Dana
— ¿Mami? —entra en la sala tallando sus ojitos, le ofrezco mis brazos para cargarla y lo acepta. Le hago señas a Demetrio de que tome asiento, y hago lo mismo, dejando sentada en mi regazo a Dánae. La mesa de cristal es la única que nos separa. Puedo observar a Demetrio pálido, ansioso... ¿Tiene miedo? entrelaza sus manos y las mueve mucho. Dánae la tengo rodeada por la cintura y está a medio perfil hacia Demetrio.
No sé qué decir, si pregunta quien es... ahora yo me sumo a los nervios igual que el hombre frente a nosotras. Somos silencio, y cuando busco a Jefferson...ha desaparecido.Dánae se remueve para acomodarse bien en mi regazo y queda frente a Demetrio. Sé que es curiosa y más cuando comienza a pasear sus pies en el aire. Hay un «extraño» en la sala de su casa.Sus cabellos están todos revueltos, la luz de la sala le da un brillo rubio más intenso. Demetrio se acomoda su cabello, como si quisiera lucir impecable frente a su hija...Dánae sigue analizándolo en silencio antes de decir algo, lo cual no me sorprende, ella es así, igual a su padre. Observo detenidamente cuando poso mi mejilla en su hombro y miro su perfil en espera que esté lista.Demetrio se arriesga en dar el primer paso.—Hola—y le regala una de esas sonrisas que tanto amé. Ella sigue viendo detenidamente y estoy a punto de sonreír.—Hola, ¿Eres mi papá? —Demetrio abre los ojos casi amenazando con salirse de su lugar.M****a.Me aprieto a su pequeño cuerpo. Demetrio está en estado de shock, supongo que al igual que yo no esperábamos esa pregunta. Siento que el corazón se saldrá de su lugar.Al igual que yo, no encuentra las palabras. Hasta que intenta tranquilizar su miedo.— ¿P-Por qué crees que puedo ser tu...papá? —dice tartamudeando, nervioso y aclarando su garganta que se ha secado, sin duda.—Por qué apareces en las fotos de mi mami...en una fiesta, se están besando y hay otras donde sonríen...y otra…con mis abuelos— ¿Qué fotos? Uy, debieron estar en mi closet...y son fotos de la boda.— ¿Y tú…crees que soy yo el que aparece en las fotos? —responde Demetrio con otra pregunta.— ¿Eres o no mi papá? —Demetrio se le escapa una risa y no puedo evitar seguirlo.—Eres muy despierta para tener seis años, pequeña—ha encontrado la horma de su zapato.—...y tu muy viejo para no responder—suelto una exclamación por la sorpresa de su contestación.Sin duda la ha irritado.— ¡Dánae! ¡No seas grosera! —se cubre la boca, se gira a mí y segundos después a Demetrio.—Lo siento...no está tan viejo—Demetrio la mira con tal devoción y apenas llevan menos de cinco minutos hablando.—Creo que ha sacado de ti esa lengua...—susurra observando detenidamente a Dánae, quien empieza a jugar con mis manos en su regazo y con su mirada baja en ellas.Ignoro su comentario.—Creo que es hora de regresar a la cama...—comento al mismo tiempo que bajo a Dánae de mi regazo e inmediatamente busca mi mano, la aprieta con fuerza.Está nerviosa.—Buenas noches, pequeña—dice a Demetrio quien se levanta como resorte y limpiando sus manos a los costados de su pantalón. Sin duda lo ha hecho sudar mi pequeña.—Buenas noches, señor.Demetrio sonríe con una mirada cristalina. Dánae le regala otra sonrisa haciendo visible sus hermosos hoyuelos. Caminamos fuera de la sala para dirigirnos a su habitación. Subimos las escaleras y suelta su agarre de mi mano, al bajar la mirada a ella puedo ver cómo sigue sonriendo.Entramos a su habitación y le ayudo a volverla arropar, dejo un beso en su frente y una caricia en su cabello. Ella cierra sus ojos disfrutando ese gesto...Siempre ha sabido que es por parte de su padre. Antes de quitar mi mano, la atrapa. Recarga su mejilla en mi palma y abre sus ojos.—Es papi, ¿verdad mami? —me quedo sin palabras. El corazón corre a toda velocidad.— ¿Tú...tú que sientes al verlo? —sé que soy una tonta haciendo esa pregunta.Ella sonríe.—Es papi...buenas noches, mami. —suelta mi mano sin antes dejar un beso en mi mano, se gira abrazando a su muñeco. Me pongo apenas de pie, evitando caminar rápido con temor a caer en el suelo.Abraza con fuerza su muñeco. Recuerdo a Demetrio que sigue abajo y cierro la puerta al salir. Bajo con total cuidado al bajar las escaleras con temor a caer y ahí está de pie, a lado de Jefferson en el recibidor. Esperando a despedirse...Todo ha pasado tan rápido, que creo que es un sueño....—Es hermosa…espero conocer a Damián mañana...—dice con un toque esperanzado, pero me doy cuenta de que sabe su nombre.Bueno, Dana. Tiene a Jefferson y a un equipo de informática y de seguridad... hacen bien su trabajo. Bueno, no lo han hecho tan bien estos siete años…Asiento sin decir más, ni hacer preguntas...Jefferson se adelanta en salir y Demetrio me detiene con su agarre en mi codo. Como solía hacerlo. Eso envía un escalofrío por todo mi cuerpo. Y el mismo lo ha sentido...—Dana...no sé qué más decir. Todo lo que tenía que sacar de aquí...—señala el lugar del corazón—lo dije. A excepción de mis sentimientos por ti...—tomo aire en silencio y los nervios afloran de nuevo en mi como una tormenta en plena calma—Pero creo que no estás lista para escucharme...y no quiero hacerte incomodar, tienes un odio que aún miro en tus ojos y no niego que me duele, pero sabré esperar...—toma mi mano y cierro inconscientemente los ojos a su toque. La electricidad que siempre cae sobre los dos al estar tan cerca aún sigue viva...y me asusta. Tiro de su agarre y me abrazo a mi cuerpo.—No digas más, lo importante es que conozcas a tus hijos, el tema de nosotros está excluido—su cara muestra dolor, pero así me siento en este momento y no pienso mentirme.—Pero...—se interrumpe así mismo. —...nuestros hijos es lo más importante. Gracias, que tengas buenas noches...—se da la vuelta, abre la puerta y se marcha. Al cerrarse mi mirada se pierde fijamente en ella. Mis lágrimas salen de nuevo…testigos del dolor que aún cargo dentro de mí. La agonía que he pasado todos estos años, y todo por una venganza... pero al final de mis pensamientos llega uno...— ¿Habrá un «nosotros» aún?DanaEstamos los gemelos y yo disfrutando de una rica comida en uno de nuestros lugares favoritos que se encuentran a media hora de distancia. Es comida italiana.Ellos adoran la pasta, al igual que Demetrio y yo, y ese pensamiento me hace sonreír. El lugar es demasiado familiar, hay grupos de familias reunidas en la hora de comida, dentro y fuera del lugar. En la gran terraza y en la barra amplia. El ambiente es relajado, y siempre te atienden con una sonrisa en el rostro.La ventana da una hermosa vista al gran paisaje de colinas verdes y árboles verdes y frondosos. Me llevo un trozo de pollo a la boca y al terminar, escucho unas llantas frenar frente al local.Y eso llama la atención de todos los que estamos dentro del local. Es un auto blindado que se ha estacionado enfrente, y otras patrullas frenan alrededor. Es como si fuese una redada. (Operación policial por la que se de
DanaEntra la luz por la ventana de mi habitación, y no quiero abrir mis ojos, quiero seguir durmiendo, mis manos comienzan la búsqueda de dos cuerpos pequeños, a tientas... pero objetivo frustrado. Abro mis ojos de golpe, y miro el techo. Se escuchan ruidos. Y son ellos.Sábado por la mañana: Caricaturas y cereal. Ruedo en la gran cama hasta quedar boca abajo del lado de mi mesa de noche donde está el reloj digital.«6:50 am»Me despabilo, me levanto directo a la ducha, intentando borrar los restos de la pesadilla de hace un par de horas. Pienso en si Demetrio sería capaz de quitarme a mis hijos, eso sin duda jamás en la vida se lo perdonaría. Un sonido me hace salir de mis pensamientos. Es mi móvil que está sobre la mesa de las toallas, lo dejo pasar, pero vuelve a sonar.«WhatsApp»
DanaMis ojos se abren de más y no puedo creer que no se haya esperado a que yo llamara, le dije que tendría trabajo. ¡Ay, Demetrio Richardson! ¿Esposo? Queda esa frase al final dentro de mi cabeza como un eco.—Gracias, que nadie nos interrumpa por favor, lleva café y mis galletas de avena...—me regreso unos pasos—... trae esos muffins de arándano, por favor—pongo los ojos en blanco y su sonrisa aparece cuando le digo del muffin.—Si, en un momento llevo todo. —Tomo aire y me repito a mí misma como un mantra…—Respira, tranquila, tú puedes.Giro la perilla para entrar y al abrir, ahí está. De pie de espalda a mí, observando por la ventana al hermoso paisaje de colinas verdes. Se gira y hoy...luce diferente. Lleva un jean oscuro, zapatos casuales, camisa blanca y encima s
DanaMe levanto algo brusca de mi asiento y agarro las carpetas para alojarlas en el cajón e ignoro su pregunta por mis anillos.— ¿Entonces? Si, seguimos casados... ¿Eso no pudo esperar para hablarlo en la tarde? ¿Por eso estás aquí? —regreso a mi silla, esperando que avance sin tocar el tema. Tengo que desviar su pregunta y que no volviera a preguntar. No quería demostrarle que aún conservaba nuestras alianzas, dentro de mi blusa, colgadas en mi cadena entre mis pechos.—Dana, ¿Quieres el divorcio? —su cara muestra tensión.—Mira, sinceramente, todo esto nos está abrumando demasiado, han pasado siete años desde que nos hemos visto, no sé si realmente si está por ahí el... «Nosotros»—palidece esperando a que siga hablando, podría sospechar que est&a
Dana— ¿Demetrio? ¿Lina? —mi cara es de... ¿Pánico? ¿Sorpresa? no sé, pero su mirada es demasiado...mis lágrimas se juntan para salir amenazando con inundar este pueblo. Lina es cálida y está llorando. Puedo ver como se contiene, hasta que no lo soporta más, camina hasta a mí y se abalanza para abrazarme, el abrazo es fuerte, como su fuese una tabla de salvación en medio de un naufragio. He soltado todo lo que tenía en mi mano, sin pensarlo. Su llanto es fuerte, desgarrador y me uno a ella en silencio. Le abrazo un poco más y es simplemente un abrazo único.Siento que me desarma de mi gran armadura y solo quiero llorar, decirle cuanto la he extrañado, puedo sentir un cierto alivio en mi pecho, tranquilidad, todo está plasmado en este abrazo. Nos separamos después de varios minutos.No
DanaAntes de enfocarme a terminar mis pendientes, llamo a Esther para ponerla al tanto de todo acerca de la comida y de la familia de Demetrio. Entre ellos él. Tuve que contarle pedazos de la historia, para que entendiera la emoción o la efusividad de toda la familia Richardson.Termino mis pendientes, la marca de ropa de Dánae&Damián será llevada más allá de la frontera. Eso me emocionada, comienzo a organizar los pendientes de la tarde para terminarlos el lunes. Me sorprende la tranquilidad que se ha instalado en mí, es extraño.En diez minutos tengo que recoger a mis hijos, intento buscar en el transcurso del camino las palabras correctas o las que más se aproximen a lo que quiero explicar. Estarán felices al enterarse que su padre está cerca de ellos y más que el resto de su familia han venido.Es extra
DanaEstamos estacionados frente a nuestra casa, los nervios se han apoderado de este cuerpo, no hay nada dentro de mí que no esté hecho nudo. Intento relajarme pero... no. Mi mente y mi cuerpo quiere seguir manejando sin rumbo junto a mis hijos. El temor de las represalias. El perderlos. Qué Demetrio decida cobrar venganza y desaparecer con ellos.“Dana, sé fuerte. Por ellos. Solo por ellos, por nadie más.”Los niños se han quedado callados, mis manos tiemblan y empiezan a sudar mientras aprieto con fuerza el volante.«Dios, dame fuerza para continuar con esto»Miro por el retrovisor y me muestra perfectamente a los dos pequeños que han entrelazado sus manos, es como si se dieran fuerza, quizás calmarán sus nervios o emociones. Pero sus ojos los delatan ante mí. Quieren bajar corriendo y entrar hasta
Dana—Yo sabía que eras tú nuestro papi—Dánae sonreía mientras tomaba la mano de Demetrio cuando terminaron el abrazo de tres. Damián se limpiaba con la manga de su suéter los mocos, y necesitado de contacto toma la otra mano de Demetrio.—Papi, que bueno que ya regresaste, mis amigos sabrán que nunca mentí, les diré que estás aquí con nosotros y que siempre tuve papá—Damián miraba hacia Demetrio y este le sonreía, era un momento que estaban tranquilizando las emociones.—Claro hijo, yo estoy aquí, siempre lo estaré y no pienso separarme por nada del mundo de ustedes—éstas últimas palabras van dirigidas a mí.Esquivo su mirada intensa, intento calmar mi corazón acelerado. Suelto el aire e intento reponerme cuando me acerco a ellos.