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CAPITULO 6: CONOCIÉNDOTE (1)

Cuando conoces a alguien tu vida se transforma y quieras o no, nunca volverá a ser la misma, porque llegamos con propósitos que muchas veces escapan a nuestra razón. Descubramos los motivos por los que nos cruzamos en la vida de alguien y quedémonos con aquellos que nos permitan avanzar en nuestro camino hacia el éxito porque recuerden, todo pasa por alguna causa y nada sucede porque sí.

“Cada vez que conoces a alguien, tu vida cambia y, tanto si te gusta como si no, nosotros nos hemos encontrado; yo he entrado en tu vida y tú en la mía”

Federico Moccia

Iniciaba un nuevo día con un vacío que abrigaba mi ser, recordándome a Daniel y un palpito me decía que todo estaría en calma si hacía de cuenta que nunca lo conocí, pero sabía que de una u otra manera mi corazón quería sentirlo cerca. Aquel día no entré al restaurante para evitar verlo, porque quería seguir mi intuición y su alerta de peligro; al atardecer, fui a mi clase de piano y me encontré con Tifani.

-Hola amiga ¿Cómo estás?

-Hola Ti, un poco desconcertada.

- ¿A qué se debe?

-Sonará un poco extraño, quizá un poco ridículo, pero es por este chico que te conté aquel día… el que rescaté en la playa.

- ¿Por qué? ¿Te gusta y sientes que no puedes estar junto a él?

Ella me llevaba algunos años de ventaja así que tenía muchos más conocimientos sobre relaciones de pareja y más si llevaba años de casada y su matrimonio era casi perfecto. Además, me conocía tanto que sabía que algo en mí no andaba bien, ya que no era costumbre verme baja de nota.

-Sí, hay algo que me dicta que no debo escucharle, pero, por otro lado, deseo saber más de él.

-Es normal que te sientas así. Casi siempre que sentimos que nos podemos enamorar, nos da miedo. Pero mantente tranquila, date la oportunidad de conocerlo y si vez que sigues teniendo esa sensación, entonces aléjate.

- ¿Y si me enamoro y no puedo alejarme?

-Preocúpate por el hoy.

-No lo sé, pienso que debo analizar mejor las cosas.

-No te compliques tanto, relájate y disfruta, aprovecha el tiempo.

-No sé, no estoy del todo confiada.

-Entonces deja que el tiempo te muestre.

Minutos después me encontraba en mi clase, pero mi alma estaba ausente y mis pensamientos solo giraban en torno a lo que estaba sintiendo por ese hombre.

-Sara, concéntrate. No llevas el compás de la melodía, ¡te estás perdiendo en Sol!

-Lo siento Oscar, estoy un poco distraída.

-Maneja el tiempo. –Dijo enfadado. –Los músicos dejamos de lado nuestros problemas personales.

-Lo sé.

- ¿Entonces? Sé que es primera vez que esto te ocurre, pero no puedo justificar el poco desempeño que has tenido hoy. Un solo piano que suene fuera del tiempo, hace que la melodía se oiga desastrosa.

Conozco lo que significa dejar de lado los sentimientos y ser objetivo al momento de realizar tus actividades, aunque dentro de ti, tu mundo se derrumbe. Mi profesión suele hacernos personas fuertes para poder dar fortaleza a los demás y actuar de manera eficiente en momentos de crisis y ese principio básico lo había aplicado muy bien, tanto para mis estudios como para la concentración y desempeño que se requiere en la música, pero Daniel había trascendido los límites de mi objetividad y mi realidad escapaba a los misterios de la imaginación. Él había tocado las fibras de mi corazón y lo que sentía se hacía tan fuerte como una bola de nieve cuando se forma una avalancha.

Al finalizar la clase, me encontraba con Tifani en el café que estaba a una cuadra de la academia, donde solíamos ir todos los días a charlar.

- ¿Qué tal estuvo la clase?

-Horrible. Oscar estuvo enojado porque cada vez que llegaba a Gm (Sol menor) perdía el compás de la melodía.

-Tal parece que hoy no has estado de muy buen ánimo. Te noto tensa, parece que este chico te está importando mucho. Debes ser más cuidadosa con lo que estas sintiendo, ve despacio.

-Su forma de actuar me hace sentir insegura de lo que siento. Unas veces parece ser el chico ideal y otras, solo siento que no es la persona indicada.

-Dale tiempo al tiempo. Aprende a escuchar tu corazón, pero nunca dejes la razón de lado.

-Eso es lo que pasa, creo que mi balanza se está desequilibrando. Nunca había dejado que mis problemas personales o mi estado de ánimo influyera en mis cosas, pero ésta vez es distinto. Siento una zozobra que no me gusta.

-Respira y tomate un descanso. Deja de pensar y complicarte tanto, solo espera que el tiempo avance y sabrás si de verdad le importas.

-Eso intentaré. De todas formas, ahora me siento peor porque Oscar ni siquiera quiso despedirse de mi… se enojó demasiado.

-Así es él, entiéndelo. Su personalidad es muy exigente y si uno de sus estudiantes se queda en la melodía, se enoja y seguramente le afecta más el saber que su mejor alumna ha estado distraída.

-Quizá, pero no debería ser tan estricto.

-Sí, conmigo discute a cada rato, porque piensa que soy muy tranquila y poco exigente con mis estudiantes, pero para mí lo importante es que todos aprendan y lleven la melodía, sin importar cuantas veces me toque repetir la lección.

-Ojalá así fuera él, pero, por el contrario, te exige más si ve que te atrasas.

-En parte eso es bueno, porque cree que puedes entregar más, pero no es bueno la forma en cómo lo aplica. Sin embargo, es muy bueno en lo que hace, ¿o no?

-De no ser por él, no habría aprendido tan rápido.

-No es por él, es porque llevas la música en tus venas, pero si te ha ayudado su metodología. Te daré un consejo: no dejes de lado tus problemas; al contrario, ¡exprésalos en la música! Éste arte, ésta combinación de sonidos lo es todo, porque gracias a ella podemos expresar cualquier sentimiento a través de la armonía, la melodía y el ritmo. Aprovecha este hermoso talento y explótalo en ese instrumento; demuéstrale a él que puedes, pero sobretodo demuéstrate a ti misma que, no hay nada que te haga desfallecer, que no hay nada que pueda derrumbarte porque eres fuerte y valiente.

Sus palabras me dieron aliento al hacerme comprender que todo músico lleva su esencia, haciéndonos auténticos y no aprovechar cada sentimiento, era como un día sin sonrisa.

-Desde pequeña siempre te has caracterizado por ser buena en los instrumentos de cuerda. ¿Aun tocas el arpa?

-Si. La música lo es todo para mí. Además, tú también has logrado ser lo que tanto anhelabas de pequeña ¿Recuerdas cuando decías que me estabas operando?

Juntas estábamos recordando aquellos tiempos de infancia y adolescencia que, habían dejado una huella en nuestro corazón y nos hacían esbozar una sonrisa. Nuestra conversación era muy amena y ella me contó que, su pasión en la música era su especialidad: Pedagogía de la recreación musical para el desarrollo social y cultural.

-Gracias a la música puedo trasmitir mi conocimiento a los chicos, desde muy pequeños. Está demostrado que todo aquel que toca un instrumento, tiene una parte más sensible que le permite expresar sus sentimientos, ya sea mediante lo que tocan o mediante la voz: instrumento perfecto por naturaleza.

-Bonita forma de pensar y la comparto.

Nuestra amistad era de esas que todos quieren tener, porque a pesar de ser mayor que yo, nos comprendíamos a tal punto que no era necesario hablar para saber si la otra sentía o quería decir algo; era casi imposible que nos pudiéramos ocultar cosas. Ella representaba para mi esa hermana mayor que nunca tuve y me cuidaba como tal y yo representaba para ella la hermana menor que siempre quiso tener y por tanto debía protegerla y aconsejarla. Luego de un rato de charla, la conversación tomó otro rumbo.

-Ahora si explícame mejor que es lo que está sucediendo con este chico, ¿me recuerdas su nombre?

-Daniel Olivero. Ha estado pendiente de mí; sin embargo, creo que tiene a alguien en su vida.

- ¿Por qué?

-Hay cosas que no comprendo, pero siento que no es sincero.

- ¿Y estás segura que no es porque te estas enamorando?

-Es posible, pero no sé si esto sea amor real o un capricho.

- ¿Y qué te dice?

-Le he pedido tiempo para conocernos, pero me confunde porque a veces dice que lo acepta y otras que, si quiero, tengamos una relación porque así podemos conocernos mejor.

- ¿Algo pasajero?

-Es lo que no sé y no tengo miedo a enamorarme, tengo miedo a esto que estoy sintiendo y no ser correspondida.

-Entonces déjalo entrar a tu vida y así sabrás si quiere que las cosas avancen rápido porque tiene temor a perderte o porque solo es algo efímero.

- ¿Y cómo me defiendo?

-Cuando te enamoras, no tienes armas para defenderte.

-No sé, no creo que el amor sea tan malo.

-El amor lastima querida y dicen que debes amar tanto, hasta que te duela, porque es allí donde descubres que te importa alguien.

- ¿No crees que eso es duro?

-Tal vez, pero solo así sabes si de verdad te importa esa persona, porque te duelen y te interesan sus cosas.

- ¿Qué crees que debo hacer?

-Solo creo que debes dejar de preocuparte; además, con estos tiempos de ahora, no debe parecerte extraño que un hombre te pida eso.

-Sí, pero no quiero que esto sea fugaz.

- ¿Qué te garantiza que lo será?

- ¿Qué te garantiza que no lo será?

-Mira Sara, lo único que puedo decirte es que, si te blindas mucho contra el amor, nunca sabrás si de verdad le importas.

- ¿Entonces?

-Ya te dije, déjalo entrar a tu vida, pero no pierdas de vista ese sentir para que puedas estar alerta.

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