Dana
Demetrio intenta decir algo para que Jefferson se vaya, pero niego con un movimiento de cabeza. Demetrio no sabe que decir y le hago señas de que tome asiento en el sillón individual. Y no dice nada, trata de acomodarse la camisa que trae por fuera de su pantalón y se pasa la mano por la cabeza para arreglar el cabello alborotado.
Tomo asiento enfrente de ellos, la mesa de cristal nos separa, intento tomar el comienzo de esto como si no me afectara...« ¡Pero eres pésima actriz, Dana!»— ¿Qué haces en Inglaterra, Demetrio?Comenzamos por lo importante, suena obvia la pregunta, pero puede que sea diferente. Puede que sea para vengarse, o para reclamar la custodia legalmente. ¿No?Balbucea algo nervioso algo que no alcanzo a entender y de repente calla. No tiene las palabras, su frente se arruga y mira sus manos entrelazadas. Jefferson mantiene la mirada fija en la alfombra que adorna la sala.—Yo...yo los he buscado como no tienes idea. He vivido un infierno desde que no están a mi lado. Ese día...Hace una mueca como si recordara esa noche.— ¿Ese día...qué, Demetrio? —digo en un tono duro y frío. Me cruzo de brazos sobre mi pecho y recargo mi espalda en el respaldo del sillón.—...me dijiste que estabas embarazada, no fue la reacción que esperabas, ni yo. Lo acepto, el miedo me invadió, mi infancia fue problemática por mi padre y temía no ser lo que ustedes...necesitaban. Esa noche...—se cubre el rostro con ambas manos, frustrado, después las retira soltando un suspiro demasiado fuerte, como si no se atreviera hablar de ello, o no tuviera las palabras correctas. —...no recuerdo con exactitud como llegué a esa casa, ni a esa...habitación. Con ella...—remarca esas últimas palabras con odio, formando al mismo tiempo con sus manos, puños. Levanta su mirada hacia mí.—No sigas...—susurro a punto de romperme.—D-Dana...—sus lágrimas caen por sus mejillas demacradas y al ver que estoy a punto de levantarme, se levanta y torpemente se acerca para evitarlo, pero cae a mis piernas regresándome a mi lugar. Toma temerosamente mis manos y su súplica comienza a rematar.—No...—niego rápido, intentando soltarme de su agarre.— ¡No recuerdo nada! Solo tu rostro cargado de dolor, tus lágrimas...—intenta limpiar mis mejillas las lágrimas que han caído, pero retiro la cara bruscamente—Jefferson me ayudó esa noche, hace siete años y es testigo del plan de ella, ella se airó de que lo había logrado...nena...nena, escúchame, ¡Por favor! —sus manos se van con decisión determinada a sostener mi rostro y lo fija frente a él, me obliga a que lo mire. Mis manos automáticamente se van a sus muñecas para detenerlo, pero en este momento...él es el fuerte y yo la débil.Sus ojos llenos de lágrimas me conmueven. Solo lloro sin poder decir nada y él hace lo mismo. Cargado de dolor, intenta sostener mi rostro para que no deje de mirarlo.Jefferson se ha movido sigilosamente hasta salir de la sala y darnos espacio.—Nena, nena...escucha, todo fue un plan, todo fue un... ¡Maldito plan para separarnos! Esas palabras...que tu escuchaste de mi boca... ¿recuerdas? Esas palabras no eran para ti, eran para ella… ¡Me había drogado! Y aún drogado pude dejarle claro que tú eres esa mujer que amo y sé que tú me amas, Jefferson es testigo de toda esa m****a que hizo Bárbara—cierro los ojos cargados de dolor e impotencia—nena, nena, por favor mírame, mira mis ojos...te lo suplico, todo este tiempo...tengo testigos nena, mi familia, los de seguridad, Lorena, Jefferson, las cámaras del bar donde estaba y cuando vertió algo a la bebida...¡todo era una maldita trampa!—comienza a hipar del llanto y se aferra a seguir sosteniendo mi rostro.Abro los ojos.—D-D-Demetrio...yo...yo... no sé qué quieres que diga ahorita...estoy cansada mentalmente, no quiero decir algo que nos lastime más de lo que ya estamos...—su rostro empieza a serenarse, por fin puedo hablar.Perdimos siete años por culpa de Bárbara, por un plan de venganza.¡Maldita mil veces!—Sí, claro...es mucha información para asimilar, solo quiero pedirte una última cosa…—me mira fijamente mientras sostiene aún mi rostro entre sus manos y él está de rodillas frente a mí. Sus pulgares empiezan a limpiar ese camino de lágrimas.Acepto escucharlo.—Quiero...quiero ver a mis hijos—su rostro se desmorona con dolor y sus ojos cristalinos vuelven abrir paso a las lágrimas.—Necesito tiempo...—susurro—...ellos...saben que existes, no tuve corazón para decir que no estabas en este mundo, son tus hijos y sé que tienes todo el derecho, pero solo te pido tiempo—él asiente con una débil sonrisa, baja sus manos y bruscamente se limpia las lágrimas de sus mejillas con el dorso.Jefferson aparece, su rostro muestra alivio. Sin duda ha escuchado todo.—Jefferson, Demetrio está listo para marcharse—Demetrio me observa detenidamente y asiente en silencio. Se nota su agotamiento y yo estoy igual o peor que él. Quizás dormir un poco pueda calmar nuestras mentes y así mañana podamos seguir hablando.Se acerca a mi cuando nos ponemos de pie.— ¿Puedo...venir mañana? —su tono de voz es esperanzada. Repaso rápido mi agenda. Recuerdo la cita con el francés.—Mañana tengo trabajo, pero podría mandarte un correo ya que esté aquí...después de las tres de la tarde, así podríamos...—me detengo en seco cuando escucho una voz melodiosa.— ¿Mami?Me giro rápidamente y es Dánae de pie al final de la escalera, recargada en el barandal. Jefferson está de espaldas a ella, mi cuerpo empieza a temblar, miro a Demetrio rápido y la palidez lo invade. Intento avanzar para evitar que baje las escaleras, pero es tarde.Ella está de pie frente a nosotros dos.Dana— ¿Mami? —entra en la sala tallando sus ojitos, le ofrezco mis brazos para cargarla y lo acepta. Le hago señas a Demetrio de que tome asiento, y hago lo mismo, dejando sentada en mi regazo a Dánae. La mesa de cristal es la única que nos separa. Puedo observar a Demetrio pálido, ansioso... ¿Tiene miedo? entrelaza sus manos y las mueve mucho. Dánae la tengo rodeada por la cintura y está a medio perfil hacia Demetrio.No sé qué decir, si pregunta quien es... ahora yo me sumo a los nervios igual que el hombre frente a nosotras. Somos silencio, y cuando busco a Jefferson...ha desaparecido.Dánae se remueve para acomodarse bien en mi regazo y queda frente a Demetrio. Sé que es curiosa y más cuando comienza a pasear sus pies en el aire. Hay un «extraño» en la sala de su casa.Sus cabellos
DanaEstamos los gemelos y yo disfrutando de una rica comida en uno de nuestros lugares favoritos que se encuentran a media hora de distancia. Es comida italiana.Ellos adoran la pasta, al igual que Demetrio y yo, y ese pensamiento me hace sonreír. El lugar es demasiado familiar, hay grupos de familias reunidas en la hora de comida, dentro y fuera del lugar. En la gran terraza y en la barra amplia. El ambiente es relajado, y siempre te atienden con una sonrisa en el rostro.La ventana da una hermosa vista al gran paisaje de colinas verdes y árboles verdes y frondosos. Me llevo un trozo de pollo a la boca y al terminar, escucho unas llantas frenar frente al local.Y eso llama la atención de todos los que estamos dentro del local. Es un auto blindado que se ha estacionado enfrente, y otras patrullas frenan alrededor. Es como si fuese una redada. (Operación policial por la que se de
DanaEntra la luz por la ventana de mi habitación, y no quiero abrir mis ojos, quiero seguir durmiendo, mis manos comienzan la búsqueda de dos cuerpos pequeños, a tientas... pero objetivo frustrado. Abro mis ojos de golpe, y miro el techo. Se escuchan ruidos. Y son ellos.Sábado por la mañana: Caricaturas y cereal. Ruedo en la gran cama hasta quedar boca abajo del lado de mi mesa de noche donde está el reloj digital.«6:50 am»Me despabilo, me levanto directo a la ducha, intentando borrar los restos de la pesadilla de hace un par de horas. Pienso en si Demetrio sería capaz de quitarme a mis hijos, eso sin duda jamás en la vida se lo perdonaría. Un sonido me hace salir de mis pensamientos. Es mi móvil que está sobre la mesa de las toallas, lo dejo pasar, pero vuelve a sonar.«WhatsApp»
DanaMis ojos se abren de más y no puedo creer que no se haya esperado a que yo llamara, le dije que tendría trabajo. ¡Ay, Demetrio Richardson! ¿Esposo? Queda esa frase al final dentro de mi cabeza como un eco.—Gracias, que nadie nos interrumpa por favor, lleva café y mis galletas de avena...—me regreso unos pasos—... trae esos muffins de arándano, por favor—pongo los ojos en blanco y su sonrisa aparece cuando le digo del muffin.—Si, en un momento llevo todo. —Tomo aire y me repito a mí misma como un mantra…—Respira, tranquila, tú puedes.Giro la perilla para entrar y al abrir, ahí está. De pie de espalda a mí, observando por la ventana al hermoso paisaje de colinas verdes. Se gira y hoy...luce diferente. Lleva un jean oscuro, zapatos casuales, camisa blanca y encima s
DanaMe levanto algo brusca de mi asiento y agarro las carpetas para alojarlas en el cajón e ignoro su pregunta por mis anillos.— ¿Entonces? Si, seguimos casados... ¿Eso no pudo esperar para hablarlo en la tarde? ¿Por eso estás aquí? —regreso a mi silla, esperando que avance sin tocar el tema. Tengo que desviar su pregunta y que no volviera a preguntar. No quería demostrarle que aún conservaba nuestras alianzas, dentro de mi blusa, colgadas en mi cadena entre mis pechos.—Dana, ¿Quieres el divorcio? —su cara muestra tensión.—Mira, sinceramente, todo esto nos está abrumando demasiado, han pasado siete años desde que nos hemos visto, no sé si realmente si está por ahí el... «Nosotros»—palidece esperando a que siga hablando, podría sospechar que est&a
Dana— ¿Demetrio? ¿Lina? —mi cara es de... ¿Pánico? ¿Sorpresa? no sé, pero su mirada es demasiado...mis lágrimas se juntan para salir amenazando con inundar este pueblo. Lina es cálida y está llorando. Puedo ver como se contiene, hasta que no lo soporta más, camina hasta a mí y se abalanza para abrazarme, el abrazo es fuerte, como su fuese una tabla de salvación en medio de un naufragio. He soltado todo lo que tenía en mi mano, sin pensarlo. Su llanto es fuerte, desgarrador y me uno a ella en silencio. Le abrazo un poco más y es simplemente un abrazo único.Siento que me desarma de mi gran armadura y solo quiero llorar, decirle cuanto la he extrañado, puedo sentir un cierto alivio en mi pecho, tranquilidad, todo está plasmado en este abrazo. Nos separamos después de varios minutos.No
DanaAntes de enfocarme a terminar mis pendientes, llamo a Esther para ponerla al tanto de todo acerca de la comida y de la familia de Demetrio. Entre ellos él. Tuve que contarle pedazos de la historia, para que entendiera la emoción o la efusividad de toda la familia Richardson.Termino mis pendientes, la marca de ropa de Dánae&Damián será llevada más allá de la frontera. Eso me emocionada, comienzo a organizar los pendientes de la tarde para terminarlos el lunes. Me sorprende la tranquilidad que se ha instalado en mí, es extraño.En diez minutos tengo que recoger a mis hijos, intento buscar en el transcurso del camino las palabras correctas o las que más se aproximen a lo que quiero explicar. Estarán felices al enterarse que su padre está cerca de ellos y más que el resto de su familia han venido.Es extra
DanaEstamos estacionados frente a nuestra casa, los nervios se han apoderado de este cuerpo, no hay nada dentro de mí que no esté hecho nudo. Intento relajarme pero... no. Mi mente y mi cuerpo quiere seguir manejando sin rumbo junto a mis hijos. El temor de las represalias. El perderlos. Qué Demetrio decida cobrar venganza y desaparecer con ellos.“Dana, sé fuerte. Por ellos. Solo por ellos, por nadie más.”Los niños se han quedado callados, mis manos tiemblan y empiezan a sudar mientras aprieto con fuerza el volante.«Dios, dame fuerza para continuar con esto»Miro por el retrovisor y me muestra perfectamente a los dos pequeños que han entrelazado sus manos, es como si se dieran fuerza, quizás calmarán sus nervios o emociones. Pero sus ojos los delatan ante mí. Quieren bajar corriendo y entrar hasta