Tarah Kontos —¿Pruebas de qué tienes tú? Yo no tengo nada que temer… nadie puede acusarme de hacer algo, aunque no puedo decir lo mismo de ti —expresé sin titubeo, porque estaba segura de que no había nada que él pudiera usar en mi contra.—¿Estás segura? —me preguntó Alexis alzando las cejas con una expresión de burla en su mirada.—Por supuesto que lo estoy… —dije con seguridad.Apenas habían salido las palabras de mi boca, tomó una carpeta de su escritorio y sacó unas imágenes impresas donde aparecía yo acostada en la cama desnuda con la pierna de un hombre. La respiración se me entrecortó mientras miraba las fotos que Alexis me había mostrado. Las imágenes eran un golpe directo a la seguridad que hasta ahora había sentido, intenté hablar, pero las palabras parecieron atascarse en mi garganta, y por un tiempo sentí que ni siquiera podía coordinar pensamientos lógicos para debatir esa especie de conspiración que el hombre frente a mí había fraguado.—Y ahora querida esposa ¿Qué p
Tarah Kontos —¡Oh por Dios! ¿Qué hizo? ¿Cómo pudo ser tan torpe? —inquirí mirándolo molesta. El abogado me miró sin un ápice de culpabilidad, fruncí el ceño, sin entender por un momento su reacción, al mismo tiempo que observaba boquiabierta cómo el café manchaba los documentos y parte de mi ropa. La mancha se extendía rápidamente, arruinando la impecable blancura del papel y dejando un rastro de café en mi vestido. Mi mirada se alternó entre los documentos manchados y Maxwell, quien parecía relajado ante lo que acababa de ocurrir. —¡Lo siento, lo siento mucho!, Tarah, que terrible accidente —exclamó Maxwell, tratando de secar la mancha de café con un pañuelo que sacó de su traje, pero en realidad su preocupación me parecía falsa, todo era tan actuado. Lo miré por un momento, y me di cuenta de que sus palabras de arrepentimiento, no coincidían con su expresión corporal, giré mi vista hacia Alexis, y lo pillé sonriendo, aunque al verme que lo estaba mirando trató de ponerse seri
Thalía KontosVer a Anthony rompiendo mis dibujos me produjo un profundo dolor en mi corazón, no sé por qué me odiaba tanto, yo pensé que por lo menos me tenía cierta consideración y respeto, pero que equivocada estuve, todo había sido una actuación de su parte para poder engañarme y convencerme de casarme con él para que le diera todo mi patrimonio y había sido tan idiota, tan caprichosa, tan ciega que lo hice.Eso me hacía sentir más miserable, dándome la sensación de que era una inútil y que las palabras que siempre me decían tenía algo de razón.Por eso me sentía paralizada, trataba de moverme, pero es como si alguien me hubiese dado un paralizante, porque por más que le mandaba información a mi cerebro para que mi cuerpo se moviera, no lo hacía, solo podía llorar y suplicar sintiéndome tan impotente.—Por favor, no los rompas… déjalos… son míos ¿Por qué… haces esto? ¿Por qué… no me dejas en paz? —balbuceé y mis palabras hicieron que Anthony se girara hacia mi molesto.—¿Por qué n
Alexis Kontos.Al escuchar mis palabras, Maxwell asintió y comenzó a hacer las llamadas a los socios de la empresa, para adquirir las acciones de Leyton Tecnología. Ya todo estaba organizado. Pasamos las siguientes tres horas haciendo llamadas y en verdad no nos costó mucho convencerlos de vender las acciones, en algunos casos las había comprado al doble de su valor real.—Carajos Alexis, ¿No te parece demasiado dinero para perder? Después de todo, como que un disparo habría salido más barato —interrogó Gregory con preocupación—, no quisiste usar tu fortuna personal para salvar a la aerolínea, pero si la estás usando para adquirir Leyton ¿No es contradictorio? —preguntó mi amigo.—No, no es contradictorio. La aerolínea es un negocio donde todos los miembros de la familia Leyton tienen participación, además, cuando fui a presentar el proyecto que supe que Tarah estaba detrás de las empresas más importantes de la aeronáutica, entendí que cualquier cosa que hiciera por mi cuenta, ella m
Tarah KontosDespués de lo que había pasado con Thalía, tenía muy pocas ganas de salir, pero cuando llamé a Jonathan que le conté lo ocurrido no me dejó cancelar.“No puedes cancelar, yo postergué mis planes por ti, además, me tomé la atribución de invitar a unos excompañeros”, protestó mi amigo al otro lado de la línea.—Es que no creo que sea buena idea dejar a Thalía en este momento —respondió.“Allí está el ama de llaves, puede acompañarla hasta que llegue su padre, además, si te quedas en casa cuando se supone que vas a divorciarte, seguramente el hombre pensará que estás destrozada por él”.Esas palabras de Jonathan le dieron en toda la torre a mi ego, y a pesar de hace unos minutos estar negada a ir, me encontré aceptando, a que pasara por mí.Enseguida le avisé al ama de llaves para que estuviera pendiente de Thalía y de Paul.—No creo que vaya a regresar muy tarde y creo que Alexis debe estar por llegar, le dice que le dejé dicho que se encargue del niño, mientras yo celebro.
Tarah KontosPor un momento, me quedé en silencio porque las palabras de mi hermano me sorprendieron, y negué con la cabeza.—Zachary, entiendo tu preocupación, pero este asunto es entre Alexis y yo, no es necesario tu intervención, por favor te agradezco de que te abstengas de intervenir —expresé con firmeza.—Siento mucho diferir de ti, pero esto se hizo un problema de los Hall, cuando Kontos te humilló delante de las cámaras… tal vez no sería malo cobrar ojo por ojo y diente por diente —pronunció mi hermano pensativo.—¡Ni se te ocurra! —exclamé temerosa de lo que él fuera capaz de hacer.Sin embargo, no pude evitar preocuparme al verlo guardar silencio, aparentemente aceptando mis palabras, pero lo conocía lo suficientemente bien, para saber que algo había empezado a planificar y eso no me gustaba.Suspiré con preocupación, pero no quería discutir con él, preferí esperar al día siguiente para hablar con él.Lo ubiqué en una de las habitaciones de huéspedes, al lado de la de Thalía
Thalía Kontos Después que Tarah se llevó a mi hermano, pensé que podría dormir, pero no fue así, era imposible contener esa profunda tristeza que me embargaba, por lo menos estar cerca del pequeño Paul me producía una inmensa paz. Las lágrimas volvieron a mí, no podía entender ¿Qué tenía de malo para que nadie me quisiera? La habitación parecía encogerse a mí alrededor mientras los pensamientos oscuros y la melancolía me envolvían. A pesar de los cálidos colores y la decoración lujosa, todo parecía sombrío y sin esperanza. Me senté en una silla en el balcón, mientras me permitía llorar en silencio, sintiéndome atrapada en un abismo de desesperación. Las lágrimas caían una tras otra, como un torrente de tristeza que no podía detener. ¿Qué tenía de malo? Esa pregunta martilleaba mi mente. Durante toda mi vida, había luchado con la idea de que no era suficiente, de que no merecía el amor y la atención que otros recibían con facilidad. La sombra de la inseguridad y la autoestima baja
Zachary HallPor un momento me quedé estático, con una mezcla de desconcierto y preocupación. No podía creer que la joven misteriosa que había encontrado en mi baño hubiera desaparecido. Mis ojos recorrieron la habitación y solo encontré en el suelo el algodón con alcohol que había utilizado para despertarla, si no es por eso, habría pensado que todo me lo había imaginado. De pronto me sentí que estaba atrapado en un enigma sin solución. Salí de la habitación en busca de cualquier señal de la joven. Mi preocupación y el deseo de ayudarla habían aumentado, y no podía permitir que se alejara sin obtener respuestas.Caminé por los pasillos de la amplia casa, salí al jardín, fui al área de la piscina, pero no la encontré, y no tenía idea de cómo se llamaba porque no me había dicho el nombre. Rato después, cansado de buscarla, decidí regresar a mi habitación, mientras pensaba donde había ido.—Quizás esté en alguna de esas habitaciones —pronuncié en voz alta.Me recosté en la cama, pensa