Dana
Estamos los gemelos y yo disfrutando de una rica comida en uno de nuestros lugares favoritos que se encuentran a media hora de distancia. Es comida italiana.
Ellos adoran la pasta, al igual que Demetrio y yo, y ese pensamiento me hace sonreír. El lugar es demasiado familiar, hay grupos de familias reunidas en la hora de comida, dentro y fuera del lugar. En la gran terraza y en la barra amplia. El ambiente es relajado, y siempre te atienden con una sonrisa en el rostro.La ventana da una hermosa vista al gran paisaje de colinas verdes y árboles verdes y frondosos. Me llevo un trozo de pollo a la boca y al terminar, escucho unas llantas frenar frente al local.Y eso llama la atención de todos los que estamos dentro del local. Es un auto blindado que se ha estacionado enfrente, y otras patrullas frenan alrededor. Es como si fuese una redada. (Operación policial por la que se detiene de una sola vez y en un mismo lugar a un grupo de personas sospechosas.)Para mi sorpresa la puerta se abre reconociendo a Jefferson bajar del auto y abre la puerta de atrás, y es Demetrio quien baja. Demetrio baja hecho una furia y entra al lugar, nos busca con la mirada en todo el lugar, hasta que da con nosotros. Entran los oficiales detrás de él, y nos señala.El corazón se agita.Los oficiales casi en un suspiro llegan a nuestra mesa y se paran a mi lado.—Dana—su tono es intimidante y su rostro muestra triunfo.No puedo responder nada a mi impresión. Los latidos de mi corazón están a todo volumen en mis oídos, y podría jurar que hasta mi respiración la podría escuchar. ¿Qué era lo que estaba sucediendo? Habíamos quedado en que yo le llamaría cuando regresara del trabajo. Me las arreglo para sonar firme.— ¿Qué pasa? ¿Qué demonios haces aquí? ¿Cómo...? —mis preguntas suenan atropelladas una con la otra.—Así como no tuviste corazón para abandonarme y privarme de siete MALDITOS AÑOS de la vida de mis hijos, haré JUSTICIA—la sangre abandona mi cuerpo. No puedo creer lo que estoy escuchando de Demetrio, tomo las manos de mis hijos que están a mi lado y sus rostros reflejan miedo del hombre frente a nosotros.—Oficiales, hagan su trabajo—los oficiales hacen que suelte de las manos a mis hijos para levantarme bruscamente.—¡¡¡ ¿Estás demente?!!! ¿Cómo te atreves hacer esto delante de MIS HIJOS? —mi voz no es firme, ni temblorosa...es de furia e ira. Y es inevitable esconderla delante de todo nuestro público. Las lágrimas amenazan con salir, pero no le pienso dar el gusto.—No lo estoy Dana, pero lo que hiciste durante los siete años que nos separaste, escucha bien: ¡NO TE LO VOY A PERDONAR! —la mujer que está detrás de Jefferson se acerca e intenta separarme de mis hijos.—¡¡¡NO ME QUITARÁS A MIS HIJOS!!! ¡¡SON MÍOS!!—mi grito es desgarrador, alejo a mis gemelos de las manos de la señora que se aferra en tomarlos y alejarlos de mí, los oficiales tratan de esposarme, pero intento por todo para no dejarlos.—No te resistas Dana, será peor si lo haces—lo miro y no puedo creer que se lleva a mis hijos. Escucho sus gritos desgarradores llamando « ¡Mami, mami!» y lloran como nunca los había visto llorar. Las pequeñas manos extendidas para tomar las mías para rescatarlos de quien se los está llevando en contra de su voluntad...—¡¡NO PUEDE SER!! ¡¡MALDITA SEAS, DEMETRIO!! ¡¡NO DEBISTE HACERLO!! ¿QUÉ NO MIRAS LO QUE LES ESTÁS HACIENDO? —no soporto más ante tal escena, me rompo en mil pedazos, desconsoladamente, el dolor en mi pecho es grande, grandísimo, no puedo creer lo que ha hecho, levanto mi mirada a Jefferson y me mira con impotencia y con la mirada cristalina, sabe la injusticia que se está cometiendo y no puede hacer nada al respecto.Lloro en el transcurso del camino al departamento de policía, no puedo dejar de llorar, es algo demasiado doloroso. Recordar sus rostros cargados de miedo, llanto y sus manitas…buscando a que los salvara.Trato de tranquilizarme para poder pensar fríamente. Tengo que hacer una maldita jugada, él no puede quitármelos.Entramos en una gran sala, y hay un juez que lee mis derechos de repente Demetrio aparece con unas hojas en sus manos. Distante, frío e intimidante como hace un rato. No vuelve su mirada hacia mí en ningún momento, es como si no existiera. Segundos después entra Steve... y me mira con desprecio.El juez lee los papeles que Demetrio le entrega, pasan menos de dos minutos y firma el juez, y se los regresa.—Aquí delante de los testigos, hago constatar que el señor Demetrio Richardson tiene total y absoluta e irrevocable la patria potestad sobre los niños Dánae y Damián Hill, autorizando el cambio de apellido que corresponde al padre biológico aquí presente a «Richardson» confirmando los ADN y autorizando su estadía permanente en Los Ángeles, Estados Unidos de América...—casi pierdo la fuerza de mis piernas pero un oficial me sostiene para no caer—...y usted señora Dana Hill, anteriormente como Dana Richardson, no tendrá derecho a verlos, por ningún motivo. Se le acuso de secuestro, identidades falsas...—¡¡DEMETRIO NO PUEDES HACERME ESTO!! ¡¡TÚ SABES POR QUÉ ME FUI!! ¡¡EL POR QUE TE DEJÉ!! ¡¡ESTO ES INJUSTO!!—rompo en llanto, desesperado y me hace falta el aire, maldigo a Demetrio, él se acerca para quedar frente a mí.—¡¡Olvídate de tus hijos, así como los alejaste de mí, te pagaré con la misma moneda...ahora mismo!!—se gira para regresar su camino a las puertas de salida, y desaparecen a través de las grandes puertas del salón. La vista se vuelve borrosa, no puedo respirar, y es algo que me quema por dentro casi incendiando mi cuerpo...Trato de alcanzarlo, pero unas manos no me dejan ir más allá, los gritos desesperados salen de lo más profundo de mí.—¡¡NO!! ¡¡NO!! ¡¡NO PUEDES HACERLO!! ¡¡SON MIS HIJOS!! ¡¡MIS BEBÉS!! ¡¡MIS BEBÉS, POR FAVOR REGRESAMELOS!! ¡¡NO ME LOS QUITES!!—grito como nunca, me duele mi garganta, mi visión se oscurece y sigo gritando dentro de mí...fuerte, muy fuerte.—¡¡MAMI!! ¡¡MAMI!!—los gritos de mis hijos me hacen abrir los ojos.—Despierta, ¡es una pesadilla! ¡Mami! —Damián acaricia desesperado mi rostro. Asustado y respirando agitado, lo abrazo a mi cuerpo automáticamente, cuando veo a Dánae llorando a su lado, se abalanza a mi cuando le abro mi brazo. Lloran en mi pecho, ocultos y temblando. La respiración mía es agitada y estoy sudando. El sabor amargo de dolor de perderles aún lo tenía en mi boca. Mi mente entra en la realidad, era una maldita pesadilla. Intento calmarlos...—Y-Ya mis amores, mami está bien...tuvo una pesadilla...Shhh...Shhh…—intento tranquilizarlos. Reviso a Damián que se ha tranquilizado con los ejercicios de respiración que le enseñó el doctor. Me abraza fuerte al cuello y Dánae lo abraza por su pequeña espalda.—Mami, era una pesadilla, estamos aquí contigo—susurra en mi oído y beso su frente y luego a Dánae.—Vamos, a las camas...—pero veo que no tienen intención de moverse de mi lado, así que les abro la cobija y no la piensan dos veces al meterse dentro y cada uno a cada lado mío, abrazando fuerte entrelazando sus brazos en mi estómago.—Solo fue una pesadilla...No digo más para no romperme delante de ellos. Los pego a mi cuerpo y así nos quedamos por un largo tiempo, acariciaba sus cabezas y dejé varios besos.Siento sus respiraciones tranquilas, en señal de que se han dormido, los llamo, pero no responden.Bendito Dios...solo una pesadilla. Si, una maldita hija de puta de pesadilla. Mis lágrimas se deslizan el solo sentir como me los arrebataban. Me desgarraban el alma...Ésta visita de Demetrio me ha afectado.Estaré lista para pelear legalmente si se le ocurre alejarlos de mi vida. Acomodo a los gemelos y los abrigo. Salgo de puntillas de mi habitación y entro a mi despacho. Envío un correo a mi abogado y a mi padre contando todo lo sucedido, desde la mañana en el restaurante, le remarco que quiero asesoría. Si piensa dar un golpe, estaré preparada.Si Demetrio pensaba arrebatarlos de mi lado a base de influencias, se encontraría con pared. Si tenía que irme lo haría de nuevo y esta vez...no nos encontrará.«Nunca»DanaEntra la luz por la ventana de mi habitación, y no quiero abrir mis ojos, quiero seguir durmiendo, mis manos comienzan la búsqueda de dos cuerpos pequeños, a tientas... pero objetivo frustrado. Abro mis ojos de golpe, y miro el techo. Se escuchan ruidos. Y son ellos.Sábado por la mañana: Caricaturas y cereal. Ruedo en la gran cama hasta quedar boca abajo del lado de mi mesa de noche donde está el reloj digital.«6:50 am»Me despabilo, me levanto directo a la ducha, intentando borrar los restos de la pesadilla de hace un par de horas. Pienso en si Demetrio sería capaz de quitarme a mis hijos, eso sin duda jamás en la vida se lo perdonaría. Un sonido me hace salir de mis pensamientos. Es mi móvil que está sobre la mesa de las toallas, lo dejo pasar, pero vuelve a sonar.«WhatsApp»
DanaMis ojos se abren de más y no puedo creer que no se haya esperado a que yo llamara, le dije que tendría trabajo. ¡Ay, Demetrio Richardson! ¿Esposo? Queda esa frase al final dentro de mi cabeza como un eco.—Gracias, que nadie nos interrumpa por favor, lleva café y mis galletas de avena...—me regreso unos pasos—... trae esos muffins de arándano, por favor—pongo los ojos en blanco y su sonrisa aparece cuando le digo del muffin.—Si, en un momento llevo todo. —Tomo aire y me repito a mí misma como un mantra…—Respira, tranquila, tú puedes.Giro la perilla para entrar y al abrir, ahí está. De pie de espalda a mí, observando por la ventana al hermoso paisaje de colinas verdes. Se gira y hoy...luce diferente. Lleva un jean oscuro, zapatos casuales, camisa blanca y encima s
DanaMe levanto algo brusca de mi asiento y agarro las carpetas para alojarlas en el cajón e ignoro su pregunta por mis anillos.— ¿Entonces? Si, seguimos casados... ¿Eso no pudo esperar para hablarlo en la tarde? ¿Por eso estás aquí? —regreso a mi silla, esperando que avance sin tocar el tema. Tengo que desviar su pregunta y que no volviera a preguntar. No quería demostrarle que aún conservaba nuestras alianzas, dentro de mi blusa, colgadas en mi cadena entre mis pechos.—Dana, ¿Quieres el divorcio? —su cara muestra tensión.—Mira, sinceramente, todo esto nos está abrumando demasiado, han pasado siete años desde que nos hemos visto, no sé si realmente si está por ahí el... «Nosotros»—palidece esperando a que siga hablando, podría sospechar que est&a
Dana— ¿Demetrio? ¿Lina? —mi cara es de... ¿Pánico? ¿Sorpresa? no sé, pero su mirada es demasiado...mis lágrimas se juntan para salir amenazando con inundar este pueblo. Lina es cálida y está llorando. Puedo ver como se contiene, hasta que no lo soporta más, camina hasta a mí y se abalanza para abrazarme, el abrazo es fuerte, como su fuese una tabla de salvación en medio de un naufragio. He soltado todo lo que tenía en mi mano, sin pensarlo. Su llanto es fuerte, desgarrador y me uno a ella en silencio. Le abrazo un poco más y es simplemente un abrazo único.Siento que me desarma de mi gran armadura y solo quiero llorar, decirle cuanto la he extrañado, puedo sentir un cierto alivio en mi pecho, tranquilidad, todo está plasmado en este abrazo. Nos separamos después de varios minutos.No
DanaAntes de enfocarme a terminar mis pendientes, llamo a Esther para ponerla al tanto de todo acerca de la comida y de la familia de Demetrio. Entre ellos él. Tuve que contarle pedazos de la historia, para que entendiera la emoción o la efusividad de toda la familia Richardson.Termino mis pendientes, la marca de ropa de Dánae&Damián será llevada más allá de la frontera. Eso me emocionada, comienzo a organizar los pendientes de la tarde para terminarlos el lunes. Me sorprende la tranquilidad que se ha instalado en mí, es extraño.En diez minutos tengo que recoger a mis hijos, intento buscar en el transcurso del camino las palabras correctas o las que más se aproximen a lo que quiero explicar. Estarán felices al enterarse que su padre está cerca de ellos y más que el resto de su familia han venido.Es extra
DanaEstamos estacionados frente a nuestra casa, los nervios se han apoderado de este cuerpo, no hay nada dentro de mí que no esté hecho nudo. Intento relajarme pero... no. Mi mente y mi cuerpo quiere seguir manejando sin rumbo junto a mis hijos. El temor de las represalias. El perderlos. Qué Demetrio decida cobrar venganza y desaparecer con ellos.“Dana, sé fuerte. Por ellos. Solo por ellos, por nadie más.”Los niños se han quedado callados, mis manos tiemblan y empiezan a sudar mientras aprieto con fuerza el volante.«Dios, dame fuerza para continuar con esto»Miro por el retrovisor y me muestra perfectamente a los dos pequeños que han entrelazado sus manos, es como si se dieran fuerza, quizás calmarán sus nervios o emociones. Pero sus ojos los delatan ante mí. Quieren bajar corriendo y entrar hasta
Dana—Yo sabía que eras tú nuestro papi—Dánae sonreía mientras tomaba la mano de Demetrio cuando terminaron el abrazo de tres. Damián se limpiaba con la manga de su suéter los mocos, y necesitado de contacto toma la otra mano de Demetrio.—Papi, que bueno que ya regresaste, mis amigos sabrán que nunca mentí, les diré que estás aquí con nosotros y que siempre tuve papá—Damián miraba hacia Demetrio y este le sonreía, era un momento que estaban tranquilizando las emociones.—Claro hijo, yo estoy aquí, siempre lo estaré y no pienso separarme por nada del mundo de ustedes—éstas últimas palabras van dirigidas a mí.Esquivo su mirada intensa, intento calmar mi corazón acelerado. Suelto el aire e intento reponerme cuando me acerco a ellos.
DanaLa distancia ha sido cortada. Estoy a su lado e inmediatamente me abrazo a mí misma. El lago está a varios metros de nosotros casi oculto por los grandes árboles que adornan el sendero de piedra.Mi mirada se aferra en algún punto del paisaje frente a nosotros. Tomo aire y lo suelto lento y discreto. Puedo absorber su aroma y eso me hace recordar los mejores momentos de nuestras vidas.« ¡Hey! Calma tus hormonas, mujer»—Creo que necesitamos regresar, todos mueren de hambre—no se volvió si quiera a mirarme, ni en contestar si quiera con un sonido o gruñido, así que mi boca volvió abrirse—Creo que salió bien ¿No? Ya saben tus hijos que tú eres el papá, tú familia está aquí, todos son felices, ¿Crees que todo vaya bien de aquí en adelante?