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CAPÍTULO 6: ¿Qué haces aquí, Thomas?

18 de abril, 2019.

Eran alrededor de las 9 am, me encontraba trotando a la mitad del Central Park con mis auriculares a todo volumen mientras escuchaba “Bomm Clap” de Charlie XCX. A decir verdad me gustaba como se veía Central Park a estas horas, se convertía en un lugar bastante pintoresco, de lo habitual, además, el clima fresco de hoy le sumaba más puntos al lugar. Me encontraba sumergida en mis pensamientos, en la canción, en el entorno a mí alrededor, tanto que no me percaté que me llamaban a mis espaldas, fue cuando sentí que tocaron mi hombro que caí nuevamente en la realidad.

-Por Dios, no eres fácil de alcanzar en ningún aspecto. –Dijo él colocando las manos en su cintura mientras luchaba por recuperar el aliento. Se encontraba con ropa formal, de traje para ser exacta, su cabello se hallaba complemente despeinado, sin mencionar que se le veían algunas gotas de sudor en la frente. 

-¿Thomas? –Dije por inercia frunciendo mi ceño mientras me quitaba los auriculares– ¿Qué haces aquí? –Pregunté extrañada. 

-Ya va, dame un momento, siento que me va a dar un paro respiratorio. –Dijo soltando un poco su corbata y desabrochando el primer botón de la camisa, mientras lo hacía su respiración seguía siendo entrecortada. Debía confesar que la escena pasó de ser extraña a ser bastante divertida con facilidad.

-¿Eres así de exagerado siempre o solo quieres llamar la atención de las chicas? –No pude evitar decir con algo de humor mientras alzaba una de mis cejas, rápidamente añadí. –Mira que, si es esto último, déjame decirte que lo estas logrando, y no solo con chicas. –Noté como dirigió rápidamente su mirada a los alrededores para cerciorarse de si mis palabras eran o no ciertas. Por desgracia para él, lo eran: Varias personas, de todas las edades y géneros, disminuían su paso para apreciar la escena que él estaba montando, algunos murmuraban y otros menos disimulados soltaban una que otra risa.

-¿Acaso esta gente no tiene más nada que hacer? –Susurro en mi dirección mientras se acomodaba el flux, se veía apenado y sus mejillas habían tomado bastante color, aunque no sabía si era por el trote o por las personas a nuestro alrededor, de igual manera no pude evitar reír ante su reacción, se veía realmente tierno. 

-¿Qué haces aquí, Thomas? –Volví a preguntar con tranquilidad mientras contenía las ganas de seguir riendo.

-Primero que nada, buenos días. –Dijo dedicándome una sonrisa mientras arreglaba su cabello. –Segundo, iba a camino a desayunar cuando te vi, te estuve llamando para saludarte pero asumo que como tenías los auriculares no me escuchaste, entonces corrí intentado alcanzarte, lo cual no fue nada fácil por cierto. 

-Déjame ver si entendí. –Dije analizando lo que acababa de escuchar. –Tienes mi número de teléfono, y en vez de, no sé, enviarme un mensaje –Utilice toda la ironía que pude al decirlo–, ¿Preferiste correr casi la mitad de Central Park, para saludarme? –Añadí haciendo hincapié en las dos últimas palabras de la oración mientras alzaba una de mis cejas.

-Es que se me ocurrió invitarte a desayunar conmigo. –Dijo algo apenado mientras se rascaba la nuca. Luego añadió. –Además, debo confesarte que no sé en qué momento comencé a correr tras de ti, me di cuenta de lo que había hecho cuando te detuviste. 

-¿Y eso fue antes o después del paro respiratorio? –Dije imitando sus palabras al mismo tiempo que soltaba una pequeña risa. Durante un par de segundos hizo un gesto muy divertido, como si estuviese considerando las opciones que le había dado.

-Definitivamente fue durante –Corrigió– el paro respiratorio. –Dijo asintiendo con su cabeza mientras me dedicaba una sonrisa bastante contagiosa. 

-No puedo creerlo. –Dije soltando una carcajada. –Eres todo un personaje, Thomas. –Añadí negando con mi cabeza.

-Y eso que aún no me conoces, pero no te preocupes que de ello me voy encargando yo. –Dijo guiñándome uno de sus ojos mientras sonreía, sentí como mis mejillas ardieron de inmediato. Demonios, ¿Cómo era posible que él causara tantas cosas en mí con aquella naturalidad?, rápidamente añadió. –Entonces, ¿Gustas desayunar conmigo?

-Creo que tu plan de atravesar el parque corriendo para invitarme a desayunar, no fue muy bien planeado. –Dije ladeando un poco mi cabeza. Noté como su gesto reflejaba una completa confusión con mis palabras– ¿No consideraste el hecho de que cargo ropa deportiva, por ejemplo, o que estoy completamente despeinada y sudada? –Pregunte alzando mi ceja.

-Uh… –Fue todo lo que Thomas dijo mientras se rascaba nuevamente la nuca. Definitivamente en ningún momento pensó eso, ni siquiera lo había considerado. –Bueno, ehm… –Su rostro reflejaba como no tenía ni la más remota idea de que decir, yo solo me dedique a mirarlo en silencio esperando su respuesta. –Está bien, eso jamás se me pasó por la mente. –Dijo resignándose– Pero no por ello debe ser un impedimento. –Añadió encogiéndose de hombros.

-Por supuesto que lo es. –Dije de inmediato. –Mira como tú estás vestido, y mira como yo lo estoy. –Añadí señalándolo a él y luego a mí misma respectivamente. 

-Tú estás hermosa. –Dijo dedicándome una sonrisa acaloro aún más mis mejillas.

-Thomas, no iré a desayunar contigo vestida así. –Dije rotundamente mientras negaba con mi cabeza. 

-Ah, ¿Pero sí quieres desayunar conmigo? –Dijo sonriendo de manera victoriosa mientras alzaba una de sus cejas. Me disponía a responder cuando él volvió a hablar. –Y, si en vez de un desayuno, te invito a no sé… ¿Almorzar, quizás? –Pregunto encogiéndose de hombros– ¿O prefieres una cena?, como tú prefieras. –Añadió rápidamente. 

-¿Siempre eres así de persistente? –Pregunte ladeando un poco mi cabeza.

-¿Y tú siempre intentas cambiar de tema con preguntas que ni vienen al caso? –Inquirió imitando mi acción con su cabeza. –Solo quiero que me digas un sí o un no. –Añadió con tranquilidad. Mi mente quedo completamente en blanco durante un momento, me había puesto contra las cuerdas, ¿Qué se suponía que debía decirle?, “La verdad” dijo una voz en mi interior. Solté un suspiro antes de volver a hablar.

-Sí, me gustaría almorzar contigo. –Respondí con sinceridad. Thomas de inmediato sonrió de oreja a oreja y sus ojos grises se tornaron de un tono brillante, parecía un niño pequeño al cual le acababan de dar un obsequio. 

-¿Te parece si paso por ti a las 2 pm entonces? –Pregunto emocionado, la sonrisa parecía no tener intenciones de borrarse de su rosto, y no podía negar que eso me conmovía por completo.

-Perfecto. –Dije asintiendo con la mayor tranquilidad que podía demostrar. 

-Hasta entonces. –Dijo Thomas, quien aún se hallaba sonriendo, mientras se acercaba y depositaba un beso en mi mejilla. El simple contacto de sus labios con mi piel hizo que por mi cuerpo recorriese una corriente muy similar al del día que le había conocido, no sabía que mis mejillas podían estar más rojas hasta ese momento. 

Thomas dio media vuelta y comenzó a caminar en la misma dirección de la cual había llegado, lo vi marcharse con total tranquilidad, mezclándose entre la multitud que cruzaba por Central Park. Cuando lo perdí de vista comencé a caminar por inercia en dirección contraria, me encontraba en un pequeño estado de trance, tratando de asimilar todo lo que acababa de suceder. Desde Thomas abordándome a mitad de Central Park hasta el hecho de que había aceptado almorzar con él. M****a. Tendría una cita con Thomas Wayne.

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