Dana
Me levanto algo brusca de mi asiento y agarro las carpetas para alojarlas en el cajón e ignoro su pregunta por mis anillos.
— ¿Entonces? Si, seguimos casados... ¿Eso no pudo esperar para hablarlo en la tarde? ¿Por eso estás aquí? —regreso a mi silla, esperando que avance sin tocar el tema. Tengo que desviar su pregunta y que no volviera a preguntar. No quería demostrarle que aún conservaba nuestras alianzas, dentro de mi blusa, colgadas en mi cadena entre mis pechos.—Dana, ¿Quieres el divorcio? —su cara muestra tensión.—Mira, sinceramente, todo esto nos está abrumando demasiado, han pasado siete años desde que nos hemos visto, no sé si realmente si está por ahí el... «Nosotros»—palidece esperando a que siga hablando, podría sospechar que est&aDana— ¿Demetrio? ¿Lina? —mi cara es de... ¿Pánico? ¿Sorpresa? no sé, pero su mirada es demasiado...mis lágrimas se juntan para salir amenazando con inundar este pueblo. Lina es cálida y está llorando. Puedo ver como se contiene, hasta que no lo soporta más, camina hasta a mí y se abalanza para abrazarme, el abrazo es fuerte, como su fuese una tabla de salvación en medio de un naufragio. He soltado todo lo que tenía en mi mano, sin pensarlo. Su llanto es fuerte, desgarrador y me uno a ella en silencio. Le abrazo un poco más y es simplemente un abrazo único.Siento que me desarma de mi gran armadura y solo quiero llorar, decirle cuanto la he extrañado, puedo sentir un cierto alivio en mi pecho, tranquilidad, todo está plasmado en este abrazo. Nos separamos después de varios minutos.No
DanaAntes de enfocarme a terminar mis pendientes, llamo a Esther para ponerla al tanto de todo acerca de la comida y de la familia de Demetrio. Entre ellos él. Tuve que contarle pedazos de la historia, para que entendiera la emoción o la efusividad de toda la familia Richardson.Termino mis pendientes, la marca de ropa de Dánae&Damián será llevada más allá de la frontera. Eso me emocionada, comienzo a organizar los pendientes de la tarde para terminarlos el lunes. Me sorprende la tranquilidad que se ha instalado en mí, es extraño.En diez minutos tengo que recoger a mis hijos, intento buscar en el transcurso del camino las palabras correctas o las que más se aproximen a lo que quiero explicar. Estarán felices al enterarse que su padre está cerca de ellos y más que el resto de su familia han venido.Es extra
DanaEstamos estacionados frente a nuestra casa, los nervios se han apoderado de este cuerpo, no hay nada dentro de mí que no esté hecho nudo. Intento relajarme pero... no. Mi mente y mi cuerpo quiere seguir manejando sin rumbo junto a mis hijos. El temor de las represalias. El perderlos. Qué Demetrio decida cobrar venganza y desaparecer con ellos.“Dana, sé fuerte. Por ellos. Solo por ellos, por nadie más.”Los niños se han quedado callados, mis manos tiemblan y empiezan a sudar mientras aprieto con fuerza el volante.«Dios, dame fuerza para continuar con esto»Miro por el retrovisor y me muestra perfectamente a los dos pequeños que han entrelazado sus manos, es como si se dieran fuerza, quizás calmarán sus nervios o emociones. Pero sus ojos los delatan ante mí. Quieren bajar corriendo y entrar hasta
Dana—Yo sabía que eras tú nuestro papi—Dánae sonreía mientras tomaba la mano de Demetrio cuando terminaron el abrazo de tres. Damián se limpiaba con la manga de su suéter los mocos, y necesitado de contacto toma la otra mano de Demetrio.—Papi, que bueno que ya regresaste, mis amigos sabrán que nunca mentí, les diré que estás aquí con nosotros y que siempre tuve papá—Damián miraba hacia Demetrio y este le sonreía, era un momento que estaban tranquilizando las emociones.—Claro hijo, yo estoy aquí, siempre lo estaré y no pienso separarme por nada del mundo de ustedes—éstas últimas palabras van dirigidas a mí.Esquivo su mirada intensa, intento calmar mi corazón acelerado. Suelto el aire e intento reponerme cuando me acerco a ellos.
DanaLa distancia ha sido cortada. Estoy a su lado e inmediatamente me abrazo a mí misma. El lago está a varios metros de nosotros casi oculto por los grandes árboles que adornan el sendero de piedra.Mi mirada se aferra en algún punto del paisaje frente a nosotros. Tomo aire y lo suelto lento y discreto. Puedo absorber su aroma y eso me hace recordar los mejores momentos de nuestras vidas.« ¡Hey! Calma tus hormonas, mujer»—Creo que necesitamos regresar, todos mueren de hambre—no se volvió si quiera a mirarme, ni en contestar si quiera con un sonido o gruñido, así que mi boca volvió abrirse—Creo que salió bien ¿No? Ya saben tus hijos que tú eres el papá, tú familia está aquí, todos son felices, ¿Crees que todo vaya bien de aquí en adelante?
DanaCorto un trozo de la deliciosa lasaña que ha preparado Lina, dos contenedores de cristal grandes están en medio de la gran mesa de madera. –Era la primera vez desde que nos habíamos mudado que comíamos en ella- estábamos acostumbrados a comer en la barra de la cocina, y si era festejar algo importante era comer fuera.El ambiente estaba cargado de calidez. Podría decir que la familia Richardson le daba el toque familiar. Las risas de Katy, las bromas de Leonard, las anécdotas de John acompañado de Lina. Lágrimas de felicidad de vez en cuando caían por las mejillas, el entusiasmo con el que querían saber más de mis hijos era algo que me hacía sentir feliz. Demetrio estaba del otro extremo de la mesa, frente a mí, los niños a cada lado de él.Di un sorbo a mi copa, y fue cuando me di cuenta de que nec
DanaMedia hora después, Demetrio entraba al comedor cuando Lina estallaba en risas por una anécdota de Leonard, no pude evitar desparramar un poco de mi vino, y Katy solo negaba divertida. John balbuceaba algo riendo pero entre más intentaba hablar, Lina reía más fuerte. Los niños se habían pasado a la sala de la TV a ver caricaturas y a reposar la comida. Así que puros adultos hay en la mesa.— ¡Vaya, ya llegó por quien llorábamos! —Katy dio un sorbo a su copa medio vacía mirando en dirección a su hermano que estaba de pie en el marco de la entrada cruzado de brazos y arqueando una ceja.— ¿Están…? —Lina detuvo su risa en seco y se cubrió sus labios con una servilleta. Negó y negó.—Estamos bien, estamos disfrutando de una plática ag
DanaMis manos temblaban cuando bajé de la camioneta para entrar al primer hotel. Por mi mente pasaban miles de cosas. Llegué a recepción y una rubia estaba tecleando a toda prisa.—Buenas noches…—Buenas noches, bienvenida al hotel Royce Place. ¿Gusta una habitación?Negué. Estaba segura de que si hablaba me rompería enfrente de ella.—Y-Y-Yo busco…. —intenté recuperarme—al señor Demetrio Richardson.— ¿Richardson? Permítame un segundo…— tecleó rápidamente y se hizo visible su ceño fruncido. —No tengo a ningún señor Demetrio Richardson instalado en el hotel.Cerré los ojos. Debía de ser otro hotel. Pero el siguiente estaba a media hora de aquí. Le di las gracias y sal&i