Brenda La Valkiria
Brenda La Valkiria
Por: Karina Peña De Goncalves
Prologo

   La mujer sollozaba sentada en el ruinoso colchón con una bebita llorando en brazos.

   —Ya muñequita, ya no llores —le dio de comer a la pequeña criatura de su pecho que se calmó pronto en brazos de su madre, era lo único grande y nutrido que le quedaba a su cuerpo, Lorena aquella que alguna vez fue una beldad consentida y rica, ahora era algo más que un espantapájaros con la ropa raída, el cabello opaco y prácticamente en los huesos, sus bellos ojos del color de la miel ahora expresaban cansancio y hastío que ella no dejaba que notara su hija mayor con apenas 3 años y ahora tenía también una pequeña con 2 meses de nacida, debía escapar, pero no llegaría lejos sin dinero, ella había sido una adolescente consentida, tenía malas amistades y problema de adicción a Drogas y alcohol, conoció a Darío un hombre carismático y bien parecido que proveía de drogas a chicos ricos, ella tenía graves problemas, era rebelde, inmadura y no tenía idea de lo dura que podía ser la vida, Darío la trataba bien, le decía que la amaba, ella se enamoró de él y huyó de su casa y sus lujos por seguirlo, cuando salió embarazada, Darío trató de pedir dinero al padre de ella, pero este se negó y le dijo que ya no tenía ninguna hija, que se fuera olvidando, si creía que conseguiría algún dinero que despertara de ese sueño, ese día Lorena recibió la primera golpiza de Darío, al regresar a casa de sus padres arrepentida y buscando ayuda, su padre la corrió, que se fuera con el padre de la criatura, ya él había enterrado a su hija, Darío se transformó en un hombre despiadado y cruel no se cansaba de culparla de su desgracia, la primera vez que intentó escapar de Darío este la alcanzó, le dio una brutal paliza, poco le importó que estuviera con el embarazo muy avanzado,  la llevó arrastrando a casa, que al menos ella debía servirle para mantenerle una comida en la mesa y una cama caliente, luego todo se hizo más difícil, lo poco que podía tomar del dinero que dejaba Darío para el mercado pronto se vio gastado en cosas para sus hijas, una manta incluso de vez en cuando algún  pequeño juguete para Brenda su hija mayor, Lorena le tocó enfrentar el más cruel de los infiernos, pero amaba a sus hijas y no perdía la esperanza en que algún día podría escapar y que finalmente sus padres la perdonarían.

—Eso es bonita —susurró a la bebita en brazos—, ven Brenda, mira a tu hermana Belinda, verdad que es muy bonita, tanto como tú, ustedes son mis muñecas.

   —Es muy bonita mami, como tú.

   —Oh no tesoro, yo era bonita, antes cuando vivía en un bello palacio grande y limpio.

   — ¿Cómo una princesa mami?

   —Si preciosa como una princesa, pronto cuando tu hermanita este un poco más grande podremos regresar allá, y entonces las tres viviremos como princesas.

   — ¿Y tendré juguetes mami y vestidos bonitos?

   —Claro mi niña, tendrás todo lo que tú quieras —Un ruido de cerradura llegó hasta la pequeña habitación —Anda Brenda ve acostarte, cierra tus ojos y piensa en que ya eres una princesa, no dejes que papá se dé cuenta que estas despierta.

   —Pero mami —dijo Brenda susurrando.

   —Ve muñequita, mami te cuida —La mujer se levantó de la cama y dio un rápido beso en la frente de su hija mayor aún con la pequeña pegada a su pecho apagó la luz y fue hacia el espacio más grande de la ruinosa casa que servía de recibidor y cocina, las finas paredes eran de bloque gris y el techo hecho de láminas de zinc que dejaba pasar la lluvia como un colador en invierno, en la cocina rebuscando en las ollas estaba un hombre claramente borracho, le daba la espalda, iba bien vestido aunque un poco desaliñado, era un hombre que cuidaba su aspecto, aunque sencillo porque  no disponía del dinero para comprar ropa de más calidad, para su mujer y sus hijas no había dinero para comprarles nada, a duras penas ellas vestían con ropa que le regalaban en la iglesia y si tenían comida era porque el necesitaba que ella le cocinara.

   —La comida está servida en la mesa, esta tapada con otro plato.

   —Ajá —fue la escueta respuesta.

   —Iré acostar a la niña.

    —Sí y después vienes para acá, que tu hombre quiere tenerte, aunque ya ni sé que te voy agarrar con lo flaca que estas, no sé dónde quedó la espectacular muchacha que eras, todas son iguales a lo que paren se vuelven feas.

   La mujer caminó rápido y dejo a la pequeñita en la cuna, desde el colchón en el piso Brenda muy quieta se hacia la dormida pensando en cómo un hada buena vendría y las llevaría a un reino muy lejano en donde pudieran ser princesas.

   Lamentablemente los años pasaron sin éxito para el escape de Lorena con sus hijas, ahora Brenda tenía 6 años y Belinda 3; cuando un dia leyó en un periódico que la empresa de su padre se iba del país, fue a un teléfono público y llamó a su casa, atendió como siempre la cruel ama de llaves, esta le dijo que sus padres se habían ido a España, que la casa estaba en venta y que ahí no quedaba nada ya para ella, a partir de ahí Lorena cayó en una profunda tristeza, toda esperanza abandonada de volver a ser la que un día fue, extrañaba a su madre, la recordaba llorando y rogándole a su padre que no la corriera, hasta que al final su padre la había encerrado y no había dejado que se despidiera de Lorena, sí; su padre también era cruel, nunca lo notó ya que creció rodeada de lujos, ahora lo sabía, entendía y añoraba a su madre, ya que ella misma era tan débil, su espiral de autocompasión solo siguió creciendo hasta que finalmente enfermó y murió de neumonía cuando sus hijas tenían 6 y 9 años, hizo que Brenda le prometiera que cuidaría de su hermanita y que escaparian de su padre apenas tuvieran oportunidad, que no se preocuparan por ella, que iría con la Virgencita, que los ángeles de la guarda las cuidarían. Más fuerte de lo que debería ser una niña de 9 años enfrentó la muerte de su madre con entereza y determinación, tenía una misión, cuidar de su hermana y huir de su padre, después de todo era algo parecido a los cuentos, ella ya no sería nunca una princesa, ahora debía ser la guerrera que librara a su pequeña hermana de las fauces del malvado dragón.

***

GRACIAS POR DAR UNA OPORTUNIDAD A ESTA HISTORIA, LAS OTRAS ENTREGAS DE ESTA SAGA CHICAS DE ORFANATO, ESTÁN DISPONIBLES. LAS HISTORIAS:

ELENA DE LARSSON 

BELINDA TRAICIÓN Y SALVACIÓN 

ESPERO TAMBIÉN QUIERAN LEERLAS

SE LES QUIERE...

KARINA PEÑA DE GONCALVES.


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