Dana
Termino de alistarme y me acerco a la sala donde estaba la televisión encendida, y ahí estaban mis gemelos. Hermosos. Ambos con ojos aceitunados, pelo ondulado rubio oscuro, pestañas largas, mejillas rosadas y esas hermosas sonrisas que derriten hasta el más frío corazón por haber en esta tierra.
Dánae sueña con ser una doctora veterinaria, le encantan los animales y todo lo que sea curarlos, Damián quiere ser un músico, él y su obsesión con los palillos de madera rebotándolos por toda la casa, imaginando estar dando un concierto delante de millones de fans.Yo, he mantenido a mis hijos con un negocio local de ropa en el enclavado de las famosas colinas de Cotswolds, rodeado por algunos de los más encantadores paisajes de Gloucestershire, la histórica ciudad de lana de Painswick, tiene su fama desde el medievo al floreciente comercio de la lana. A sus pintorescas y estrechas callas se asoman sus tradicionales casas construidas con piedra de cantera local, hasta la oficina de correos y la bolera son las más antiguas de Inglaterra. Mi padre me había contado de este hermoso lugar desde que era pequeña...y hoy estaba aquí, desde hace siete años, en un pueblo encantador con su gente muy amable. Después del nacimiento de los gemelos el negocio fue creado, y todo empezó cuando comencé a tejer la ropa para mis hijos mientras mi madre me cuidaba durante mi embarazo. Recuerdo que tenía que tomar varios vuelos, autobuses y taxi para llegar a nosotros. Queríamos borrar cualquier pista en caso de que Demetrio estuviera vigilando.El negocio se llama, «Louisa Hill e hijos» Louisa por mi segundo nombre, y Hill, por el apellido de mi padre biológico, quien murió en un accidente automovilístico a días que yo nací. Fue y es hasta hoy, mi nueva identidad. El nombre de Dánae es por mi abuela materna, y Damián, es por el abuelo de Demetrio, lo había contemplado mucho ese nombre, me recordaba al carisma de Don Damián, siempre risueño y él siempre me había tratado con dulzura.Desde que dejé esa madrugada Los Ángeles y llegué a San Francisco con mi madre, inmediatamente me moví con ayuda de mi padre Louis, quien es un veterano de guerra, y tenía conocimiento de cómo moverme sin ser localizado. Con ayuda de sus contactos, en horas ya estaba en un nuevo lugar, con una nueva identidad y con planes a futuro.«Todo por ellos» siempre me repetía cuando estaba a punto de correr hacia él.Ellos movieron mi mundo, me dieron fuerza para seguir luchando y sacarlos adelante. Louis y mi madre me ayudaron durante mi embarazo, él con dinero para el capital y emprender el negocio. Tener una independencia económica, como siempre había querido. Recuerdo cuando corté las tarjetas de Demetrio, me desprendí de todo lo que tenía que ver con él, pero ver a mis hijos...es verlo reflejado todos los días en ellos. Cierta parte de mi amaba con toda el alma eso, a pesar de la profunda herida que cargaba, una herida que nunca sanaría por más cuidado que tuviera.«Sin duda nunca volvería amar de nuevo»— ¿Mami? ¿Iremos a la casa de los panqueques a desayunar? —Afirmo mostrando una sonrisa de esas que tanto me pide. El brillo que surge en sus hermosos ojos es inexplicable. Damián llega brincando y abrazándome a mi cadera.—Pequeños saltamontes mi plan es llevarlos a desayunar y de ahí...al Zoológico de la ciudad, ¿sí? —los gritos se hacen llegar.Son felices.Una hora después de camino, me estaciono en mi Gran Rover gris plata afuera del estacionamiento de un restaurante en el centro de Londres, nos lo había recomendado una cliente, el anterior donde pensaba llevarlos a desayunar estaba lleno y desde este lugar nos quedaba cerca el Zoológico.Entramos, ordenamos y platicamos entre risas. El restaurante es demasiado familiar, muy agradable el ambiente y el servicio es impecable. Llega una familia que se sienta a unas cuantas mesas delante de nosotros. El hombre no dejaba de observarme, y mis alertas se activaron. No sé por qué creí que muy pero muy en el fondo de mí, tenía un aire familiar. No pensaba arriesgarme. Así que, terminando, y fingiendo que se hacía tarde, salimos del lugar. Aunque no creía que me reconociera si fuese el caso, ya que me he cortado el cabello abajo de mis hombros y me lo he aclarado.Cuando observo de reojo discretamente el hombre apenas se asoma por la gran ventana hacía nosotros, los niños suben a toda prisa sin percatarse de mi alteración.— ¡Zoológico, Zoológico! —comienzan los niños a cantar mientras activan sus cinturones de seguridad en la parte trasera del auto, bajo el espejo retrovisor y hay una mujer rubia al lado del hombre que nos sigue observando. Arranco el auto y desaparecemos de su vista.Algo en mi seguía sonando una alarma.— ¿Mami? —la voz de Damián me saca de mis pensamientos.— ¿Sí? pequeño saltamontes—ríe y amo cuando sus hoyuelos aparecen en ambos, es tan hermoso...— ¿Estás bien? te ves muy blanca—dice mi pequeño.—Mami está bien, ahora... ¿Zoológico? ¿Acuario?Gritan emocionados, y después comienzan a contarme cosas de sus amigos del pueblo. A sus seis años eran demasiado inteligentes, audaces, y muy despiertos. Y dentro de mí, eso me da mucho orgullo.***Una tarde muy ajetreada, terminamos demasiado agotados. Navegaron por todas las instalaciones, curiosos, atentos, pensativos. Comieron comida chatarra, corrieron, saltaron, y llenaron de risas, y risas el día. Los sentí muy felices.Llegamos a casa hasta entrada la noche, «Hogar, dulce hogar» me encantaba nuestra casa a las afueras del pueblo. Tiene tanto terreno verde, arboles grandes y altos, la llanta colgando de la copa del árbol en forma de columpio que usaban los niños por las tardes, o cuando tenían tiempo libre. En la parte de atrás teníamos un pequeño huerto que entre los tres aprendimos a sembrar. La gran chimenea de ladrillo, sus ventanales, cocina de piedra laja local...no era el ático, pero era un verdadero hogar y no lo cambiaría por nada del mundo.Los gemelos eran demasiado decididos, no tenía que estar detrás de ellos diciendo lo que tenían que hacer, tenían su autonomía a su corta edad (la capacidad de hacer las cosas por si mismos) guardaban su propia ropa, mantenían limpio y acomodado sus habitaciones, se cepillaban sus dientes, y tenían una hora para dormir. La forma encantadora en que doblaba su pijama, en como ponían en una hilera perfecta sus zapatos. Ellos establecían su propio espacio, sus juegos, y eran felices. Damián era asmático, hace meses tuvo su primer ataque, y desde entonces carga su inhalador a todas partes, siempre lleno, y siempre al pendiente de ellos.Respecto a Demetrio, su padre, por mi herida de hace años, pude decirles que estaba en el «cielo» pero sé que no era lo correcto. Pese al daño y a mis sentimientos, no le haría eso a mis hijos, porque si había un día en que ellos estuvieran cara a cara, sé que me odiarían por negarles saber de su existencia, sería un dolor muy grande llegar a perderles por ello.Hablé con mis padres y decidí decir que estaba en un largo viaje por América, en alguna aldea donde no existía el wifi, el teléfono o alguna señal para comunicarse con nosotros.Solo cartas.Y me lamentaba cada mes cuando tenía que fingir ser él. Les cuento que tiene un negocio donde lleva agua y comida a gente que no la tienen. Sí, soy una maldita, pero no estaba preparada para decirles. No tienen la edad para entender la situación. ¿Y si llegase el caso de que nos encuentre? Eso lo dudaba, borraba cada rastro de nosotros. Mis padres venían cada dos meses, y por diferentes rutas, pero sé que se han cansado, aunque no lo digan. Pero por sus nietos...harían millones de veces los viajes.Lo que me parte el alma, es ver como se esmeran en hacer las cartas para enviarlas, hacen sus dibujos y le cuentan sus cosas. A veces lloro en las noches cuando es día de carta, ese anhelo por conocer a su padre...es grande.No sé cuándo estaré lista para contarles.Me asomo a la habitación al sentir el silencio y para mi sorpresa, están dormidos ya. Cada uno, en su habitación, entro y los abrigo aún más, dejando beso en sus frentes, y acariciando sus cabellos, como todas las noches.«Un beso de mamá, y una caricia de papá»Cierro las puertas y me retiro a mi habitación, activo los monitores de cada uno y dejo la puerta abierta de mi baño. Lleno la tina y me sumerjo en el agua tibia con aroma a Jazmín.Me relaja inmediatamente.Comienzo a repasar los pendientes de mañana, la nueva marca de ropa de invierno, Dánae&Damián. Me emociono al ver que se ha extendido esa marca rápido por todos los pueblos alrededor, y pronto en la ciudad parisina. Y eso me recuerda la cita con el francés de nuevo.Suspiro y me rindo. Salgo minutos después y me pongo mi bata de dormir, seco mi cabello y lista para irme a la cama. Recuerdo a Esther, mi adorable ama de llaves y niñera tiene que venir más temprano mañana... ¿Qué otra cosa Dana?El timbre suena, y eso no se me hace raro. Esther vive cerca de nosotros. Miro el reloj de la mesa de noche, y ya marcan las 11:50 pm. Si, pudiese ser sin duda. Algo se le debió haber olvidado. Bajo las escaleras, mientras abrocho mi cinturón de la bata, paso la sala y llego al recibidor. Enciendo la luz del otro lado de la puerta, y pregunto quién es.Nadie responde.Insisto.— ¿Quién es? —el silencio se hace de nuevo, cuando voy a volver a preguntar contestan...—Soy yo...Tu esposo.DanaLa voz baja e intimidante llena mis oídos y me hace estremecer. — ¿Demetrio? —la sangre se ha drenado completamente de mi cuerpo y amenaza con dejarme sin fuerzas hasta desvanecerme en el suelo. Mi garganta se seca en segundos e impide tragar saliva.Las palabras no salen.«Nos ha encontrado» La palabra se repite rápido dentro de mi cabeza aturdida, en shock, bloqueada.Pienso en el momento en donde el hombre del restaurante nos observaba. Cierro los ojos y maldigo.¡Eso no ha pasado ni 24 horas! ¿Pero cómo...? ¡Maldito Avión Privado, Dana! ¡Maldito, Avión privado!Se escucha otro toque en la puerta y me hace brincar en mi lugar, me alcanzo a cubrir la boca con mi mano para acallar el jadeo que ha salido por sorpresa. Da otro toque más fuerte al ver que no contesto.&
DanaDemetrio intenta decir algo para que Jefferson se vaya, pero niego con un movimiento de cabeza. Demetrio no sabe que decir y le hago señas de que tome asiento en el sillón individual. Y no dice nada, trata de acomodarse la camisa que trae por fuera de su pantalón y se pasa la mano por la cabeza para arreglar el cabello alborotado.Tomo asiento enfrente de ellos, la mesa de cristal nos separa, intento tomar el comienzo de esto como si no me afectara...« ¡Pero eres pésima actriz, Dana!»— ¿Qué haces en Inglaterra, Demetrio?Comenzamos por lo importante, suena obvia la pregunta, pero puede que sea diferente. Puede que sea para vengarse, o para reclamar la custodia legalmente. ¿No?Balbucea algo nervioso algo que no alcanzo a entender y de repente calla. No tiene las palabras, su frente se arruga y mira sus
Dana— ¿Mami? —entra en la sala tallando sus ojitos, le ofrezco mis brazos para cargarla y lo acepta. Le hago señas a Demetrio de que tome asiento, y hago lo mismo, dejando sentada en mi regazo a Dánae. La mesa de cristal es la única que nos separa. Puedo observar a Demetrio pálido, ansioso... ¿Tiene miedo? entrelaza sus manos y las mueve mucho. Dánae la tengo rodeada por la cintura y está a medio perfil hacia Demetrio.No sé qué decir, si pregunta quien es... ahora yo me sumo a los nervios igual que el hombre frente a nosotras. Somos silencio, y cuando busco a Jefferson...ha desaparecido.Dánae se remueve para acomodarse bien en mi regazo y queda frente a Demetrio. Sé que es curiosa y más cuando comienza a pasear sus pies en el aire. Hay un «extraño» en la sala de su casa.Sus cabellos
DanaEstamos los gemelos y yo disfrutando de una rica comida en uno de nuestros lugares favoritos que se encuentran a media hora de distancia. Es comida italiana.Ellos adoran la pasta, al igual que Demetrio y yo, y ese pensamiento me hace sonreír. El lugar es demasiado familiar, hay grupos de familias reunidas en la hora de comida, dentro y fuera del lugar. En la gran terraza y en la barra amplia. El ambiente es relajado, y siempre te atienden con una sonrisa en el rostro.La ventana da una hermosa vista al gran paisaje de colinas verdes y árboles verdes y frondosos. Me llevo un trozo de pollo a la boca y al terminar, escucho unas llantas frenar frente al local.Y eso llama la atención de todos los que estamos dentro del local. Es un auto blindado que se ha estacionado enfrente, y otras patrullas frenan alrededor. Es como si fuese una redada. (Operación policial por la que se de
DanaEntra la luz por la ventana de mi habitación, y no quiero abrir mis ojos, quiero seguir durmiendo, mis manos comienzan la búsqueda de dos cuerpos pequeños, a tientas... pero objetivo frustrado. Abro mis ojos de golpe, y miro el techo. Se escuchan ruidos. Y son ellos.Sábado por la mañana: Caricaturas y cereal. Ruedo en la gran cama hasta quedar boca abajo del lado de mi mesa de noche donde está el reloj digital.«6:50 am»Me despabilo, me levanto directo a la ducha, intentando borrar los restos de la pesadilla de hace un par de horas. Pienso en si Demetrio sería capaz de quitarme a mis hijos, eso sin duda jamás en la vida se lo perdonaría. Un sonido me hace salir de mis pensamientos. Es mi móvil que está sobre la mesa de las toallas, lo dejo pasar, pero vuelve a sonar.«WhatsApp»
DanaMis ojos se abren de más y no puedo creer que no se haya esperado a que yo llamara, le dije que tendría trabajo. ¡Ay, Demetrio Richardson! ¿Esposo? Queda esa frase al final dentro de mi cabeza como un eco.—Gracias, que nadie nos interrumpa por favor, lleva café y mis galletas de avena...—me regreso unos pasos—... trae esos muffins de arándano, por favor—pongo los ojos en blanco y su sonrisa aparece cuando le digo del muffin.—Si, en un momento llevo todo. —Tomo aire y me repito a mí misma como un mantra…—Respira, tranquila, tú puedes.Giro la perilla para entrar y al abrir, ahí está. De pie de espalda a mí, observando por la ventana al hermoso paisaje de colinas verdes. Se gira y hoy...luce diferente. Lleva un jean oscuro, zapatos casuales, camisa blanca y encima s
DanaMe levanto algo brusca de mi asiento y agarro las carpetas para alojarlas en el cajón e ignoro su pregunta por mis anillos.— ¿Entonces? Si, seguimos casados... ¿Eso no pudo esperar para hablarlo en la tarde? ¿Por eso estás aquí? —regreso a mi silla, esperando que avance sin tocar el tema. Tengo que desviar su pregunta y que no volviera a preguntar. No quería demostrarle que aún conservaba nuestras alianzas, dentro de mi blusa, colgadas en mi cadena entre mis pechos.—Dana, ¿Quieres el divorcio? —su cara muestra tensión.—Mira, sinceramente, todo esto nos está abrumando demasiado, han pasado siete años desde que nos hemos visto, no sé si realmente si está por ahí el... «Nosotros»—palidece esperando a que siga hablando, podría sospechar que est&a
Dana— ¿Demetrio? ¿Lina? —mi cara es de... ¿Pánico? ¿Sorpresa? no sé, pero su mirada es demasiado...mis lágrimas se juntan para salir amenazando con inundar este pueblo. Lina es cálida y está llorando. Puedo ver como se contiene, hasta que no lo soporta más, camina hasta a mí y se abalanza para abrazarme, el abrazo es fuerte, como su fuese una tabla de salvación en medio de un naufragio. He soltado todo lo que tenía en mi mano, sin pensarlo. Su llanto es fuerte, desgarrador y me uno a ella en silencio. Le abrazo un poco más y es simplemente un abrazo único.Siento que me desarma de mi gran armadura y solo quiero llorar, decirle cuanto la he extrañado, puedo sentir un cierto alivio en mi pecho, tranquilidad, todo está plasmado en este abrazo. Nos separamos después de varios minutos.No