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CAPÍTULO 8: Quiero ir con él.

Presente.

-¿Thomas? –Pregunté al verle allí parado frente a mí. Era él sin duda alguna, aunque la verdad se veía bastante diferente al recuerdo que conservaba del día que lo conocí. En esta ocasión se encontraba despeinado y tenía algo de barba, la cual lo hacía ver desaliñado, el brillo de sus ojos se había perdido por completo, el gris era opaco, oscuro. Vestía una franela gris con un estampado que decía “STOP”, un jean negro que estaba algo roto a la altura de las rodillas y unas VANS clásicas. 

-Hola, An. –Dijo curvando un poco la comisura de sus labios, más que una sonrisa su gesto era de nostalgia. Noté como sus ojos se humedecieron un poco, su tono de voz era apagado, lo cual hizo que mi estómago diera un vuelco, en definitiva no estaba ni cerca de ser el Thomas que recordaba.

-¿Qué te paso? –Pregunte con una mezcla de confusión y sorpresa. Una parte de mí quiso acercarse a él y abrazarlo, darle consuelo a lo que fuese que pasase por su mente, sin embargo, la otra me repetía constantemente que no recordaba lo que había sucedido con él, ni porque había desaparecido durante estos meses, esta parte me pedía a gritos que me contuviese. Él dio un suspiro antes de hablar.

-Han pasado más cosas de las que puedes imaginar. –Dijo mientras acomodaba un poco su cabello. –Me alegra mucho ver que estas bien. –Añadió con ternura al mismo tiempo que dirigió una de sus manos hacía mi brazo, por reflejo me aleje antes de que nuestras pieles se rozaran, vi como una expresión de dolor atravesó sus ojos– ¿Qu... qué pasa? –Pregunto desconcertado y confundido, su mano aún se encontraba en el aire.

-Thomas, yo… –No sabía que decirle, como hacerlo, verlo así me dejaba con más preguntas que respuestas. Mi mente daba mil y un vueltas tratando de entender lo que estaba ocurriendo, pero por desgracia, entre todos pensamientos que la ocupaban, aún no estaban mis recuerdos perdidos. –Yo no te recuerdo. –Solté así sin más mientras negaba con mi cabeza.

-¿Qué? –Pregunto mucho más confundido que antes. – ¿Cómo que no lo haces?, tú… tú dijiste mi nombre, claro que sabes quién soy. –Dijo con gran dolor, se veía alterado, desconcertado, perdido; sus ojos se volvieron a inundar de lágrimas que amenazaban con salir. Las personas a nuestro alrededor comenzaban a murmurar, y no era para menos, la actitud de Thomas era realmente extraña. 

-Es que yo… –Las palabras nuevamente eran escasas, quería decir tantas cosas pero ninguna de ellas parecía atravesar mis labios. Me sentía abrumada y mi cabeza comenzaba a doler. 

-¿Tú qué? –Demando Thomas mientras fruncía el ceño, se notaba como la desesperación comenzaba a apoderarse de él, sus ojos parecían buscar respuestas en los míos. 

-Ella perdió la memoria. –Dijo Noah a sus espaldas con seriedad. Ambos nos sobresaltamos un poco al escucharlo hablar, ¿En qué momento había llegado? –Tuvo un accidente, no recuerda mucho.

-¿Qué? ¿Cómo así? –Volvió a preguntar Thomas, parecía mucho más confundido que antes, su mirada iba de Noah hacía mí y viceversa. 

-Así como lo escuchas, seis meses completos que no recuerda. –Dijo Noah mirándome con compasión. –Los seis meses que transcurrieron después de haberte conocido. –Añadió con algo de crudeza, esta vez hablaba en dirección de Thomas.

-¿Seis meses?, ¿Hace cuánto paso esto? –Pregunto Thomas en mi dirección, a decir verdad me identificaba bastante con su estado actual: Cada respuesta que obtenía a mis preguntas solo me dejaba con más dudas que antes– ¿Estas bien?

-Poco más de tres meses. –Respondí casi en un susurro. Mi mente aun divagaba entre mis pensamientos, el dolor de cabeza iba en aumento y mi pulso había comenzado a acelerarse. –Y sí, ya estoy bien... 

-Demonios. –Dijo Thomas, parecía haber encajado alguna pieza del extraño rompecabezas. Se llevó ambas manos hacía su cara y luego las paso por su cabello. –Perdón por no haber estado ahí contigo, por haberme ido durante todo este tiempo. –Añadió con tristeza mientras ladeaba su cabeza.

-Tranquilo, supongo que tuviste tus motivos… –Dije bajando mi mirada. 

-Te aseguro que los tuve, y prometo contarte todo lo que sucedió. –Dijo con seguridad mientras rozaba mi brazo con su mano, sentí como un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, no pude evitar alzar mi mirada en su dirección. Él dio un suspiro antes de volver a hablar– ¿Qué es lo último que recuerdas exactamente?

-El día que te conocí, cuando cenamos en… –Me disponía a continuar la oración, pero Thomas me tomo la delantera. 

-Blue Moon. –Dijo con un suspiro completando mis palabras, su tono de voz estaba cargado de una nostalgia y dolor que no comprendía, esos mismos sentimientos los vi reflejados en sus ojos. –Dios, debes pensar que estoy loco al venirte a buscar así, después de tanto tiempo. –Añadió con una pequeña risa irónica. 

-Créeme viejo, no solo ella lo piensa. –Dijo Noah algo incómodo mirando a nuestro alrededor. No había muchas personas en el lobby del cine, pero quienes estaban allí apreciaban la escena con curiosidad, confusión y rareza– ¿Acaso nunca habían visto algo así en las películas?, los extras solo siguen con sus vidas, deberían hacer lo mismo. –Dijo él a nadie en particular. Luego se giró hacia nosotros, y mirando las palomitas que traía consigo añadió. –Bueno, creo que ya no veremos la película. 

-Perdón por todo esto. –Dijo Thomas en mi dirección mientras se rascaba la nuca, se veía apenado. –Si quieres ver la película, hazlo, podemos hablar después. –Añadió.

-¿Para qué viniste a buscarme entonces si podíamos hablar después? –Pregunte confundida, incluso algo molesta. No quería hablar después, quería respuestas a todo lo que había sucedido, necesitaba respuestas.

-Pensé que no querías verme por haberme desaparecido tanto tiempo sin ninguna explicación, que por eso no contestabas mis llamadas. –Respondió bajando su mirada. Luego volvió a mirarme y añadió. –Jamás imagine lo que había pasado en verdad. 

-¿Por qué te fuiste? –Dije de inmediato tras escuchar sus palabras, soltando la primera pregunta que había atravesado mi mente.

-¿Podemos hablar sobre esto en otro sitio? –Pregunto Thomas. Luego miro a Noah, y volvió su mirada en mi dirección. –A solas. –Añadió. 

-Ella no irá sola contigo a ningún lado. –Dijo Noah de inmediato tras escuchar las palabras de Thomas. 

-Disculpa, viejo –Dijo Thomas haciendo hincapié en la misma palabra que Noah había utilizado hace unos instantes–, pero lo que tengo que hablar con ella en realidad no es de tu incumbencia. –Añadió con severidad mientras negaba con su cabeza. Note como la mandíbula de Noah se tensó.

-Ella solo recuerda la conversación que tuvo contigo una noche –Hizo énfasis en las dos últimas palabras–, te desapareciste durante meses sin motivo coherente, por el aspecto que cargas pareciera que no has ni siquiera dormido en tu propia casa estos días, ¿Y crees que la dejaré ir sola contigo? –Dijo con toda la crudeza del mundo. Ahora era Thomas quien había tensado su mandíbula.

-Noah… –Dije casi en un susurro, este volteo a mirarme. Su expresión era seria, sus ojos se habían oscurecido por completo, lo conocía bastante bien como para saber que estaba molesto, trataba de protegerme, aunque no entendía de qué. Di un suspiro antes de hablar. –Quiero ir con él, sola. 

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