Alexis KontosLa mujer se deslizó en el asiento frente a mí y comenzó a conversar conmigo, yo a este punto había bebido lo suficiente. La recorrí de pies a cabeza, y me parecía haberla visto, me concentré en su aspecto, pero con las luces de la discoteca no podía identificarla bien, sobre todo, porque cargaba accesorios faciales en el rostro, que brillaban con el reflejo de la luz.Mientras conversábamos, la sensualidad en su voz y sus movimientos me intrigaron. Parecía conocerme mejor de lo que cualquier desconocida debería. En un momento, me tentó a pedirle un trago, y su sonrisa enigmática avivó mi curiosidad. ¿Quién era esta mujer que parecía haberme elegido como su presa en esta noche?—Eres un enigma, hermosa —declaré de manera seductora, sintiendo que la química entre nosotros aumentaba.Ella rio con picardía, ocultando una parte de su rostro detrás de su cabello, y su reacción no hizo más que intrigarme aún más.—¿Vienes aquí a menudo? —me preguntó con un tono de curiosidad.—
Tarah Kontos. Llegué a la casa ya pasada las seis de la mañana. Estaba furiosa cuando llamé a Jonathan, la rabia hervía dentro de mí, pero no podía esperar menos de Alexis, si me había llevado a mí, el mismo día que me vio a la cama sin importar que había sido la novia de su yerno, no debía causarme sorpresa que hiciera lo mismo con la pelirroja. —¡Imbécil! ¡Desgraciado! Pero juro que va a pagármelas… claro como lo rechacé se fue a acostar con la primera que se le ofreció y se le puso en el camino… pero es que el muy idiota, ni siquiera usa protección y seguro mete su plátano en cualquier huerto —espeté furiosa en voz alta, por completo indignada. Después de varios segundos que a mí me parecieron eternos, por fin Jonathan me respondió. “Tarah… ¿Te caíste de la cama que me estás llamando tan temprano?” Mi mente seguía siendo un torbellino de emociones mientras escuchaba la voz sarcástica de Jonathan al otro lado de la línea. Sin embargo, no tenía tiempo para sus bromas. Tenía que h
Tarah Kontos.Las palabras de Thalía me dejaron perpleja. Sus ojos se encontraron con los míos… ella me había descubierto.Mi mente trabajaba a toda velocidad, buscando una respuesta que justificara la situación, pero no había forma de negar lo que era evidente, además, no quería hundirme más en mentiras. Mi garganta se apretó, y un nudo de ansiedad se formó en mi estómago.—Thalía, te puedo explicar… —comencé, pero ella me interrumpió.—No, Tarah… por favor, no te molestes… en explicar nada... Ya vi suficiente. Lo siento, pero… —tragó saliva, luchando contra las lágrimas—, no quiero separarme… de mi hermano… y que te divorcies de mi padre… quiero que estemos juntos.Luego de sus palabras, se quedó pensativa como si estuviera evaluando lo que diría a continuación.—No le diré nada… si tú desistes del divorcio… si no lo haces me encargaré… de decir la verdad… no dejaré que lastimes a mi papá —pronunció la jovencita con firmeza.Con la amenaza que me estaba haciendo, en vez de sentirme
Tarah Kontos —¿Pruebas de qué tienes tú? Yo no tengo nada que temer… nadie puede acusarme de hacer algo, aunque no puedo decir lo mismo de ti —expresé sin titubeo, porque estaba segura de que no había nada que él pudiera usar en mi contra.—¿Estás segura? —me preguntó Alexis alzando las cejas con una expresión de burla en su mirada.—Por supuesto que lo estoy… —dije con seguridad.Apenas habían salido las palabras de mi boca, tomó una carpeta de su escritorio y sacó unas imágenes impresas donde aparecía yo acostada en la cama desnuda con la pierna de un hombre. La respiración se me entrecortó mientras miraba las fotos que Alexis me había mostrado. Las imágenes eran un golpe directo a la seguridad que hasta ahora había sentido, intenté hablar, pero las palabras parecieron atascarse en mi garganta, y por un tiempo sentí que ni siquiera podía coordinar pensamientos lógicos para debatir esa especie de conspiración que el hombre frente a mí había fraguado.—Y ahora querida esposa ¿Qué p
Tarah Kontos —¡Oh por Dios! ¿Qué hizo? ¿Cómo pudo ser tan torpe? —inquirí mirándolo molesta. El abogado me miró sin un ápice de culpabilidad, fruncí el ceño, sin entender por un momento su reacción, al mismo tiempo que observaba boquiabierta cómo el café manchaba los documentos y parte de mi ropa. La mancha se extendía rápidamente, arruinando la impecable blancura del papel y dejando un rastro de café en mi vestido. Mi mirada se alternó entre los documentos manchados y Maxwell, quien parecía relajado ante lo que acababa de ocurrir. —¡Lo siento, lo siento mucho!, Tarah, que terrible accidente —exclamó Maxwell, tratando de secar la mancha de café con un pañuelo que sacó de su traje, pero en realidad su preocupación me parecía falsa, todo era tan actuado. Lo miré por un momento, y me di cuenta de que sus palabras de arrepentimiento, no coincidían con su expresión corporal, giré mi vista hacia Alexis, y lo pillé sonriendo, aunque al verme que lo estaba mirando trató de ponerse seri
Thalía KontosVer a Anthony rompiendo mis dibujos me produjo un profundo dolor en mi corazón, no sé por qué me odiaba tanto, yo pensé que por lo menos me tenía cierta consideración y respeto, pero que equivocada estuve, todo había sido una actuación de su parte para poder engañarme y convencerme de casarme con él para que le diera todo mi patrimonio y había sido tan idiota, tan caprichosa, tan ciega que lo hice.Eso me hacía sentir más miserable, dándome la sensación de que era una inútil y que las palabras que siempre me decían tenía algo de razón.Por eso me sentía paralizada, trataba de moverme, pero es como si alguien me hubiese dado un paralizante, porque por más que le mandaba información a mi cerebro para que mi cuerpo se moviera, no lo hacía, solo podía llorar y suplicar sintiéndome tan impotente.—Por favor, no los rompas… déjalos… son míos ¿Por qué… haces esto? ¿Por qué… no me dejas en paz? —balbuceé y mis palabras hicieron que Anthony se girara hacia mi molesto.—¿Por qué n
Alexis Kontos.Al escuchar mis palabras, Maxwell asintió y comenzó a hacer las llamadas a los socios de la empresa, para adquirir las acciones de Leyton Tecnología. Ya todo estaba organizado. Pasamos las siguientes tres horas haciendo llamadas y en verdad no nos costó mucho convencerlos de vender las acciones, en algunos casos las había comprado al doble de su valor real.—Carajos Alexis, ¿No te parece demasiado dinero para perder? Después de todo, como que un disparo habría salido más barato —interrogó Gregory con preocupación—, no quisiste usar tu fortuna personal para salvar a la aerolínea, pero si la estás usando para adquirir Leyton ¿No es contradictorio? —preguntó mi amigo.—No, no es contradictorio. La aerolínea es un negocio donde todos los miembros de la familia Leyton tienen participación, además, cuando fui a presentar el proyecto que supe que Tarah estaba detrás de las empresas más importantes de la aeronáutica, entendí que cualquier cosa que hiciera por mi cuenta, ella m
Tarah KontosDespués de lo que había pasado con Thalía, tenía muy pocas ganas de salir, pero cuando llamé a Jonathan que le conté lo ocurrido no me dejó cancelar.“No puedes cancelar, yo postergué mis planes por ti, además, me tomé la atribución de invitar a unos excompañeros”, protestó mi amigo al otro lado de la línea.—Es que no creo que sea buena idea dejar a Thalía en este momento —respondió.“Allí está el ama de llaves, puede acompañarla hasta que llegue su padre, además, si te quedas en casa cuando se supone que vas a divorciarte, seguramente el hombre pensará que estás destrozada por él”.Esas palabras de Jonathan le dieron en toda la torre a mi ego, y a pesar de hace unos minutos estar negada a ir, me encontré aceptando, a que pasara por mí.Enseguida le avisé al ama de llaves para que estuviera pendiente de Thalía y de Paul.—No creo que vaya a regresar muy tarde y creo que Alexis debe estar por llegar, le dice que le dejé dicho que se encargue del niño, mientras yo celebro.