La mujer sollozaba sentada en el ruinoso colchón con una bebita llorando en brazos. —Ya muñequita, ya no llores —le dio de comer a la pequeña criatura de su pecho que se calmó pronto en brazos de su madre, era lo único grande y nutrido que le quedaba a su cuerpo, Lorena aquella que alguna vez fue una beldad consentida y rica, ahora era algo más que un espantapájaros con la ropa raída, el cabello opaco y prácticamente en los huesos, sus bellos ojos del color de la miel ahora expresaban cansancio y hastío que ella no dejaba que notara su hija mayor con apenas 3 años y ahora tenía también una pequeña con 2 meses de nacida, debía escapar, pero no llegaría lejos sin dinero, ella había sido una adolescente consentida, tenía malas amistades y problema de adicción a Drogas y alcohol, conoció a Darío un hombre carismático y bien parecido que proveía de drogas a chicos ricos, ella tenía graves problemas, era rebelde, inmadura y no tenía idea de lo dura que pod
Darío ahora se dedicaba al negocio de la prostitución tenía a su “cuidado” varias muchachas jóvenes, vendía los servicios de estas a un grupo de hombres con mucho dinero y poca moral, desde que su madre enfermara era Brenda quien hacia la comida y mantenía la casa, Darío jamás prestó atención a las hijas, pero después de la muerte de Lorena, este empezó a notar que sus hijas habían heredado la belleza de su madre, así que un día tuvo una conversación con Brenda de padre a hija. —Brenda mi niña, sabes que ya estas creciendo, las labores de la casa no son para las niñas bonitas, cuando las niñas son bonitas tienen la posibilidad de vivir bien sin tanto esfuerzo ¿te gustaría saber cómo? —Sí papá —contestó Brenda tímida. —Pues es muy fácil quiero que te bañes te arregles y te pongas esta ropa que he traído, papá te tomará unas fotos. —Está bien papá. Brenda se bañó se p
Casi 15 años después. —Brenda debes venir a Caracas conmigo, Berni me ofrece una muy buena oportunidad, no quisiera perderla, pero te necesito, eres mi brújula moral. —Yo brújula moral, ese si es un buen chiste, Elena si me hicieras caso no te habrías casado con el perro sarnoso de Sergio para empezar, estuvieras en cualquier parte del mundo disfrutando de ser la consentida de Bernhard Larsson que está buenísimo te cuento. Elena ahora era una chica recién divorciada, Brenda lo agradecía infinitamente, Sergio Arango jamás le gusto para Elena que era como su hermana mayor, siempre pendiente de ella y cuidándola, pero cuando se enamoró en la universidad mientras estudiaba Publicidad y Mercadeo nadie pudo detenerla hasta que se casó con él, Brenda se había negado a ser la madrina de la boda y ni siquiera había ido, 3 años después Elena habría l
Brenda llegó al vestíbulo del Gym, ya podía escucharse la música y el sonido de los hierros de las pesas retumbando en el piso, eso le sonaba como su hogar, un hogar sin duda muy lujoso, con su recepción en mármol pulido y esculturas abstractas, había una chica castaña en recepción al lado de un arreglo de flores frescas. —Hola soy Brenda García, vengo como entrenadora —dijo mostrando su recién impresa tarjeta de identificación. — ¡Oh qué bien! Mi nombre es Sofía, llamaré a Ernesto. Ernesto llegó a los 10 minutos, le hizo una seña con la cabeza para que lo siguiera, Brenda así lo hizo, cuando llegaron frente a la máquina de identificación de huellas, una morena esbelta se acercó, Ernesto le habló a la recién llegada. —Adriana, por favor registra a la señorita, es la nueva entrenadora, luego dale un locker y la acompañas para que se cambie —ahora se dirigió a Brenda—, ¿supongo está b
—Adelante. Buenas noches señor Sebasthian —Brenda entró a su oficina y se sentó frente a él—, usted dirá. Eran poco más de las 9pm, Brenda llegó con unos jeans ajustados y una blusa de algodón blanca, era corta así que permitía ver su abdomen ligeramente marcado por los abdominales. —Puedes llamarme Sebasthian y yo llamarte Brenda, si lo prefieres. —Está bien entonces, Sebasthian, ¿que querías hablar conmigo? — ¿Cómo te está yendo en el Warriors? —Muy bien… —Tienes un currículo extenso en artes marciales y combate, pero no te vi en el salón de combate. —Mis entrenados no tenían previsto ir allá. —Esa es otra cosa, en comparación al resto de los entrenadores apenas fuiste solicitada. Brenda miró hacia otro lado y luego dijo. —Al parecer estuviste muy pendiente de mí
Sebasthian estaba en Estados Unidos, la misma noche que habló con Brenda en su oficina, recibió una llamada del centro de salud que atendía a su madre biológica. Para el mundo en general Sebasthian no tenía madre, no le sorprendería que pensaran que el muy poderoso Bernhard Larsson lo hubiera creado con magia, después de todo, los medios de farándula y chisme decían cada historia de él, una más inverosímil que otra, para su núcleo familiar su tía Mercedes, esposa del su tío Alexander hermano mayor de Bernhard era la única figura materna que tuvo desde que nació, sin embargo, aquí estaba con Celine Johns, los médicos del lujoso lugar que Sebasthian pagaba, lo llamaron cuando las dificultades respiratorias de Celine requirieron de un respirador, ahora Sebasthian estaba junto a la cama de una pálida, muy flaca y canosa Celine, para nada era la belleza rubia que conoció Bernhard Larsson hacía más de 30 años, en aquel entonces Bernhard era muy joven, más que Sebasthian ahora, acababa de com
Sebasthian entró al ring una vez más, esta vez estaba más preparado, se cubrió de los golpes de Brenda y la embistió desde abajo tumbándola y utilizando su peso para inmovilizarla, Brenda se agarró a él envolviendo sus piernas tan fuerte que Sebasthian sentía le faltaba el aire, pero siguió inmovilizándola, no quería darle golpes, pero tampoco quería sentir los de ella, era muy rápida y si podía golpearlo una vez enseguida recibía 2 más, Brenda comenzó a golpearlo en la cabeza y Sebasthian metió su rostro de bajo de sus pechos para cubrirse, aquello era una tortura, de repente era muy consciente de la hembra caliente y curvilínea entre sus brazos. Brenda liberó su torso y Sebasthian aflojó su presa solo para poder posicionarse mejor, quedaron pelvis contra pelvis, él encima de ella, ambos respiraban con dificultad por el cansancio, llenos del sudor del otro, Sebasthian la miró a los ojos y luego su boca un poco abierta dejando notar el pequeño punto rojo donde sus dient
El amanecer trajo consigo un nuevo día con mucho trabajo, a las 8 am Sebasthian iba llegando a su oficina ya Justin su asistente lo estaba esperando, Sebasthian le había dado la semana libre y aprobado para que viajara con su familia en primera clase mientras él estaba fuera. —Buenos días señor. —Buenos días Justin, espero hayas podido disfrutar de estos pocos días. —Claro que sí señor, mi mamá le manda saludos. —Que gusto, espero me recuerdes cuando es su cumpleaños. —Claro que sí. — ¿Tenemos mucho trabajo aquí? —No señor, su padre se encargó de todos sus pendientes durante su ausencia y Jared me puso al tanto de las diligencias para que usted retome sus responsabilidades. —Perfecto, Justin hazme el favor y busca en mi oficina del gimnasio una carpeta con documentos, aquí está la llave, deben estar sobre el escr