Demetrio
Despertar con la desgarradora realidad todos los días, sigue agrietando lentamente y con fuerza mi alma y mi corazón. ¿Cómo acostumbrarme a su ausencia? Despertar con esa sensación de vacío. El sueño se repite una y otra vez. Su rostro lleno de lágrimas a causa mía. Sigo sufriendo todas las malditas noches, cuando despierto de esa pesadilla, quedo con ese amargo sabor de miedo y pánico en mi boca. Mi rutina es gris, es oscura como mi alma desde que me abandonó.
De nuevo en mi oficina como todos los días, esperando pistas de mi esposa y si es posible...de mi hijo. Si, hasta yo aún no creo que diga esa simple palabra. Hace que suene demasiado extraño, pero es muy posible. ¿Será un niño o niña? ¿Tendrá el color de mis ojos o los de ella? no importa, solo quiero saber que están bien.Empiezo de nuevo mi rutina laboral, reviso llamadas, llamo a mi madre, tomo mi café y, después me concentro en leer toda mi bandeja de entrada de mi correo, esperando una maldita pisa. Noticias, o pedazos de la investigación y así ha sido desde hace siete años. Siete largos años de infierno. Sigo bajando mi mirada en la lista hasta que uno llama mi atención.George Smith.Mi viejo amigo de la facultad. Un hombre inglés, y con una compañía en el corazón de Londres. Solo recibo saludos de vez en cuando, pero es extraño recibir su correo ahora. Le doy clic para abrir el correo.«Querido amigo:Espero estés bien, aunque sé que no es así. Mi familia te saluda desde Inglaterra. Sé que te preguntarás por este correo tan pronto y tengo un motivo para ello. ¿Has buscado a tu esposa en Inglaterra? Deja te cuento que llevé a mi familia a desayunar, y creo por un momento haber visto a una mujer idéntica a ella. Y no estaba sola. Estaba acompañada por dos hermosos niños, gemelos. Un niño y una niña, mi esposa calcula como de seis años, casi la misma edad que nuestro George Jr., no pude acercarme más en caso de incomodar o alertarla. Era el restaurante donde solíamos ir a comer los fines de semana cuando llegaba tu familia. Espero sirva de algo... Hubiese llamado, pero recuerda, el horario de diferencia. Cualquier dato estaremos en contacto, o llámame en caso de que tengas algo.George Smith.»Mi boca se ha secado completamente. Mi corazón palpita a una gran velocidad, amenazando con salirse de mi pecho y mi mente trata de acomodar la información. No puedo concentrarme ni ordenar nada. Trago con dificultad mi propia saliva y las lágrimas amenazan con salir.
¡Piensa Richardson, piensa!¿Gemelos? vuelvo a leer como diez veces el correo con rapidez corroborando cada palabra escrita. ¿Estoy realmente leyendo esto? ¿Inglaterra? Lo que llevaba investigado hasta la fecha, no arrojaba nada fuera del continente. No había nada de un maldito registro que nos dijera que había salido del país.¿Gemelos? ¿Qué demonios están haciendo hasta Inglaterra? ¿Por qué no he podido localizarla? ¿Por qué? ¡¡ ¿POR QUÉ?!!Mi cuerpo salde su trance, reacciona y golpeo con mi puño la superficie del escritorio.¡Mierda!Llamo a Jefferson, intento hablar por el móvil, pero solo creo balbucear, en menos de un minuto entra como un huracán con el rostro pálido.— ¡R-Revisa el correo—me levanto bruscamente separándome del escritorio y le señalo la pantalla de mi portátil! Mi mente se aferra a todos los pensamientos de mi Dana. Cierro mis ojos y aprieto el puente de mi nariz.¿Esto está realmente sucediendo? ¿Los he encontrado? ¿Gemelos? ¿Dos? “Dios mío...calma Richardson. No te vaya a dar un infarto. Primero hay que confirmar si realmente son ellos, no hagas conjeturas antes de tiempo. La decepción sería demasiado grande.”¿Inglaterra?No había notado a Jefferson hablar por su móvil. Me dejo caer en el sillón que adorna cerca de la ventana de cristal que me muestra el paisaje de Los Ángeles. En algún punto, me pierdo.—Señor Richardson, el avión estará disponible en media hora. Lorena hará maleta e iré en su búsqueda, David y Remus están detrás de las pistas y accederán a las cámaras del restaurante para confirmar las sospechas, la seguridad de usted pasa a Marco y a Josh...—levanto la mano para que no siga.—Dile a Lorena que haga mi maleta, iré contigo.Asiente en silencio, retoma su móvil y sale de la oficina. Dejo órdenes inmediatamente a Lucía de que me supla en la empresa, necesito hacer el viaje.Aferrarme a esta pizca de luz en toda mi oscuridad.DanaLa luz débil de la mañana entra por la gran ventana de mi habitación. Suspiro, no quiero abrir mis ojos. Pero tengo que hacerlo si quiero disfrutar este último viernes con mis pequeños.«Cinco minutos más...» escucho pasos cerca. «Oh, oh»Creo que esos cinco minutos los dejaré para otra ocasión. Siento como mi cama se hunde en completo silencio, unas manos suaves acarician mi cabello y otras mi rostro.— ¡Mamá! ¡Mamá! —dicen entre risas Dánae y Damián.Mis dos hermosos hijos, mis dos traviesos que cuando quieren algo, lo consiguen, eso me recuerda mucho a su padre.Temperamentales. Decididos. Sobre protectores y sobre todo...muy celosos.Lo único que tienen de mí, son mis ojos aceitunados y las largas pestañas. El
DanaTermino de alistarme y me acerco a la sala donde estaba la televisión encendida, y ahí estaban mis gemelos. Hermosos. Ambos con ojos aceitunados, pelo ondulado rubio oscuro, pestañas largas, mejillas rosadas y esas hermosas sonrisas que derriten hasta el más frío corazón por haber en esta tierra.Dánae sueña con ser una doctora veterinaria, le encantan los animales y todo lo que sea curarlos, Damián quiere ser un músico, él y su obsesión con los palillos de madera rebotándolos por toda la casa, imaginando estar dando un concierto delante de millones de fans.Yo, he mantenido a mis hijos con un negocio local de ropa en el enclavado de las famosas colinas de Cotswolds, rodeado por algunos de los más encantadores paisajes de Gloucestershire, la histórica ciudad de lana de Painswick, tiene su fama desde el medievo a
DanaLa voz baja e intimidante llena mis oídos y me hace estremecer. — ¿Demetrio? —la sangre se ha drenado completamente de mi cuerpo y amenaza con dejarme sin fuerzas hasta desvanecerme en el suelo. Mi garganta se seca en segundos e impide tragar saliva.Las palabras no salen.«Nos ha encontrado» La palabra se repite rápido dentro de mi cabeza aturdida, en shock, bloqueada.Pienso en el momento en donde el hombre del restaurante nos observaba. Cierro los ojos y maldigo.¡Eso no ha pasado ni 24 horas! ¿Pero cómo...? ¡Maldito Avión Privado, Dana! ¡Maldito, Avión privado!Se escucha otro toque en la puerta y me hace brincar en mi lugar, me alcanzo a cubrir la boca con mi mano para acallar el jadeo que ha salido por sorpresa. Da otro toque más fuerte al ver que no contesto.&
DanaDemetrio intenta decir algo para que Jefferson se vaya, pero niego con un movimiento de cabeza. Demetrio no sabe que decir y le hago señas de que tome asiento en el sillón individual. Y no dice nada, trata de acomodarse la camisa que trae por fuera de su pantalón y se pasa la mano por la cabeza para arreglar el cabello alborotado.Tomo asiento enfrente de ellos, la mesa de cristal nos separa, intento tomar el comienzo de esto como si no me afectara...« ¡Pero eres pésima actriz, Dana!»— ¿Qué haces en Inglaterra, Demetrio?Comenzamos por lo importante, suena obvia la pregunta, pero puede que sea diferente. Puede que sea para vengarse, o para reclamar la custodia legalmente. ¿No?Balbucea algo nervioso algo que no alcanzo a entender y de repente calla. No tiene las palabras, su frente se arruga y mira sus
Dana— ¿Mami? —entra en la sala tallando sus ojitos, le ofrezco mis brazos para cargarla y lo acepta. Le hago señas a Demetrio de que tome asiento, y hago lo mismo, dejando sentada en mi regazo a Dánae. La mesa de cristal es la única que nos separa. Puedo observar a Demetrio pálido, ansioso... ¿Tiene miedo? entrelaza sus manos y las mueve mucho. Dánae la tengo rodeada por la cintura y está a medio perfil hacia Demetrio.No sé qué decir, si pregunta quien es... ahora yo me sumo a los nervios igual que el hombre frente a nosotras. Somos silencio, y cuando busco a Jefferson...ha desaparecido.Dánae se remueve para acomodarse bien en mi regazo y queda frente a Demetrio. Sé que es curiosa y más cuando comienza a pasear sus pies en el aire. Hay un «extraño» en la sala de su casa.Sus cabellos
DanaEstamos los gemelos y yo disfrutando de una rica comida en uno de nuestros lugares favoritos que se encuentran a media hora de distancia. Es comida italiana.Ellos adoran la pasta, al igual que Demetrio y yo, y ese pensamiento me hace sonreír. El lugar es demasiado familiar, hay grupos de familias reunidas en la hora de comida, dentro y fuera del lugar. En la gran terraza y en la barra amplia. El ambiente es relajado, y siempre te atienden con una sonrisa en el rostro.La ventana da una hermosa vista al gran paisaje de colinas verdes y árboles verdes y frondosos. Me llevo un trozo de pollo a la boca y al terminar, escucho unas llantas frenar frente al local.Y eso llama la atención de todos los que estamos dentro del local. Es un auto blindado que se ha estacionado enfrente, y otras patrullas frenan alrededor. Es como si fuese una redada. (Operación policial por la que se de
DanaEntra la luz por la ventana de mi habitación, y no quiero abrir mis ojos, quiero seguir durmiendo, mis manos comienzan la búsqueda de dos cuerpos pequeños, a tientas... pero objetivo frustrado. Abro mis ojos de golpe, y miro el techo. Se escuchan ruidos. Y son ellos.Sábado por la mañana: Caricaturas y cereal. Ruedo en la gran cama hasta quedar boca abajo del lado de mi mesa de noche donde está el reloj digital.«6:50 am»Me despabilo, me levanto directo a la ducha, intentando borrar los restos de la pesadilla de hace un par de horas. Pienso en si Demetrio sería capaz de quitarme a mis hijos, eso sin duda jamás en la vida se lo perdonaría. Un sonido me hace salir de mis pensamientos. Es mi móvil que está sobre la mesa de las toallas, lo dejo pasar, pero vuelve a sonar.«WhatsApp»
DanaMis ojos se abren de más y no puedo creer que no se haya esperado a que yo llamara, le dije que tendría trabajo. ¡Ay, Demetrio Richardson! ¿Esposo? Queda esa frase al final dentro de mi cabeza como un eco.—Gracias, que nadie nos interrumpa por favor, lleva café y mis galletas de avena...—me regreso unos pasos—... trae esos muffins de arándano, por favor—pongo los ojos en blanco y su sonrisa aparece cuando le digo del muffin.—Si, en un momento llevo todo. —Tomo aire y me repito a mí misma como un mantra…—Respira, tranquila, tú puedes.Giro la perilla para entrar y al abrir, ahí está. De pie de espalda a mí, observando por la ventana al hermoso paisaje de colinas verdes. Se gira y hoy...luce diferente. Lleva un jean oscuro, zapatos casuales, camisa blanca y encima s