“¿Qué carajos iba a colocarme?” Era el interrogante más grande en este preciso momento. Ya me había probado absolutamente todos los jeans, las blusas, suéteres, franelillas y demás prendas de ropa que tenía y nada, había colocado mi closet patas arriba y aún no hallaba una combinación que me convenciera como outfit para mi cita con Thomas. Me deje caer boca arriba sobre mi cama completamente frustrada, ¿Por qué no podía vestirme con equis cosa y ya? ¿Por qué me importaba tanto vestir bien para ir a ver a Thomas?, “Porque te gusta, duh” respondió la voz de mi interior, di un suspiro de resignación. Escuche como mi celular comenzó a sonar desde la sala, respire hondo y me levante para ir a contestar, quizás se trataba de mi padre, o de Thomas. Al ver la pantalla descubrí que era Noah quien llamaba. Oh, m****a.
-¿Ya estas lista? –Pregunto al otro lado de la línea apenas conteste. –Ya casi voy saliendo a buscarte.
-Noah, perdón, perdón, perdón. –Dije de inmediato. –Me comprometí a salir hoy con alguien más, es que lo olvide por completo, en serio perdón. –Añadí realmente apenada.
-¡Oh vamos, Anny! –Lo conocía tan bien que podría jurar que había llevado una de sus manos hacia su cara. –Me dijiste que hoy me acompañarías a comprar el regalo para Madison, ¡Lo prometiste! –Reprocho cual niño pequeño.
-Noah… –Demonios, no podía dejarlo plantado, no a él. Di un suspiro antes de volver a hablar. –Voy a arreglarme y te aviso a lo que esté lista, ¿Vale? –Dije resignada, le había dado mi palabra y debía cumplirla.
-Eres la mejor, te amo. –Dijo Noah al otro lado de la línea, sabía que estaba sonriendo, se escuchaba en su voz.
-Sí, sí, y yo a ti. –Respondí soltando una pequeña risa mientras rodaba mis ojos, no podía enojarme con él. Además, debía admitir que, cuando algo tenía que ver con Madison en lo más mínimo, Noah se comportaba realmente tierno.
-Hablamos más tarde, creo que Stacy quiere orinar en mis zap… ¡No, hey, no, ahí no! –Fue todo lo que escuche antes de Noah colgase la llamada. No pude evitar reír mientras imaginaba la escena que se desarrollaba en su casa: Stacy, su gata, posicionándose sobre sus zapatos para orinar no era una escena que no causara risa.
Al bajar mi celular la imagen de Thomas apareció en mi mente, debía llamarlo para aplazar nuestra cita. Di un suspiro y me quede viendo la pantalla de mi celular un rato mientras pensaba que le diría, a decir verdad no hallaba ni las ganas ni las palabras para cancelarle. Comencé a caminar por toda la sala tratando de ordenar mis ideas. A la final me decidí a no pensarlo tanto y marque su número. No habían pasado ni tres repiques cuando él contesto.
-Hola hermosa. –Dijo con completa naturalidad al contestar. Sentí una punzada en el estómago, no quería cancelarle– ¿Ya puedo ir a buscarte?, aún no es la hora que habíamos dicho, pero no tengo ningún problema con hacerlo. –Añadió.
-Hola Thomas. –Dije mientras miraba mis zapatos. –Ehm… no, aún no estoy lista, pero ocurrió algo y bueno… –No hallaba como decirlo. Tome una bocanada de aire antes de volver a hablar. –No podré ir a almorzar contigo hoy. –Solté rápidamente mientras cerraba con fuerza ambos ojos, sabía que no podía verlo, ni él a mí, pero fue algo que hice por inercia. Thomas soltó un suspiro al otro lado de la línea.
-¿Puedo saber el por qué? –Pregunto desconcertado.
-Es que la semana pasada le prometí a mi mejor amigo que lo acompañaría hoy –Hice énfasis en esta la última palabra– a comprar el regalo de aniversario que le dará a su novia, y lo había olvidado por completo hasta hace un rato que él me llamo. –Di un suspiro y por ultimo añadí. –Perdón. –Escuche como Thomas imitaba mi acción al dar un suspiro.
-Está bien, tranquila. –Respondió con algo de desdén– Pero entonces… ¿Podríamos posponer el almuerzo para mañana? –Pregunto con timidez.
-Mañana sería perfecto. –Respondí con una pequeña sonrisa, agradecí internamente que él no pudiese verme, y sobre todo que aún quisiera almorzar conmigo.
-Vale, te paso buscando a la misma hora en la que habíamos quedado hoy entonces, ¿Te parece? –Dijo con tranquilidad, su tono de voz se había aligerado, incluso sonaba alegre.
-Sí, por mí esta bien, hasta entonces. –Fue lo último que dije antes de colgar la llamada. Me sentí mucho más tranquila después de la conversación que acababa de tener con Thomas, hablar con él no había sido tan difícil como pensaba, a decir verdad incluso me tomo por sorpresa lo comprensivo que era.
Me dirigí a mi habitación a rebuscar, nuevamente, en mi closet un outfit para salir, por fortuna ya no tendría ninguna dificultad en elegir algo, iría con Noah a recorrer tiendas por Manhattan, no era nada especial que ameritará una gran vestimenta. Al estar lista llame a Noah para que viniese a buscarme, mientras lo esperaba me dirigí a la cocina a comer un poco de cereal.
-¿Puedo preguntarte algo? –Dijo Noah mientras le bajaba volumen a la canción que estaba sonando en ese momento.
-Esa era la mejor parte, espero que tu pregunta valga la pena. –Dije con tristeza fingida, él solo soltó una pequeña risa mientras negaba con su cabeza– ¿Dime?
-¿Con quién ibas a verte hoy que pensabas cancelarme? –Pregunto con curiosidad, me di cuenta que me miraba de reojo. Sabía que no me escaparía de esa pregunta.
-Con alguien, no le conoces. –Respondí encogiéndome de hombros para tratar de mostrarle indiferencia.
-Anny, tu círculo social no es exactamente grande, sin ofender, estoy seguro que conozco a la persona con la que ibas a salir. –Dijo riendo.
-Eso si me ofende. –Dije haciéndome la ofendida mientras le daba un pequeño golpe en el hombro. –Pero, créeme, estoy segura que no le conoces–Dije negando con mi cabeza–, lo conocí hace tres días. –Añadí con tranquilidad.
-¿Entonces ibas a salir con un completo desconocido? –Pregunto confundido. –Mejor dicho, ¡Me ibas a dejar plantado por salir con un desconocido! –Añadió haciéndose el ofendido, ¿O acaso en verdad lo estaba?, no estaba segura.
-No es exactamente un desconocido. –Respondí defendiéndome, aunque en el fondo sabía perfectamente que Noah no estaba errado pues era el mismo argumento que yo había utilizado con Thomas la noche de la cena. –Además, ya me disculpe por eso, te dije que lo había olvidado por completo. –Añadí rodando mis ojos.
-Te juro que cuando me dijiste que habías hecho planes con alguien más pensé que se trataba de, no sé, tu papá, o alguna de las chicas de nuestra clase. –Dijo frunciendo el ceño.
-Bueno, ya ves que no. –Dije encogiéndome de hombros nuevamente con total tranquilidad. Luego añadí. –Y ya, no seas nenita, igual estoy aquí contigo.
-Ajá, ¿Y quién es ese –Hizo énfasis en la palabra con tono despectivo– desconocido? –Inquirió con seriedad mientras me daba una rápida mirada, alcancé a ver como encarnaba una de sus cejas.
-Ese –Imite su acción al hacer hincapié en la palabra– se llama Thomas, es el hijo del jefe de mi padre.
-¿El hijo de Nicholas Wayne? –Pregunto con una mezcla de sorpresa y confusión.
-Sí, ¿Lo conoces? –Inquirí mucho más confundida que él.
-No, realmente no. –Dijo Noah pensativo, su rostro reflejaba algo que no lograba descifrar. –O sea, mis padres conocen al suyo, yo le conozco, pero jamás he visto a su hijo, ni a ningún otro miembro de su familia. –Añadió frunciendo el ceño.
-Bueno, yo tampoco le conocía, pero como ascendieron a mi padre el señor Nicholas organizo una cena para celebrarlo con ambas familias, y él estuvo allí. –Dije con la mayor indiferencia que pude, a decir verdad, a pesar de que Noah era mi mejor amigo desde hacía años, aún me daba algo de pena contarle cuando un chico me gustaba.
-Vale, y por lo que veo: Te gusta. –Dijo mirándome con curiosidad, sabía que no buscaba respuesta en mis palabras sino en mis expresiones, era algo que solía hacer cuando consideraba que podía mentirle.
-No, solo es un chico agradable y ya. –Dije encogiéndome de hombros mientras giraba mi cabeza hacía la ventana del automóvil, hice todo lo posible para que Noah no notase que me había sonrojado con su afirmación.
-¡Oh, por el amor de Dios! –Exclamo Noah riendo. –No puedo creer que luego de tantos años aún creas que puedes mentirme.
-¡No te estoy mintiendo! –Respondí ofendida, bueno, haciéndome la ofendida, era obvio que le estaba mintiendo.
-Anabelle, mírate en el espejo, ¡Pareces un puto tomate! –Dijo aun riendo mientras negaba con su cabeza. Sabía que me había sonrojado pero no llegue a pensar que hubiese sido de tal manera, sin embargo mi reflejo en el retrovisor corroboro las palabras de Noah. Demonios.
-Ay ya. –Dije cruzando mis brazos en mi abdomen, como una niña pequeña que acaba de ser descubierta. Esto solo sirvió para que Noah riese aún más.
-Vale, dejaremos el tema hasta ahí por el momento. –Dijo mientras estacionaba a las afueras de un gran almacén. –Vamos, acá empieza la misión de buscar el regalo perfecto para un aniversario. –Dijo sonriente.
-Vamos. –Dije devolviéndole la sonrisa mientras comenzábamos a bajar de su automóvil.
Presente.-¿Thomas? –Pregunté al verle allí parado frente a mí. Era él sin duda alguna, aunque la verdad se veía bastante diferente al recuerdo que conservaba del día que lo conocí. En esta ocasión se encontraba despeinado y tenía algo de barba, la cual lo hacía ver desaliñado, el brillo de sus ojos se había perdido por completo, el gris era opaco, oscuro. Vestía una franela gris con un estampado que decía “STOP”, un jean negro que estaba algo roto a la altura de las rodillas y unas VANS clásicas.-Hola, An. –Dijo curvando un poco la comisura de sus labios, más que una sonrisa su gesto era de nostalgia. Noté como sus ojos se humedecieron un poco, su tono de voz era apagado, lo cual hizo que mi estómago diera un vuelco, en definitiva no estaba ni cerca de ser el Thomas que recordaba.-¿Qué te paso? –Pregunte con una mezcla de confusión y sorpresa. Una parte de mí quiso acercarse a él y abrazarlo, darle consuelo a lo que fuese que pasase por su mente
La noche era bastante fría, sin embargo eso no parecía importarles a las personas que iban y veían por las aceras de Brooklyn. A veces solía preguntarme sobre qué rumbo tendrían esas personas, incluso me gustaba pensar que todos iban ya a sus casas a descansar después de un día de trabajo, o quizás se dirigían hacia algún restaurante a tener una cita con el amor de sus vidas, o tal vez simplemente a reunirse con amigos o familiares. A decir verdad trataba de no pensar en las cosas malas, hacía lo posible por dejar ese tipo de cosas a un lado, como si no existiesen, a pesar de que en el fondo sabía que la verdad era otra, el mal, la desdicha, la mala suerte y sobre todo las malas situaciones siempre iban a existir. Yo era el claro ejemplo de eso.Pase los primeros cinco años de mi vida en el orfanato “Santa Marta”, planeando todas las noches sobre cómo encontraría a mis padres biológicos, planes que fui dejando de lado cuando me volví miembro oficial de la familiar Miller
Los abuelos de Dylan nos recibieron con gran cariño y amabilidad, como si fuésemos conocidos de toda la vida, aunque si lo pensaba bien quizás Thomas lo era, “¿Y si yo los había conocido también?” fue un pregunta que no pude evitar formularme. Luego de atravesar la puerta principal nos condujeron hacía la cocina de la cabaña, donde nos ofrecieron un poco de chocolate caliente acompañado de unas tostadas con tocino, no me había dado cuenta del hambre que tenía hasta que las probé, estaban realmente deliciosas. El lugar era bastante acogedor, por lo que había alcanzado a notar contaba con un sinfín de fotografías familiares que decoraban las paredes de madera, del techo colgaban candelabros que brindaban una luz tenue, se notaba como los muebles habían sido bien elegidos, pues combinaban perfectamente con todo el entorno.-¿Te gusta el lugar? –Pregunto con tranquilidad la señora Caroline, abuela de Dylan, en mi dirección.-Es un hogar muy acogedor. –Respondí dirigién
Abril 30, 2019.-¿Crees en el destino o en las casualidades? –Pregunto Thomas mientras tomábamos un café en “Yellow Coffe”.-Que pregunta tan profunda. –Dije riendo mientras le daba un sorbo a mi café, él soltó una pequeña risa. –Debo confesarte que en realidad nunca lo había pensado. –Admití. –Sin embargo, me inclinaría un poco más por las casualidades que por el destino. –Añadí luego de pensarlo un poco.-¿Por qué? –Pregunto él con curiosidad al mismo tiempo que ladeaba su cabeza y posaba sus codos sobre la mesa.-Todos decidimos quienes ser y que hacer según las situaciones que se nos van presentando en la vida, no creo que seamos robots siguiendo un manual de instrucciones. –Respondí con tranquilidad encogiéndome de hombros– ¿Y tú, en que crees? –Pregunte imitando su acción al colocar mis codos sobre la mesa.-Yo creo en el destino, aunque sinceramente no lo veo como un “Manual de instrucciones” –Respondió él con una pequeña risa.&n
-Disculpa que te deje esperando tanto tiempo. –Dijo Thomas mientras tomaba asiento, al mismo tiempo me dirigió una pequeña sonrisa. –Mi padre quería contarme unas cosas sobre la empresa y bueno, debía escucharlo si no quiero quedar despedido antes de siquiera comenzar a trabajar. –Añadió encogiéndose de hombros con ternura.-Tranquilo, aunque es una lástima por tu café, estoy completamente segura de que ya se enfrió. –Dije con un tono de tristeza fingido mientras negaba con mi cabeza.-¿Completamente? –Dijo Thomas mientras alzaba una de sus cejas de una manera muy divertida. –Eso significa que probaste mi café mientras yo hablaba por teléfono ¿Eh? –Añadió con humor.-Un poco nada más, es que tenía curiosidad de porque te gustaba el Latte en vez del Capuccino, y la verdad déjame decirte que no le encontré nada bueno. –Dije frunciendo el ceño mientras trataba de contener la risa.-¡Oh por Dios!, ¡No puedo creer que no te guste el Latte! –Dijo
Después de un largo camino, que fue acompañado por un muy incómodo silencio, Thomas y yo llegamos a un pequeño lago que formaba parte de la propiedad de Caroline y Peter. A decir verdad era un lugar muy bonito, acogedor y tranquilo, había un pequeño muelle, contaba con un par de mesas de madera dispersas cerca de las orillas del lago y habían cuatros troncos de aproximadamente dos o tres metros de altura de los cuales colgaban las lámparas que le brindaban una luz tenue al lugar, de haber sido otras las circunstancias habría disfrutado mucho del entorno, sin embargo no era el caso en el que me encontraba actualmente.-Ven por acá. –Fue todo lo que Thomas dijo antes de continuar caminando en dirección del muelle, yo lo seguí en silencio, como lo había hecho en todo el recorrido.Al llegar al muelle él tomo asiento en la orilla del mismo, dejando colgar sus pies sobre el lago, yo imite su acción de manera pausada. Thomas mantenía la mirada sobre el agua, sin decir ni
Mayo 27, 2019.-¿Dónde has estado metida? –Inquirió Noah mientras se recostaba en el casillero contiguo al mío. –No he sabido nada de ti desde el viernes.-Viaje con papá a Washington, fue algo que salió de imprevisto, perdón. –Dije mientras terminaba de guardar algunos libros en mi casillero. –Era un viaje de negocios, pero me dijo que lo podía acompañar si quería, estuvimos en un recorrido por empresas que quieren comprar acciones en “Industrias Wayne”, y algunas otras a las que los Wayne quieren comprarles acciones, la verdad fue muy interesante.-Vale, está bien, eso lo entiendo, pero ¿Acaso allá no hay señal, o teléfonos?, te estuve llamando todo el fin de semana. –Dijo algo molesto. –Los mails también existen. –Bufó.-Disculpa, pero no tuve el celular conmigo. –Respondí encogiéndome de hombros. –Los jefes de papá nos pidieron que los dejásemos en el hotel, además, el sábado llegamos súper tarde y estaba muy cansada como para siquiera re
Abril 30, 2019.Thomas.-Papá, estoy completamente seguro que es igual que nosotros. –Dije tratando de convencer a mi padre.-No tienes ninguna prueba de eso hijo. –Dijo él negando con su cabeza mientras daba un sorbo a su vaso de whisky.-¿Qué más prueba que el hecho de que sea mi mate? –Dije frunciendo el ceño. –Eso basta para saberlo, además…-¡Por Dios, Thomas! –Exclamo mi madre mientras irrumpía en la sala. – ¿Nuevamente estas con eso de que encontraste a tu mate? –Añadió con ironía– ¿Quién fue el mes pasado, Sofía o Vanessa?-Camile. –Dijo Allison entrando detrás de mi madre. Le dirigí una mirada fulminante, ella sabía perfectamente que no era quien para meterse en mis asuntos.-¿De quién se trata ahora? –Pregunto mamá mientras tomaba haciendo al lado de papá.-Annabelle Miller. –Dijo este sin levantar la vista del periódico. Tras sus palabras las miradas de mamá y Allison no dudaron un segundo en posarse sobre m