Esta vez, a pesar de los latidos de mi corazón, me estaba fastidiando su actitud porque era el típico galán que quiere conquistarte alagándote y tratando de decirte que eres la mejor, que no hay nadie igual a ti, que destacas entre las demás y ¡bla, bla, bla! Toda la cantidad de artimañas que encuentran con tal de hacer que caigamos en sus redes.
-Pero sé que están ahí y por eso quiero que me des la oportunidad de conocerte. -Dijo mientras sobaba mi mejilla.
Di un paso atrás y le dije: -Calma galán, el hecho de haber salvado tu vida, no te da derecho a creer que puedes tener una cita conmigo.
- ¿Quién te dijo que quiero una cita contigo? -Refutó.
-Eso es lo que parece que estas intentando conseguir.
Él se rio pícaramente y respondió: -Tal vez tienes razón, pero no solo me gustaría una cita. Me gustaría poder leer cada parte de ti.
- ¡Va! -Dije sin darle trascendencia a su actuar.
- ¿Por qué huyes? -Preguntó.
-No estoy huyendo y deja de hacerte el importante.
-No estoy intentando aparentar algo que no soy. -Sonrió.
Él tenía razón en algo y es que no creo en las casualidades, pero ¿Por qué el destino nos unió de esa manera? Me estaba negando a averiguarlo por temor a sentir algo tan fuerte por él que me hiciera llegar a amarlo tanto, a tal punto de hacer cosas que nunca antes había hecho o imagine poder hacer. Es el hombre que, al verlo sientes que te has enamorado a primera vista, y aun si crees o no en el amor de esa manera, sabes que una vez que lo has encontrado tu corazón no quiere dejarlo ir, pero la razón te dice que seas analítica y entonces empiezas a negarte sentir lo que sabes que estás sintiendo.
- ¿Qué harás ahora? -Preguntó.
- ¿Quién eres como para merecer que conteste tu pregunta?
-La persona por la que arriesgaste tu vida. -Contestó dulcemente.
-Lo hice por ti, como pude haberlo hecho por cualquiera.
-Estas intentando negarte a conocerme, pero ¿Por qué lo haces? ¿Te han lastimado alguna vez y piensas que voy a hacerlo?
¿¡Pero quien carajos era él para descubrir lo que me negaba a aceptar!? Bien es cierto que nunca había tenido novio, pero mi corazón tenía una barrera protectora que no quería ser destruida, porque fue levantada con mucho esfuerzo el día que mi padre falleció.
- ¿Te crees muy importante como para importarme? -Respondí.
-Sí, la verdad sí.
-Tienes una autoestima muy alta. Cuidado te golpeas el ego. -Contesté.
En ese momento una llamada hizo sonar su teléfono. Eran sus amigos quienes lo estaban llamando para ir a jugar al casino, así que él se despidió de mí y se marchó en vista de no haber obtenido un si como respuesta; encontró otro plan para distraerse.
-Quizá tienes razón, no soy quien para rogarte que aceptes que te conozca. Cuídate, que tengas feliz resto de día.
Entonces, ya no era yo quien se marchaba, era él. Me sentía mal, porque creo que actué de una manera un poco grosera al negarme rotundamente a darle la oportunidad de conocerlo, pero lo que él no sabía era que algo en mi corazón me decía que no podía permitirme tenerlo cerca, pero ¿Qué era? ¿Qué razones tendría el destino para juntarnos si nos lastimaríamos?
Ese día no pude evitar dejar de pensar en él, ¿volvería a verlo? ¿Volvería el destino a hacer que nos encontráramos? ¿Por qué lo trate así? Me culpaba a mí misma, porque tal vez si lo hubiese tratado mejor, se hubiera quedado conmigo, en vez de irse con sus amigos, pero ¿Quién era yo para hacerle cambiar sus planes? Sola, solita, estaba armando un drama del que solo yo estaba siendo protagonista, porque mientras no dejaba de pensarlo, él probablemente estaba en el casino jugando póker con sus amigos o ruleta rusa o quien sabe cuántas cosas más y yo, seguía culpándome por haberle tratado mal, mientras él ni siquiera se acordaba de mí. Entonces, de tanto pensar, recordé a esa chica con la que había estado en la playa ¿Cómo era que se llamaba? ¡Ah sí, Claudia! ¿Quién era ella en su vida? Difícilmente podría obtener respuesta, porque no tenía idea de cuando volvería a verlo, si es que lo hacía, pero a simple vista parecía ser algo más que una amiga.
A la mañana siguiente, desperté y fui a trotar, como todos los días. Al llegar a la playa, mi corazón latía rápidamente: allí estaba. Al verme, se acercó y esta vez ya no lo trataría como la vez primera.
-Parece que el destino insiste en que me des una oportunidad de conocerte.
- ¿Tú crees? -Pregunté sonriendo.
-Estoy seguro. Sonrió. - ¿Qué harás ahora princesa? -Preguntó.
-Voy a trotar. Suelo hacerlo todas las mañanas.
- ¿Si ves? Todo está acomodado para que aceptes tener una cita conmigo. De no haber estado trotando ese día, no me habrías salvado y hoy no me encontraría pidiéndote que me aceptes una salida.
¡Qué hombre tan coqueto! Solo imagínense chicas ese hombre de sus sueños, tenerlo en frente suyo y pedirles que por favor salgas con él. Nuevamente me preguntaba, ¿Quién eres para despertar en mi esto que estoy sintiendo? ¿Por qué te siento como mi prototipo ideal? Me daba miedo pensar que la perfección existe y mucho menos en una persona, así que tenía que negarme a sentir esa sensación de creer que él sería el amor de mi vida.
-Tal parece que tu destino, aun te tiene un largo camino por recorrer. -Dije.
-Y sería mucho mejor si ese camino lo recorro junto a ti.
Lo miré fijamente y evadiendo un poco el rumbo de la conversación, pregunté: - ¿Quién es la chica con la que estabas ese día?
-Se llama Claudia. -Contestó. –Pero, ¿a qué se debe esa pregunta? ¿Quieres saber si estoy comprometido con alguien?
-Se cuál es su nombre, pero te pregunte ¿Quién es? Mas no como se llama.
-Insisto, ¿quieres saber si tengo pareja? Relájate preciosa, ella es solo una amiga.
- ¡Uy! Pero con amigos así, para qué enemigos ¿Verdad? -Dije sarcásticamente.
-Exacto. Los malos momentos nos sirven para eso: mostrarnos con quienes contamos. ¿Estás celosa?
- ¿Debería estarlo?
-No, ella y yo no somos nada. –Aseguró.
-Bueno, de todas formas, no soy quien para preguntar sobre tu vida privada.
- ¿Quieres tomar algo conmigo? Así te cuento de mi vida y ya no sería tan privada, ¿te parece?
-Gracias Daniel, pero ahora iré a mi caminata. Es algo que hago desde muy pequeña y no me gusta dejar de hacerlo.
- ¿Y si te acompaño?
-No estoy acostumbrada a estar acompañada en mi caminata. Me gusta hacerlo sola, así me reencuentro conmigo misma y purifico mi alma con la naturaleza.
-Comprendo, pero nunca está de más una buena compañía.
Su oferta era muy tentadora, pero después de la muerte de mi padre, no volví a hacer mi caminata acompañada de nadie y me sentía muy extraña si era él quien tenía el privilegio de acompañarme, ¿sueno muy antipática? Sé lo que valgo y no cualquiera merece descubrir todo el tesoro que llevamos dentro; así, es mejor esperar que llegue alguien que luche por encontrarlo.
-De pronto en otra ocasión. Esta vez no.
Él se acercó a mí y tomó parte de mi cabello; mientras respiraba el aroma, suspiró profundo y dijo: -Lástima que no me dejes seguir inhalando este mágico olor.
Me atraía mucho su forma de ser, pero me estaba gustando tanto, que me daba miedo ser lastimada ¿Por qué? No sé, es algo que sentimos las mujeres o creo que en general todas las personas: una sensación que te dice que algo no ira bien si continúas hablando con esa persona porque más adelante saldrás lastimado. Sin embargo, somos humanos, tan tercos como incomprensibles, que seguimos transitando el sendero pantanoso e inhóspito que, creemos poder convertir en un camino frondoso porque somos capaces de trasformar lo malo en bueno, pero olvidamos que lo que para unos es bueno, para otros no lo es, ¡sencillo! Esta es la ley de la relatividad.
Tomando distancia, empecé a trotar, pero él siguió mis pasos. - ¿Estás segura que no quieres que te acompañe?
-Sí, muchas gracias, pero prefiero hacerlo sola. Tal vez más adelante. -Sonreí nuevamente.
-Me enamora tu sonrisa. -Dijo dulcemente.
Sus ojos irradiaban un brillo que cautivaba ¿Qué mirada es esa? ¡Ya se! Es la mirada que expresa la serenidad del alma, cuando de verdad algo o alguien nos importa. Sentí ganas de corresponderle y no pude evitar hacerlo, así que sonreí aún más, porque si mi sonrisa lo cautivaba, debía aprovechar su máximo esplendor.
-Antes de irte. -Dijo colocándose enfrente mío. –Nos hemos visto un par de veces, pero no tengo tu teléfono, ¿podrías regalarme tu numero?
- ¿Para qué? Ya sabes dónde encontrarme. Si quieres verme, solo tienes que venir hasta aquí.
-Pero no me gustaría tener que esperar hasta el siguiente amanecer para poder saber cómo estas. -Respondió con esa mirada coqueta que solo él sabía hacer y la cual no había visto en nadie más.
Una química entre nosotros se sentía en el ambiente, esa química que sientes cuando sin conocer a alguien, quieres que esté en tus días por el resto de ellos, pero un instinto de desconfianza que nos domina a los seres humanos, nos hace alejar cualquier sentimiento que creamos que nos puede hacer perder el control de nosotros mismos. No obstante ¿Qué hay más fuerte que el amor? ¿¡Qué hay más fuerte que el amor cuando viene acompañado de fe, paciencia y comprensión!? ¡Nada! ¡No hay nada!-Nos volveremos a encontrar. -Dije. –Por ahora, déjame continuar. –Añadí.Él despertaba en mi algo distinto, un sentimiento que no había experimentado, pero que no quería sentir y su forma de ser un poco insistente me daba algo de susto. Intentaba evitarlo, no darle importancia, pero entre más quería alejarlo, m&
La mayoría de los hombres suelen estar acostumbrados a que las mujeres estemos tras de sus pantalones pidiéndoles que nos den un poco de amor, pero cuando encuentran una que no es tan fácil como ellos lo pensaban, buscan todos los medios para poderla conquistar y era lo que él estaba a punto de iniciar conmigo puesto que, al ser un chico tan codiciado, estaba acostumbrado a que la mujer que él quería, podía tenerla y ésta vez, las cosas estaban siendo diferentes.-Gracias, ¿para qué ser igual a los demás si no tendrás nada que te haga destacar? ¿No es el ser diferentes lo que nos hace ser atractivos?-Así es princesa. Y tú tienes muchas cosas que te hacen ser atractiva.- ¿Ah sí? Qué bueno es saber que lo notes.- ¿Por qué no hacerlo? Son evidentes. -Dijo él.- ¿Por qué piensas eso? Hemos c
¿Qué? ¿Qué clase de propuesta indecente acababa de decir? ¡No quería ser una más del montón! Sentí desilusión al escucharlo y no por su forma de ser, sino porque esperaba mucho más de él y creía que lo que sentía por mí, era igual a lo que sentía por él y por tanto se comportaría de la misma forma en que lo estaba haciendo, porque de verdad quería que construyéramos unas bases sólidas para algo que no fuera esporádico. Pero no, no hacia diferencia en su vida.-Creí que eras distinto a los demás y tratarías de tener algo serio conmigo, pero ya veo que solo buscas algo efímero.- ¡No es así! Quiero algo serio contigo, pero ¿Por qué te niegas a darme un beso? ¿Qué hay de malo en eso?-No es el beso Daniel. Es tu forma de actuar, me tratas como una
Cuando conoces a alguien tu vida se transforma y quieras o no, nunca volverá a ser la misma, porque llegamos con propósitos que muchas veces escapan a nuestra razón. Descubramos los motivos por los que nos cruzamos en la vida de alguien y quedémonos con aquellos que nos permitan avanzar en nuestro camino hacia el éxito porque recuerden, todo pasa por alguna causa y nada sucede porque sí.“Cada vez que conoces a alguien, tu vida cambia y, tanto si te gusta como si no, nosotros nos hemos encontrado; yo he entrado en tu vida y tú en la mía”Federico MocciaIniciaba un nuevo día con un vacío que abrigaba mi ser, recordándome a Daniel y un palpito me decía que todo estaría en calma si hacía de cuenta que nunca lo conocí, pero sabía que de un
Muy pocas veces teníamos la oportunidad de charlar, porque nuestros horarios no coincidían, pero en las vacaciones fue más fácil hacerlo. Sentía algo de culpa por habernos distanciado la una de la otra, así que era momento de actualizarnos.-Cambiando un poco el tema, ¿cómo vas con tu esposo? Espero poder conocerlo pronto.-Gracias a Dios, bien. Es un buen tipo, aunque siempre está ocupado y muy poco tiempo comparte con nosotros.- ¿Y cómo se siente Felipe por ello?-Pues el niño dice que extraña mucho a su padre, que casi no nos dedica tiempo, pero le trato de hacer entender que, su papi necesita trabajar para que podamos estar bien.-Debe ser triste para un chico de tan poca edad no compartir tiempo con su padre.-Sí porque cuando llega de trabajar, él está durmiendo y a veces solo se ven unos cuantos minutos, cuand
Mantente alerta cuando alguien de rodeos para contestar a tus preguntas, porque algo oculta y puede que sea algo que lastime; así que, si sientes que debes alejarte, ¡hazlo! Es mejor retirarse a tiempo del campo de batalla, que ir a la guerra y morir en ella. -Mi vida tampoco es que
Daniel era la perfecta representación del hombre mentiroso que no tiene sentimientos de culpa, ni de angustia y mucho menos remordimiento por lo que hacen, por lo que no les interesa si lastiman a quienes los rodean; ellos solo quieren lograr sus objetivos sin importar los medios que usen para llegar a sus fines. ¿Alguna vez has mentido? Todos de forma piadosa lo hemos hecho para no herir o por salir bien de alguna situación y aunque no justifico el engaño no siempre es momento indicado para decir la verdad, por ello debemos saber cuándo hacerlo y no utilizarlo como medio de defensa. Aquellas personas que son expertas en esto de mentir, también les llega su momento de ser descubiertos, pues la verdad siempre sale a flote si sabemos agudizar nuestros sentidos y, ¡valorar las experiencias!"El que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera"Alexander Pope.Transcurrieron dos semanas en las que él y yo íbamos todas las mañanas a trotar en la playa, lo cual se convirtió en uno de sus planes preferidos. Creía que era sincero en su forma de sCAPITULO 10: ENAMORÁNDONOS (1)