Alexis Kontos.Al escuchar mis palabras, Maxwell asintió y comenzó a hacer las llamadas a los socios de la empresa, para adquirir las acciones de Leyton Tecnología. Ya todo estaba organizado. Pasamos las siguientes tres horas haciendo llamadas y en verdad no nos costó mucho convencerlos de vender las acciones, en algunos casos las había comprado al doble de su valor real.—Carajos Alexis, ¿No te parece demasiado dinero para perder? Después de todo, como que un disparo habría salido más barato —interrogó Gregory con preocupación—, no quisiste usar tu fortuna personal para salvar a la aerolínea, pero si la estás usando para adquirir Leyton ¿No es contradictorio? —preguntó mi amigo.—No, no es contradictorio. La aerolínea es un negocio donde todos los miembros de la familia Leyton tienen participación, además, cuando fui a presentar el proyecto que supe que Tarah estaba detrás de las empresas más importantes de la aeronáutica, entendí que cualquier cosa que hiciera por mi cuenta, ella m
Tarah KontosDespués de lo que había pasado con Thalía, tenía muy pocas ganas de salir, pero cuando llamé a Jonathan que le conté lo ocurrido no me dejó cancelar.“No puedes cancelar, yo postergué mis planes por ti, además, me tomé la atribución de invitar a unos excompañeros”, protestó mi amigo al otro lado de la línea.—Es que no creo que sea buena idea dejar a Thalía en este momento —respondió.“Allí está el ama de llaves, puede acompañarla hasta que llegue su padre, además, si te quedas en casa cuando se supone que vas a divorciarte, seguramente el hombre pensará que estás destrozada por él”.Esas palabras de Jonathan le dieron en toda la torre a mi ego, y a pesar de hace unos minutos estar negada a ir, me encontré aceptando, a que pasara por mí.Enseguida le avisé al ama de llaves para que estuviera pendiente de Thalía y de Paul.—No creo que vaya a regresar muy tarde y creo que Alexis debe estar por llegar, le dice que le dejé dicho que se encargue del niño, mientras yo celebro.
Tarah KontosPor un momento, me quedé en silencio porque las palabras de mi hermano me sorprendieron, y negué con la cabeza.—Zachary, entiendo tu preocupación, pero este asunto es entre Alexis y yo, no es necesario tu intervención, por favor te agradezco de que te abstengas de intervenir —expresé con firmeza.—Siento mucho diferir de ti, pero esto se hizo un problema de los Hall, cuando Kontos te humilló delante de las cámaras… tal vez no sería malo cobrar ojo por ojo y diente por diente —pronunció mi hermano pensativo.—¡Ni se te ocurra! —exclamé temerosa de lo que él fuera capaz de hacer.Sin embargo, no pude evitar preocuparme al verlo guardar silencio, aparentemente aceptando mis palabras, pero lo conocía lo suficientemente bien, para saber que algo había empezado a planificar y eso no me gustaba.Suspiré con preocupación, pero no quería discutir con él, preferí esperar al día siguiente para hablar con él.Lo ubiqué en una de las habitaciones de huéspedes, al lado de la de Thalía
Thalía Kontos Después que Tarah se llevó a mi hermano, pensé que podría dormir, pero no fue así, era imposible contener esa profunda tristeza que me embargaba, por lo menos estar cerca del pequeño Paul me producía una inmensa paz. Las lágrimas volvieron a mí, no podía entender ¿Qué tenía de malo para que nadie me quisiera? La habitación parecía encogerse a mí alrededor mientras los pensamientos oscuros y la melancolía me envolvían. A pesar de los cálidos colores y la decoración lujosa, todo parecía sombrío y sin esperanza. Me senté en una silla en el balcón, mientras me permitía llorar en silencio, sintiéndome atrapada en un abismo de desesperación. Las lágrimas caían una tras otra, como un torrente de tristeza que no podía detener. ¿Qué tenía de malo? Esa pregunta martilleaba mi mente. Durante toda mi vida, había luchado con la idea de que no era suficiente, de que no merecía el amor y la atención que otros recibían con facilidad. La sombra de la inseguridad y la autoestima baja
Zachary HallPor un momento me quedé estático, con una mezcla de desconcierto y preocupación. No podía creer que la joven misteriosa que había encontrado en mi baño hubiera desaparecido. Mis ojos recorrieron la habitación y solo encontré en el suelo el algodón con alcohol que había utilizado para despertarla, si no es por eso, habría pensado que todo me lo había imaginado. De pronto me sentí que estaba atrapado en un enigma sin solución. Salí de la habitación en busca de cualquier señal de la joven. Mi preocupación y el deseo de ayudarla habían aumentado, y no podía permitir que se alejara sin obtener respuestas.Caminé por los pasillos de la amplia casa, salí al jardín, fui al área de la piscina, pero no la encontré, y no tenía idea de cómo se llamaba porque no me había dicho el nombre. Rato después, cansado de buscarla, decidí regresar a mi habitación, mientras pensaba donde había ido.—Quizás esté en alguna de esas habitaciones —pronuncié en voz alta.Me recosté en la cama, pensa
Tarah Kontos. Cuando Zachary me confesó que había conocido a Thalía y se había enamorado, no me agrado para nada la idea, yo amaba a mi hermano mayor, pero lo conocía lo suficiente para saber que era un mujeriego, que no tomaba sus relaciones en serio, cambiaba de mujer como de calcetines y no estaba dispuesta a que nadie le hiciera daño. Ella había sufrido demasiado, el desgraciado de Anthony la había quebrado, y necesitaba amor, comprensión. Cuando la vi aparecer y con una expresión de miedo, y su respiración acelerada, no dudé en levantarme e ir hacia ella tratando de calmarla. La tomé de la mano y la senté en una de las sillas del comedor, mientras enmarcaba su rostro y se lo sujetaba. —Tranquila, todo está bien, respira profundo —le dije y ella me miraba con los ojos vidriosos. —Yo… tengo miedo —pronunció viéndose tan vulnerable, que mi instinto de protección se activó. Ella miraba a mi hermano con ojos asustados. La tensión en la habitación era palpable. —No tienes nada
Thalía Kontos.La presencia de Anthony vino a empañar los momentos de sosiego que había estado pasando con Zachary, dirigí mi vista hacia él con preocupación, porque temía que terminara malinterpretando todo y pensando que yo era una mala persona. —Yo… ya no tengo… nada contigo —dije con voz suave aunque temblorosa.—¿Acaso no eres mi esposa aún? —inquirió sacudiéndome con fuerza.—A mí no me importa que sea o no tu esposa, te dije que la soltaras y si no lo haces en los próximos diez segundos, vas a tener que buscarte a un odontólogo para que te realice implantes dentales, porque te voy a tumbar los dientes delanteros —declaró con firmeza.Los dos hombres se miraron fijamente, parecía que era cuestión de segundos para irse de las manos, pero cuando Anthony vio la determinación en el rostro de Zachary, me soltó.—¿Quién eres tú? ¿Qué relación tiene con ella? —le preguntó Anthony con curiosidad.Él mantuvo su mirada firme en Anthony, mientras se acercaba lentamente, era más alto y con
Tarah Kontos. El abogado Maxwell, al parecer estaba sorprendido por mi llamada a esa hora, porque aún no respondía a mi requerimiento, aunque para mi alivio, segundos después se escuchó un suspiro de resignación. “Señora Kontos, él se encuentra en un viaje de negocios en el estado de Florida”. —Sé que anda de viajes, pero necesito la dirección del hotel donde se está hospedando, por favor, debo conversar con él, aunque le agradecería que no le dijera nada porque quiero darle una sorpresa —declaré con firmeza. Por un momento se hizo un silencio al otro lado de la línea, pero finalmente accedió. “Le envío la dirección a su teléfono”. —Muchas gracias, espero ansiosa su mensaje. Me despedí, y enseguida recibí el mensaje, una vez que llegó, salí a buscar a Thalía y a Zachary, para ver si habían llegado, cuando bajé a la sala, los vi hablando, mientras ella se reía a carcajadas, desde que la había conocido, era la primera vez que la veía sonreír sinceramente. —Chicos —los llamé y ell