Lawson HallMe quedé paralizado, confundido por su respuesta. ¿Por qué me había llamado Zucker? No era él quien la había besado, sino yo, Lawson.Me miró con expresión atónita mientras parpadeaba, como si estuviera tratando de enfocar su visión y segundos después agregó.—No… no… eres Zu…cker, eres… su gemelo. ¿Por qué… me besas? No tienes… derecho… a besarme —dijo con voz débil y temblorosa.Me quedé sin palabras por un momento, sin saber cómo explicar lo que acababa de suceder, pero en vez de responderle a su pregunta, la ignoré.—No te muevas, espérame aquí que voy a avisarle a la doctora que te está tratando que ya despertaste.Salí corriendo de allí con toda la rapidez que daban mis piernas, mientras sentía que mi corazón palpitaba como si quisiera salirse de mi pecho.Subí las escaleras de dos en dos hasta llegar a la habitación donde estaba hospedándose Taylor.Toqué con suavidad la puerta y ella no tardó mucho tiempo en abrirme, apenas se asomó, le di la noticia.—Taylor debes
Bárbara Summers. Recibí el abrazo de la chica con alegría, era tan hermosa que parecía un ángel, su cercanía me producía una emoción y una familiaridad, que no sabía de donde venía. Vi su vientre y cerré los ojos tratando de capturar un recuerdo que pasó por mi mente, pero que no pude mantener. El abrazo de la chica me hizo sentir una extraña mezcla de calma y emoción. A pesar de la confusión que reinaba en mi mente, su cariño y su presencia me reconfortaban de alguna manera. Era como si alguien hubiera estado esperando por mí, aunque no pudiera recordar quién era ni por qué. Observé a la muchacha con atención mientras ella seguía abrazándome, sus ojos reflejaban comprensión y paciencia, vi las lágrimas brotar de sus ojos y sentí angustia. —No tienes idea de cuánto te extrañé, cuánto esperé este momento. A pesar de que no podía recordarla, mi corazón se sentía feliz con una sensación que nunca recordaba haber experimentado. —¿Quién… eres? —pregunté de nuevo con la voz tembloros
Bárbara Summer.Yo estaba nerviosa, no sabía qué había ocurrido en mi tiempo del coma, pero no era fácil recordar que había perdido algo más de un año de mi vida, esa gran laguna en mi mente me causaba angustia, porque esa sensación de que me faltaba algo no se me quitaba, moví un brazo y Zucker, me ayudó a ponerlo en mi vientre.Y yo tuve la sensación de que antes tuve un bebé allí.—Zu… cker ¿tenemos… un hijo? —pregunté y él se quedó por un momento en silencio.—Bárbara, no creo que sea bueno que intentes recordar de esa manera, mejor vamos a esperar la evaluación de Taylor, ella va a ayudarte, y sabrá a qué ritmo debe hacerse —respondió sentándose a un lado de mí.Asentí levemente, sentía que moverme era un esfuerzo titánico.—Yo quiero… hablar contigo —comienzo a decir tratando de calmarme, pero siento que todo es una bomba de tiempo, la rabia de los hermanos de Zucker hacia mí es evidente.Sin embargo, a pesar de la confusión y la angustia que me invadían, sentía la necesidad de
Lawson HallCuando Taylor me sacó de la habitación junto con Levi, la rabia bullía furiosamente en mi interior, él había logrado sembrar la semilla de la duda en mi interior, numerosas eran las preguntas que rondaban mi cabeza.¿Sería verdad que no recordaba o es como decía Levi que era parte de su plan? Y como si no fuera suficiente con las dudas que me carcomían por dentro, mi hermano se encargó de reafirmarlas.—No le creas Lawson, esa mujer no es de fiar, nunca me ha dado buena espina, ya ha hecho mucho daño a la familia, va tras nuestro dinero, lo que debes hacer es pedir la custodia total sobre Kejsi, y que no tenga contacto con ella, porque esa mujer es como un huevo malo que daña la tortilla así la estés haciendo con huevos buenos —señaló con firmeza.—Pero… no dañó a Georgina—ante mis palabras mi hermano hizo una mueca.—Porque es trigo limpio, pero Bárbara no lo es —expresó.Cuando vi salir a Taylor y a Georgina, las palabras de mi hermano hicieron eco en mi mente, no entend
Bárbara Summer.Mis ojos se posaron en la pequeña niña que Georgina sostenía en brazos, y mi corazón dio un vuelco. Era una niña hermosa, con unos grandes ojos que parecían reflejar el cielo mismo. Su cabello oscuro y suaves rasgos la hacían parecer un angelito. Me quedé mirándola, embobada con admiración y asombro, completamente cautivada por su belleza. Respondí con dificultad, y voz entrecortada.—Es tan hermosa —susurré, incapaz de apartar la mirada de la niña.No podía controlar la inmensa emoción en mi pecho, el corazón se me apretó en mi pecho.Georgina sonrió y acercó a Kejsi para que pudiera verla mejor. La niña me miró con curiosidad y luego sonrió, mientras levantaba sus diminutas manitas, y la emoción se agitaba en mi pecho.—Sí, lo es. Tiene los ojos de su padre, como puedes ver —respondió Georgina con ternura.Mis ojos se encontraron con los de la niña, y en ese momento, sentí una extraña conexión ella. Era como si ella pudiera ver a través de mi y llegar a mi corazón.
Lawson Hall.Mis ojos se clavaron en Bárbara y Georgina mientras hablaban, esta última mantenía a Kejsi en sus brazos. Mi mandíbula se tensó al escuchar sus palabras, y le respondí de inmediato, porque no podía permitir que se llevaran a mi hija, tan fácilmente.—¡Se queda conmigo! —repetí con firmeza, sintiendo una oleada de rabia y determinación recorrer mi cuerpo.Bárbara me miró con sorpresa, como si no se esperara mi reacción. Georgina, por su parte, mantuvo su expresión serena, pero alerta.—Lawson, Bárbara es la madre biológica de Kejsi, y ella tiene derecho a estar con su hija, así que no le vas a impedir ejercer su derecho, no puedes simplemente quedarte con ella después de todo lo que ha sucedido —dijo Georgina, tratando de mantener la calma.—¡Es mi hija, Georgina! No permitiré que se la lleven de nuevo sin mi consentimiento. Ya la separaron de mí una vez, y no voy a dejar que se la lleven como si fuera un objeto —dije con molestia.—Lawson ¿Te has puesto a pensar que no t
Georgina Harper En ese momento cerré los ojos, tratando de tranquilizarme, porque no pude evitar sentir miedo, sabía que aún no cumplía el tiempo para que mi hijo naciera. —No te preocupes, déjame salir a buscar a Zucker —dije sosteniendo a la bebé con fuerza, mientras caminaba hacia la puerta. Justo en ese momento como si él hubiese estado pendiente de mí, apareció y al ver la expresión de dolor en mí, corrió a mi lado. —¿Qué ocurre Georgina? ¿Estás bien? —me preguntó con una expresión de temor. —Creo que son contracciones, el bebé quiere nacer —agregué sin poder contener un leve gemido que salió de mis labios. Zucker se acercó, tomó a la niña y la acostó a un lado de la cama con Bárbara. —Voy a llevarla al médico, le aviso a Taylor para que venga por Bárbara. Asentí débilmente y traté de caminar, pero las contracciones se hicieron más intensas, haciendo que me doblara de dolor. Zucker me sostuvo con cuidado, preocupado por mi bienestar. —No te preocupes, estoy bien —le dije
Georgina Harper El médico, que sostenía a nuestro recién nacido, frunció el ceño con preocupación mientras realizaba algunas maniobras para estimular al bebé a llorar. Mientras tanto, Zucker y yo observábamos la escena con angustia, rogando de que nuestro hijo se salvara. Después de un tiempo que a nosotros nos pareció eterno, y luego del esfuerzo del médico, el llanto de nuestro bebé, era débil y apenas audible. Zucker apretó mi mano con fuerza, su mirada reflejaba el pánico que sentía. Me sentí paralizada por la angustia mientras veía al médico realizar más procedimientos a nuestro bebé. —¿Qué está pasando? ¿Por qué no llora fuerte? —pregunté suplicante, con lágrimas en los ojos. El médico se esforzó por mantener la calma mientras continuaba trabajando en el bebé. —Estamos haciendo todo lo posible, pero el bebé está teniendo dificultades. Vamos a llevarlo, evaluarlo y proporcionarle la atención que necesita. Sin más explicaciones, el médico tomó al bebé en sus brazos y lo ret