor de muerte para estar casi a mediados de septiembre.Necesito distraerme.Pronto descubro que estoy un barrio que se llama Lincoln Park, y además de haber mega mansiones y casas más humildes, también hay cafeterías y bares, así que supongo que tampoco está tan mal como pensaba.Todavía hay esperanza de encontrar algún sitio donde pueda pasar el rato y divertirme.Cuando llevo por lo menos caminando unos veinte minutos, encuentro lo que parece ser una pequeña cafetería. Sólo quedan algunos rezagados que disfrutan de una conversación con tazas de café con hielo.Avanzo hacia la barra y espero a que aparezca algún camarero, así que
Viernes por la mañana y el puto despertador no ha dejado de sonar. Me revuelvo en la cama mientras intento abrir los ojos y desperezarme.No puedo creerme que ya hayan pasado dos semanas. Nunca había tenido tantas ganas de empezar a ir a clase. Estas semanas han sido las más complicadas de mi vida; parece que me llevo bien con todos, excepto con la que debería ser la persona correcta. La convivencia con Elizabeth cada día es peor, discutimos por cualquier cosa y ni siquiera podemos estar en la misma sala por más de diez minutos.Richard es un buen tío y tal, pero siempre se pone del lado de Elizabeth cada vez que discutimos. Y los críos, bueno, los críos no están tan mal para ser niños.Me meto en la ducha y dejo correr el agua para despejarme. Intento mentalizarme sobre la idea de la universidad; está claro que no pinto nada en un sitio de esos, ni siquiera quiero ir.Cuando termino, Elizabeth ya me ha llamado cuatro veces y esta es la quinta que la ignoro m