Presente.
-¿Thomas? –Pregunté al verle allí parado frente a mí. Era él sin duda alguna, aunque la verdad se veía bastante diferente al recuerdo que conservaba del día que lo conocí. En esta ocasión se encontraba despeinado y tenía algo de barba, la cual lo hacía ver desaliñado, el brillo de sus ojos se había perdido por completo, el gris era opaco, oscuro. Vestía una franela gris con un estampado que decía “STOP”, un jean negro que estaba algo roto a la altura de las rodillas y unas VANS clásicas.
-Hola, An. –Dijo curvando un poco la comisura de sus labios, más que una sonrisa su gesto era de nostalgia. Noté como sus ojos se humedecieron un poco, su tono de voz era apagado, lo cual hizo que mi estómago diera un vuelco, en definitiva no estaba ni cerca de ser el Thomas que recordaba.
-¿Qué te paso? –Pregunte con una mezcla de confusión y sorpresa. Una parte de mí quiso acercarse a él y abrazarlo, darle consuelo a lo que fuese que pasase por su mente, sin embargo, la otra me repetía constantemente que no recordaba lo que había sucedido con él, ni porque había desaparecido durante estos meses, esta parte me pedía a gritos que me contuviese. Él dio un suspiro antes de hablar.
-Han pasado más cosas de las que puedes imaginar. –Dijo mientras acomodaba un poco su cabello. –Me alegra mucho ver que estas bien. –Añadió con ternura al mismo tiempo que dirigió una de sus manos hacía mi brazo, por reflejo me aleje antes de que nuestras pieles se rozaran, vi como una expresión de dolor atravesó sus ojos– ¿Qu... qué pasa? –Pregunto desconcertado y confundido, su mano aún se encontraba en el aire.
-Thomas, yo… –No sabía que decirle, como hacerlo, verlo así me dejaba con más preguntas que respuestas. Mi mente daba mil y un vueltas tratando de entender lo que estaba ocurriendo, pero por desgracia, entre todos pensamientos que la ocupaban, aún no estaban mis recuerdos perdidos. –Yo no te recuerdo. –Solté así sin más mientras negaba con mi cabeza.
-¿Qué? –Pregunto mucho más confundido que antes. – ¿Cómo que no lo haces?, tú… tú dijiste mi nombre, claro que sabes quién soy. –Dijo con gran dolor, se veía alterado, desconcertado, perdido; sus ojos se volvieron a inundar de lágrimas que amenazaban con salir. Las personas a nuestro alrededor comenzaban a murmurar, y no era para menos, la actitud de Thomas era realmente extraña.
-Es que yo… –Las palabras nuevamente eran escasas, quería decir tantas cosas pero ninguna de ellas parecía atravesar mis labios. Me sentía abrumada y mi cabeza comenzaba a doler.
-¿Tú qué? –Demando Thomas mientras fruncía el ceño, se notaba como la desesperación comenzaba a apoderarse de él, sus ojos parecían buscar respuestas en los míos.
-Ella perdió la memoria. –Dijo Noah a sus espaldas con seriedad. Ambos nos sobresaltamos un poco al escucharlo hablar, ¿En qué momento había llegado? –Tuvo un accidente, no recuerda mucho.
-¿Qué? ¿Cómo así? –Volvió a preguntar Thomas, parecía mucho más confundido que antes, su mirada iba de Noah hacía mí y viceversa.
-Así como lo escuchas, seis meses completos que no recuerda. –Dijo Noah mirándome con compasión. –Los seis meses que transcurrieron después de haberte conocido. –Añadió con algo de crudeza, esta vez hablaba en dirección de Thomas.
-¿Seis meses?, ¿Hace cuánto paso esto? –Pregunto Thomas en mi dirección, a decir verdad me identificaba bastante con su estado actual: Cada respuesta que obtenía a mis preguntas solo me dejaba con más dudas que antes– ¿Estas bien?
-Poco más de tres meses. –Respondí casi en un susurro. Mi mente aun divagaba entre mis pensamientos, el dolor de cabeza iba en aumento y mi pulso había comenzado a acelerarse. –Y sí, ya estoy bien...
-Demonios. –Dijo Thomas, parecía haber encajado alguna pieza del extraño rompecabezas. Se llevó ambas manos hacía su cara y luego las paso por su cabello. –Perdón por no haber estado ahí contigo, por haberme ido durante todo este tiempo. –Añadió con tristeza mientras ladeaba su cabeza.
-Tranquilo, supongo que tuviste tus motivos… –Dije bajando mi mirada.
-Te aseguro que los tuve, y prometo contarte todo lo que sucedió. –Dijo con seguridad mientras rozaba mi brazo con su mano, sentí como un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, no pude evitar alzar mi mirada en su dirección. Él dio un suspiro antes de volver a hablar– ¿Qué es lo último que recuerdas exactamente?
-El día que te conocí, cuando cenamos en… –Me disponía a continuar la oración, pero Thomas me tomo la delantera.
-Blue Moon. –Dijo con un suspiro completando mis palabras, su tono de voz estaba cargado de una nostalgia y dolor que no comprendía, esos mismos sentimientos los vi reflejados en sus ojos. –Dios, debes pensar que estoy loco al venirte a buscar así, después de tanto tiempo. –Añadió con una pequeña risa irónica.
-Créeme viejo, no solo ella lo piensa. –Dijo Noah algo incómodo mirando a nuestro alrededor. No había muchas personas en el lobby del cine, pero quienes estaban allí apreciaban la escena con curiosidad, confusión y rareza– ¿Acaso nunca habían visto algo así en las películas?, los extras solo siguen con sus vidas, deberían hacer lo mismo. –Dijo él a nadie en particular. Luego se giró hacia nosotros, y mirando las palomitas que traía consigo añadió. –Bueno, creo que ya no veremos la película.
-Perdón por todo esto. –Dijo Thomas en mi dirección mientras se rascaba la nuca, se veía apenado. –Si quieres ver la película, hazlo, podemos hablar después. –Añadió.
-¿Para qué viniste a buscarme entonces si podíamos hablar después? –Pregunte confundida, incluso algo molesta. No quería hablar después, quería respuestas a todo lo que había sucedido, necesitaba respuestas.
-Pensé que no querías verme por haberme desaparecido tanto tiempo sin ninguna explicación, que por eso no contestabas mis llamadas. –Respondió bajando su mirada. Luego volvió a mirarme y añadió. –Jamás imagine lo que había pasado en verdad.
-¿Por qué te fuiste? –Dije de inmediato tras escuchar sus palabras, soltando la primera pregunta que había atravesado mi mente.
-¿Podemos hablar sobre esto en otro sitio? –Pregunto Thomas. Luego miro a Noah, y volvió su mirada en mi dirección. –A solas. –Añadió.
-Ella no irá sola contigo a ningún lado. –Dijo Noah de inmediato tras escuchar las palabras de Thomas.
-Disculpa, viejo –Dijo Thomas haciendo hincapié en la misma palabra que Noah había utilizado hace unos instantes–, pero lo que tengo que hablar con ella en realidad no es de tu incumbencia. –Añadió con severidad mientras negaba con su cabeza. Note como la mandíbula de Noah se tensó.
-Ella solo recuerda la conversación que tuvo contigo una noche –Hizo énfasis en las dos últimas palabras–, te desapareciste durante meses sin motivo coherente, por el aspecto que cargas pareciera que no has ni siquiera dormido en tu propia casa estos días, ¿Y crees que la dejaré ir sola contigo? –Dijo con toda la crudeza del mundo. Ahora era Thomas quien había tensado su mandíbula.
-Noah… –Dije casi en un susurro, este volteo a mirarme. Su expresión era seria, sus ojos se habían oscurecido por completo, lo conocía bastante bien como para saber que estaba molesto, trataba de protegerme, aunque no entendía de qué. Di un suspiro antes de hablar. –Quiero ir con él, sola.
La noche era bastante fría, sin embargo eso no parecía importarles a las personas que iban y veían por las aceras de Brooklyn. A veces solía preguntarme sobre qué rumbo tendrían esas personas, incluso me gustaba pensar que todos iban ya a sus casas a descansar después de un día de trabajo, o quizás se dirigían hacia algún restaurante a tener una cita con el amor de sus vidas, o tal vez simplemente a reunirse con amigos o familiares. A decir verdad trataba de no pensar en las cosas malas, hacía lo posible por dejar ese tipo de cosas a un lado, como si no existiesen, a pesar de que en el fondo sabía que la verdad era otra, el mal, la desdicha, la mala suerte y sobre todo las malas situaciones siempre iban a existir. Yo era el claro ejemplo de eso.Pase los primeros cinco años de mi vida en el orfanato “Santa Marta”, planeando todas las noches sobre cómo encontraría a mis padres biológicos, planes que fui dejando de lado cuando me volví miembro oficial de la familiar Miller
Los abuelos de Dylan nos recibieron con gran cariño y amabilidad, como si fuésemos conocidos de toda la vida, aunque si lo pensaba bien quizás Thomas lo era, “¿Y si yo los había conocido también?” fue un pregunta que no pude evitar formularme. Luego de atravesar la puerta principal nos condujeron hacía la cocina de la cabaña, donde nos ofrecieron un poco de chocolate caliente acompañado de unas tostadas con tocino, no me había dado cuenta del hambre que tenía hasta que las probé, estaban realmente deliciosas. El lugar era bastante acogedor, por lo que había alcanzado a notar contaba con un sinfín de fotografías familiares que decoraban las paredes de madera, del techo colgaban candelabros que brindaban una luz tenue, se notaba como los muebles habían sido bien elegidos, pues combinaban perfectamente con todo el entorno.-¿Te gusta el lugar? –Pregunto con tranquilidad la señora Caroline, abuela de Dylan, en mi dirección.-Es un hogar muy acogedor. –Respondí dirigién
Abril 30, 2019.-¿Crees en el destino o en las casualidades? –Pregunto Thomas mientras tomábamos un café en “Yellow Coffe”.-Que pregunta tan profunda. –Dije riendo mientras le daba un sorbo a mi café, él soltó una pequeña risa. –Debo confesarte que en realidad nunca lo había pensado. –Admití. –Sin embargo, me inclinaría un poco más por las casualidades que por el destino. –Añadí luego de pensarlo un poco.-¿Por qué? –Pregunto él con curiosidad al mismo tiempo que ladeaba su cabeza y posaba sus codos sobre la mesa.-Todos decidimos quienes ser y que hacer según las situaciones que se nos van presentando en la vida, no creo que seamos robots siguiendo un manual de instrucciones. –Respondí con tranquilidad encogiéndome de hombros– ¿Y tú, en que crees? –Pregunte imitando su acción al colocar mis codos sobre la mesa.-Yo creo en el destino, aunque sinceramente no lo veo como un “Manual de instrucciones” –Respondió él con una pequeña risa.&n
-Disculpa que te deje esperando tanto tiempo. –Dijo Thomas mientras tomaba asiento, al mismo tiempo me dirigió una pequeña sonrisa. –Mi padre quería contarme unas cosas sobre la empresa y bueno, debía escucharlo si no quiero quedar despedido antes de siquiera comenzar a trabajar. –Añadió encogiéndose de hombros con ternura.-Tranquilo, aunque es una lástima por tu café, estoy completamente segura de que ya se enfrió. –Dije con un tono de tristeza fingido mientras negaba con mi cabeza.-¿Completamente? –Dijo Thomas mientras alzaba una de sus cejas de una manera muy divertida. –Eso significa que probaste mi café mientras yo hablaba por teléfono ¿Eh? –Añadió con humor.-Un poco nada más, es que tenía curiosidad de porque te gustaba el Latte en vez del Capuccino, y la verdad déjame decirte que no le encontré nada bueno. –Dije frunciendo el ceño mientras trataba de contener la risa.-¡Oh por Dios!, ¡No puedo creer que no te guste el Latte! –Dijo
Después de un largo camino, que fue acompañado por un muy incómodo silencio, Thomas y yo llegamos a un pequeño lago que formaba parte de la propiedad de Caroline y Peter. A decir verdad era un lugar muy bonito, acogedor y tranquilo, había un pequeño muelle, contaba con un par de mesas de madera dispersas cerca de las orillas del lago y habían cuatros troncos de aproximadamente dos o tres metros de altura de los cuales colgaban las lámparas que le brindaban una luz tenue al lugar, de haber sido otras las circunstancias habría disfrutado mucho del entorno, sin embargo no era el caso en el que me encontraba actualmente.-Ven por acá. –Fue todo lo que Thomas dijo antes de continuar caminando en dirección del muelle, yo lo seguí en silencio, como lo había hecho en todo el recorrido.Al llegar al muelle él tomo asiento en la orilla del mismo, dejando colgar sus pies sobre el lago, yo imite su acción de manera pausada. Thomas mantenía la mirada sobre el agua, sin decir ni
Mayo 27, 2019.-¿Dónde has estado metida? –Inquirió Noah mientras se recostaba en el casillero contiguo al mío. –No he sabido nada de ti desde el viernes.-Viaje con papá a Washington, fue algo que salió de imprevisto, perdón. –Dije mientras terminaba de guardar algunos libros en mi casillero. –Era un viaje de negocios, pero me dijo que lo podía acompañar si quería, estuvimos en un recorrido por empresas que quieren comprar acciones en “Industrias Wayne”, y algunas otras a las que los Wayne quieren comprarles acciones, la verdad fue muy interesante.-Vale, está bien, eso lo entiendo, pero ¿Acaso allá no hay señal, o teléfonos?, te estuve llamando todo el fin de semana. –Dijo algo molesto. –Los mails también existen. –Bufó.-Disculpa, pero no tuve el celular conmigo. –Respondí encogiéndome de hombros. –Los jefes de papá nos pidieron que los dejásemos en el hotel, además, el sábado llegamos súper tarde y estaba muy cansada como para siquiera re
Abril 30, 2019.Thomas.-Papá, estoy completamente seguro que es igual que nosotros. –Dije tratando de convencer a mi padre.-No tienes ninguna prueba de eso hijo. –Dijo él negando con su cabeza mientras daba un sorbo a su vaso de whisky.-¿Qué más prueba que el hecho de que sea mi mate? –Dije frunciendo el ceño. –Eso basta para saberlo, además…-¡Por Dios, Thomas! –Exclamo mi madre mientras irrumpía en la sala. – ¿Nuevamente estas con eso de que encontraste a tu mate? –Añadió con ironía– ¿Quién fue el mes pasado, Sofía o Vanessa?-Camile. –Dijo Allison entrando detrás de mi madre. Le dirigí una mirada fulminante, ella sabía perfectamente que no era quien para meterse en mis asuntos.-¿De quién se trata ahora? –Pregunto mamá mientras tomaba haciendo al lado de papá.-Annabelle Miller. –Dijo este sin levantar la vista del periódico. Tras sus palabras las miradas de mamá y Allison no dudaron un segundo en posarse sobre m
Presente.Anabelle.La luz del sol comenzaba a hacer su entrada a través de la ventana de la habitación, al fondo comenzaba a escucharse el cantar de los pájaros, ¡Al fin había amanecido!, A decir verdad la noche se me había hecho eterna, no había podido conciliar el sueño y pase toda la madrugada dando vueltas en la cama, para colmo mi celular se había descargado la noche anterior mucho antes de llegar a la propiedad de los abuelos de Dylan. La cabeza me dolía de tanto pensar y, a pesar de haberme dedicado a ello toda la noche, mi mente aun no procesaba lo sucedido.Después de tanta lucha por querer huir, Thomas me había convencido para que me quedase, por mucho que detestase la idea, y que me costara admitirlo, sabía él tenía razón: Yo era quien anhelaba tener respuestas, y era esa necesidad la que me había traído hasta este lugar.Al llegar del bosque todos los presentes en la cabaña me miraban de forma diferente a como lo hacían antes de