Max CraneEl pánico se apoderó de mí cuando Emma anunció que tenía contracciones y que el bebé estaba a punto de nacer.A pesar de todas mis afirmaciones de ser un "varón macho" que nunca me desmayaría, sentí mi rostro palidecer y las piernas como gomas. La realidad de la situación me golpeó como un camión, y sentí un nudo en el estómago.—¡¿En serio?! —exclamé nervioso, mirando a Emma con ojos desorbitados, como si no pudiera creer lo que estaba escuchando.Emma, que estaba lidiando con el dolor de las contracciones, me miró con una mezcla de incredulidad y molestia.—¡Sí, en serio, Max! ¡No tengo tiempo para bromas ahora mismo! Estoy a punto de parir, y no es mi intención hacerlo público ante la vista de todos, así que compórtate como ese varón macho que dices que eres y llévame de inmediato a un centro de salud —señaló mi esposa con firmeza.Sus palabras me sacudieron y me dieron un impulso de determinación. Respiré profundamente, tratando de controlar el pánico que sentía y asumie
Emma CraneMe quedé viendo a mi esposo con incredulidad, no podía creer que después de criticar a Zachary, ahora él estuviera en la misma situación. Pero yo estaba dispuesta a hacerle pagar por ese error.—Doctor, ¿le importaría si le pido un pequeño favor? —pregunté sin poder contener la mirada traviesa en mis ojos.El médico me miró con recelo.—¿Qué tipo de favor, señora Crane?Yo negué con la cabeza y le dije al médico:—Doctor, como yo no fui tan previsiva como Thalía de traer mi móvil al parto, hágame el favor y me graba a ese varón macho.El médico me miró con incredulidad.—¿Qué? ¿Grabarlo? ¿A él? ¿Yo? ¿Y para qué?Yo me reí y señalé hacia él.—Es solo que quiero tener un recuerdo de su valentía, ¿sabe? Para que Max nunca olvide este momento épico en el que se convirtió en un padre excesivamente emocionado.El médico sonrió con complicidad.—Lamentablemente, señora Crane, no puedo hacer eso. No es ético grabar a los pacientes sin su consentimiento, además, si es a su esposo
Lawson Hall Recibí un mensaje de Taylor y respiré aliviado cuando me dijo que Bárbara había creído en sus palabras, no quería que ella sospechara que yo mismo la había mandado a trasladar y terminara saliéndose del hospital, porque era claro que no deseaba nada que viniera conmigo. En ese momento, Jessica y Landon que estaban en la sala se quedaron mirándome, mi hermano con una expresión de diversión y su mujer con irritación. —¿Es en serio lo que estás haciendo? Me vas a perdonar lo que voy a decirte, pero mi defecto es que padezco de una afección crónica llamada Mes —ante sus palabras fruncí el ceño sin entender. —¿El mes? —interrogué con seriedad. —Si el mes, es el mal de exceso de sinceridad, y si aún no te he echado de cabeza, es porque tu hermano no me lo ha permitido y porque cuando le diga eso a mi amiga quiero hacerlo cara a cara. Sin embargo, te voy a advertir algo, así como tuviste las bolas de humillarla delante de todo el mundo y acusarla injustamente de los males, la
Bárbara SummersMi madre me miró con una expresión de desdén en su rostro.—A pesar de lo malagradecida que resultaste, supe que te habían detenido y vine a asegurarme de que estás bien, a pesar de tu comportamiento para conmigo, yo me preocupo por ti. Aunque su tono era aparentemente condescendiente, al mismo tiempo era despreciativo.Mi paciencia se agotaba rápidamente, pero no quería causar un escándalo en ese lugar, no con mi hija presente, así que suspiré y me armé de paciencia.—No necesito tu preocupación, madre. Estoy bien. Y si no tienes nada importante que decirme, te agradecería que te fueras, no te necesito, no estuviste cuando lo necesité.Mi madre se giró hacia mí y me miró con una sonrisa que heló mi sangre.—Sabía que no era buena idea tener esa niña, pero no quisiste escucharme, y ahora ya no eres ni la sombra de lo que fuiste y mira ahora donde estás, en lo que te has convertido.—Sabes muy bien que la causante de que esté aquí, eres tú, nunca supiste hacer bien tu
Bárbara Summers.La entrada repentina y las palabras enérgica interrumpieron la conversación entre mi madre y yo. Ambas giramos nuestras cabezas hacia la puerta, y vimos a Taylor, quien se veía bastante seria y con una mirada de determinación en sus ojos.Mi madre frunció el ceño, evidentemente sorprendida por la entrada de Taylor, y le espetó con una voz agria:—¿Quién diablos eres tú para estar interrumpiendo una conversación privada y meterte en lo que no te importa? ¿Por qué entras aquí así? —inquirió sin contener la furia.Taylor se mantuvo firme y respondió con calma:—Soy el médico de Bárbara, y ahora también soy su amiga y por eso le digo que usted ya le ha hecho suficiente daño, así que le pido que se retire de aquí de manera inmediata.Mi madre se tambaleó un poco, claramente sacudida por la presencia de Taylor. Intentó recuperar su compostura y respondió en tono sarcástico:—¿En serio? ¿Amigas? Vaya, me has sorprendido, Bárbara ¡¿Crees que andar con niñas buenas te hará co
Emerith RaffertyMis hijas salieron a sus respectivas habitaciones para terminar de arreglarse, mientras tanto, yo estaba sentada dándome mis últimos toques en el espejo, no sabía cómo sentirme, porque a pesar de todo lo que me habían dicho y lo que yo había pensado, no podía evitar preguntarme si estaba haciendo bien.Vi la foto en mi peinadora y la tomé con cuidado, en esa oportunidad era mi boda con Ian, sé que tenía que decirle adiós y dar la bienvenida a una nueva vida, pero una cosa era decirlo y otra hacerlo.Sentí unos suaves toques en la puerta, y di la voz de pase, pensando que se trataba de algunas de mis hijas, pero era Massimo. Cuando lo vi elegantemente vestido y con una sonrisa en sus labios me levanté nerviosa, como si hubiese estado haciendo algo malo y me hubiera encontrado, él negó con la cabeza.—No tienes nada que ocultar mujer —dijo acercándose a mí con una tierna sonrisa —no voy a pedirte que elimines todas sus fotos, él fue un gran amigo, y agradezco por todo
Alexis Kontos.En la boda de Massimo y Emerith, recibí una noticia que me había tenido un tanto preocupado.Después del escape de Ronald Tremblay, había contratado un par de investigadores privados para que dieran con él, temía por mi esposa, y por Paul, porque sabía que ese hombre no se quedaría quieto hasta buscar la manera de vengarse de ellos.Un hombre que jamás trabajó durante toda su vida y con la enfermedad de su primo, se vió como dueño absoluto de toda la riqueza que siempre mendigó, y de pronto perderla, no se rendiría tan fácilmente, por eso me encontraba en la sala discutiendo con mi jefe de seguridad colocar más vigilancia y seguridad a mi esposa.—Ponle el doble de la que tiene —ordené con firmeza.—Pero señor, ya se la puse, tenía dos y le coloqué seis —señaló el hombre.—Entonces ponle doce —ordené.Justo en ese momento se abrió la puerta de par en par y apareció Tarah, muy molesta.—¿Qué significa ese montón de hombres detrás de mí? Yo creo que ni siquiera el preside
Tarah KontosEl plan estaba en marcha, Alexis y yo trabajábamos meticulosamente para llevarlo a cabo. Decidimos utilizar un centro comercial como lugar de encuentro, ya que sabíamos que Ronald Tremblay estaba obsesionado conmigo y probablemente intentaría acercarse si pensaba que estaba sola. El centro comercial estaba lleno de cámaras de seguridad y personal de seguridad, lo que me brindaba una capa adicional de protección.Pasaron tres días y no obtuvimos resultados, lo que comenzó a inquietarme. Sabía que era cuestión de tiempo antes de que Ronald Tremblay se diera cuenta de nuestra trampa, pero la espera era angustiosa.Ese día, sentí a Alexis cerca, mientras me sentaba en una mesa cercana a la entrada, con los ojos fijos en la sala y una despreocupación practicada. Sabía que Alexis, no había dejado nada al azar, desplegando a sus hombres de mayor confianza para que se mezclaran entre la multitud. Giré la vista, y pude darme cuenta de las miradas vigilantes ocultas tras los pe