Tarah Kontos. Cuando Zachary me confesó que había conocido a Thalía y se había enamorado, no me agrado para nada la idea, yo amaba a mi hermano mayor, pero lo conocía lo suficiente para saber que era un mujeriego, que no tomaba sus relaciones en serio, cambiaba de mujer como de calcetines y no estaba dispuesta a que nadie le hiciera daño. Ella había sufrido demasiado, el desgraciado de Anthony la había quebrado, y necesitaba amor, comprensión. Cuando la vi aparecer y con una expresión de miedo, y su respiración acelerada, no dudé en levantarme e ir hacia ella tratando de calmarla. La tomé de la mano y la senté en una de las sillas del comedor, mientras enmarcaba su rostro y se lo sujetaba. —Tranquila, todo está bien, respira profundo —le dije y ella me miraba con los ojos vidriosos. —Yo… tengo miedo —pronunció viéndose tan vulnerable, que mi instinto de protección se activó. Ella miraba a mi hermano con ojos asustados. La tensión en la habitación era palpable. —No tienes nada
Thalía Kontos.La presencia de Anthony vino a empañar los momentos de sosiego que había estado pasando con Zachary, dirigí mi vista hacia él con preocupación, porque temía que terminara malinterpretando todo y pensando que yo era una mala persona. —Yo… ya no tengo… nada contigo —dije con voz suave aunque temblorosa.—¿Acaso no eres mi esposa aún? —inquirió sacudiéndome con fuerza.—A mí no me importa que sea o no tu esposa, te dije que la soltaras y si no lo haces en los próximos diez segundos, vas a tener que buscarte a un odontólogo para que te realice implantes dentales, porque te voy a tumbar los dientes delanteros —declaró con firmeza.Los dos hombres se miraron fijamente, parecía que era cuestión de segundos para irse de las manos, pero cuando Anthony vio la determinación en el rostro de Zachary, me soltó.—¿Quién eres tú? ¿Qué relación tiene con ella? —le preguntó Anthony con curiosidad.Él mantuvo su mirada firme en Anthony, mientras se acercaba lentamente, era más alto y con
Tarah Kontos. El abogado Maxwell, al parecer estaba sorprendido por mi llamada a esa hora, porque aún no respondía a mi requerimiento, aunque para mi alivio, segundos después se escuchó un suspiro de resignación. “Señora Kontos, él se encuentra en un viaje de negocios en el estado de Florida”. —Sé que anda de viajes, pero necesito la dirección del hotel donde se está hospedando, por favor, debo conversar con él, aunque le agradecería que no le dijera nada porque quiero darle una sorpresa —declaré con firmeza. Por un momento se hizo un silencio al otro lado de la línea, pero finalmente accedió. “Le envío la dirección a su teléfono”. —Muchas gracias, espero ansiosa su mensaje. Me despedí, y enseguida recibí el mensaje, una vez que llegó, salí a buscar a Thalía y a Zachary, para ver si habían llegado, cuando bajé a la sala, los vi hablando, mientras ella se reía a carcajadas, desde que la había conocido, era la primera vez que la veía sonreír sinceramente. —Chicos —los llamé y ell
Alexis Kontos Ver a Tarah entrar en la sala, causó una diversidad de emociones en mí, desde sorpresa, alegría, temor, y este último fue lo que prevaleció. Traté de hablar, pero solo salió un balbuceo sin sentido, producto del miedo que me produjo que ella malinterpretara lo que había visto, cuando me di cuenta de que eso podía traer problemas entre nosotros, encontré por fin la voz. —¡Tarah! Te juro que no es lo que tú piensas —expresé y ella me observó con una expresión, sería. —Tú y yo tenemos una conversación pendiente, pero antes déjame salir de esta regalada —siseó con un gruñido. —Y en cuanto a ti, espero que tengas bien presente, que no puedes volver a acercarte a mi marido. Deberías aprender a respetar a las personas. La haló con tanta fuerza que los cabellos de la mujer le quedaron en las manos, ella abrió los ojos de par en par y se quedó mirando la mano con una expresión divertida, mientras todos los hombres presentes la mirábamos asustada. —¡Dejen el show! No le arra
Tarah Kontos.Decir que ese era el momento más sublime, era decir poco, cada caricia, y beso que recibía de su parte, me elevaba a un nivel de excitación jamás conocido, sentía que nuestros corazones latían al unísono, y el lazo que compartíamos se fortalecía con cada movimiento. No pensé que terminaría sintiendo algo especial por él, no tenía idea si era amor, pero estaba seguro de que era algo especial.Alexis me acarició con devoción, la pasión se agitaba entre nosotros como una tormenta de fuego que amenazaba con consumirnos por completo. Nuestras miradas se encontraron en medio de la lujuria y el amor, y supe que no quería estar en ningún otro lugar del mundo.Me entregué sin reserva, mientras él marcaba con sus caricias cada resquicio de mi piel, sentía como una especie de llama avivarse en mi cuerpo, no hubo ningún lugar que no anduviera de mí, con su boca capturó mi aréola, recorriéndola con mi lengua, para segundos después comenzar a succionarlo, mientras yo gemía de placer.
Anthony WhitmanDurante el día, los rumores se habían hecho persistentes sobre la inminente ruina de LeytonTecnología, por eso decidí llamar a varios socios de la empresa conocidos y me confirmaron lo que estaba en boca de todos.—Sí, tengo contactos que me dijeron que las acciones bajarán de manera estrepitosa, yo logré vender y me las pagaron a muy buen precio, y sé de otros socios que también lo están haciendo.—¿No existe la posibilidad de que se trate de una estrategia? —pregunté no muy convencido de sus palabras.—No creo, porque incluso la persona también vendió las suyas —me dijo y vi en su expresión que no me estaba mintiendo.Vender mis acciones en LeytonTecnología no era exactamente lo que tenía en mente, cuando invertí en la empresa mi intención era hacerme de un gran capital, después de todo, por eso fue que me acerqué a Thalía, esperando que ella me pudiera servir en mi propósito, y aunque logré controlar su patrimonio, al final sufrí una gran decepción, porque su famili
Thalía Kontos. Había pasado un día muy agradable con Zachary, paseamos a mi hermanito en el parque y luego jugamos los tres en el jardín, para finalmente terminar en el interior de la casa. Lo veía y me parecía mentira, tenía la impresión de estar soñando, no recordaba nunca haber sido tan feliz, y mucho menos que alguien se preocupara por mí de verdad, a excepción de mi padre. Mucha gente se quedó viéndonos, e incluso nos confundieron con una familia y yo me pregunté ¿Qué se sentiría realmente formar una? Tener un esposo que lo ame a uno y un hijo a quien proteger, sentí un profundo pesar, porque no estaba segura de que algún día lo pudiera lograr. Zachary se levantó de donde estaba sentado y se quedó viéndome con una expresión de ternura en su rostro que me hizo estremecer y causar un sinfín de sensaciones en mi interior. Sentía como si cientos de hormiguitas me recorrieran. Repentinamente, lo vi sacando una moneda de su ropa y extenderla hacia mí, fruncí el ceño desconcertada,
Alexis Nickolai Kontos.No podía creer que Tarah actuara de esa manera, entendía que tomara partido por su hermano, pero no debía molestarse si yo actuaba para proteger a mi hija ¿Cómo reaccionaría ella de tratarse de su propia hija? Pensé indignado, pese a ello, tampoco quería que se fuera.Suspiré con frustración, pero mientras ella comenzaba a salir de la sala, con su rostro mezcla de enojo y determinación, yo la seguí y la sostuve por el brazo, mis ojos ardían llenos de furia al mismo tiempo que le bloqueaba el camino, para que no siguiera avanzando.—¡Tarah, no te atrevas a hacer algo impulsivo! —dije en tono amenazante—. Debes entenderme, ¡Es mi hija! ¡Qué sé yo cuáles son las intenciones de tu hermano! ¡Es un viejo para ella! —espeté molesto.—Es la misma diferencia de edad entre tú y yo, catorce años y si él se atreve a hacerle daño a Thalía, yo misma me encargo de cortarle las mochilas… ¡Porque se lo advertí! Yo tampoco los quería juntos, porque el Zachary no ha sido ningún s