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CAPÍTULO 7: Descubierta.

“¿Qué carajos iba a colocarme?” Era el interrogante más grande en este preciso momento. Ya me había probado absolutamente todos los jeans, las blusas, suéteres, franelillas y demás prendas de ropa que tenía y nada, había colocado mi closet patas arriba y aún no hallaba una combinación que me convenciera como outfit para mi cita con Thomas. Me deje caer boca arriba sobre mi cama completamente frustrada, ¿Por qué no podía vestirme con equis cosa y ya? ¿Por qué me importaba tanto vestir bien para ir a ver a Thomas?, “Porque te gusta, duh” respondió la voz de mi interior, di un suspiro de resignación. Escuche como mi celular comenzó a sonar desde la sala, respire hondo y me levante para ir a contestar, quizás se trataba de mi padre, o de Thomas. Al ver la pantalla descubrí que era Noah quien llamaba. Oh, m****a.

-¿Ya estas lista? –Pregunto al otro lado de la línea apenas conteste. –Ya casi voy saliendo a buscarte. 

-Noah, perdón, perdón, perdón. –Dije de inmediato. –Me comprometí a salir hoy con alguien más, es que lo olvide por completo, en serio perdón. –Añadí realmente apenada. 

-¡Oh vamos, Anny! –Lo conocía tan bien que podría jurar que había llevado una de sus manos hacia su cara. –Me dijiste que hoy me acompañarías a comprar el regalo para Madison, ¡Lo prometiste! –Reprocho cual niño pequeño. 

-Noah… –Demonios, no podía dejarlo plantado, no a él. Di un suspiro antes de volver a hablar. –Voy a arreglarme y te aviso a lo que esté lista, ¿Vale? –Dije resignada, le había dado mi palabra y debía cumplirla. 

-Eres la mejor, te amo. –Dijo Noah al otro lado de la línea, sabía que estaba sonriendo, se escuchaba en su voz. 

-Sí, sí, y yo a ti. –Respondí soltando una pequeña risa mientras rodaba mis ojos, no podía enojarme con él. Además, debía admitir que, cuando algo tenía que ver con Madison en lo más mínimo, Noah se comportaba realmente tierno. 

-Hablamos más tarde, creo que Stacy quiere orinar en mis zap… ¡No, hey, no, ahí no! –Fue todo lo que escuche antes de Noah colgase la llamada. No pude evitar reír mientras imaginaba la escena que se desarrollaba en su casa: Stacy, su gata, posicionándose sobre sus zapatos para orinar no era una escena que no causara risa. 

Al bajar mi celular la imagen de Thomas apareció en mi mente, debía llamarlo para aplazar nuestra cita. Di un suspiro y me quede viendo la pantalla de mi celular un rato mientras pensaba que le diría, a decir verdad no hallaba ni las ganas ni las palabras para cancelarle. Comencé a caminar por toda la sala tratando de ordenar mis ideas. A la final me decidí a no pensarlo tanto y marque su número. No habían pasado ni tres repiques cuando él contesto.

-Hola hermosa. –Dijo con completa naturalidad al contestar. Sentí una punzada en el estómago, no quería cancelarle– ¿Ya puedo ir a buscarte?, aún no es la hora que habíamos dicho, pero no tengo ningún problema con hacerlo. –Añadió.

-Hola Thomas. –Dije mientras miraba mis zapatos. –Ehm… no, aún no estoy lista, pero ocurrió algo y bueno… –No hallaba como decirlo. Tome una bocanada de aire antes de volver a hablar. –No podré ir a almorzar contigo hoy. –Solté rápidamente mientras cerraba con fuerza ambos ojos, sabía que no podía verlo, ni él a mí, pero fue algo que hice por inercia. Thomas soltó un suspiro al otro lado de la línea.

-¿Puedo saber el por qué? –Pregunto desconcertado. 

-Es que la semana pasada le prometí a mi mejor amigo que lo acompañaría hoy –Hice énfasis en esta la última palabra– a comprar el regalo de aniversario que le dará a su novia, y lo había olvidado por completo hasta hace un rato que él me llamo. –Di un suspiro y por ultimo añadí. –Perdón. –Escuche como Thomas imitaba mi acción al dar un suspiro. 

-Está bien, tranquila. –Respondió con algo de desdén– Pero entonces… ¿Podríamos posponer el almuerzo para mañana? –Pregunto con timidez. 

-Mañana sería perfecto. –Respondí con una pequeña sonrisa, agradecí internamente que él no pudiese verme, y sobre todo que aún quisiera almorzar conmigo.

-Vale, te paso buscando a la misma hora en la que habíamos quedado hoy entonces, ¿Te parece? –Dijo con tranquilidad, su tono de voz se había aligerado, incluso sonaba alegre. 

-Sí, por mí esta bien, hasta entonces. –Fue lo último que dije antes de colgar la llamada. Me sentí mucho más tranquila después de la conversación que acababa de tener con Thomas, hablar con él no había sido tan difícil como pensaba, a decir verdad incluso me tomo por sorpresa lo comprensivo que era. 

Me dirigí a mi habitación a rebuscar, nuevamente, en mi closet un outfit para salir, por fortuna ya no tendría ninguna dificultad en elegir algo, iría con Noah a recorrer tiendas por Manhattan, no era nada especial que ameritará una gran vestimenta. Al estar lista llame a Noah para que viniese a buscarme, mientras lo esperaba me dirigí a la cocina a comer un poco de cereal. 

-¿Puedo preguntarte algo? –Dijo Noah mientras le bajaba volumen a la canción que estaba sonando en ese momento. 

-Esa era la mejor parte, espero que tu pregunta valga la pena. –Dije con tristeza fingida, él solo soltó una pequeña risa mientras negaba con su cabeza– ¿Dime? 

-¿Con quién ibas a verte hoy que pensabas cancelarme? –Pregunto con curiosidad, me di cuenta que me miraba de reojo. Sabía que no me escaparía de esa pregunta.

-Con alguien, no le conoces. –Respondí encogiéndome de hombros para tratar de mostrarle indiferencia. 

-Anny, tu círculo social no es exactamente grande, sin ofender, estoy seguro que conozco a la persona con la que ibas a salir. –Dijo riendo. 

-Eso si me ofende. –Dije haciéndome la ofendida mientras le daba un pequeño golpe en el hombro. –Pero, créeme, estoy segura que no le conoces–Dije negando con mi cabeza–, lo conocí hace tres días. –Añadí con tranquilidad.

-¿Entonces ibas a salir con un completo desconocido? –Pregunto confundido. –Mejor dicho, ¡Me ibas a dejar plantado por salir con un desconocido! –Añadió haciéndose el ofendido, ¿O acaso en verdad lo estaba?, no estaba segura.

-No es exactamente un desconocido. –Respondí defendiéndome, aunque en el fondo sabía perfectamente que Noah no estaba errado pues era el mismo argumento que yo había utilizado con Thomas la noche de la cena. –Además, ya me disculpe por eso, te dije que lo había olvidado por completo. –Añadí rodando mis ojos. 

-Te juro que cuando me dijiste que habías hecho planes con alguien más pensé que se trataba de, no sé, tu papá, o alguna de las chicas de nuestra clase. –Dijo frunciendo el ceño. 

-Bueno, ya ves que no. –Dije encogiéndome de hombros nuevamente con total tranquilidad. Luego añadí. –Y ya, no seas nenita, igual estoy aquí contigo. 

-Ajá, ¿Y quién es ese –Hizo énfasis en la palabra con tono despectivo– desconocido? –Inquirió con seriedad mientras me daba una rápida mirada, alcancé a ver como encarnaba una de sus cejas.

-Ese –Imite su acción al hacer hincapié en la palabra– se llama Thomas, es el hijo del jefe de mi padre.

-¿El hijo de Nicholas Wayne? –Pregunto con una mezcla de sorpresa y confusión.

-Sí, ¿Lo conoces? –Inquirí mucho más confundida que él. 

-No, realmente no. –Dijo Noah pensativo, su rostro reflejaba algo que no lograba descifrar. –O sea, mis padres conocen al suyo, yo le conozco, pero jamás he visto a su hijo, ni a ningún otro miembro de su familia. –Añadió frunciendo el ceño. 

-Bueno, yo tampoco le conocía, pero como ascendieron a mi padre el señor Nicholas organizo una cena para celebrarlo con ambas familias, y él estuvo allí. –Dije con la mayor indiferencia que pude, a decir verdad, a pesar de que Noah era mi mejor amigo desde hacía años, aún me daba algo de pena contarle cuando un chico me gustaba. 

-Vale, y por lo que veo: Te gusta. –Dijo mirándome con curiosidad, sabía que no buscaba respuesta en mis palabras sino en mis expresiones, era algo que solía hacer cuando consideraba que podía mentirle.

-No, solo es un chico agradable y ya. –Dije encogiéndome de hombros mientras giraba mi cabeza hacía la ventana del automóvil, hice todo lo posible para que Noah no notase que me había sonrojado con su afirmación.

-¡Oh, por el amor de Dios! –Exclamo Noah riendo. –No puedo creer que luego de tantos años aún creas que puedes mentirme.

-¡No te estoy mintiendo! –Respondí ofendida, bueno, haciéndome la ofendida, era obvio que le estaba mintiendo.

-Anabelle, mírate en el espejo, ¡Pareces un puto tomate! –Dijo aun riendo mientras negaba con su cabeza. Sabía que me había sonrojado pero no llegue a pensar que hubiese sido de tal manera, sin embargo mi reflejo en el retrovisor corroboro las palabras de Noah. Demonios.

-Ay ya. –Dije cruzando mis brazos en mi abdomen, como una niña pequeña que acaba de ser descubierta. Esto solo sirvió para que Noah riese aún más.

-Vale, dejaremos el tema hasta ahí por el momento. –Dijo mientras estacionaba a las afueras de un gran almacén. –Vamos, acá empieza la misión de buscar el regalo perfecto para un aniversario. –Dijo sonriente. 

-Vamos. –Dije devolviéndole la sonrisa mientras comenzábamos a bajar de su automóvil. 

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